viernes, junio 10

Reflexiones de un caballero otoñal


Dado que en la anterior entrada trataba sobre algo muy viejo –un templo de 11.600 años-, este post también versará sobre antigüedades: hoy es mi cumpleaños. ¿Cuántos me caen? Lo siento, no puedo decirlo; me avergüenza lo jurásico que soy. De todas formas, el perfil del blog actualiza automáticamente el dato, maldito traidor.

Tengo la misma edad que mi madre y un año menos que mi padre, es increíble. De hecho, no me lo creo. Mi padre era un señor muy serio y formal, pero yo no soy ni serio ni formal. Mi padre era un PADRE y yo, aunque tengo dos hijos, no soy un PADRE, sino un PADRE. Mi padre tenía los años que tenía, mientras que yo, si me paro a pensarlo, sólo tengo treinta y tantos. No me parezco en nada a mi padre; ¿cómo es posible que tengamos casi la misma edad? De hecho, no reconozco a ese tipo añoso que se asoma al espejo cada vez que me miro. Aunque, la verdad, me recuerda un poco a mi padre... Comienzo a sospechar que no soy lo que creo que soy.


Seamos realistas: tengo aspecto de víctima de un accidente de tráfico; me ha atropellado la cuarta dimensión, el tiempo. Eso me recuerda un chiste nada gracioso: dos amigos cincuentones se encuentran y uno le dice al otro: “Cómo me alegro de verte. ¿Qué tal estás?”. Y el amigo responde: “Muy bien. Pero si, cuando tenía 20 años, me hubiera sentido como me siento ahora, habría ido corriendo al hospital más cercano”. Así que aquí estoy, vapuleado por el tiempo, ese falso amigo que nos sonríe durante la primavera y nos da la espalda al llegar el otoño. Parménides ha muerto; ¿viva Heráclito? No, que le den; el cabronazo de Éfeso es tan deprimente como la entropía.


Llegados a este punto, cuando los cumpleaños comienzan a sonar como una cuenta atrás, es lógico que los caballeros otoñales, como yo, volvamos la serena mirada hacia el pasado y hagamos balance de los días vividos. Y al llegar aquí me sucede algo paradójico. Si me centro en un único momento del pasado –por ejemplo, la muerte del hijoputa de Franco-, tengo la sensación de que apenas ha transcurrido tiempo, de que todo ha sucedido en un suspiro. Sin embargo, si rememoro varios momentos, como por ejemplo hice al narrar la vida de mi hermano –por cierto, aunque era diez años mayor que yo, ahora tengo su misma edad-, si recuerdo en particular los momentos de cambio, entonces siento que han transcurrido millones de años y, es más, que he vivido diferentes vidas y he sido distintas personas. Ya veis, la vida se me antoja demasiado corta y demasiado larga al mismo tiempo.


En cuanto al balance... qué queréis que os diga, todo depende del humor con que me pilléis. Tuve una bonita infancia, una primera juventud loca, una segunda juventud muy movida, unos cuantos años de hacer el gilipollas, varios desastres, algunos triunfos, algunos fracasos, ciertos insólitos momentos de lucidez... Me arrepiento de muchas cosas; sobre todo de lo que no he hecho, y aún más de lo que no me he atrevido a hacer. Lo mejor que me ha sucedido en la vida ha sido encontrar a Pepa, mi pareja, mi compañera. Mi mejor obra son Óscar y Pablo, mis hijos. Mi mayor tesoro mis amigos. Pero lo segundo mejor que me ha sucedido sois vosotros, los que estáis al otro lado de lo que escribo. Y no me refiero sólo al blog, sino a cuantos leen mis textos. Es asombroso; todavía me sorprende que a alguien pueda interesarle lo que digo, sobre todo siendo, como soy, un caballero otoñal tan discreto.


Ya han pasado los tiempos en que la vejez era una nebulosa abstracción, algo lejano; el IMSERSO se aproxima, amigos míos. ¿Qué hacer? Pues lo mismo que con la muerte y el colesterol: ignorarla. No prestarle atención. En fin, está claro que el pequeño soldadito ya no se pone firmes tantas veces como a uno le gustaría (aunque aún sigue rindiendo armas de vez en cuando, y sin estímulos azules). Y no puedo olvidar que, ahora, una noche de juerga supone tres semanas en la UVI. Vale, de acuerdo, soy un maldito viejo. ¿Y qué? Paso de sacar conclusiones al respecto; voy a seguir vistiendo como siempre he vestido, voy a seguir dudando como (casi) siempre he dudado, voy a seguir haciendo lo que me gusta hacer (aunque quizá con menor frecuencia), y voy a seguir viviendo a mi manera (que no es la común de las maneras) hasta que la jodida Parca venga a hacerme una visita. Lamento tener tantos años, es cierto; me parece una vulgaridad y una ordinariez. Y un descuido; no sé cómo lo he permitido. Pero, ¿sabéis?, estoy demasiado ocupado para darle más vueltas.


