Vale, podemos recurrir a la suspensión de la incredulidad, aceptar la figura del superhéroe sin más preguntas y disfrutar de las historias. Lo malo es que, con el tiempo, aquellas historias de superhéroes acabaron resultándome cada vez más grotescas y repetitivas, así que dejé de leer ese tipo de comics durante mucho tiempo. Concretamente hasta que, a finales de los 80, comencé a oír hablar maravillas de un tebeo de superhéroes llamado Watchmen. Lo compré, lo leí y me quedé de piedra pómez. porque Mr. Moore había conseguido conducir al género por sendas nunca antes transitadas. No voy a enrollarme ahora con Watchmen; quizá lo haga en otra ocasión. Me limitaré a señalar que Alan Moore hizo en ese tebeo lo mismo que Nikos Kazantzakis en La última tentación de Cristo: llevar hasta sus últimas consecuencias, de forma realista, una idea absurda.
Tras la alucinada lectura de Watchmen, me puse a buscar más comics de superhéroes “de la nueva hornada”, y me encontré con obras tan excelentes como Batman año 1, Dark Knight o el Daredevil: Born Again, todas de Miller. O el Miracleman del propio Moore. O Astro City, de Kurt Busiek, una serie con grandes hallazgos de la que se ha hablado muy poco. O la Doom Patrol de Grant Morrison, puro surrealismo. También encontré un montón de malas imitaciones, pero eso es otra cuestión.
Con todo esto quiero decir que no tengo nada contra los superhéroes. De hecho, escribí una novela –La compañía de las moscas-, donde jugaba de forma tangencial con la idea de superhéroe. Su protagonista es Daniel, un chaval de quince años superdotado intelectualmente que intenta encontrar su lugar en la vida buscando el modo de marcar la diferencia entre el bien y el mal. Cuando diseñé a Daniel me propuse crear un personaje que fuera absolutamente bueno y, al tiempo, interesante; creo que lo conseguí. Daniel es un ángel, pero un ángel muy complicado. Daniel intenta hacer el bien a pequeña escala rodeándose de gente que necesita alguna clase de ayuda moral. Es una especie de diminuto superhéroe que vuela por Internet oculto por el nick de Mr. Cristal. Por otro lado, Daniel dibuja (para él, sin enseñárselas a nadie) unas tiras cómicas protagonizadas por una pareja de superhéroes: Mr. Cristal, un niño que puede volverse invisible, y el Profesor Furia, un tipo vestido con toga y birrete que emite rayos de pura mala leche. Y es que Daniel, pese a su superior inteligencia, adora los tebeos de superhéroes. Permitidme que transcriba aquí un diálogo de la novela:
— ¿Te gustan los tebeos de superhéroes?
— Me encantan.
— Vaya, no dejas de sorprenderme –Julián arqueó una ceja-. Creí que tú sólo leías a Joyce, Dostoievski, Rilke y cosas por el estilo.
— Pero también comics.
— ¿De vigilantes enmascarados? Vamos, Daniel, eso es basura.
— ¿Ha leído usted alguno, señor Echevarria?
— No necesito leerlos para saber de que no hay nada más absurdo que un tipo musculoso con antifaz y los calzoncillos por fuera de los leotardos.
— Sí, es absurdo –aceptó Daniel-. Por eso los comics de superhéroes son mejores que la vida.
Julián hizo un gesto de extrañeza.
— ¿Qué quieres decir?...
— Los superhéroes –le explicó Daniel-, sólo tienen sentido porque existen los supervillanos. Un hombre de acero con rayos X en los ojos sería una pasada si se limitase a detener navajeros y carteristas. Pero no, el archienemigo de Superman es Lex Luthor, un supervillano.
— Ya; ¿y qué?
— Que eso mismo sucede con los demás superhéroes: todos se enfrentan a supervillanos. El mayor enemigo de Batman es el Jocker; el de Daredevil, Kingpin; el de Spiderman, el Duende Verde; el de la Patrulla X, Magneto; el del Capitán Marvel...
— Vale, vale; creo que lo he captado. Hay superhéroes y hay supervillanos.
