Cualquiera que, como yo, ame el juego, sabe que las rachas de suerte existen. No le encuentro explicación, ignoro qué extrañas fuerzas las provocan, pero son reales. De hecho, creo que la suerte, el azar, es lo más parecido a lo sobrenatural que hay en este universo. Por ejemplo, el póquer; hay veces que sabes que vas a ganar siempre. Y ganas. Mano tras mano, las cartas fluyen a tu favor, como si la más poderosa e ignota fuerza del universo estuviese de tu lado. En otras ocasiones, notas que vas a perder hagas lo que hagas. Ya puedes tener una escalera de color, da igual; si el destino ha decidido que pierdes, perderás. Porque las rachas de suerte existen y somos juguetes en sus manos.
Pues bien, este año, desde la primavera, soy víctima de una siniestra racha de mala suerte. Y no es algo que me afecte sólo a mí, sino que también influye en la gente que me rodea. A decir verdad, parece afectar al mundo entero. No vale la pena que os cuente mis problemas, pero sí me gustaría comentar lo asquerosamente desagradable que ha sido este día. Hoy, al despertarme y conectar la radio, me he encontrado con dos noticias terribles: la ejecución de Sadam Husein y la bomba de ETA en Barajas.
Sadam fue un tirano y un genocida, un hijo de puta que merecía padecer todo el peso de la ley, pero no la muerte. Nadie la merece, ni siquiera un ser tan abyecto como Sadam. En mi código moral, la vida humana es sagrada y no hay mayor crimen que atentar contra ella. Y de entre todos los crímenes posibles, el más execrable es la pena de muerte, porque es un asesinato que se comete en nombre de la ley y de la civilización, y que, al llevarse a cabo, denigra la justicia y mancha de barbarie lo poco que tenemos de civilizados. Además, ¿de qué valdrá la muerte de Sadam? ¿Servirá para que los republicanos recuperen el apoyo de los fanáticos integristas cristianos yanquis, que estaban muy cabreados, no por la guerra, sino por no ganarla? Puede ser, pero también valdrá para que mueran más inocentes, víctimas del principio de acción-reacción. Además, si Sadam merecía la muerte por ser un genocida, ¿qué se merecen los líderes mundiales que apoyaron y promovieron en las Azores la segunda guerra de Irak, causando así la muerte y el dolor de cientos de miles de hombres, mujeres y niños? En fin, es inútil plantearse esto, porque nadie los va a juzgar jamás.
En cuanto a la bomba de ETA, ¿qué puedo deciros que no se haya dicho ya? Aunque mientras escribo esto todavía no se ha confirmado, es muy posible que dos personas, dos humildes emigrantes ecuatorianos, hayan muerto a causa de la profunda estupidez de un grupo de tarados con la mente –si es que a eso que tienen en el cráneo puede llamársele mente- envenenada por unas ideas tan pueriles y pequeñas que moverían a la risa, de no ser porque la brutalidad que generan nos desliza hacia el llanto. ¿Así es la patria que desean, así es la raza a la que dicen pertenecer? A veces pienso que al País Vasco le sobra una uve.
Bueno, amigos míos, hoy pensaba escribir y colgar aquí la segunda parte del post dedicado a Cordwainer Smith, pero no me apetece. Lo dejaremos para después de Nochevieja. Hay años malditos; éste es uno de ellos. Por fortuna, ya falta poco para que termine.
Hola César,
ResponderEliminaryo ayer estaba más o menos como tú y las reflexiones en mi blog van más o menos en el mismo sentido que las tuyas. El mundo está hecho un asco, pero es el que nos ha tocado vivir. No hay que resignarse sino luchar por hacerlo un poco mejor.
Mis mejores deseos para el año que viene
Besos
A miles de kilómetros de distancia de donde me encuentro ahora mismo han ahorcado a un dictador, un señor con bigote que solía vestir traje militar y que al final ha resultado ser un hombre (y los encapuchados que lo rodean también, no es ficción), y al día siguiente yo lo he podido ver en mi ordenador. No nos damos cuenta de que la tecnología avanza a una velocidad vertiginosa y lo humano parece paralizado o en retroceso. Estas dos líneas paralelas que deberían progresar juntas se han perdido de vista hace tiempo.-elirracional.blogspot.com
ResponderEliminarBueno César como en el póker ya sabes que la suerte cambia. Y eso es lo que te deseo para el 2007. Mucha suerte y mucha salud como os deseo a todos.
ResponderEliminarHola César,
ResponderEliminarEl 30 fue un día muy negro. El atentado, el asesinato,... quiero pensar que ha sido el final de un año oscuro, que el año que viene mejorará... espero que mejore.
Y deseo que la suerte, la buena suerte, claro, vuelva a acompañarte.
Un saludo
Si, yo tompoco he dormido con lo de la muerte de Sadam.
ResponderEliminarY el mundo nunca ha estado mejor que ahora. Ya lo dijo Heinlein en Puerta al Verano.
A ver si un día suena la flauta y a César le da por meterse con algún dictador tipo Castro, no con un presidente de EEUU, UK o España, que deciden no quedarse de brazos cruzados cuando matan a 3000 personas en Nueva York.
No creo que llegue a sonar dicha flauta, pero por pedir... ese es mi própósito para este año.
Feliz 2007, que será todavía mejor que el 2006.
Supongo, David, que no sueles leer mi blog y por eso no te has enterado de que esa flauta que, según tú, no llegará a sonar, ya ha sonado. Te sugiero que le eches un vistazo a la entrada del 8 de noviembre donde este flautista decía lo siguiente:
ResponderEliminar"La izquierda, a causa del triunfo de la revolución rusa, volcó todas sus expectativas en el marxismo, olvidando que los regímenes comunistas, más allá de las bonitas palabras y de las bienintencionadas teorías, eran sistemas totalitarios, terribles dictaduras. Luego, cuando los desmanes de Stalin salieron a la luz, los izquierdistas dijeron que aquello era un accidente, un mero escollo en el camino del materialismo dialéctico que nada tenía que ver con la verdadera esencia del comunismo, y se pusieron a mirar hacia otros paraísos proletarios, como China o Cuba. Pero Mao y Castro sólo eran –el segundo sigue siéndolo- dictadores.
En España, durante los años 60 y 70, ser de izquierdas era prácticamente sinónimo de ser comunista. Sólo había un partido potente en la clandestinidad, el PC, y cuantos mantenían posturas antifranquistas militaban en ese partido o colaboraban de algún modo con él. Sin embargo, yo nunca fui comunista. No quería cambiar una dictadura facha por una dictadura del proletariado. Sencillamente, no quería dictaduras".
¿Contento, David? ¿Te aclara esto mi postura? Supongo que no, así que yo le pediré al año nuevo que la gente como tú se moleste en informarse un poco antes de acusar a alguien. No creo que llegue a sonar la flauta, pero por pedir...
Y claro, por supuesto, no me había dado cuenta, qué izquierdista tan estúpido soy... los presidentes de USA, UK y España no se quedaron cruzados de brazos ante un atentado que mató a 3.000 personas en NY y reaccionaron invadiendo un país que no había tenido nada que ver con dicho atentado. Genial; eso sí que es alta política.
Y causando muchos más muertos y más embriones de terroristas.
ResponderEliminarY las armas de destrucción masiva que no aparecieron por ningún lado...
Alta política, sí.
Según el calendario chino estamos, hasta el 18 de febrero inclusive, en el año del perro. Tal vez entonces cambién las cosas. Por cierto, luego viene el año del cerdo.
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