Ahora bien, quizá estéis tentados de felicitarme por mi cumpleaños y todas esas zarandajas. Antes de hacerlo, prestad atención a esta parábola: Había una vez un hombre, llamado Heráclito, que se cayó a un río, cuyas torrenciales aguas le arrastraban inexorablemente hacia una elevada catarata con el fondo erizado de afiladas piedras. Cuando tan sólo le faltaban unos metros para llegar a la cascada, unos jóvenes que estaban en la orilla comenzaron a gritarle: “¡Felicidades, ya has avanzado otro metro! ¡Cojonudo, un metro más! ¡Ánimo, ya falta poco!”. Pues bien, aparte de llegar a la, escasamente reconfortante, conclusión de que nunca podría caerse dos veces por la misma catarata, ¿qué creéis que pensaba Heráclito acerca de los parabienes de esos jóvenes?


Os ruego que reflexionéis sobre el asunto antes de plantearos siquiera la remota posibilidad de empezar a considerar la opción de felicitarme.

26 comentarios:

  1. Pues me lo pienso, y en lugar de felicitarte, te doy las gracias por la entrada. Me ha arrancado una sonrisa.

    Un saludo,

    Ximo

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  2. ¡Pues yo sí te voy a felicitar! ¡Feliz cumpleaños, que cumplas muchos más y disfrutes de muchos más momentos felices! :) ¡Un beso!

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  3. Pues siento mucho (no me dejas otra) que hayas cumplido un año más, y aunque no puedo lanzarte una cuerda o un tronco al que asirte para no llegara a la catarata, siempre te queda el consuelo de que todos estamos en ese torrencial del tiempo que nos acerca metro a metro (año a año) a la tan felicitada catarata.

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  4. Anónimo1:47 p. m.

    Muchas felicidades, César y gracias por tu blog. Soy uno de esos lectores anónimos que casi nunca suele contestar a lo que escribes pero te aseguro que no me pierdo ni una de tus entradas y aprovecho para decirte que te agradezco mucho los buenos momentos que me has hecho pasar y, sí, también lo mucho que he aprendido gracias a tus comentarios y reflexiones que tienes a bien ofrecernos de forma tan desinteresada.

    Respecto al tema de hoy solo puedo aportar una cosa que me dijo mi anciano (pero bien conservado)y ya difunto tío Mateo con aire jocoso una vez. Me dijo: "Yo al menos tengo una ventaja sobre todos ustedes". "Ya -le contesté yo con aire resabidillo y cierta condescendencia- que eres más sabio ¿no?". "No -me respondió el guiñándome el ojo- Que al menos yo ya sé que no moriré joven".

    Jamás se me ha olvidado. Feliz cumpleaños y que cumplas muchos más.

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  5. Anónimo1:47 p. m.

    Muchas felicidades, César y gracias por tu blog. Soy uno de esos lectores anónimos que casi nunca suele contestar a lo que escribes pero te aseguro que no me pierdo ni una de tus entradas y aprovecho para decirte que te agradezco mucho los buenos momentos que me has hecho pasar y, sí, también lo mucho que he aprendido gracias a tus comentarios y reflexiones que tienes a bien ofrecernos de forma tan desinteresada.

    Respecto al tema de hoy solo puedo aportar una cosa que me dijo mi anciano (pero bien conservado)y ya difunto tío Mateo con aire jocoso una vez. Me dijo: "Yo al menos tengo una ventaja sobre todos ustedes". "Ya -le contesté yo con aire resabidillo y cierta condescendencia- que eres más sabio ¿no?". "No -me respondió el guiñándome el ojo- Que al menos yo ya sé que no moriré joven".

    Jamás se me ha olvidado. Feliz cumpleaños y que cumplas muchos más.

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  6. Anónimo1:48 p. m.

    Ha salido repe, lo siento, pero al menos así tienes doble felicitación.

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  7. Creo que todos los que ya tenemos unos cuantos (demasiados) añitos compartimos tus reflexiones sobre la edad otoñal. Cuando cumplir un año más cada vez gusta menos y cuando en el espejo te asalta cada mañana un desconocido. Cuando no sólo nosotros, sino nuestros contemporáneos, somos otros que lo que fuimos: a veces me ocurre ver por la calle a una persona joven y decirme "¿Será Fulanito?", pero un segundo después me doy cuenta de que el tal Fulanito a estas alturas no es un joven, sino un señor de cabeza canosa y probablemente con barriga. ¡Ay!

