En el país de ayer apareció un artículo llamado El escritor secreto. En él, Tomás Eloy Martínez habla de esos escritores que amamos, pero que no están bien vistos. Dice el articulista: “Todos los lectores tienen un escritor secreto al que regresan cada vez que quieren ser ellos mismos. Se le llama secreto porque a veces es un autor inconfesable, que está fuera de todos los cánones del prestigio y al mismo tiempo es capaz de producir uno de esos placeres inmensos y excluyentes que no se pueden compartir con nadie”. El escritor secreto de Eloy Martínez es Julio Verne y, según confiesa, cuando era joven se apartó de él por culpa de la opinión adversa que Borges sostenía acerca del autor francés, aunque luego, vencidos los prejuicios, se reencontró felizmente con el padre del Nautilus.
Yo no tengo un escritor secreto: tengo muchos. Está Cliford D. Simak, un narrador sencillo y honesto que logra muchas veces conmoverme. O Bernard Cornwell, en cada una de cuyas nuevas novelas espero encontrar –eso sí, en vano- el inmenso placer que me produjeron sus Crónicas del Señor de la Guerra. O Dennis Lehane, creador de la excelente Mystic River. O Lawrence Block, con sus paradójicas historias del asesino a sueldo Keller (Hit Man)... A decir verdad, creo que la mayor parte de los escritores que me gustan son secretos. Y entre ellos se cuenta, cómo no, monsieur Jules Verne, con quien me pasó exactamente lo mismo que le ocurrió a Tomás Eloy Martínez: Borges me hizo dudar de él cuando dijo: “Wells fue un admirable narrador (...) Verne, un jornalero laborioso y risueño. Verne escribió para adolescentes. Wells, para todas las edades del hombre”. Yo era, por aquel entonces, un jovencito impresionable totalmente impresionado por los relatos de Borges, así que si el maestro decía que Verne caca, pues Verne caca. Luego, afortunadamente, se me pasó el papanatismo (al menos, ese papanatismo) y pude disfrutar de nuevo de la magia verniana.
Si tuviera que elegir –lo que no deja de ser una tontería- las tres mejores novelas de aventuras de los últimos doscientos años, escogería sin duda La isla del tesoro, de Stevenson, El mundo perdido, de Conan Doyle, y Viaje al centro de la Tierra, de Verne. Y no muy lejos le andarían 20.000 leguas de viaje submarino y La isla misteriosa. O Los hijos del capitán Grant, o La vuelta al mundo en 80 días, o Miguel Strogoff...
“Desciende al cráter del Yocul de Sneffels que la sombra del Scartaris acaricia antes de las calendas de julio, audaz viajero, y llegarás al centro de la Tierra, como he llegado yo. Arne Saknussemm”.
¿Cómo un párrafo tan breve puede contener tanta magia, aventura, misterio y exotismo? Leerlo es cruzar un portal que conduce a otro mundo, es adentrarse en un sueño, es recuperar la capacidad de asombro. Verne contempló nuestro planeta y pensó “que lugar más extraño, sorprendente y maravilloso”; luego, lo describió con los ojos deslumbrados de un niño atónito ante los prodigios que ve a su alrededor. Verne, y ésa quizá sea su mayor virtud, consigue que contemplemos el mundo como si lo viéramos por primera vez. Pero Verne es sólo un ejemplo que nos sirve para llegar a una conclusión. Citemos de nuevo las palabras de Tomás Eloy Martínez:
“La literatura no es un carrera de obstáculos o un catálogo de récords sino, por fortuna, una ceremonia de placer íntimo, de secreto encuentro con uno mismo. Millones de lectores disfrutan con Dostoievski, con Victor Hugo, con las hermanas Brontë. Yo no me niego a esas navegaciones, pero soy más feliz con el modesto Verne.
La lectura, creo, no tiene por qué ser diferente de la felicidad”.
