Siempre he pensado que no es muy difícil ser actor de cine. De teatro sí, de cine no, por la sencilla razón de que en un rodaje se puede repetir una toma tantas cuantas veces sean necesarias para que quede bien. Prueba de ello es que muchos directores han trabajado alguna vez con actores no profesionales, como por ejemplo De Sica en El ladrón de bicicletas. Casi cualquiera puede actuar en cine, en efecto; otra cosa es el don de enamorar a la cámara, algo que no tiene todo el mundo, ni siquiera todos los actores profesionales. Y no me refiero a la fotogenia, sino a una cualidad innata que consiste en proyectar la personalidad hasta abarcar toda la imagen; es decir, que la presencia del actor se imponga en cada plano. De hecho, podríamos dividir a los intérpretes en dos grandes grupos: actores de “presencia” y actores versátiles. Un ejemplo de los primeros serían, por ejemplo, John Wayne, Clint Eastwood, Clark Gable, Gary Cooper, Lee Marvin o David Niven. Todos ellos son actores limitados que repiten película tras película el mismo personaje con pequeñas variantes. Pero nos gusta verlos en la pantalla, empatizamos con la imagen que proyectan, son como viejos amigos a quienes nos gusta reencontrar y comprobar que no han cambiado. Aunque también es cierto que algunos, con el tiempo, llegan a alcanzar una envidiable versatilidad. Por ejemplo, Wayne realizó una memorable interpretación en Valor de ley, y Eastwood, que antes era un experto en sacarle partido a su inexpresividad, se ha vuelto todo un actorazo en sus últimas películas, como demuestran sus actuaciones en Ejecución inminente y Million Dollar Baby.
En cuanto a los intérpretes versátiles... Bueno, lo primero que debo confesar es que no soporto a los “actores del Método”. Me refiero al método, basado en las teorías de Stanislavski, que Lee Strasberg popularizó en su famoso Actor’s Studio. Así pues, Marlon Brando, al que no sé qué encuesta le otorgó el título de mejor actor del mundo, me parece afectado, cargante y muy, pero que muy poco natural. Lo mismo me sucede con Montgomery Clift, Paul Newman (aunque en sus últimos films está inmenso), Meryl Streep o el peor Al Pacino. Esto no quiere decir, por supuesto, que todos los actores surgidos del Actor’s Studio me parezcan afectados. Algunos, cuando superan los excesos de énfasis inherentes al Método, se han convertido en excepcionales intérpretes.
(Me apresuro a aclarar, por cierto, que hay actores dotados de ambas cualidades: versatilidad y presencia. Esos son los grandes monstruos del cine)
Por otro lado, me cargan los actores que deciden realizar una interpretación “especial” para demostrar lo buenos que son y, de paso, ganar algunos premios. Por lo general, para conseguirlo eligen papeles de subnormal, loco, minusválido o, si son actrices, roles donde haya que sufrir y llorar mucho; o bien -es otra alternativa- se someten a rigores físicos próximos a la tortura. Por ejemplo, me parecen insoportables el Dustin Hoffman de Rain Man, el Paco Rabal de Los santos inocentes, la Meryl Streep de La decisión de Sophie, y considero una exageración las masoquistas interpretaciones de Robert de Niro y Christian Bale en Toro Salvaje y El Maquinista, respectivamente.
Si me da por hablar de todo esto, es porque el otro día volví a ver una película donde se desarrolla la mejor y más impactante actuación que he presenciado jamás, y me dio por pensar sobre eso tan etéreo que es el arte de Talía (musa de la comedia). ¿Queréis saber cuáles son los actores/actrices que en algún momento, o de continuo, me han impactado? Bueno, la verdad es que da igual que lo queráis o no, porque os lo voy a contar de todas formas (ventajas de la comunicación unidireccional).