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  8. Vale, quizá lo que mande es el cuerpo, pero a nosotros (los que estamos al otro lado) lo que nos interesan son más bien las neuronas (lo siento, César, pero tarde o temprano tendrás que admitirlo: tus lectoras no estamos aquí por tus cachas :P). Y esas parece que no están notando el paso de los años... felicidades por eso, y porque tus sinapsis duren muchos años más ;-)

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  9. No te felicito y no sólo porque nos lo prohíbes sino también (sobre todo) porque en este post describes perfectamente los mismo que siento ante el paso de los años, y tampoco a mí me hace puñetera la gracia que esos funestos días aniversarios se celebren. No obstante, mientras te leía me vino al recuerdo una canción (poema) de Labordeta que, a modo de sustituto, me permito transcribirte:

    Ya ves
    que vamos avanzando
    cumpliendo este camino
    no lo sé
    ya ves.

    Ya ves
    que vamos recordando
    creciendo hacia el ocaso
    no lo sé
    ya ves.

    Ya ves
    qué pálidas palabras
    se pierden en la noche
    sin hallar solución.

    Ya ves
    que hemos ido surgiendo
    de inciertas duras voces
    de desesperación.

    Recuérdame
    como un árbol batido
    como un pájaro herido
    como un hombre sin más;
    recuérdame
    como un verano ido
    como un lobo cansino
    como un hombre sin más.

    Ya ves
    que fuimos agrietando
    los muros mantenidos
    no lo sé
    ya ves.

    Ya ves
    que estamos añorando
    unos niños perdidos
    no lo sé
    ya ves.

    Ya ves
    que voces diferentes
    se cruzan en el alba
    buscando la verdad.

    Ya ves
    que fuimos puente herido
    de abrazos detenidos
    por ver la libertad.

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  10. No he querido mirar tu edad.

    ¿Por qué?

    Porque cuando te leo me pareces una persona joven, muy joven. Por eso mucho de lo que dices sobre viejo, prehistórico... me parece mentira.

    Pasa un buen día. :)

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  11. Algo va mal en el mundo cuando los viejos parecemos más jóvenes que los jóvenes...

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  12. Te fastidias, César. Feliz cumpleaños... Con retraso! Que conste que me he acordado todo el día, que iba a comentar... Por desgracia, tu cumpleaños ha coincidido no solo con mi último día de clase, sino con un examen parcial y no he podido comentar antes.

    Ya, ya, ya he leído tu opinión al respecto. Pero al leerte y comentarte no puedo evitar tomarme ciertas confianzas, como la de hablarte como a un amigo. Así que voy a decirte lo mismo que a mis otros amigos cabezotas que no disfrutan de sus cumpleaños.

    No celebramos que vayas a caerte por la catarata. Cada cumpleaños es una acción de gracias al universo por darnos la oportunidad de tenerte un año más. Porque has querido mucho, compartido mucho y experimentado mucho con todos nosotros, los que te apreciamos o queremos. Gracias porque en este mundo de locos en el que te puedes morir cualquier día en que te caiga una maceta en la cabeza, sigues aquí.

    ¿Y cómo agradecerlo, sino demostrando nuestro cariño hacia el homenajeado en cuestión? Con presentes, más o menos valiosos, con nuestra compañía y con buenos deseos.

    Espero que hayas tenido un día maravilloso. Espero que te hayan regalado cosas muy chulas e inútiles. Pero sobre todo, espero que este año que comienza para ti sea especial y digno de recordar. Un abrazo!

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  13. CorsarioHierro8:30 a. m.

    Gracias por tener una elevada consideración de nosotros, tus lectores.

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  14. Moderntime1:56 p. m.

    Yo no creo en eso de cumplir años, aunque evidentemente crea o no, uno vive en la tierra y se ha de someter al calendario terraqueo...ja...ja..

    Tengo unas cuantas primaveras menos que tu Cesar,tampoco soy ya un veinteañero, pero en esencia uno tiene la edad que quiere tener...

    ya se que como frase queda bucolico y que a veces el lastre de enfermedades o situaciones personales chungas pueden quitarle la energia al mas pintao...

    pero en casos de personas que son jovenes de espiritu como creo que es tu caso, no hay que preocuparse en exceso de cumplir años , y mas cuando puedes vivir de lo que es tu aficion y que se ha convertido en profesion...