No podría estar más de acuerdo. Y esto nos conduce de nuevo a ese reciente Congreso de la Lectura que tuvo lugar en Cáceres y cuyas conclusiones ofrecían una visión masoquista de la literatura, convirtiéndola en un pesado deber, en una carrera de obstáculos, en un catálogo de récords. Por aquel entonces, escribí una entrada criticando el puñetero congreso y, de algún modo, propuse la creación de un congreso alternativo que reivindicase la lectura como placer. Posteriormente, algunos visitantes, entre ellos –y sobre todo- mi querida Anónima de las 9:59, insistieron en impulsar ese anti-congreso y hacerlo realidad. En un principio, lo reconozco, la idea me sedujo, pero luego, con el tiempo, he acabado pensando que no vale la pena. Sería darles demasiada importancia a los adalides de la literatura masoca, cuando en realidad no la tienen. ¿Quién les hace caso? ¿Quién les escucha siquiera? Su mundo es pequeño y polvoriento, triste y aburrido; a muy poca gente le interesa entrar en él. Por mí, que se lo queden. Entre tanto, voces que preconizan otras formas de concebir la literatura –como la de Tomás Eloy Martínez, por ejemplo- se van haciendo oír más y más. Ya somos muchos los que reivindicamos la literatura como placer y, a fin de cuentas, nuestros argumentos son infinitamente más seductores. Disfrute Vs. Tedio... ¿alguien duda de la elección?
Por lo demás... bueno, ya hemos entrado en el verano; se aproximan las vacaciones y estoy empezando a elegir los libros que me llevaré a Galicia, maravilloso lugar adonde me abro este año (a Vivero, por si queréis más datos). Ya tengo claro que uno de esos libros será Perfil asesino, de John Connolly. ¿Habéis leído Todo lo que muere, su primera novela? Es excelente. También me llevaré El museo del Perro, de Jonathan Carroll, y Todo cuanto amé, de Siri Hustvedt. Y, quién sabe, a lo mejor meto en el equipaje alguna novela del viejo Verne.
¿Y vosotros? ¿Ya habéis escogido las lecturas para el verano? Espero, en cualquier caso, que la mayor parte de ellas sean obras de escritores secretos.
Sólo he leido una novela de Tomás Eloy Martínez: "El vuelo de la Reina", y lo hice en verano, tumbada sobre la hierba, en la piscina pública de un pueblo manchego conocido por su festival de teatro. Me gustó, me entretuvo y me sedujo. Al tiempo, cuando volví a la "civilización", se me ocurrió buscar información al respecto del libro. Me sorprendió descubrir que algunos sesudos literatos lo consideraban un autor tipo "psssss" -es decir, "no está mal..."-. Creo recordar que hasta Ricardo Bolaño lo denosta en alguna de sus novelas cortas... Para mí, el articulista de El País sería un escritor secreto, :-D
ResponderEliminarOtro: Agatha Crhistie. Recuerdo que durante mucho tiempo me dio vergüenza reconocer que la leía, porque en mi corta estancia en la universidad, las sentencias de la profesora de literatura eran asumidas a rajatabla, sin tan siquiera cuestionarlas. Años más tarde, estuve de reposo durante varios meses y una amiga vino a visitarme con tres novelas de A.C. bajo el brazo. Me pudo la curiosidad y desde entonces recurro a ella cada vez que quiero perderme en los vericuetos de la apariencia.
Para este verano -los pedí hace dos semanas y estoy pendiente de recibirlos... elegir libros por catálogo no tiene el encanto de pisar la libreria, pero tiene la magia de la espera-: "Espérame en Siberia, vida mía", de Jardiel Poncela; "Hotel encantado" y "Monkton el loco", ambas de Wilkie Collins.
Un saludo
Carroll Blog!
ResponderEliminarwww.jonathancarroll.com
Tapia de Casariego es muy muy bonito
ResponderEliminarNo tiene ningún sentido. ¿Avergonzarse de lo que se ha leído? Yo me avergüenzo de lo que NO he leído, pero jamás lo haría de lo que SÍ he leído... Me avergüenzo de no haber leído a ningún ruso, por ejemplo, pero qué sentido tiene avergonzarse de haber leído a Sue Grafton de la A a la... P de peligro (he perdido la cuenta) o de disfrutar como una enana con Artemis Fowl?
ResponderEliminarRespecto a este verano... va a ser terrorífico. Tengo que buscar cuentos de terror para una sesión de cuentos que quiero montar el próximo 31 de octubre.
Por cierto: esta tarde estará John Connolly en la librería "Negra y criminal" de Barcelona. Más en negraycriminal.blogcindario.com
¡halaaaa! "Ricardo Bolaño"...
ResponderEliminary me he quedado tan pancha, :-/
Ná, que mil perdones; se me da genial cambiarle el nombre a las personas. Tiene que haber de todo en el mundo, :-D
No lo has entendido, César, coño. En tu caso, un escritor secreto, o sea, que te diera vergüenza reconocer lo mucho que te gusta, sería... ¿Faulkner? ¿Corin Tellado? ¿"Silver Kane"? ¿Navokov? ¡¿Muñoz Molina?!... ¡¡¿Góngora... o el mismísimo Campoamor?!!
