jueves, marzo 2

La ciencia ficción y yo (2)

En 1991, yo llevaba diez años sin escribir; mejor dicho, llevaba diez años escribiendo sólo anuncios publicitarios, una actividad muy bien remunerada pero, a la larga, poco estimulante. Un buen día, recibí una carta que anunciaba la convocatoria de un concurso literario de cf: el Premio Aznar (cuyo nombre no se refiere al paleopolítico del bigote, sino a una vieja saga de cf española; más tarde, el premio, concedido por la TERMA, se llamaría Pablo Rido en honor a un personaje creado por mi padre). Decidí participar y, para ello, tomé un relato escrito diez años atrás –Amor en mal estado- y lo rescribí en profundidad, convirtiéndolo en El mensaje perdido. Es curioso; era el primer cuento que acometía tras una década de inactividad literaria, pero no elegí para escribirlo una narrativa clásica. De hecho, quizá sea mi relato más experimental. Usando la técnica de collage, El mensaje perdido cuenta la historia de Gedeón Montoya, un gitano del Sacromonte que, al ser accidentalmente alcanzado en el momento de su nacimiento por un mensaje extraterrestre, se vuelve omnisciente. ¿Absurdo? Por supuesto. En realidad, no es verdadera cf, sino una historia de amor donde se mezcla surrealismo, humor y poesía. Es un cuento raro, la verdad.

Pero ganó. Y, aunque por aquel entonces el premio ni siquiera estaba dotado económicamente, me sirvió de acicate para probar suerte con la literatura (y también para conocer a mi buen amigo Julián Díez, pero eso es otra historia).
Ahora bien, yo había dejado de escribir a comienzos de los 80 porque no sabía hacerlo, así que lo primero de todo era aprender. Escogí varias novelas, aquellas cuya narrativa más me había atrapado, y comencé a destriparlas, intentando desentrañar los secretos de su arquitectura narrativa. Era primavera y solía dar largos paseos por las zonas más solitarias de la Casa de Campo, siempre dándole vueltas al arte de narrar. Finalmente, decidí poner en práctica lo que había aprendido (o creído aprender). Pero, ¿cómo hacerlo? Empezando por el principio, claro. Pese a mi desencanto con la cf, era el género cuyas claves mejor conocía, así que opté por escribir cf, cuando menos, al principio. Además, la cf tiene una particularidad muy especial: sus lectores suelen ser muy participativos. Se agrupan, publican fanzines, promueven convenciones; a eso se le llama fandom, un término anglosajón que proviene de la fusión de dos palabras: fanatic kingdom. Reino de los aficionados. Era un buen entorno para demostrarme a mí mismo si había aprendido algo.

Mi siguiente relato, La pared de hielo, ganó otro premio, el Alberto Magno, esta vez sí remunerado. Luego vino El rebaño, quizá uno de los mejores cuentos que he escrito. Y seguí escribiendo relatos, y ganando premios; a decir verdad, la mayor parte de los que había entonces. Todo ello lo hacía, sobre todo, para afilar mis armas de escritor. Pero también por otro motivo: quería decir algo acerca del género. La cf contemporánea ya no me gustaba. La excesiva autorreferencia, y el recurso a ambientar las historias en un futuro lejano, hacían que el género discurriese por caminos muy alejados de los intereses de un ciudadano normal de comienzos del siglo XXI. Así pues, mis relatos siempre transcurrirían en el presente (o el pasado) y tratarían sobre seres humanos, no sobre tecnología. Pero había algo más, un problema relacionado con la cf española.

Si logré, más o menos, resumir la historia de la cf mundial en la anterior entrada, creo podría resumir la historia de la cf española en dos párrafos. La primera colección de cf moderna, Futuro, apareció en 1953 y fue un proyecto personal de mi padre que, por culpa de la escasez de presupuesto, no pudo, como deseaba, traducir al español a los autores “clásicos” del género. Eso lo hizo en los 60 una colección posterior, Nebulae, en la que publicaron los primeros autores españoles “modernos” de cf: Antonio Ribera, Valverde Torné, Juan G. Atienza y Domingo Santos, entre otros. Este último fundó en 1968, junto con Luis Vigil y Sebastián Martínez, Nueva Dimensión, la mejor revista de cf jamás publicada en España y un auténtico milagro de calidad y seriedad. En las páginas de ND publicaron relatos muchos autores españoles, pero por desgracia la mayoría acabó abandonando el género. Sin embargo, en la última etapa de la revista surgió un autor que marcaría un punto de inflexión: Rafael Marín. Hasta entonces, los escritores españoles de cf eran en su mayor parte bienintencionados aficionados, así que, dejando aparte excepciones como las firmadas por Tomás Salvador o Gabriel Bermúdez Castillo, la calidad media era muy deficiente. Pero en 1980 aparece en ND Nunca digas buenas noches a un extraño, del joven (por aquel entonces) escritor gaditano Rafa Marín, una novela corta que técnicamente podía compararse con lo mejor de la cf anglosajona. Ésa, y su posterior novela Lágrima de luz, marcarían el estándar de calidad a partir de entonces.

