martes, diciembre 13

Un ultracorto de Navidad: "La asombrosa historia del santo perplejo"


Aquella noche, San José descubrió que padecía amnesia: no recordaba nada de lo que había sucedido durante el último año. Pero eso no fue lo más desconcertante, ni mucho menos; al mirar en derredor, advirtió que su hijo Jesús, allí, acostado en la cuna, mostraba una corpulencia a todas luces desmesurada. Vale, puede que fuese un chico muy especial, se dijo; pero eso no justificaba que un bebé recién nacido igualara en tamaño al buey que pacía a su lado.
Perplejo, salió del pesebre para dar una vuelta y aclarar las ideas, mas por desgracia, el panorama con que se encontró no hizo más que añadir carbón a la caldera de su confusión. De entrada, había nevado, algo del todo absurdo en aquella latitudes; además, el río era ahora una cinta de metal blando, había un tipo con un ridículo gorro rojo aliviando el vientre junto a la orilla y, para colmo del surrealismo, se divisaban tres dinosaurios en las lejanas montañas.
Tras regresar al pesebre, San José le contó a María, su esposa, lo que estaba sucediendo y ella, al igual que él, fue incapaz de encontrar una explicación a tan extraños prodigios.
Y es que las figuritas del Belén, en su pequeñez, jamás podrán comprender los arcanos designios de los seres todopoderosos que crearon su mundo sobre el aparador del salón.

3 comentarios:

  1. Anónimo12:53 p. m.

    Si alguna vez volviera a organizar un belén, digno y de gran tamaño, en el fondo del Portal, un poco hacia la izquierda, habría un minibelén montado por la Sagrada Familia para, ellos también, celebrar como corresponde estas fechas. Y sus figuritas tambien se hallarían perplejas por no conseguir abarcar ni los designios ni las paradojas implicadas.

    ResponderEliminar