ResponderEliminar(Táchese el que más ofenda)
Lo del escritor secreto es una tendencia a la hermosura que sólo el que se apasiona con la lectura puede sentir en profundidad.
ResponderEliminar¡Cuántos escritores secretos, cuántos amigos inconfesables! Verne, Salgari, Burroughs, May, el gran Stevenson, London, Conan Doyle y muchos más, muchísimos más. La lista es enorme y en mi caso se confunden con otros escritores de áreas, estilos y momentos diversos, desde clásicos reconocibles a novelistas actuales, desde guionistas de tebeos hasta narradores más complejos.
En realidad todos los escritores que amo son secretos en virtud de las circunstancias que los impulsan. Véase un ejemplo: para los adolescentes que habitualmente trato, el buen Tolkien no es figura secreta, pero sí lo es, y con una increíble potencia, el ciego Borges, cuyas historias pueden cautivarlos sin que ellos sepan de dónde proceden.
Para un niña de nueve años, Francisco Ibáñez puede ser un coloso cercano y magnífico, y entonces el huidizo pasa a ser un tal Cervantes, del que todo el mundo habla como si fuera inalcanzable y eternamente adulto, mientras que ella ríe con el ingenio del Quijote o aplaude los versos de un Quevedo que intento explicar con emoción sincera.
Escritores secretos son aquellos que ya no lo son para nuestra mirada, aquellos que nos acompañan por sueños y veredas sin cuento.
Coincido también, César, con el viejo Simak, con Bradbury, denostado por tantos miopes, Asimov, enterrado por otros, y muchos más que, ¡diablos!, ya no están de moda.
En fin.
También tú, y los que todavía creemos en el Círculo de Jericó.
Por lo que veo parece que los secretos tienen que ver con escritores leidos en la juventud y que uno lee o vuelve a leer rememorando circunstancias agradables, Nemo, Yañez, Wintenou, Tarzan, Quatermain...
ResponderEliminarDe acuerdo con César que uno va aumentando su nómina de "secretos" con el tiempo . De los "viejos " yo mencionaria a Wren , Hammet, Dumas.
Asimov, Banks,Vance. Ahora que lo pienso casi todo escritor de CF será casi secreto .
Bambo: Agatha Christie me recuerda a las vacaciones. Yo veraneaba de pequeño en Santander y en el Sardinero, frente a la primera playa, había un kiosco de prensa con los laterales llenos de novelas de doña Agatha, de la vieja colección de Molino. Allí, durante eternos veranos, leí "El asesinato de Roger Ackroyd", "Diez negritos", "Asesinato en el Orient Express" y muchas otras. Sí, Agatha Christie podría ser uno de mis escritores secretos, aunque hace mucho que no la frecuento.
ResponderEliminarJuanmi: mucha gente desdeña a Verne, pero creo que en parte es por las horribles traducciones que hemos sufrido. En cualquier caso, nadie puede negar que Verne creó un mundo propio. Y a mí me encanta navegar por ese mundo.
De hecho, hace tiempo que le estoy dando vueltas a un proyecto. Sería hacer una serie de novelas juveniles "al estilo de" los autores clásicos de aventuras. Una novela "al estilo de" Verne, otra "al estilo de" Wells, o de Stevenson, o de London, o de Salgari, o de Conan Doyle... Lo que pasa es que hacerlo solo me da una pereza terrible. ¿Te apuntas, Juanmi? ¡Eh, escritores profesionales que me escucháis! ¿A alguno le apetece escribir una novela "al estilo de"?...
Julián: es que esa selección de libros de la que hablas forma parte del placer. Cada libro es una promesa que acaricias y sopesas, disfrutándola de antemano. A veces, incluso las disfrutas más antes de leerlas que leyéndolas. Y es importante no equivocarte, en efecto, porque las lecturas de verano deben ser lo más satisfactorias posible. Veo que le das a los "clásicos".
Alchemist: pero Tapia de Casariego está en Asturias, ¿no?
Sfer: claro, tienes razón; lo vergonzoso es no leer. Pero hay autores "mal vistos", qué le vamos a hacer. Ya sabes cómo es la gente de capulla...