Pero en 1983 sobrevino el desastre: Nueva Dimensión cerró. Hasta entonces, la cf española había girado en torno a esa revista; al desaparecer, el género entró en una crisis de la que no saldría durante todos los 80. Paradójicamente, en ese periodo surge una de las voces más lúcidas y brillantes de nuestra cf: la excelente escritora Elia Barceló. Y entonces llegan los 90. De pronto, el género entra en ebullición. Surgen nuevos grupos de aficionados, se reactivan las convenciones, los fanzines florecen. En Barcelona, Miquel Barceló impulsa el género con su colección Nova y promoviendo el Premio UPC de novela corta, mientras Alejo Cuervo hace otro tanto con su trabajo editorial en Martínez Roca y, posteriormente, en Gigamesh, su propio sello editorial. En Madrid, comienza a surgir una corriente, tenuemente liderada por Julián Díez, que propugna una visión crítica, cultista y revisionista del género. Entonces, entro yo en escena. El problema que veía en la cf española era su dependencia de los modelos anglosajones; sobre todo, los norteamericanos. Demasiado mimetismo, pensaba yo; y me preguntaba: si te dieran a escoger entre un Rolex auténtico y otro de imitación, ¿cuál elegirías si costaran lo mismo? La respuesta es evidente. Pues bien, mi proyecto fue buscar una voz propia para cf española, contemplar los grandes temas del género, pero desde la perspectiva de nuestra realidad, española o europea. El resultado de ese proyecto fue la antología El círculo de Jericó y las novelas cortas La vara de hierro y El coleccionista de sellos, así como un puñado de artículos donde intentaba explicar lo que yo creía que debía ser la cf en nuestro país.

Finalmente, acabé pensando que mis ideas sólo servían para crear polémica. Luego, pensé que no estaba de acuerdo con la mayor parte de la cf que se publicaba en España y, un segundo más tarde, comprendí que en realidad no estaba de acuerdo con la práctica totalidad de la cf mundial. Entonces, ¿para qué seguir? Abandoné el género a mediados de los noventa; desde entonces, sólo he escrito algún que otro esporádico cuento. Y lo lamento, porque me gusta escribir cf; pero, ¿qué sentido tiene?

Lo curioso es que, al final, me hicieron más caso de lo que yo pensaba. No sólo a mí, claro; yo no era el único que propugnaba por una “voz propia”, pero lo incuestionable es que tal criterio acabó imponiéndose. Y así, hoy contamos con un amplio plantel de autores españoles de cf, todos ellos de considerable calidad: los ya citados Rafael Marín y Elia Barceló, Javier Negrete, Rodolfo Martínez, Juan Miguel Aguilera, León Arsenal, Félix J. Palma, Carlos F. Castrosín, Eduardo Vaquerizo..., y otros muchos que, o bien no conozco, o bien mi galopante Alzheimer ha relegado, con total injusticia, al olvido. Ojalá tanto talento junto logre hacer madurar el género en nuestro país, aunque lo dudo. Sencillamente, porque no hay mercado para este género.

La cf, en mi opinión, ha entrado en una espiral de decadencia cada vez más vertiginosa. De hecho, salvo excepciones, la mejor cf la escriben ahora autores no adscritos al género, como Paul Auster, Margaret Atwood, Amitav Gosh, José Carlos Somoza o Houellebecq, por citar sólo unos cuantos ejemplos. En realidad, creo que ése sería el mejor destino de la cf: incorporarse, como una temática más, a la corriente general de la literatura.

Bueno, después de todo este rollo, supongo que ha quedado claro mi desencanto. Sin embargo, eso no significa que rechace la cf, ni que niegue sus aportaciones al mundo literario. En la historia del género ha habido muchos buenos autores que no merecen el olvido. El problema es que la mayor parte de los grandes relatos de cf sólo son conocidos por una pequeña minoría de aficionados. Pues bien, para solucionar ese problema, y en atención a los visitantes de este blog que no suelen frecuentar el género, fray César de Baskerville se convertirá próximamente en vuestro director espiritual sobre cf y fantasía.

