Hacía mucho que no hablábamos en
Babel de TV series, quizá por la desmesurada oferta que nos inunda e impide
mantenerse medianamente al tanto del panorama. Pero todos vemos series, ¿no?,
así que os voy a comentar las que estoy siguiendo (o no sigo ni seguiré).
Primero las decepciones. Los
merodeadores veteranos ya sabéis lo mucho que me gustaba The Walking Dead. Supongo que habréis notado que hablo en pasado.
Ya la anterior temporada fue un estirar el chicle, pero la actual es un puro
sinsentido. Mucho ajetreo sin que suceda nada; al menos nada interesante. The Walking Dead es un muerto viviente.
Legión.
Una de superhéroes sin superhéroes. Una aproximación original a la temática
superheróica. Y un coñazo insufrible. Me desconecté a mitad del segundo
episodio y le dije adiós para siempre.
El
hombre en el castillo. Reconozco que esa novela de Dick nunca estuvo entre
mis favoritas. Además, me parece inadaptable a la pantalla, y la serie de
Amazon viene a confirmar esa sospecha. Vi dos episodios, me dije ya seguiré
viéndola, y hasta ahora.
Westworld.
Tuve un problema con HBO: Me suscribí, empecé a ver un par de series y, al
poco, la conexión con la plataforma se jorobó (saltaba el buffer cada poco).
Resulta que mi rúter no era compatible, así que cancelé la suscripción.
Recientemente se ha solucionado el tema de la compatibilidad y he vuelto. Vi
cuatro capítulos de Westworld; no esperaba
mucho, y con razón. La serie trata de un parque de atracciones, pero hay un
rollo así como místico y un jinete negro que busca el centro de no sé qué para
no sé qué. En fin, no me van ese tipo de cosas.
Ignoro qué me ha pasado con Mr. Robot. Me fascinó la primera temporada,
pero cuando se estrenó la segunda descubrí que no tenía ni pizca de ganas de
verla. Quizá ciertos platos muy especiados son para probarlos, pero no para repetir.
También me sucede algo raro con Star Trek: recuerdo con inmenso cariño
la serie original, la de los 60; pero nada de lo que ha venido después me ha
interesado. Y Star Trek Discovery no
ha sido la excepción. Tanto klingom hablando en idem…
La tercera temporada de Outlander ha sido decepcionante; un ir y
venir sin mucho sentido. La verdad es que cuando la serie abandona Escocia
pierde mucho. Síííí, veo Outlander;
debe de ser cosa de mi lado femenino. Lo que pasa es que, como mi lado femenino
es lesbiano, me fascina Caitriona Balfe.
Me gusta David Lynch, me fascinó Terciopelo Azul, me gustan Carretera Perdida o Mulholland Drive y me encantó Twin
Peaks, la serie de los 90. Pero la nueva Twin Peaks… no pude con ella. En la serie inicial, Lynch compartía
la autoría con Mark Frost, así que supongo que éste le frenó. Pero la nueva
temporada es Lynch en estado puro (aunque también está Frost, pero no se le
nota); y dos horas de puro Lynch, vale; pero dieciocho es demasié. Quizá hice
mal al intentar verla de seguido. Le daré otra oportunidad.
Y ahora un “sí pero no”. Me gustó Jessica Jones y me sorprendieron
gratamente las dos temporadas de Daredevil.
Me parecieron infumables Luke Cage, Iron Fist y The Defenders. En cuanto a The Punisher… Bueno, ya sabía que era el
personaje más de extrema derecha de Marvel; un justiciero al estilo de Charles
Bronson. La serie no está mal, con buen ritmo y una trama más o menos
interesante. Pero se pasa de violenta, casi llega al torture porn. En muchos
momento me resultó desagradable. Si la seguí viendo fue porque me encanta su
protagonista, Jon Bernthal, con ese rostro suyo que es brutalidad en estado
puro.
Vamos con las series que me molan.
En primer lugar la veterana Vikingos (ya va por la 6ª temporada). No
me cansaré de afirmar que es la mejor serie de aventuras que hay actualmente en
TV. Además, ha hecho algo inteligente: Una vez agotado al arco narrativo de Ragnar
Lodbrok, el protagonismo ha pasado a sus hijos. Lo cual le da nuevo aire a la
serie y además la aproxima a las sagas en que se inspira
Mindhunter. Una maravilla; el primer capítulo no
tiene gancho, pero a partir del segundo te atrapa. En mi opinión, David Fincher
es el mejor director de su generación, y esta serie es puro Fincher (recuerda
un poco a Zodiac). ¿Te inquietó Hopkins haciendo de Anibal Lecter? Pues Cameron
Britton interpretando al asesino en serie Ed Kemper te acojonará. Al menos, a
mí me acojonó.
Big
Little Lies. Una miniserie no sé si feminista o sencillamente femenina.
Pero no es necesario ser mujer para disfrutar de ella. Excelente historia,
buenos personajes, buena realización y unas interpretaciones de quitar el hipo.
Better
Call Saul. Si te gustó Breacking Bad,
esta serie es imprescindible.
The
Good Fight. Un spin off de The Good
Wife, una serie maravillosa. Y ésta también lo es.
The
Good Place. Una auténtica sorpresa. Su argumento: Una mujer egoísta y mala
persona muere y, sorprendentemente, va al cielo (que es algo así como una
urbanización de lujo). Resulta que ha habido un error de nombres y una mujer que
se llama como ella y que es una santa ha ido en su lugar al “sitio malo”. A
partir de entonces, la prota tiene que fingir que es buenísima para que no la
deporten. Tras una apariencia blandita, este comedia esconde un humor de lo más
corrosivo. Original, divertida, con buenos personajes y un Ted Danson que se
sale. Además, uno de sus temas centrales es la filosofía.
Peaky
Blinders. Gánsteres británicos en el Birmingham de 1919. Un poco manierista
a veces, pero mola.
Black
Mirror. ¿Qué decir que no se haya dicho ya? Siendo una buena serie, no la
considero tan buena como se comenta. Cómo suele pasar con las series de
historias independientes y autoconclusivas, es muy irregular. Por ejemplo, el
famoso episodio del ministro y el cerdo (The
National Anthem) me parece provocador y gamberro, pero no ingenioso. Aunque
hay otros, como Nosedive, que me
parecen excelentes.
The
Crown. Pocas personas me provocan tanto desinterés como la reina de
Inglaterra (y su familia). Por eso jamás habría esperado que me gustara una
serie basada en Isabel II. Pero es que está tan bien hecha…
Ahora estoy viendo The End of the F***ing World, una
comedia negra tan rara y estimulante como sólo pueden serlo las series
británicas. Y Better Things, con
Pamela Adlon, que es una especie de Loui
en clave femenina. También he empezado a ver Altered Carbon. Cuando menos, excelente factura.
Comencé a ver Taboo, de Tom Hardy (otro rostro brutal), pero se me jorobó HBO.
Tengo que retomarla. Aún no he visto El
cuento de la criada. A mi mujer,
que es muy feminista, le da cosa por el mal rollo. Pero bueno, para eso están
las distopías, ¿no?; para dar mal rollo. Ya la veremos.
Y, más o menos, eso es todo. ¿Sabéis
qué? Hay demasiadas series. No, aún peor: hay demasiadas buenas series. Voy a
tener que dejar de verlas.