Llamero: pues tienes razón, hombre. Además, resulta que de todos los que citas, ¡Navokov me gusta, y mucho! ¡NAVOKOV ES MI ESCRITOR SECRETO! Quién lo iba a decir... (pero jamás lo confesaré)
Jesús: de acuerdo en todo. Y gracias por convertirme en un escritor secreto. Siempre he deseado ser un vicio.. aunque, la verdad, más que en cuestiones literarias, preferiría ser un vicio inconfensable para las damas.
MRE: no, no son sólo autores de la niñez. Yo he citado a Connolly, a Cornwell y a Block, que son actuales. Simplemente, se trata de escritores considerados "menores", pero que a uno le gustan mucho. Y sí, tienes razón: cualquier escritor de cf es, por académica prescripción, secreto.
Pues a mí me pasa que todos mis escritores son "secretos", los "públicos" son rarezas anecdóticas.
ResponderEliminarSí, soy un poco cutre, ¿¡Quéééé pasaaaa!? (léase así en plan macarra).
Así, para el verano tengo un montoncito con las obras de "la saga Mercader" de C. Mallorquí (un tío que escribe juvenil), "La mujer del viajero del tiempo" de flfuflfuguglunigger (ciencia ficción), un librito de Tom Peters (un gurú que aquí escribe sobre creatividad aplicada al diseño), un conjunto de entrevistas de Punset a científicos variados...
En el montón hay algún otro que no recuerdo... Como véis no sé lo que son los prejuicios.
Otra cosa: ¡Pues sigo apoyando el Congreso anti-literario! Tus argumentos, César, no me valen.
Por último: Vivero (Lugo). (Lágrimas cayendo). Puedo describir el Vivero del 77 al 82 (o así). Era mi pueblo de vacaciones de la infancia y primera adolescencia. Huele al parque de eucaliptus, a las algas de la playa y la ría. A mejillones. Allí aprendí a "pescar" navajas. ¿Sigue estando la mansión abandonada? (cruzando el puente hacia la playa: acera de la izquierda. Era una mansión de cuento. Con el pavimento roto por las raíces de los árboles centenarios... Daba miedo. ¡Era mi casa favorita!). ¿Y la estación de tren? (yo jugaba a los dardos con el jefe de estación que creía que yo era un chico).
Vivero... (más lágrimones).
En verano siempre cae uno de Stephen King. Es uno de esos autores que me encanta leer en estas fechas, no sé por qué. Cierto que la mayor parte de las últimas novelas que ha escrito no me han gustado mucho pero los libros de su primera etapa me parecen excelentes, y algunos de sus relatos también y como todavía me queda alguno de sus libros en la pila (El juego de Gerald, o las recopilaciones Pesadillas y alucionaciones y Todo es eventual), alguno caerá.
ResponderEliminarLuego, gracias a las recomendaciones de Fray César, seguramente también me leeré este verano La sanción de Loo de Trevanian, que me encontré hace dos semanas en el rastro por poco más de 2 eurillos (ahorrándome así los otro 16 euros más que costaba su reedición, jeje). Lo que pasa es que estoy esperando a ver si aparece también por ahí La sanción de Eiger para leérmelo antes.
Lo de John Connolly lo tengo pendiente y es que ya es mucha gente de buen criterio, y ahora uno más, la que viene recomendando sus libros pero es que 19 euros son muchos euros (y más teniendo todavía tantos libros pendientes en la pila) y estoy harto de picar gastándome pastones en libros para luego ver que al cabo de unos pocos meses los sacan en edición de bolsillo, pero tarde o temprano caerá también.
Así que podría decirse que Stephen King es mi autor secreto. También coincido con lo de Verne aunque antes que él yo me quedo con el siempre infravalorado Salgari y sus Sandokanes.
A mi me encantaría escribir una novela juvenil al estilo Jack London, al que sitúo sin dudar en el olimpo de los narradores aventureros. El problema es ¿Seré capaz de estar a la altura? uy, uy, miedo escénico.
ResponderEliminarHombre, veo que la cosa se anima... ¿En serio que os apetece hacerlo? Ojo, que se dice fácil pero luego hay que escribir una novela...
ResponderEliminarYo, por mi parte, tendría tres opciones: Verne, Wells o Conan Doyle. Abierto que es uno. En cuanto a London... joder, edu, me parece dificilísimo. Igual que Stevenson, aunque por muy distintos motivos.