— Los superhéroes defienden el bien frente al mal –prosiguió el muchacho-; protegen a la gente incluso poniendo en riesgo su propia vida, y lo hacen sin obtener ningún beneficio, simplemente porque creen que deben hacerlo. Generalmente triunfan, pero incluso cuando no es así, hay, no sé..., hay grandeza en su derrota. Por ejemplo, el Duende Verde (que en realidad se llama Norman Osborn) mató a Gwen Stacey, la novia de Peter Parker. La tiró desde un puente y Spiderman no pudo hacer nada por salvarla, pero al menos el hombre araña estaba allí para llorar su muerte.
— Conmovedor. ¿Y qué?...
— Bueno, ¿no se ha dado usted cuenta?
— ¿De qué?
— De que en la vida real no existen superhéroes –concluyó Daniel-; pero sí supervillanos. Hitler lo era, como Mussolini, Franco o Stalin. Y también Pol Pot y Ariel Saharon y Milosevic y Ben Laden y... En fin, todos supervillanos. Pero ningún superhéroe se enfrentó a ellos.
— Bueno, hubo algunos héroes de carne y hueso que les plantaron cara –objetó Julián, pensativo.
— Sí, pero ¿qué pueden hacer las personas normales para acabar con los supervillanos? Muy poca cosa; para eso hacen falta superhéroes. Y no existen, salvo en los tebeos. Por eso los comics son mejores que la vida: porque en los comics el mal y el bien están equilibrados, y en la vida real no.
En efecto, creo que del fango de los superhéroes pueden surgir insospechadas obras maestras, y no sólo en lo que respecta a los cómics, sino también a la mismísima literatura. Tigre, tigre..., de Alfred Bester, y El señor de la luz, de Roger Zelazny, son dos excelentes novelas de ciencia ficción con elementos extraídos directamente del mundo de los superhéroes. Es decir, con material de derribo también puede hacerse arte. Por cierto, Bester, en los inicios de su carrera como escritor, fue guionista de Batman (entre 1942 y 1947). Y esto nos conduce a donde yo quería llegar: a Batman. Vale, diréis, ¿era necesario tanto rodeo para eso? Pues probablemente no, pero no olvidemos que, por desgracia, una de las señas de identidad de este blog son los largos rodeos.
Suele decirse que Batman es un superhéroe más creíble porque no posee poderes sobrehumanos, pero a mí me produce exactamente el efecto contrario. Vamos a ver, si un tipo decide ponerse unas mallas azules, calzoncillos rojos por encima de las mallas y botas y capa a juego con los calzoncillos, yo difícilmente podría contener la risa, salvo que le viera en un escenario rodeado de Drag Queens. Pero si veo a ese tipo, vestido de idéntica manera, arrancando un secuoya con la fuerza de sus brazos, os juro que me lo tomaría muy en serio. Vamos que Superman podría llevar pololos rosa y nadie se cachondearía de él, con la posible excepción de Lex Luthor. Así pues, un tipo normal vestido de murciélago dando brincos por la ciudad me parece un espectáculo sencillamente grotesco.
No obstante, hay algo que redime a Batman: su galería de villanos. El Joker, El Pingüino, El Espantapájaros, El Acertijo, Dos Caras, la voluptuosa y sado-maso Catwoman... Todos ellos son figuras deliciosamente surrealistas y llenas de encanto. Dicen que el tamaño de un héroe se mide por la talla de sus enemigos, y en ese sentido Batman es un héroe enorme. Pero sólo en ese, porque, reconozcámoslo, Batman es un fascista, como se evidencia en el Dark Knight de Miller. O un loco; Moore sugiere que Batman y el Joker no son más que dos chiflados persiguiéndose mutuamente.