Permaneced atentos a la pantalla.

19 comentarios:

B. Llamero dijo...

No vamos a parpadear, Frater.
:-)

Álex Vidal dijo...

No veo por qué huir de la polémica si tienes una opinión, y me consta que bien documentada y mucho mejor escrita. Bueno, sí, veo por qué huir: porque al final cansa. Peeero... Demasiado adocenado está (estamos en) el fandom :)

César dijo...

Sí, Alex, cansa que no veas... :-(

Nacho dijo...

Es una lástima que ocurriese lo que cuentas, porque he disfrutado (y sentido) mucho con sus cuentos de ciencia ficción, y también con sus novelas juveniles. Satisfactorias aunque no me llenen en la misma medida (aunque soy profesor y sé que al público al que se venden les enganchan)

Por otro lado, lo interesante de los escritores españoles que cita, surgidos a finales de los 80 y durante los 90, es que el calificativo de ciencia ficción se les ha quedado pequeño y han diversificado sus intereses. Hacen lo que les gusta y el resultado salta a la vista.

Eso sí, creo que la ciencia ficción no está en esa espiral decadente. Todavía hay escritores de dentro (Robert C. Wilson, John C. Wright, Greg Egan, Ted Chiang, Alastair Reynolds,...) capaces de escribir narraciones estimulantes. Y otros cazando en territorio fronterizo capaces de sublimar cada obra que firman (¡qué bueno es Christopher Priest!)

Anónimo dijo...

Bueno, visto lo visto... ¡Yo pienso destriparte a TI!

Bueno, que no te abriré la barriga (no soy un asesino en serie que busca víctimas en la red), pero sí abriré en dos, y en tres, y en cuatro, tus libros para escribir a mi manera aprendiendo de la tuya.

Por cierto, ¿no irás a ganar el premio SM este año?... ¿no toca ahora?...

Anónimo dijo...

Soy aficionado a la cf gracias a mi padre, sesentón a punto de jubilarse, gran aficionado a la buena literatura, y poseedor de una fabulosa biblioteca de cf. Mi padre me inculcó el "vicio" de la cf, recomendándome sabiamente libros cf según mi edad y estado en cada momento. Un padre es un padre.

Saltando al ruedo de la paternidad, y dado que tengo 2 preciosas hijas que espero pronto aprendan a leer, tengo claro que la cf será parte fundamental de su desarrollo como lectoras.

¿Qué les recomendaré? Lo cierto es que me gustaría ayudarlas tan acertadamente como mi padre lo hizo conmigo. La respuesta a la pregunta no la sé a día de hoy. Tengo tiempo para pensarlo, puesto que el mayor de mis vástagos tiene tan solo 2 añitos.

Pero hay algo que tengo claro. La literatura de César Mallorquí será imprescindible. Empezando por obras más juveniles como "La Catedral" hasta obras más adultas como "El círculo de Jericó" o "El coleccionista de sellos".

Es una lástima que no creas en ti como escritor de cf, o no creas en el género. Pero este aficionado sí lo hace. Y lo seguirá haciendo.

¡Gracias por tu literatura, Sr. Mallorquí! Ojalá vuelvas pronto.

Álex Vidal dijo...

Vaya, entiendo que mi (indisimulada) petición de escribir cf y/o artículos, como que va a ser que no... :'(

¿No se te puede tentar de ninguna forma?

Yarhel (Enric Quílez) dijo...

Pues es una verdadera pena que dejases la ciencia ficción. No es sólo que te lo diga un fan tuyo, sino que creo que tienes una voz propia y única en la ciencia ficción. Ya sé que no soy nadie para decir lo que deberías hacer (Dios me libre), pero es una verdadera pena que lo hayas dejado. Tus relatos tienen algo especial y diferente y creo que es algo negativo para todos nosotros que lo hayas dejado. Espero que algún día cambies de opinión, porque estaremos esperando :)

Anónimo dijo...

"Finalmente, acabé pensando que mis ideas sólo servían para crear polémica. Luego, pensé que no estaba de acuerdo con la mayor parte de la cf que se publicaba en España y, un segundo más tarde, comprendí que en realidad no estaba de acuerdo con la práctica totalidad de la cf mundial. Entonces, ¿para qué seguir? Abandoné el género a mediados de los noventa; desde entonces, sólo he escrito algún que otro esporádico cuento. Y lo lamento, porque me gusta escribir cf; pero, ¿qué sentido tiene?"