Antes he dividido a los actores en dos grandes grupos, pero hay mucha más variedades, claro. Por ejemplo, el de los buenos actores esclavizados por su “presencia”. Morgan Freeman, sin ir más lejos, un excelente actor que no puede librarse de su aire paternal; en una película de inundaciones (no recuerdo su título) hacía de malo y resultaba increíble. O el gran Gene Hackman, que repite una y otra vez el mismo personaje con sólo dos o tres registros distintos. Que conste que ambos me gustan mucho, ¿eh?
Del cine clásico, reconozco mi debilidad por Spencer Tracy (soberbio en La conspiración del silencio... y siempre, la verdad) y James Stewart, un excelente actor también atrapado por un aura de buenazo, pero que demostró su versatilidad en películas como La soga, El hombre que mató a Liberty Valance o Winchester 73. Henry Fonda también figura entre mis favoritos (está espléndido en Doce hombres sin piedad), como figura James Mason, que compuso el que para mí ha sido el mejor malo de la historia del cine, el Rupert de Hentzau de El prisionero de Zanda. Eso, claro, sin olvidar el Humbert Humbert de Lolita, o el maravilloso capitán Nemo de 20.000 leguas de viaje submarino. Y no puedo dejar de citar a ese gran histrión que fue Charles Laughton y su inolvidable interpretación (absolutamente pasada de vueltas, pero genial) en Testigo de cargo, la mejor película de Hitchcock jamás realizada por Hitchcock (es de Billy Wilder). Ah, y Jack Lemmon, claro; siempre interpretó la misma clase de papeles –“el hombre de la calle”- (a fin de cuentas, todo actor se ve limitado por su físico), pero lo hizo desplegando un asombroso abanico de registros. Es imposible no empatizar con él viéndole en El apartamento; y tampoco es posible no enamorarse de Shirley MacLane, todo sea dicho. Y ya que hablamos de actrices, gloria eterna para la gran, la inconmensurable Bette Davis. Y también para su “enemiga” (en ¿Qué fue de Baby Jane? y también en la vida real) Joan Crawford. Y para Gloria Swanson, que nos puso los pelos de punta bajando una escalera en Sunset Boulevard. Y una mención muy especial para Judy Holliday, una actriz no muy conocida por el gran público, pero dotada de un impagable don para la comedia. Como no quiero olvidarme del cine continental, citaré los nombres de Jean Gabin, Marcello Mastroianni, Pepe Isbert, Alberto Sordi, Max Von Sydow, Ana Magnani, Greta Garbo o Simone Signoret.
Del cine más actual, comenzaría citando L.A. confidencial, que cuenta con uno de los repartos más perfectos que he contemplado en mi vida (incluso está bien la usualmente insoportable Kim Basinger). Vista la película, resulta imposible imaginar a cualquiera de los personajes interpretado por otro actor. Pero eso es sobre todo un acierto de casting. Me encanta James Woods, un actor de vigorosa presencia y pasmosa versatilidad, aunque como más me gusta es cuando interpreta a cínicos. Daniel Day Lewis está brillantísimo como Bill el Carnicero en Gangs de Nueva York. ¿Y qué decir del gran Albert Finney? Estuvo estupendo en Dos en la carretera (la comedia más triste jamás filmada), donde también trabajaba una estupenda –en otro sentido- y jovencísima Jacqueline Bisset y, por supuesto, la deliciosa Audrey Hepburn. Y también son dignos de mención sus papeles en Muerte entre las flores y Erin Brockovich, donde él era, con diferencia, lo mejor de la película. Sean Connery es, sin duda, la más potente presencia viva del cine mundial. Y Michael Caine no le anda a la zaga. Estuvieron geniales juntos en El hombre que pudo reinar, la última gran película clásica de aventuras.
En cuanto a las actrices, me chifla Judi Dench, una inmensa dama capaz de interpretar cualquier papel, desde M, la jefa de James Bond, hasta una deliciosa Isabel I en Shakespeare enamorado. Sissy Spacek me gusta desde la primera vez que la vi (en Carne viva, su primera película), y los años no han hecho más que convertirla en una actriz espléndida. Isabelle Huppert está portentosa siempre, aunque a mí me fascina particularmente en La pianista, una de las películas más duras que he visto. Y por citar un producto patrio, Julia Gutiérrez Caba, en mi opinión la mejor actriz española de todos los tiempos. Está de quitarse el sombrero en El color de la nubes. Pero, en fin, mi preferida, mi actriz favorita entre todas, es la maravillosa Emma Thompson. ¡Dios, cómo adoro a esa mujer! No dejéis de verla en El invitado de invierno; quizá no os guste la película (a mí sí), pero ella está fantástica.