Así que tenemos un personaje que, o es un facha, o es un pirado. O un facha pirado que, además, va disfrazado de murciélago. ¿Eso mola? A mí, lo reconozco, no mucho. Pero, evidentemente, el personaje tiene tirón popular. Dejando aparte la famosa serie pop de TV, Batman fue, tras Superman, el segundo superhéroe en ser llevado al cine por todo lo alto. Tim Burton dirigió dos películas que eran un auténtico coñazo, aunque contaban con una excelente dirección de arte. Ah, vale, en la segunda Michelle Pfeiffer componía a una Catwoman de quitar el hipo que por si sola justificaba el precio pagado por la entrada. Joel Schumacher continuó la franquicia dirigiendo otros dos títulos que oscilaban entre la psicodelia barata y lo explícitamente hortera. Pura basura; aunque, eso sí, basura cara. Tan malas fueran estas dos películas, que la serie se dio por clausurada.
Pero en 2005 llegó el Batman Begins, de Christopher Nolan con un nuevo enfoque para el hombre murciélago, y tanto el público como la crítica acogieron el film con cierto entusiasmo. ¿Mi opinión? Me divirtió moderadamente la primera parte del metraje y me aburrí profundamente con la segunda mitad. Pese a todo, me pareció la mejor aproximación cinematográfica al personaje realizada hasta el momento. Lo sé, lo sé, más de uno intentará reivindicar la labor de Tim Burton; pero es inútil, al menos en lo que a mí respecta, pues creo que Burton es el director vivo más sobrevalorado y sólo le reconozco una buena película; el resto no me parecen más que excelentes ejercicios de dirección artística envolviendo al vacío absoluto.
Finalmente, este año se estrena el segundo Batman de Nolan, The Dark Knight, y a todo el mundo se le hace el culo Pepsicola. La crítica ha puesto la película por las nubes de forma casi unánime y en cuanto a los espectadores, baste decir que ya es el segundo film más taquillero de la historia. Todo dios ha hablado maravillas de este caballero oscuro e incluso se reclama un Oscar póstumo para Heath Ledger. En fin, ante tanta alabanza, y pese a que el anterior título no me había hecho mucho tilín, fui a ver la película hace una semana.
¿Mi opinión? Me divirtió moderadamente la primera mitad del film y me aburrí monstruosamente con la segunda. De hecho, me aburrí más que en el anterior título, porque la nueva entrega es aun más larga. Me apresuro a aclarar que hay al menos dos aspectos sobresalientes en el film. En primerísimo lugar, la actuación de Heath Ledger. Veréis, el Joker de Jack Nicholson era en el fondo un payaso simpaticote; pero el Joker de Ledger hace exactamente lo que debe hacer: acojona. ¿Que Ledger se pasa tres pueblos en su composición del personaje? Cierto, pero si hay un personaje que pide a gritos sobreactuación, ese es el Joker. En cualquier caso, la película alza el vuelo cada vez que aparece en escena Ledger y se hunde en el muermo cuando no está. El segundo aspecto sobresaliente es la actuación de Gary Oldman, que consigue dar una densidad insospechada a un personaje que, al menos sobre el papel, no la tiene. Añadiría también la secuencia inicial del robo al banco por el Joker y sus secuaces, realmente bien rodada.
Ahora bien, toda la película tiene un tono solemne, engolado, que a mí me toca bastante las narices. Es como si Nolan dijese: vale, es Batman, un loco disfrazado, es ridículo, pero fijaos en lo serio y trascendental que me pongo. Pues lo siento, toda esa trascendencia y gravedad se va a hacer puñetas en cuanto aparece Batman, un facha, un pirado vestido de fantoche. Sencillamente, no me lo puedo tomar en serio. O, más apropiadamente, por mucho que engole la voz, Nolan no consigue que me lo tome en serio. Pero eso no es lo peor de la película; lo realmente chungo es que la segunda mitad del metraje consiste en una serie acumulativa de clímax que, lejos de conducir a un tsunami de tensión, sólo consiguen que el espectador se desconecte y, como en mi caso, se aburra mortalmente. ¿Por qué va a importarme lo más mínimo que Maggie Gyllenhaal vuele o no por los aires? Su personaje no está desarrollado, sólo es una presencia sin demasiado interés. ¿O es que tengo que acordarme de la sosa de Katie Holmes para intentar sentir un poco de empatía? Por favor... ¿Y quién es Harvey Dent? Es Aaron Eckhart haciendo de fiscal, nada más. En cuanto a Bruce Wayne, sólo puedo decir que Chistian Bale se muestra igual de expresivo cuando lleva máscara que cuando no la lleva. Parece como si se hubiera tragado el palo de una escoba. Por lo demás, es una pena que actores tan portentosos como Michael Caine y Morgan Freeman estén en esta película tan absolutamente desaprovechados.