1.-¿Creabas polémica? ¿Quién no lo hizo cuando innovó?
2.-Quizás que te gusta hacerlo sea el sentido que tiene ¿no? ¿No es mejor disfrutar que lamentarse?
3.-Si no estás de acuerdo con la cf ¿no es eso un motivo suficiente para cambiarla? Tenía entendido que eso era parte de lo que movía al arte, y creo que escribir lo es
4.-Evidentemente, haz lo que quieras y lo que debas, pero de verdad que en el párrafo en el que cuentas porque abandonaste encuentro más razones para continuar que para no hacerlo (quizás consiga un nuevo punto de vista en tu reflexión :) ).
5.-Yo sí que lamento que dejases la cf, secundo a Yarhel palabra por palabra.

Anónimo dijo...

Yo lamento que César deje cualquier cosa que tenga que ver con la letra impresa. Celebraría que se dejase tentar.
Creo que la ciencia-ficción (¿qué hay de la denominación ficción científica, por cierto?) DEBE incorporarse como asunto a la literatura desadjetivada, sin etiquetas. Creo, sinceramente, que las etiquetas genéricas son muy muy malas y hacen mucho daño. Con su desaparición, la cf ganará lectores y perderá prejuicios. Y me gustan los autores que citas. ¿Se me echó de menos el miércoles, grandullón?

Anónimo dijo...

Estupendo artículo, aunque me duele y no entiendo esa desesperanza. Realmente no se a que te refieres cuando muestras esa desazón que te llevó a abandonar el género. Dices que no hay mercado, pero el resto de autores venden, y en cualquier caso puedes simultanear la cf con otras obras que no lo son. Dices que no estabas de acuerdo con la cf española, y ¿qué?. Escribe tu lo que te venga en gana, con el estilo que quieras. ¿Es que los demás autores no escriben lo que les pide el cuerpo? ¿Es que Barceló, Arsenal, Negrete, Martinez, Aguilera,Marín y el resto se ponen de acuerdo para seguir un canon?. Lo dudo. Entonces, ¿a qué te refieres?. Sé más explícito. ¿Qué sentido tiene escribir cf?. Joder, pregúntate más bien que qué sentido tiene escribir cualquier cosa. Salvo a qué te refieras desde un punto de vista comercial. ¿Te refieres a eso?. Lógicamente vendes más en literatura juvenil (me encantan tus obras, por cierto), pero ¿no sientes que te falta algo?.
Por otro lado, te agradezco que expliques las vicisitudes sobre la escritura y tu vuelta al ruedo literario. Me parece un artículo genial, y soy todo oídos a tus palabras. Mantendré la vista en la pantalla.
Alex: buenos links sobre cf extranjera. Yo llevo barruntando hace tiempo crear una página para divulgación de cf en otras lenguas. Incluso he estado buscando cf en árabe. Todo es realismo en literatura árabe, pero haberla hayla. Incluso he pillado un par de novelas, e incluso un ensayo sobre el genero (aunque los estudiosos de esta literatura no solo lo rechazan sino que ni la miran), el único me atrevo a decir, por un autor árabe; y algunos cuentos publicados en revistas de oriente medio por autores sueltos.
En fin César, que no entiendo porqué no sigues en la cf, la verdad. Si a Jomeini le gustara la CF ya te habrían lanzado en os 80 una fatwa por no seguir el "camino recto, el de los bienguiados". (esto es broma, eh!).
"Luke, no rechaces el lado oscuro. La fuerza está en ti. Más fuerte que nunca"

César dijo...