Y para ir acabando esto, os voy a contar las cuatro interpretaciones que más me han impresionado y/o emocionado jamás. Por ejemplo, la de Marilyn Monroe en Bus Stop. Sí, sí, Marilyn, la “presencia” que repetía una y otra vez el papel de rubia tonta. ¿Creéis que no era buena actriz? Pues no sé si lo era o no, pero en Bus Stop está inmensa. Creo que, por primera vez, muestra en pantalla la profunda, la infinita tristeza que se oculta en su interior, y compone un personaje frágil y entrañable que, al menos a mí, siempre me ha emocionado. Dan ganas de abrazarla y protegerla... aunque, en fin, demasiado tarde ya.
Las dos siguientes actuaciones memorables que voy a reseñar, se encuadran en dos películas que, paradójicamente, me parecen bastante malas. La primera es la de José Bódalo en Volver a empezar. En realidad, se trata sólo de una secuencia, aquella en que Antonio Ferrandis le cuenta a Bódalo, su amigo de toda la vida, que se va a morir. La cámara permanece fija sobre Bódalo que, sin decir ni una palabra, se va emocionando poco a poco. ¿La habéis visto? Pone los pelos de punta. La segunda interpretación corresponde a Edward Norton en Las dos caras de la verdad, un mediocre thriller judicial. También es una única secuencia: Norton, un hombrecillo frágil, entrañable y tímido, está hablando con su abogado, Richard Gere, y en un segundo, sin solución de continuidad, se transforma en un tipo deleznable. Un demonio que finge ser un ángel, y una actuación memorable que, os lo juro, estremece.
Y por fin llegamos a la que yo considero la mejor actuación jamás vista en una pantalla. Anthony Hopkins interpretando al mayordomo Stevens en Lo que queda del día, la excelente película de James Ivory. Veréis, siempre he pensado que el arte más puro y admirable es aquel que sigue el precepto “menos es más”. Es decir, conseguir la máxima expresividad con el menor número de elementos. Aceptando esto, Hopkins lleva a cabo una inmensa obra de arte con su interpretación. Stevens es un personaje que reprime constantemente sus emociones; de hecho, no cambia de expresión durante toda la película. Sin embargo, Hopkins consigue transmitir un torrente de emociones mediante un leve rictus, un apenas perceptible alzamiento de cejas o un fugaz titubeo en la mirada. Presenciar su trabajo en este film es contemplar el talento en estado puro. Claro que no debemos olvidar que estaba secundado por ese otro monstruo de la escena que es Emma Thompson (¿he dicho ya que la amo?).
En fin, amigos míos, esto no pretendía ser una relación exhaustiva, sino un simple repaso a mis actuaciones favoritas. Seguro que he olvidado muchas, pero para eso estáis vosotros: para recordármelas.
Hablando de versatilidad:
ResponderEliminarTenemos a Gregory Peck, al que uno se había acostumbrado a verlo de buenazo (¡qué "peaso" de interpretación la de "Matar a un ruiseñor", oiga! Es que en esa peli actúa bien hasta cuando sale de espaldas) cuando de repente se nos descuelga con un malo de los más malosos que he visto en pantalla (nada menos que el propio doctor Mengele) en "Los niños del Brasil", con una interpretación que nos puso los pelos de punta.
Y también quiero mecionar la trayectoria de Burt Lancaster, que paso a ser el aventurero atlético y de sonrisa encantadora en sus primeras películas a de repente adquirir un carisma, una sobriedad interpretativa pero tan rica en matices, como no he visto en ningún otro actor en pantalla y como ejemplo pongo las dos interpretaciones que realizó en "Novecento" de Bertoluci y, sobre todo, "El gatopardo", de Visconti, toda una lección de cómo se debe interpretar un papel.
