miércoles, abril 19

Fray César aconseja: no os fiéis de las apariencias


Paseaba yo el otro día por el Hipercor de Pozuelo, absorto en pías meditaciones, cuando, al pasar frente a la sección de librería, una imagen estridente hirió mis santas pupilas. Era un libro. Un libro de bolsillo publicado por Booket. La portada... bueno, seamos misericordiosos y limitémonos a tildarla de “muy llamativa”. Debajo del título y del nombre del autor había un lema: “El último hombre sobre una tierra poblada de vampiros”.

Decidme, hijos míos, ¿compraríais y leeríais un libro como ése? Por supuesto que no; sois personas cultas, sofisticadas y de gustos exquisitos que jamás consumiríais bazofia semejante. Mas debéis tener presente que, en ocasiones, las apariencias engañan, y en esta ocasión la pérfida edición de Booket engaña más que el concejal marbellí de urbanismo a Hacienda. Aunque su engaño, en este caso, consiste en decir la verdad, pues el libro trata, en efecto, del último hombre en un mundo lleno de vampiros. Lo que pasa es que es mucho más que eso. Estamos hablando, claro está, de Soy leyenda, la obra maestra de Richard Matheson.

De entrada, conviene dejar claro que Soy leyenda no es una novela de terror. Podríamos calificarla de thriller psicológico, o quizá de novela de aventuras existencialista, o, por qué no, de relato metafísico. La historia cuenta cómo, después de una plaga vampírica (sic), todos los seres humanos se vuelven nosferatus, menos uno, Robert Neville, que se atrinchera en una casa y allí permanece durante seis meses, defendiéndose de los vampiros que le acechan y acabando con el mayor número posible de ellos. Eso es todo. Pausadamente, con una eficaz frialdad narrativa, asistimos a las escaramuzas de Neville con los muertos vivientes y somos testigos de su cotidiana soledad, de sus recuerdos y de su progresivo deslizamiento hacia la enajenación. El final del relato, melancólico y contundente, da un inesperado giro a la historia que obliga a replantearnos todo lo que hemos leído.

Aparte de eso, hijos míos, y que los probos sabios del Congreso de la Lectura me perdonen, Soy leyenda es una novela apasionantemente divertida. Si la empezáis a leer, no podréis parar, os lo aseguro. Eso me sucedió a mí, cuando, en mis tiempos de seminarista, la devoré de un tirón, prolongando su lectura hasta altas horas de la madrugada, incapaz de dejar de pasar página tras página. Así que ésta es mi recomendación, queridísimos hijos: dadle una oportunidad a Soy leyenda. Aunque, si podéis, adquirid la edición de Minotauro; es mucho menos... llamativa.

Y ahora una última reflexión. La sobriedad y seriedad con que Matheson trata el tema del vampirismo, que en este caso no es más que una metáfora sobre “lo diferente”, contrasta con el tono populachero de la edición de Booket. ¿Por qué el género fantástico ha de asociarse siempre con lo más vulgar y sensacionalista? Y ya puestos a preguntar, ¿por qué la editorial Minotauro, con un pasado tan prestigioso, ha consentido que se realizase una edición de bolsillo tan lamentable?

Pensamiento del día: No es oro todo lo que reluce; pero debería agregarse que tampoco reluce todo lo que es oro.

Podéis ir en paz.

NOTA: el ridículo cuentecillo que ha colgado ahí detrás mi alter ego, ese gran pecador irredento que es César M., ocupa demasiado espacio, lo cual incomoda no poco a mi querida feligresía. Por tanto, lo dejaremos ahí dos o tres días más y a continuación, con un rezo de despedida, lo mandaremos a ese limbo electrónico que es la papelera de reciclaje. Luego, requiescat in pace...

19 comentarios:

miwok dijo...

A mí me sorprendió mucho ese libro, y desde luego nunca lo hubiera leído tras percatarme de la frasecita de booket.

B. Llamero dijo...

¿Minotauro no fue recientemente comprada por Planeta? Me suena que sí. En cuyo caso, quedaría respondida la pregunta de César:"¿por qué la editorial Minotauro, con un pasado tan prestigioso, ha consentido que se realizase una edición de bolsillo tan lamentable?".

Anónimo dijo...

En fin, a mí no me parece mal lo de Boolet.

Imagináos una fajilla que pusiese: "Un relato metafísico que nos hace plantearnos quién es el diferente, lo fluctuante de las fronteras entre los buenos y los malos, en una obra maestra plagada de vampiros". (O algo así).