Muchas gracias por vuestros benignos comentarios acerca de mis trabajos en el campo de la cf. Sois muy amables.
Alex: claro que puedes contar con mis artículos. Nunca he dejado de escribirlos y os va a resultar difícil libraros de ellos.
Nacho: tienes razón, lo bueno de esa generación de autores es el modo en que está diversificando sus trabajos. En cuanto a los escritores que mencionas, la verdad es que sólo estoy de acuerdo con dos: Priest, por supuesto; pero es un autor más próximo a la New thing que a las actuales corrientes de la cf. Y Chiang, que sólo ha escrito un puñado de cuentos en una década. Wright me parece un autor inteligente y brillante, pero totalmente ilegible para cualquiera que no conozca el género en profundidad. En fin, creo que todas las evidencias apuntan a una decadencia de la cf; aún así, espero que tengas razón y yo esté equivocado. Por cierto, tutéame, coño ;-)
Cristian: eres una fuente inagotable de información. Gracias por los datos. Nunca he visto ese relato mío traducido al japonés. Sabía que existía, pero no me lo mandaron.
eumenides: muchas gracias. Me sonrojo.
Yarhel: gracias a ti también, y un nuevo sonrojo en mis mejillas. Ojalá pudiera hacerte caso.
Ojeador: no te enfades conmigo, hombre. Claro que hay razones para seguir... pero no yo. Para enfrentarte solo, o prácticamente solo, a todo un estado general de cosas hace falta mucha fe, mucha voluntad y mucha paciencia. Por desgracia, yo carezco de tales virtudes.
Care: eres un encanto, como siempre. Totalmente de acuerdo con tu propuesta de borrar las etiquetas. Aunque parece que aclaran las cosas, clasificándolas, lo único que hacen es estorbar. Lo de ficción científica se usó durante un tiempo y luego se dejó de emplear. En realidad, el problema reside en la palabra "ciencia", que parece limitar al género ya desde su propio nombre. En los setenta se intentó implantar el término "ficción especulativa", pero la cosa no prosperó.
Cristian: gracias, hombre, pero sí que escribo. Sólo que no cf.
mazarbul: ¿cuántos escritores de cf profesionales hay en España. Ni uno. ¿Qué tirada tienen los títulos de cf que se publican en España? Mínima, salvo contadas excepciones. De "El Círculo de Jericó" vendí poco más de 2000 ejemplares antes de que le edición fuera saldada. Para que te hagas una idea, mi novela juvenil menos vendida multiplica por diez esa cifra. Y la cf que yo escribía no le gustaba a todo el mundo, qué carajo. Muchos opinaban que ni siquiera era cf. ¿Y cómo quieres que cambie la cf mundial desde un país en el que el género no sólo es en extremo minoritario, sino que además siempre ha sido contemplado con suspicacia? ¿Acaso ha cambiado algo Stanislaw Lem? Y eso que vive en un país con muchos más lectores de cf que el nuestro.
Mira, cuando adscribes tu obra a un género, en cierto modo estás representando a todo el género y, al mismo tiempo, el género te está representando a ti. Es como decir: "yo formo parte de esto, y ésta es mi familia". Si yo digo que soy escritor de cf, un hipotético lector del género que no me conozca pensará, al oír la etiqueta cf, en autores como Scott Card, McMaster Bujold o Stanley Robinson. Y si quien lo escucha es un lector ajeno al género, pensará en Star Wars, Star Trek o Matrix. Y yo no quiero tener nada que ver con todo eso. No me interesan esos autores y esas franquicias. No me interesa formar parte de ello. Además, mis relatos de cf no están dirigidos a los lectores del genero, sino a todo tipo de lectores. Pero el lector generalista rechaza la etiqueta cf...
En fin, demasiadas dificultades, demasiados problemas para seguir insistiendo en un género en el que ya ni tan siquiera creo. En cualquier caso, cuando afirmo que ya no tiene sentido seguir escribiendo cf, no hablo en general: me estoy refiriendo exclusivamente a mí. Fue una opinión personal que condujo a una decisión personal, no un manifiesto.

Anónimo dijo...

No toy fadao :)
Sólo trataba de plantear por qué dejar de hacer (aunque sea como hobby) algo que te gusta.
Es que de tu pluma prefiero las historias adultas, que le vamos a hacer :)
(Esto del mail o como se llame se me da fatal)

Anónimo dijo...

Como ves César te echamos de menos en el genero. Seguiremos tentandote.
En cuanto a si hay autores de CF, creo que sí, pero la inteligencia (puro darwin) les lleva también a probar otros generos y mezclarlos. Si coges a Aguilera, Mundos en el Abismo, Hijos de la Eternidad, el refugio, y la última, Mundos y Dioses, quizá sean Cf, pero ha escrito también otras de corte histórico trufada de cf (o cf con corte histórico). Yo creo que si no es así los autores también acaban asqueados de lo mismo, y el cuerpecito les pide cambiar el registro. Por cierto, juanmi, si andas por el barrio, ¿podrías dar alguna opinión, o experiencia, sobre tus dificultades de sacar CF al mercado?, por tener otra opinión más (y sacar a Fray Cesar de su agnosticismo).
Pero sigue escribiendo artículos César.