Yo tenía intención de intentar escribir algo juvenil, asi que el proyecto me viene que ni al pelo. En cuanto a la dificultad, mucha, muchísima, el amigo London era un narrador maravilloso, y encima con experiencia personal en casi todo lo que contaba, pero ¿Quién dijo miedo? Por si acaso voy a buscar a la estantería a quién considero el héroe más héroe de todos, el gran Koolau.
ResponderEliminarPues muy bien, vamos a ver si se puede poner en marcha. De momento, me abro a Amsterdam de fin de semana. Hablamos a la vuelta. =)
ResponderEliminar"Si quienes somos lectores, lectores ávidos y críticos, revisamos nuestra historia lectora durante la niñez e inclusive nuestras lecturas recientes, seremos muy pocos, o quizá ninguno, quienes podremos afirmar con honestidad que siempre nos hemos mantenido en las cimas más altas de la literatura. Y se me ocurre que tampoco querríamos que fuese de otra manera. La suma total del placer que obtuvimos de los libros es también resultado del material pasatista y efímero que con frecuencia hemos leído. No hay ninguna razón para pensar que aquello que es verdad para nosotros puede carecer de validez en tal sentido para otras personas, tanto niños como adultos."
ResponderEliminarLo dijo Aidan Chambers. Podéis leer el artículo entero en http://www.educared.org.ar/
imaginaria/18/3/chambers.htm
Pasalo bien en Amsterdam, y ten cuidado que me han dicho que allí hay sitios dónde se fuman sustancias chungas :)
ResponderEliminarMe confieso un hedonista, y con los años me confieso cada vez más seguidor de la doctrina de Aristippe. Y ello se hace extensible a la literatura, por lo que siempre buscaré el placer en la lectura. Me crié y crecí como lector y como persona con Verne, Doyle, Howard, Agatha Crhistie, Salgari,... y no me ruborizo a la hora de revisitarlos/reivindicarlos, porque en parte es revisitar/reivindicar mi juventud y adolescencia.
ResponderEliminarSobre las lecturas de verano, como aún me queda un mes para cogerme vacaciones, no me he puesto con ello, pero casi siempre suele caer alguna trilogía o saga, alguna antología de relatos, y algún librito del señor LeCarré o del señor Markaris.
Alabo tu gusto por el sitio que has ido a escoger para las vacaciones, suelo ir a menudo, ya que mi padre nació en una aldea a ocho kilómetros de Vivero, es uno de los pocos paraísos que quedan en España sin masificar.
¡¡Me pido Salgari, para lo de "al estilo de..."!!
ResponderEliminarPor lo que veo va en serio
ResponderEliminarlo de escribir a la manera de.... no se, no se. Se me ocurre pedirme otro de esos autores secretos que me abrieron los ojos a la lectura y del que ya hablé alguna vez: Karl May. ¿Qué os parece?. Perdí todas sus obras (todas, no, excepto un libro) en el traslado de la casa de un abuelo. Era mi escritor fetiche, y ahora no se si se pueden encontrar sus obras (a mi me gustaban no solo la de old shaterhand, sino las de Kara ben nemsi por tierras del profeta, de Marruecos a Iran). Si alguno me sabe decir si todavía se pueden encontrar, ruego me informe. Otro autor del que me gustaría hacer un "a la manera de..." es mallorquí padre. Estaría bien hacer un western a la española.
¿Cómo se va a organizar el tema?.
Por cierto juanmi, Stephen Baxter es bastante dado a los homenajes literarios, de wells hizo las naves del tiempo, y de verne Antihielo, y están bastante conseguidos. Me gustaron.
ResponderEliminarVerne... Lo último que leí sobre Verne no lo había escrito él.
ResponderEliminarSe titula "Capitán Verne". Y cuenta la historia de una chica que se ve obligada a compartir piso con un viejo cascarrabias que adora a Verne y así va repasando todas las novelas, pese a la mala opinión que tienen sus colegas de facultad -listos, ellos- sobre Juliio Verne.
Me gustó, y de ella me atrajo más el subtítulo que el título "Una novela sobre la amistad y los libros".
Pero que digo... seguró que ya la conocéis.
Y sí, César, Tapia de Casariego está en Asturias.
Yo leo a John Connolly hace algún tiempo, y me gusta bastante, si tiene que ser secreto todo lo que sea bestseller...nos esconderíamos para leer muchas cosas.
ResponderEliminarWonderful and informative web site. I used information from that site its great. » » »
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