Pues claro, iban a vender uno o dos libros. ¡Como mucho!

En cambio "El último hombre sobre una tierra poblada de vampiros"... Seguro que convence a más lectores potenciales. Y alguno apreciará la buena literatura (o lo que sea, que ya no sé lo que es Literatura), y buscará otras obras de Matheson... Y comprará más libros.

Los de Booklet han de ganarse las lentejas. Y los autores también han de llevarse su porcentaje sobre las ventas. Y la frasecita promocional no miente. Que es un poquito... "amarilla", bueno, sí.

¡Hay que vender! (Casi) todo lo que haga que se vendan más libros me parece bien, aunque caigamos en el lado oscuro del marketing (amarillo oscuro).

César dijo...

Juanmi: yo creo que es una novela falsamente cinematográfica. Hay escenas impactantes, es cierto, pero en realidad todo sucede en la cabeza del prota, lo cual es poco visual. Podría hacerse, desde luego; aunque por supuesto no como se hizo en ese bodrio de Charlton Heston, que no sólo es malo, sino que además traiciona el mensaje de la novela.
Llamero: sí, ésa es la respuesta. Y, Juanmi, aunque la edición sea de Booket, la política editorial es de Planeta.
Anónima de las 9:59 y Juanmi: es cierto, con el "amarillismo" atraes a un público... pero alejas a otro. Y, en definitiva, falseas tanto el tono como la naturaleza de la novela. ¿El tema de "Soy leyenda" es el vampirismo? Pues, la verdad, lo dudo. Creo que sólo se trata de un pretexto. El tema central es otro, u otros, que nada tienen que ver con una versión vampírica de "La noche de los muertos vivientes". Vender libros está muy bien; venderlos a base de degradarlos... de eso ya no estoy tan seguro.
Cristian: como siempre, en forma, muchachote. Oye, está bien esa idea de hacer un parque temático de escritores en Lanzarote. El público nos echaría cacahuetes y nosotros aprenderíamos a cogerlos en el aire con la boca.

sfer dijo...

Oye, sabéis con quién tendría que hablar para poder alquilar un espacio en el edificio de planeta? Es que me da una envidia cada vez que paso por delante con el Trambaix :_)

César dijo...

Sfer, querida: te comunico que he tomado "prestado" tu nick para un personaje de la novela que estoy escribiendo ahora. El tipo en cuestión (es un hombre) se llama Parménides Sfer. Es un malo (pero eso es bueno, porque los antagonistas dan mucho más juego que los protas). Gracias por no denunciar el robo =)
Juanmi & Cristian: no, decididamente Kubrick no sería un buen compañero de habitación. Me pido a Carmen Posadas.

Anónimo dijo...

Disiento con lo de El Resplandor, quizás la peor peli de Kubrick.

Jack Torrance, en la peli, ya está loco nada más llegar al hotel Overlook.

Donde se da el proceso evolutivo hacia la locura (y de manera magistral, además) es en el libro.

César dijo...

Yo también pensaba, la primera vez que la vi, que "El resplandor" era la peor peli de Kubrick... Pero luego, cuantas más veces la he revisitado, más me ha ido gustando. Es cierto que Nicholson fue un error de casting, pero qué maravilla esos travellings eternos por los pasillos del hotel, esa cámara "flotante" (¿sabéis que ésta fue la primera película donde se empleó el steadycam?), ese bar, ese camarero, ese hacha atravesando la puerta... Hay demasiado talento en "El resplandor" para despreciarlo sin más. A fin de cuentas, lo peor de Kubrick sería lo mejor de muchos otros directores.
De "Dune" me gustó la iconografía; el resto me pareció incomprensible, histérico y aburrido.

César dijo...

Enteramente de acuerdo contigo, Cristian.

Anónimo dijo...

Hermano César, me puede el lado mercantilista y pienso que "lo del último hombre entre vampiros" no degrada la obra, sino que vende. La editoriales han de sobrevivir aunque sea a base de "amarillismo" (¡sin pasarse!).

Juanmi, Lo de Francia y las ediciones en tapa dura y blanda es muy interesante y curioso. No tenía ni idea.

El resplandor: Yo no soporto a Jack Nicholson ni en esta peli, ni en ninguna (bueno, está Chinatown, quizás, y era una buena sonrisa para el Joker de Batman).