Y para terminar quiero poner al que es mi actor favorito: Toshiro Mifune. Existe la percepción popular de que los actores japoneses son exagerados e histriónicos cuando en realidad es que proceden de una tradición interpretativa diferente de la occidental, pero no hay más que verle en interpretaciones tan contenidas, tan interiorizadas y tan llenas de matices como en "El infierno del odio", "Los canallas duermen en paz" o "Barbarroja" para darse cuenta de lo errónea que es esa percepción.
Como siempre una vez más aprendiendo del gran César,he tomado nota de tres películas que no había visto y voy a intentar conseguirlas en DVD.
ResponderEliminarTambién me has hecho recordar esos intantes mágicos del cine ¡hay tantos!.Ya que acaba de irse del mundo de los vivos-Pero no del de los sueños-El para mí inmenso actor Jack Palance voy a recordar un instante mágico;En "Raíces profundas" hace del pistolero Wilson,en la primera escena en el que aparece entrando por la puerta batiente del Saloon y un perro que estaba durmiendo dentro se levanta con el rabo entre las patas y se va huyendo ante su presencia después de unos instantes en que la cámara le enfoca esa cara única en la historia del cine,es la muerte,nunca en todas las película que he visto ví una mejor interpretación de la Muerte.Y ya que estamos metidos en celulóide,que me decís de del papel de Walter Brenan en el papel de Stumpy el viejo loco de "Río Bravo".En fín una vez más, gracias César.
hola César, enhorabuena por tu pagina es muy interesante pero no entiendo algunas de las ideas que muestras en ella.
ResponderEliminarSupongo que para quien le conozca por el material ligero que lleva haciendo desde hace años le parecerá increible que alguien diga esto pero,durante muchos años, Robert de Niro fue el actor por antonomasia. Hablo sobre todo de sus colaboracines con Scorcese.
ResponderEliminarPor cierto que hay una gran interpetación de Gregory Peck en una pelicula de la que he olvidao el título.
Intepreta el capitan de un bombadero americano con una tripulación de novatos, les pilla una tormenta y se pierden en territorio enemigo. Los novatos pierden los nervios y Gregory Peck les tranquiliza- todo va a salir bien,etc- y despues se encierra en la cabina y se hecha a llorar. Nos damos cuenta entonces que esta tan asustado como los novatos. La escena me impresióno ¿Alguien más recuerda esta pelicula?
Robert de Niro en el Padrino II está inconmensurable. Soberbio.
ResponderEliminarY por cierto, que en esa película repleta de enormes interpretaciones que es "Sin Perdón", no debemos dejar de lado el excelente papel de inglés estirado y asustado de sí mismo que borda Richard Harris, habitualmente excesivo y demasiado afectado.
Yo destacaría casi cualquier interpretación de Edward Norton (un pedazo de actor como la copa de un pino), pero especialmente su papel en "American History X".
ResponderEliminarY, por supuesto Henry Fonda en "Hasta que llegó su hora", donde el "americano honrado" por excelencia compone un villano genial.
De Burt Lancaster, del que ya se ha hablado, destacaría su interpretación en la que creo que es la última película de Visconty, "Confidencias".
Y hay un momento en la no demasiado memorable "Troya" (aunque no tan mala como me esperaba) de Petersen. Y es cuando Priamo, interpretado por Peter O'Toole va a ver a Aquiles a suplicarle que le devuelva el cadáver de su hijo Héctor.
César, has hablado de presencia, pero te has quedado sólo con los villanos o el drama.
ResponderEliminarA mí me impresiona Cary Grant y su capacidad para la comedia rápida y el diálogo ágil.
Y Audrey Hepburn, con ese halo angelical que la rodea: qué maravillosa madurez en 'Robin y Marian', contrastando con el espíritu infantil del personaje de Connery/Robin.
De todos los mencionados yo me quedo con dos James: Mason y Stewart. Son debilidades personales.