Pero vayamos al supuesto meollo trascendental de la cinta, la tenue frontera que separa el bien del mal. Como apunte no está mal, pero se queda en eso, en mero apunte sin desarrollar. Porque, vamos a ver, el Joker será un hijo de puta, pero al menos es un hijo de puta consciente, lúcido, mientras que Batman es un facha que se salta alegremente las leyes, practicando desde la tortura hasta el secuestro, y no parece enterarse. Qué queréis que os diga, personalmente me quedo con el Joker, que en resumidas cuentas es lo único estimulante y magistral de esta aburrida película (y también la actuación de Gary Oldman, vale).
¿Es The Dark Knight, en mi opinión, un mal film? No, es un film mediocre, con algunos aciertos y numerosos fallos. Lo que no me explico, lo que no logro entender por mucho que lo intente, es a qué se debe el desmesurado éxito crítico y comercial de la película. Supongo que hay algo que se me escapa, sin duda debo de estar equivocado, pero los bostezos que amenazaban con desencajarme la mandíbula mientras veía la segunda parte del film eran totalmente sinceros, os lo juro.
Para mi gusto, la mejor película de superhéroes que he visto es Spiderman 2, seguida a cierta distancia por X Men 2. El resto me parecen entre mediocres, malas y horrendas. Y es que, a mi modo de ver, el medio natural de los superhéroes es el comic, y su traslación al cine no acaba de cuajar. Aunque, claro, en esto también puedo estar equivocado. Esperemos a ver qué pasa con el Watchmen de Zack Snyder, aunque desde ya me atrevo a aventurar que, aunque sea una buena película, será una mala película, en el sentido de que forzosamente traicionará al comic original de Moore y Gibbons.
Ya veremos.
— ¿Te gustan los tebeos de superhéroes?
— Me encantan.
— Vaya, no dejas de sorprenderme –Julián arqueó una ceja-. Creí que tú sólo leías a Joyce, Dostoievski, Rilke y cosas por el estilo.
— Pero también comics.
— ¿De vigilantes enmascarados? Vamos, Daniel, eso es basura.
— ¿Ha leído usted alguno, señor Echevarria?
— No necesito leerlos para saber de que no hay nada más absurdo que un tipo musculoso con antifaz y los calzoncillos por fuera de los leotardos.
— Sí, es absurdo –aceptó Daniel-. Por eso los comics de superhéroes son mejores que la vida.
Julián hizo un gesto de extrañeza.
— ¿Qué quieres decir?...
— Los superhéroes –le explicó Daniel-, sólo tienen sentido porque existen los supervillanos. Un hombre de acero con rayos X en los ojos sería una pasada si se limitase a detener navajeros y carteristas. Pero no, el archienemigo de Superman es Lex Luthor, un supervillano.
— Ya; ¿y qué?
— Que eso mismo sucede con los demás superhéroes: todos se enfrentan a supervillanos. El mayor enemigo de Batman es el Jocker; el de Daredevil, Kingpin; el de Spiderman, el Duende Verde; el de la Patrulla X, Magneto; el del Capitán Marvel...
— Vale, vale; creo que lo he captado. Hay superhéroes y hay supervillanos.
— Los superhéroes defienden el bien frente al mal –prosiguió el muchacho-; protegen a la gente incluso poniendo en riesgo su propia vida, y lo hacen sin obtener ningún beneficio, simplemente porque creen que deben hacerlo. Generalmente triunfan, pero incluso cuando no es así, hay, no sé..., hay grandeza en su derrota. Por ejemplo, el Duende Verde (que en realidad se llama Norman Osborn) mató a Gwen Stacey, la novia de Peter Parker. La tiró desde un puente y Spiderman no pudo hacer nada por salvarla, pero al menos el hombre araña estaba allí para llorar su muerte.
