En la anterior entrada, “Literatura de género”, daba la sensación, me temo, de que yo estaba sugiriendo que el género es mejor que la, llamémosla así, “literatura culta”. Nada más lejos de la realidad. De hecho, la mayor parte de la literatura de género es malísima. Pero...
En cierta ocasión, durante un debate radiofónico, uno de los participantes le espetó al escritor Theodore Sturgeon: “Tendrá usted que reconocerme que el 90% de la ciencia ficción es basura”. A lo cual, Sturgeon le respondió: “El 90% de todo es basura”. Desde entonces, a esa sentencia se la conoce como la Ley de Sturgeon. Y, en efecto, el 90% de la cf, o la novela policíaca, o la histórica, o el género que sea, es una puñetera mierda. Pero, ojo, también lo es el 90% de la (mal) llamada “novela literaria”. Sencillamente, este universo está tan jodidamente mal diseñado, que abunda mucho más lo malo que lo bueno.
Entonces, ¿a qué se debe la mala fama de la literatura de género? El criterio académico viene a sostener lo siguiente: todo género está definido, y limitado, por unas constantes que son las que le dan carta de identidad. Dicho de otra forma: todos los relatos adscritos a un determinado género contienen los mismos e idénticos parámetros, que son, precisamente, lo que les hacen pertenecer a ese género. Es decir, que cada género posee una especie de “plantilla” a la que deben ceñirse los escritores que deseen adscribirse a él. Ergo: el escritor de género escribe con plantilla, repite modelos anteriores. Y la base del auténtico arte es la innovación, la libertad plena, la búsqueda de nuevas formas estéticas. Por tanto, la literatura de género no es auténtico arte, sino, en el mejor de los casos, artesanía.
¿Sabéis qué? Lo cierto es que la mayor parte de la veces, esto es verdad. Casi todas las novelas de género son iterativas, miméticas, adocenadas. Los modelos narrativos de éxito se repiten una y otra vez, hasta la saciedad. Pongamos el ejemplo de la actual literatura fantástica. En los últimos tiempos, ha habido dos grandes best sellers: El señor de los anillos y Harry Potter. Pues bien, no el 90, sino el 99% de toda la fantasía que se publica es un calco de uno u otro modelo. ¿Y qué me decís de la “novela ocultista”? Cuando apareció El Péndulo de Foucault, casi no existía, pero desde el éxito de El código Da Vinci parece que no se publica otra cosa. De modo que sí, el género tiende a ser repetitivo.
Pero hay algo que la postura académica parece ignorar: los géneros cambian. Comparad un relato del Sherlock Holmes de Conan Doyle con cualquier novela de, por ejemplo, Dennis Lehane. En ambos casos se trata de literatura policíaca, pero no se parecen en nada. Y lo mismo ocurre si comparamos las novelas de ciencia ficción de Julio Verne con las de Ray Bradbury o, dentro de la fantasía, los relatos de M. R. James con los de Borges. Los géneros mutan, se transforman, evolucionan, y esa evolución se produce porque hay autores que, partiendo de las constantes del género, van más allá, expanden las fronteras; no siguen una plantilla: la utilizan como trampolín. Esos son los auténticos creadores.
Me apresuro a añadir que lo mismo ocurre con la “literatura culta”. Imaginad este argumento: “el protagonista, tras una crisis más o menos grave, regresa al pueblo de sus antepasados, se encuentra con una serie de personajes entrañables y/o misteriosos, descubre algún secreto relacionado con su familia y se encuentra a sí mismo, para bien o para mal”. ¿Os suena? No me extraña; se han escrito decenas de relatos con esa trama básica. Yo diría que, aunque no tenga nombre, es un género. Y es repetitivo, machacón y adocenado, aunque también es verdad que algún que otro autor lo ha llevado más allá de sus constantes y ha escrito una buena novela. Como ocurre con cualquier género.
Porque, como decía el bueno de Sturgeon, el 90% de toda la narrativa es basura. De lo que vale la pena hablar es del restante 10%, sea género o no.
Ahora regresemos a mi tesis: un país que no tiene una gran literatura de género no puede tener una gran literatura a secas. Eso no quiere decir que un país que carezca de literatura de género no pueda producir grandes literatos. Las individualidades surgen en cualquier momento y cualquier lugar; un pastor puede ser un genio matemático, como Ramanujan, lo cual no implica que el pastoreo sea una actividad propicia para el talento matemático (más allá de contar ovejas, claro). No, a lo que yo me refiero es a la calidad media de la literatura de un país, a cuántos creadores tiene y al alcance de sus creaciones. Sin duda, la narrativa de nuestro siglo XVII fue inmensa, tanto en calidad como en número e influencia; pero del XVIII hasta nuestros días... en fin, mejor no hablar.