    Yo cuando leo tu Blog no lo hago pensando en si tienes veinte o cincuenta años, leo lo que expresas y me puede parecer igual de moderno y fresco lo que expreses tú que lo que exprese un chaval de veinte años en su Blog...

    El año pasado en Barcelona ví por octava vez en directo a un joven que acaba de cumplir setenta años , es genial ver la energia que mantiene todavia ese tipo que lleva subiendose a los escenarios desde la decada de los 50, no es otro que Bob Dylan, alguien que siempre ha tenido la idea de "parar el tiempo" y en cierto modo lo consigue, a punto de embarcarse en una nueva gira mundial sigue cantando "forever young" joven para siempre, creyendo en ello...

    y como Dylan algunos jovenes mas siguen haciendo arte, Neil Young con sesentaypico, B.b Kink con ochentayseis, Leonard Cohen con 77,Chuk Berry tambien con ochentaypico, Elliot Murphy con sesentaypico, Los Stones...

    en otras artes, Clint Eastwood sigue haciendo cine con la ilusion de un principiante...

    yo opino que mientras alguien pueda hacer lo que le gusta ya es mas joven que quien con veinte años acepta que se ha de rendir a lo que el sistema le dice que ha de hacer: casarse,tener un curro que no soporta e ir a multisuperficies los domingos,etc...se puede ser viejo con treinta años y joven con noventa como era Picasso.

    y luego existe algo que se llama deporte, y es que no es lo mismo tener cincuenta años y no hacer deporte que si hacerlo, en el segundo caso el cuerpo está mucho mejor y se tiene mas energia...

    y como sigue cantando en la actualidad Bob Dylan:

    "que viejo era antes y que joven soy ahora"

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  15. Cervantes era más viejo cuando escribió el Quijote. Espero que la edad no llegue a condicionar nuestros sueños. En esa tierra manda Parménides.

    Un abrazo.

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  16. Anónimo9:35 p. m.

    Bueno,pues hale,yo tampoco te felicito...Me pasa a mí como a ti,no me dicen nada los cumpleaños,casi prefiero,al modo de Alicia,los NOCUMPLEAÑOS,que son más y más discretos...jajaja....De todos modos,mejor cumplir años...la alternativa es morirse y ni ganas,de momento,pese a los achaques...Viva la gallina,aunque con su pepita,que decía la vieja Celestina o algo así.
    Pues eso...que felices NOCUMPLEAÑOS..
    Y por cierto,te ofrezco un regalo de consolación: mis alumnos han leído La caligrafía secreta (4º de la ESO) y les ha encantado,estaban todos enganchados...
    Un saludo...Aurora Boreal

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  17. Ale, pues yo también te felicito. No porque te estés acercando a la cascada, sino por las buenas cosas que hayas vivido en la vida. Y porque todavía quedarán más.
    Así que felicidades!

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  18. Aquí estás porque has llegado . Qué menos que felicitarte , no estamos ni en la fuesa ni en un estercolero . Podía ser peor . Como decía aquel : clarean las filas ...

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  19. Arcadi , otra vez12:19 p. m.

    ¡ Se me había olvidado ! Compartes cumpleaños con Judy Garland . No te quejarás .

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  20. Queridos amigos: muchas, muchas, muchas gracias por vuestras felicitaciones y no-felicitaciones. Mi mejor regalo de cumpleaños, aparte de los que me han hecho Pepa y mis hijos, sois vosotros... bueno, y un pequeño helicoptero teledirigido que me he comprado a mi mismo y que es una chulada. Gracias de nuevo.

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  21. Big Brother4:18 p. m.

    ¡Véte a la M., hermano MENOR!

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  22. Llego tarde, pero te felicito igual. Un fortísimo abrazo.

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  23. Felicidades atrasadas también, y que cumpla Ud. otros tantos más por lo menos (y nosotros que lo veamos y lo leamos)

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  24. Voy muy retrasada pero no quería irme sin darte las gracias por este blog, por tus libros y por todo en general. Porque leerte es un placer. Y que sepas que cuando te leo no me da la sensación de estar leyendo a un viejo. :)

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  25. Anoche leía a Fernando Savater en El valor de educar y subrayé lo siguiente:

    "...en el fondo la madurez resulta sospechosa y peligrosamente antipática. Quienes por cronología deberían aceptarla se apresuran a rechazarla con esforzados ejercicios de inmadurez (junto a los que llevan a cabo para librarse de las canas, los "michelines" y el colesterol), recordando quizá que en su juventud se les enseñó a desconfiar de todos los mayores como tiranos en potencia".

    Pues eso, con retraso, muchas felicidades.

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