— Conmovedor. ¿Y qué?...
— Bueno, ¿no se ha dado usted cuenta?
— ¿De qué?
— De que en la vida real no existen superhéroes –concluyó Daniel-; pero sí supervillanos. Hitler lo era, como Mussolini, Franco o Stalin. Y también Pol Pot y Ariel Saharon y Milosevic y Ben Laden y... En fin, todos supervillanos. Pero ningún superhéroe se enfrentó a ellos.
— Bueno, hubo algunos héroes de carne y hueso que les plantaron cara –objetó Julián, pensativo.
— Sí, pero ¿qué pueden hacer las personas normales para acabar con los supervillanos? Muy poca cosa; para eso hacen falta superhéroes. Y no existen, salvo en los tebeos. Por eso los comics son mejores que la vida: porque en los comics el mal y el bien están equilibrados, y en la vida real no.
En efecto, creo que del fango de los superhéroes pueden surgir insospechadas obras maestras, y no sólo en lo que respecta a los cómics, sino también a la mismísima literatura. Tigre, tigre..., de Alfred Bester, y El señor de la luz, de Roger Zelazny, son dos excelentes novelas de ciencia ficción con elementos extraídos directamente del mundo de los superhéroes. Es decir, con material de derribo también puede hacerse arte. Por cierto, Bester, en los inicios de su carrera como escritor, fue guionista de Batman (entre 1942 y 1947). Y esto nos conduce a donde yo quería llegar: a Batman. Vale, diréis, ¿era necesario tanto rodeo para eso? Pues probablemente no, pero no olvidemos que, por desgracia, una de las señas de identidad de este blog son los largos rodeos.
Suele decirse que Batman es un superhéroe más creíble porque no posee poderes sobrehumanos, pero a mí me produce exactamente el efecto contrario. Vamos a ver, si un tipo decide ponerse unas mallas azules, calzoncillos rojos por encima de las mallas y botas y capa a juego con los calzoncillos, yo difícilmente podría contener la risa, salvo que le viera en un escenario rodeado de Drag Queens. Pero si veo a ese tipo, vestido de idéntica manera, arrancando un secuoya con la fuerza de sus brazos, os juro que me lo tomaría muy en serio. Vamos que Superman podría llevar pololos rosa y nadie se cachondearía de él, con la posible excepción de Lex Luthor. Así pues, un tipo normal vestido de murciélago dando brincos por la ciudad me parece un espectáculo sencillamente grotesco.
No obstante, hay algo que redime a Batman: su galería de villanos. El Joker, El Pingüino, El Espantapájaros, El Acertijo, Dos Caras, la voluptuosa y sado-maso Catwoman... Todos ellos son figuras deliciosamente surrealistas y llenas de encanto. Dicen que el tamaño de un héroe se mide por la talla de sus enemigos, y en ese sentido Batman es un héroe enorme. Pero sólo en ese, porque, reconozcámoslo, Batman es un fascista, como se evidencia en el Dark Knight de Miller. O un loco; Moore sugiere que Batman y el Joker no son más que dos chiflados persiguiéndose mutuamente.
Así que tenemos un personaje que, o es un facha, o es un pirado. O un facha pirado que, además, va disfrazado de murciélago. ¿Eso mola? A mí, lo reconozco, no mucho. Pero, evidentemente, el personaje tiene tirón popular. Dejando aparte la famosa serie pop de TV, Batman fue, tras Superman, el segundo superhéroe en ser llevado al cine por todo lo alto. Tim Burton dirigió dos películas que eran un auténtico coñazo, aunque contaban con una excelente dirección de arte. Ah, vale, en la segunda Michelle Pfeiffer componía a una Catwoman de quitar el hipo que por si sola justificaba el precio pagado por la entrada. Joel Schumacher continuó la franquicia dirigiendo otros dos títulos que oscilaban entre la psicodelia barata y lo explícitamente hortera. Pura basura; aunque, eso sí, basura cara. Tan malas fueran estas dos películas, que la serie se dio por clausurada.