Si hay que compartir habitación con todos vosotros, Carmen Posadas, los bolets, los cacahuetes... ¿puedo yo pedirme a Sting en Dune? Después de los años es de lo poco que recuerdo.

César dijo...

Vamos a ver: mi siempre adorada Anónima de las 9:59 (con la que también comparto el odio a Nicholson) se pide a Sting; Juanmi, con quien pasé una noche de pasión en Valencia, se pide a la ganadora del Planeta... Cuánta traición, señor, señor... (Vale, yo me he pedido a la Posadas, pero es para hablar de literatura, so guarros) ;-)
En cuanto a Kubrick, en efecto, es fascinante de puro obsesivo. Y, en mi opinión, de eso trata "Eyes wide shut": de la obsesión.

César dijo...

Cierto, cierto, Gijón. Hay tantos hombres en mi vida... ;-)

Anónimo dijo...

Pe-pero, Juanmi, tú, yo, él.... Tantos años retozando juntos en Gijón, y resulta que tenías a otro más alto.

¡Y encima te pides a la Maripau!

No puede ser, no puede ser. En fin, me largo al corte inglés a comprar no sé qué de sueño de la razón, a ver si ya llegado ya.

sfer dijo...

César: no, no denunciaré el robo, pero ya hablaremos en privado (dice sfer cruzando el brazo derecho por la espalda y alargando la mano como buena catalana).

Respecto a El resplandor: no hay nadie que, como yo, jamás haya podido aguantar a la Forqué lo suficiente como para ver la película entera? Algún día tendré que verla en versión original. De todos modos es, como con tantas otras cosas, como si ya la hubiera visto: el pasillo, la bici, la sangre, las gemelas, el hacha...

Respecto a Dune: prefiero las novelas, a pesar de las incontables faltas de ortografía (pensé en llevar la cuenta, pero me perdí en la ciento cincuenta y pico).

César dijo...

Mmmmm... vaya, y parecía que Juanmi nunca había roto un plato.

Anónimo dijo...

Demasiado tarde, chaval: la acabo de comprar y la empiezo esta misma noche. La mía del Cid no sale hasta octubre, pero ya le diré a Paco que te envíe una.


Y la anécdota de Gijón es aún más sabrosa: dijimos además que éramos pareja de hecho, y la encargada se quedó a cuadritos :)

Otra de Gijón: agotaditos día tras día por nuestro incombustible demonio de tasmania asturianu, el gran Chus Parrado, llamo a Juanmi allá a las siete de la mañana a su habitación y le digo, imitando la voz de Chus: "Juanmi, venga, que nos vamus a tomar unas sidrinas".

Y se escucha la voz acongojada y agotada de aquí mesié Aguilera diciendo "Chus... ¿ya estás aquí?"

Anónimo dijo...

Ya sabemos que para este año hay que llevarse un buen cargamento de Eferalgan 1 gr y, sobre todo, Almax Forte, que después nos pasa lo que nos pasa...

Ricardo G. Yayo dijo...

Estimado sr. Mallorquí,

Me pareció muy buena su idea de colgar en su blog ese cuento inédito en castellano (de hecho, puse un enlace desde mi blog para que pudieran leerlo). Sin embargo, uno que es como es y deja las cosas siempre para mañana como pronto, al volver a visitar su blog con la intención de leerlo se encontró con su nota: "NOTA: el ridículo cuentecillo que ha colgado ahí detrás mi alter ego, ese gran pecador irredento que es César M., ocupa demasiado espacio, lo cual incomoda no poco a mi querida feligresía. Por tanto, lo dejaremos ahí dos o tres días más y a continuación, con un rezo de despedida, lo mandaremos a ese limbo electrónico que es la papelera de reciclaje. Luego, requiescat in pace...". ¡Menudo chasco me llevé!

¿Habría posibilidad de alojarlo en algún otro lugar? Personalmente, no me importaría colgarlo en mi blog, aunque también se me ocurren otras ideas para que la gente pueda seguir teniendo el relato accesible para leerlo. Si quiere que comentemos alguna de estas otras opciones, estoy a su disposición en el blog o en el mail: ricardog.yayo[en]gmail.com

Un saludo.

Ricardo G. Yayo dijo...

Muy agradecido por la visita, sr. M... digo, César (oops). Como te decía, estaré encantado de colgarlo en el blog. Te dejo mi dirección de correo:
ricardog.yayo@gmail.com
Espero tus noticias,

Un abrazo.