ResponderEliminarEn cambio odio a Robert DeNiro. Pone una cara así (gesto con la boca que no puedo reproducir con emoticones) y ¡ya está! -Bueno, lo reconozco, es una manía personal-.
Siento en cambio simpatía por Nicholas Cage que cuando hace de bueno, es muy bueno, y cuando hace de malo es mejor.
Y luego está el pobre Jude Law. Es un gran actor pero es tan guapo que nadie se fija. A lo mejor cuando sea viejito...
César, me parece que Eastwood no actúa en Pena de Muerte
ResponderEliminarAnónimo de las 12:34: tienes toda la razón, me he liado. Quería decir "Ejecución inminente" (ya lo he corregido en la entrada). "Pena de muerte" es de Tim Robbins y está protagonizada por Sean Penn y Susan Sarandon. Como las dos películas van de lo mismo, siempre las confundo. Gracias por avisarme.
ResponderEliminarHola César, he leido tu email y me creo que te dejas una gran actuacion en el tintero me refiero a la espectacular interpretacion de Russell Crowe en una mente maravillosa, es estupendo verle enfrentarse a algo tan terrible como la exquizofrenia, y tambien me parece digna de mencion la interpretacion de su compañera de reparto Jennifer Connelly, sinceramente me parecen actuaciones francamente espectaculares
ResponderEliminarHola, César, parece que se te están colando anunciantes anglófonos. Yo haría una lista de los peores actores de todos los tiempos, encabezada por Tom Hanks, que sólo vale para comedietas (y para "Náufrago", donde podía evitar actuar por exigencias del guión). En actores españoles me salen un montón de petardos: Cayetana Guillén Cuervo, Andrés Pajares, Antonio Resines, Belén Rueda, Jorge Sanz, Maribel Verdú y un larguísimo etcétera... Con ello muestro mi desacuerdo con la primera frase de César: un mal actor puede dar al traste con una película por mucho que se esfuercen el director y el guionista (ejemplo: "The Road to Perdition").
ResponderEliminarRickard: de acuerdo, Gregory Peck era un estupendo actor. En "Gringo Viejo" tiene una escena genial en que enamora a Jane Fonda mediante palabras. Burt Lancaster comenzó siendo una presencia y acabó convirtiéndose en un monstruo de la interpretación. ¿Sabías que era trapecista en un circo antes de dedicare al cine? Mifune también me gusta; siempre fue el más occidental de los actores japoneses.
ResponderEliminarJesús: gracias, me alegro de que mis comentarios te sirvan para algo. Palance era una gran presencia, con ese rostro que parecía tallado en piedra. Y Brenan... bueno, otro monstruo. Lo que pasa es que he intentado limitarme a hablar de actores protagonistas, porque si incluyéramos a los secundarios sería empezar y no acabar.
Anónimo de las 10:31: pues, como no me dices qué ideas no entiendes, poco puedo aclararte...
Arturo: De Niro es capaz de lo peor y de lo mejor, en efecto. Y no, lo siento, pero no sé qué película es ésa de Peck que comentas.
Víctor: En el "Padrino II" De Niro estaba de quitar el hipo, pero también en "El corazón del ángel" o en "Casino". Cuando quiere, es un gran actor. Y sí, Richard Harris está estupendo en "Sin perdón". Solía ser un actor muy amanerado, pero a mí siempre me gustó. En "Camelot" está muy bien.
Rudy: en mi opinión, Norton es con diferencia el mejor actor de su generación. En cuanto a O'Tool, es un buen actor, pero a mí nunca ha acabado de gustarme, la verdad.
Ricardo: tienes toda la razón; es una vergüenza haberme olvidado de Cary Grant, el mejor galán de comedia de todos los tiempos. Y no sólo comedia; en "Sospecha", de Hitchcock, componía un villano de lo más inquietante.
"Robín y Marián" es una película sencillamente maravillosa.