Anónimo dijo...

Entiendo de tus palabras (y corrígeme si me equivoco) que no es tanto cuestión de escribir novelas, relatos, etc. de un determinado género, sino del género al que se adscriben dichas novelas, relatos, etc. cuando se publican. Vamos, de la estantería en la que se colocan en las librerías.

No quieres que se te identifique con una comunidad grande en términos mundiales (como es la de la cifi o narrativa fantástica o ficción especulativa... llámese como se quiera) pero pequeña en términos locales (hablo de España). Pequeña, no profesionalizada y todavía demasiado endogámica.

Bien, pues creo que las dos cosas no son incompatibles. Se puede seguir escribiendo narrativa de este género, pero sin que se le aplique el "gentilicio maldito".

Pongo por ejemplo la novela "El ensayo de la ceguera", de Saramago. Claramente es una novela del género (magnífica, por cierto), pero escrita por todo un señor Premio Nobel. Publicada en Alfaguara, si no recuerdo mal, ha vendido millones de copias.

A nivel local, podríamos decir algo parecido de "El secreto del orfebre" de Elia Barceló, novela/relato que no me canso de regalar a los no aficionados al género. Y siempre, siempre hasta la fecha con resultados satisfactorios. Siempre.

¿No puedes seguir escribiendo dentro del género (en su sentido más amplio) pero publicando fuera de los cauces habituales de la cifi?

De esto no entiendo, pues soy tan solo un lector voraz. Pero no me parece irrealizable, pues ya se ha hecho. ¿Cómo lo ves?

César dijo...

Sí, euménides, tienes razón: lo que dices es una alternativa viable. Y, personalmente, no descarto acogerme a ella en un futuro más o menos cercano.

César dijo...

Nunca antes me había producido tanta tristeza que me dieran la razón. En el fondo, me gustaría estar equivocado acerca de la cf; ojalá el género no estuviera en una profunda crisis, ojalá fuera reconocido más allá del fandom, ojalá tuviera un mercado cada vez más amplio... Pero no es así, me temo. Dice Juanmi algo que comparto plenamente: la profunda decepción de comprobar que una de tus obras fracasa. Después de invertir tanto tiempo y esfuerzo, te preguntas: ¿y todo para esto? Afortunadamente, en el caso de Juanmi, el impulso de escribir cf es superior a la decepción. En lo que a mí respecta, sucede al revés.

Anónimo dijo...

Querido César,

Paso por aquí por casualidad, buscando referencias para encontrar unos libros de cf que me han recomendado, y me encuentro con tu entonación del "Adiós a la vida" de la cf. Antes de nada quisera dejar claro que no he leido nada tuyo (lamentable por mi parte, si son ciertos los comentarios que se han volcado arriba) y por tanto nada me mueve a animarte a seguir escribiendo cf, soy totalmente objetiva. Pero debo decirte que no acabo de ver del todo claro tu planteamiento. Entiendo tu decepción con el mundo en el que se mueve y se cataloga a la cf, pero batirse en retirada, sobre todo cuando, como tan categóricamente afirmas, te encanta escribir este género, pues la verdad es que no tiene mucho sentido. Si estuvieras escribiendo algo que no te gustase por el mero hecho de que fuera "vendible" entendería que sientieses estar cayendo en una especie de prostitución, pero no parece ser el caso. ¿Cuál es realmente la razón para negarte a seguir escribiendo algo que te gusta hacer y para lo que pareces estar bien dotado? Es mera curiosidad, te lo aseguro, porque de verdad que no acabo de entender el argumento con el que defiendes tu postura. Te ruego no quieras ver en mis palabras un intento absurdo de proseguir con una polémica que se ve quieres evitar, pero de verdad que me da pena que quien vale para una determinada cosa decida que la va a abandonar por la "presión medioambiental" por así decir.

Un beso

César dijo...

bliss: la respuesta es muy sencilla. Escribir es un trabajo lento y largo. Si escribes una novela, estás dejando de escribir otra y no hay forma de incrementar la producción (al menos, sin mermar la calidad). Bien, soy escritor profesional; es decir, vivo de escribir. Si me centrara en la cf no podría dedicarme profesionalmente a la escritura, porque la cf no tiene suficiente "mercado". Por tanto, escribir cf sería para mí un lujo. Ahora bien: me gusta escribir cf, sí, pero mucho más me gusta escribir a secas, sin distinción de géneros. Así que no hay problema.