Tras meditarlo un poco más, sigo pensando que es necesaria una clase media de escritores y lectores, muy relacionada con la literatura de género, para producir “alta literatura”. Sé, al menos, que existe una relación, y para comprobarlo basta con examinar las literaturas de los países de nuestro entorno cultural. Pero quizá mi explicación sea equivocada. A lo mejor es al revés: ningún país que no tenga una gran “literatura culta” puede tener una gran literatura de género. ¿Por qué? Porque los escritores de genero tomarían como modelo, al menos estilístico, las obras de los muchos y grandes autores de “alta literatura”. La verdad es que no me convence mucho, pero podría ser.
Y aún se me ocurre una tercera explicación: para que un país tenga una gran literatura, es necesario que exista un gran público lector. Es decir, mucha gente que pueda permitirse el lujo de haber estudiado y comprar libros, además de disponer de tiempo libre para leerlos. Cuanto más rico y próspero sea un país, más culta será la gente, más lectores habrá y mejor literatura producirá, tanto de género como de no género. Es decir que todo sería una cuestión de pasta.
Volviendo a la literatura de género, su mayor miseria es, como hemos visto, la reiteración, la falta de originalidad. Lo peor que le puede suceder a un género, además de pasar de moda, es ponerse de moda. Marketing y literatura no casan bien, salvo en lo que se refiere a los bolsillos de los editores. Pero hay otros peligros: los géneros pueden agotarse, una vez exploradas todas las alternativas. Eso ha ocurrido con el western, igual que ocurrió con la novela de caballerías. Los géneros pueden tomar rumbos equivocados, como la actual ciencia ficción. O estancarse, incapaces de encontrar un camino para evolucionar, como le pasa al terror. Pero, si nos paramos a pensarlo, lo mismo le sucede o puede suceder a toda la literatura en general.
Y es que el concepto de “género literario” es artificioso en sí mismo, una mera entelequia editorial. En realidad, lo único que debería importarnos es si un relato es bueno o malo, si nos hace soñar o bostezar. Todo lo demás, sobra.
Es verdad. El problema de cualquier defensa “panza arriba” de la literatura de género -”realismos” incluidos- es que puedes perder la perspectiva y acabar legitimando auténtica bazofia, creo yo. De todos modos, yo no concibo tanto una alta o una baja literatura: he devorado libros de Lezama Lima, China Miéville, Pound o José Antonio Cotrina con el mismo interés porque de todos he sacado algo. No lo mismo, claro, pero el caso es que no me he ido de vacío de esas lecturas. En definitiva, eso es lo único que me importa como lector: no perder el tiempo.
ResponderEliminarAmén, hermano.
ResponderEliminarEn esta frase falla algo: "Cuanto más rico y próspero sea un país, más culta será la gente, más lectores habrá y mejor literatura producirá, tanto de género como de no género". No me parece que la realidad avale esta tesis. En los países más prósperos -pongamos los escandinavos- se acaba haciendo un literatura muy fría, manierista, de "entomólogo", que rara vez aporta algo. De los países más míseros en cambio surge sistemáticamente la Literatura con mayúsculas, las obras que alumbran nuevos senderos... Esa es, al menos, mi percepción desde hace tiempo. A mayor prosperidad, peor literatura...
ResponderEliminarLlamero lleva buena razón en lo que dice. La literatura más interesante se hace muchas veces en países donde el analfabetismo es mayor (lo cual es otra forma de ver las cosas muy egoistas, desde nuestra óptica, como si ellos allí no tuvieran otras literaturas y géneros). Pero también es verdad que si hay más escolarización y ocio, habrá más lectores ( o debería haberlos).
ResponderEliminarPensando estaba en un comentario sobre el genero que hice hace unos blog (como unidad de tiempo) sobre la literatura árabe, donde muy dificilmente se prodiga la lit de género, y aunque la hay, cuesta encontrarla. Pero hete aquí, que el otro día hablando con una compañera arabe sobre política me comenta que le parecía curioso trabajar con judíos, cuando de adolescente se había hinchado a leer novelillas baratas en que los malos eran judios, crueles y sionistas, y los buenos, musulmanes que velan por la justicia y las damas. Vamos, novela de aventura, pura y dura, y mala. Es decir, que EXISTE. Si no, ¿cómo acceden esos potenciales lectores a la literatura de más nivel?.
Por lo demás opino que las diferencias son a veces por comodidad o marketing (imagináos, literatura femenina, ahora resulta que es un género).
Supongo que el dinero no es una condición suficiente para que un país posea una gran literatura, pero me parece que sí necesaria. ¿De los países más míseros surge la gran literatura? Joder, ¿dónde pasa eso, que yo no me he enterado? Y no, no me citéis uno o dos nombres como prueba; hacen falta muchos más para construir una "gran literatura". Países con grandes literaturas: Inglaterra, USA, Francia, Italia, Alemania... todos bastante prósperos. ¿Cuál es ese país pobre con gran literatura? No se me ocurre...