Anónima de las 9:59: Lo siento, hija mía, pero Nicholas Cage me pone de los nervios. Sin embargo, convengo contigo que Jude Law es un excelente actor, pero su problema no es ser guapo, sino haber trabajado demasiado, y en demasiadas películas cuyo plató ni siquiera debería haber pisado.
Anónimo de las 2:39: Crowe es un grandísimo actor, estoy de acuerdo (aunque como persona me parece un chulo impresentable). Y la Connelly también es una gran actriz, pero... cuando era más jovencita tenía un par de tetas impresionantes y ahora está casi plana... No es justo.
Jorge: lamento no estar de acuerdo con tu opinión sobre Tom Hanks, pero como no tengo ganas de discutir, no te lo voy a rebatir demasiado. En "Náufrago" estaba muy bien, y también en una película de la que nadie habla mucho, pero que a mí me encanta: "Big". Ningún otro actor podría haber interpretado ese papel tan convincentemente.
Cuando yo era bastante joven (lo mismo todavía una adolescente) ví "Big" y en la escena en la que Hanks va en limusina, asoma la cabeza por el techo y... simplemente se le ve FELIZ. Tan FELIZ como un niño...
ResponderEliminarEntonces pensé. "Vaya, pedazo de actor: una sonrisa, una mirada y ES un niño FELIZ".
Creo que le dieron el oscar o le nominaron.
A partir de ahí le perdono todo (incluido el Código Da Vinci...).
Sí, César, sabía que Burt Lancaster fue trapecista antes de pasarse al cine. De hecho, su compañero de trapecio en el circo era Nick Cravat, que también salió con él haciendo acrobacias en "El halcón y la flecha" y "El temible burlón" y donde en ambas hacía de mudo debido a su mala dicción. Curiosamente, los dos ex-compañeros de circo y cine murieron el mismo año.
ResponderEliminarAnónima de las 9:59: el personaje de Hanks en "Big" es muy jodido de interpretar, porque lo fácil que sería pasarse (imagínate a Jim Carrey en ese papel). La genialidad de Hanks está en conseguir parecer un niño sólo con la mirada. Hay una escena, por cierto, en esa película que me encanta: cuando Hanks y el dueño de la empresa de juguetes tocan con los pies una melodía sobre un enorme teclado.
ResponderEliminarRickard: pues sí, pues sí, Nick Cravat, en efecto. Veo que eres todo un cinéfilo.
ADENDUM: Al enumerar en esta entrada mis interpretaciones favoritas, he olvidado una extraordinaria: la de Harvey Keitel y William Hurt en "Smoke", de Wayne Wang. Sobre todo, la secuencia final, cuando Keitel le cuenta a Hurt la historia de cómo consiguió una cámara de fotografiar. Creo que jamás el cine ha mostrado, como en esta película, la amistad entre dos hombres.
Por cierto, otra gran interpretación: la de Forrest Whitacker en "Ghost dog".
John Voight en "El tren del infierno".
ResponderEliminarRobert De Niro en "Toro Salvaje".
Sean Penn en "Mystic River".
Nicholson en "El juramento"
Christopher Walken en "El cazador".
Y muchas mas...
Saludos.
Vaya sorpresón: una de las mejores películas que he visto en mi vida y la mencionas en tu página. Maravillosos Hopkins y Thomson. El libro, por cierto, es una auténtica maravilla.
ResponderEliminarY hablando de películas y de libros... ¿podría enviarte un privado sobre un asuntillo que creo que te gustará?
Siento repetirme, en el primer post ya se ha hablado de él, pero para mí una de las mejores interpretaciones es la de Gregory Peck en Matar a un ruiseñor. En cuanto a interpretaciones femeninas me quedo con Vanessa Redgrave en Blow up.
ResponderEliminarNo estoy muy de acuerdo con tus comentarios. Pero en lo que no estoy nada de acuerdo es en lo de Montgomery Clift. Fue un pedazo de actor, probablemente el mejor que haya tenido Hollywood, y sus interpretaciones en La Heredera, Un lugar en el sol, De aquí a la eternidad y Yo confieso son inigualables. Saludos.
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