ResponderEliminarYo no voy a contestar lo de los países pobres, porque no se me ocurre.
ResponderEliminarA mí me pasa que soy un poco palurda y no acabo de distinguir la "buena" literatura, de la de género...
El ser humano pone etiquetas para comprender el mundo, o ¡para venderlo! No estoy segura pero puede que haya auténticas obras maestras entre la literatura romántica, como las hay en la novela negra, o en la ciencia ficción y fantasía... Sólo que nosotros (o la editorial) le han puesto la etiqueta de "romántica" y ya no nos acercamos a ella. (Bueno, yo me leí una saga hiper enganchante de adolescente, lo pasé en grande y os aseguro que no estaba nada mal escrita...).
De veras que las únicas diferencias claras entre todos los libros que entiendo son: Ficción y No ficción. Y después: tapa dura, tapa blanda... ¡Y ya no se me ocurre más!
-Bueno puedo distinguir narrador en 1ª persona, en 2ª, en 3ª...-
Lo que pase dentro de las páginas; que si un tío no tiene quién le escriba, que si una civilización marciana languidece, que si el portador del anillo único se vuelve majara, o un hidalgo también majara atraviesa la Mancha, pues ¡me da igual!
Yo quiero entretenerme. Y si además, está bien escrito, ¡perfecto! Y si además me hace pensar o me sugiere cosas, o más historias o me hace llorar, reír o trasladarme a otros universos... ¡Bueno, qué más puedo pedir!
PERO no entiendo lo de los géneros. Excepto que es más cómodo para organizar el mundo, y para colocar los libros en las librerías.
(Si alguno de vosotros explica en su blog esto de qué es un género, lo leeré con atención a ver si lo capto. Tengo la mente abierta).
Querida anónima: está claro que el asunto de los géneros es artificial, como todas las clasificaciones. Pero no necesariamente arbitrario. Realmente, podemos agrupar la narrativa siguiendo determinados parámetros. Por ejemplo, los temas o los escenarios. Es cierto que definir los distintos géneros resulta muy difícil, incluso a veces imposible, y que las fronteras entre los géneros suelen ser muy difusas, como por ejemplo la que separa la ciencia ficción de la fantasía, pero a grandes rasgos, y muchas veces de forma casi intuitiva, sí que podemos dividir la narrativa en varios grupos con características comunes. Tú misma dices: "...puede que haya auténticas obras maestras entre la literatura romántica, como las hay en la novela negra, o en la ciencia ficción y fantasía...". Es decir, estás citando géneros y supongo que sabes de lo que hablas; por tanto, tienes una noción razonablemente clara de al menos cuatro géneros distintos. Sabes tan bien como yo lo que son, aunque ninguno de los dos -ni nadie- podamos fijar con precisión sus límites. Otra cosa es presuponer que el hecho de agrupar la narrativa en diversas "secciones" implique algo, a favor o en contra, acerca de la calidad de las obras. Eso, en efecto, es una tontería.
ResponderEliminarLiteratura de países pobres sí que hay, y buena. El Mundo árabe actual tiene muchos escritores muy, muy buenos. Pero claro, qué es un país pobre?. El que escribe es de clase media habitualmente. En Marruecos igual (Mohammed Chukri, por ejemplo, llego a la clase media desde el horror de la prostitución y la necesidad y el hambre), En sudán (o nigeria, que no me acuerdo) Wol Soyinka, pero claro, su educación es inglesa, aunque su literatura es sudanesa. En egipto, Naguib mahfuz, por mencionar al más conocido, es de clase media. Y como él muchísimos escritores. ES cierto que la escritura no procede d ela pobreza de los niños de la calle, sino de una clase media, como en las revoluciones. En sudamerica la literatura no viene de los niños da rua, sino de escritores de clase media también, o de aquellos que han podido alcanzar ese estatus. Y la India, claro que hay, pero pertenecen a clases menos desfavorecidas. No todo el mundo allí está tirado. En cierto modo, sí es verdad que se necesita cierta bonanza económica, al menos personal, para que alguien se dedique a la escritura.Aunque políticamente estén jodidos (eso, casi, es hasta beneficioso si me apuráis)
ResponderEliminarNo si ya sé yo distinguir unos cuantos géneros (incluyendo la novela pastoril) y lo práctico que es para organizarnos el mundo, el cerebro y las estanterías (las estanterías de las librerías sobre todo).
ResponderEliminarPero me parece artificioso, con límites difíciles de definir (a veces) y que encima coarta la creatividad del escritor (¡o de algunos escritores!) e incluso del lector que espera sus "plantillas".
A ver, uno se dice, voy a escribir "novela juvenil" (¿género?) y que sea "de ciencia ficción", y ya nos nos cabe meter sexo explícito... aunque sea entre un humano y un extraterrestre. ??
Empiezo a desvariar. Debe ser el lunes...
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