Pero en 2005 llegó el Batman Begins, de Christopher Nolan con un nuevo enfoque para el hombre murciélago, y tanto el público como la crítica acogieron el film con cierto entusiasmo. ¿Mi opinión? Me divirtió moderadamente la primera parte del metraje y me aburrí profundamente con la segunda mitad. Pese a todo, me pareció la mejor aproximación cinematográfica al personaje realizada hasta el momento. Lo sé, lo sé, más de uno intentará reivindicar la labor de Tim Burton; pero es inútil, al menos en lo que a mí respecta, pues creo que Burton es el director vivo más sobrevalorado y sólo le reconozco una buena película; el resto no me parecen más que excelentes ejercicios de dirección artística envolviendo al vacío absoluto.
Finalmente, este año se estrena el segundo Batman de Nolan, The Dark Knight, y a todo el mundo se le hace el culo Pepsicola. La crítica ha puesto la película por las nubes de forma casi unánime y en cuanto a los espectadores, baste decir que ya es el segundo film más taquillero de la historia. Todo dios ha hablado maravillas de este caballero oscuro e incluso se reclama un Oscar póstumo para Heath Ledger. En fin, ante tanta alabanza, y pese a que el anterior título no me había hecho mucho tilín, fui a ver la película hace una semana.
¿Mi opinión? Me divirtió moderadamente la primera mitad del film y me aburrí monstruosamente con la segunda. De hecho, me aburrí más que en el anterior título, porque la nueva entrega es aun más larga. Me apresuro a aclarar que hay al menos dos aspectos sobresalientes en el film. En primerísimo lugar, la actuación de Heath Ledger. Veréis, el Joker de Jack Nicholson era en el fondo un payaso simpaticote; pero el Joker de Ledger hace exactamente lo que debe hacer: acojona. ¿Que Ledger se pasa tres pueblos en su composición del personaje? Cierto, pero si hay un personaje que pide a gritos sobreactuación, ese es el Joker. En cualquier caso, la película alza el vuelo cada vez que aparece en escena Ledger y se hunde en el muermo cuando no está. El segundo aspecto sobresaliente es la actuación de Gary Oldman, que consigue dar una densidad insospechada a un personaje que, al menos sobre el papel, no la tiene. Añadiría también la secuencia inicial del robo al banco por el Joker y sus secuaces, realmente bien rodada.
Ahora bien, toda la película tiene un tono solemne, engolado, que a mí me toca bastante las narices. Es como si Nolan dijese: vale, es Batman, un loco disfrazado, es ridículo, pero fijaos en lo serio y trascendental que me pongo. Pues lo siento, toda esa trascendencia y gravedad se va a hacer puñetas en cuanto aparece Batman, un facha, un pirado vestido de fantoche. Sencillamente, no me lo puedo tomar en serio. O, más apropiadamente, por mucho que engole la voz, Nolan no consigue que me lo tome en serio. Pero eso no es lo peor de la película; lo realmente chungo es que la segunda mitad del metraje consiste en una serie acumulativa de clímax que, lejos de conducir a un tsunami de tensión, sólo consiguen que el espectador se desconecte y, como en mi caso, se aburra mortalmente. ¿Por qué va a importarme lo más mínimo que Maggie Gyllenhaal vuele o no por los aires? Su personaje no está desarrollado, sólo es una presencia sin demasiado interés. ¿O es que tengo que acordarme de la sosa de Katie Holmes para intentar sentir un poco de empatía? Por favor... ¿Y quién es Harvey Dent? Es Aaron Eckhart haciendo de fiscal, nada más. En cuanto a Bruce Wayne, sólo puedo decir que Chistian Bale se muestra igual de expresivo cuando lleva máscara que cuando no la lleva. Parece como si se hubiera tragado el palo de una escoba. Por lo demás, es una pena que actores tan portentosos como Michael Caine y Morgan Freeman estén en esta película tan absolutamente desaprovechados.
Pero vayamos al supuesto meollo trascendental de la cinta, la tenue frontera que separa el bien del mal. Como apunte no está mal, pero se queda en eso, en mero apunte sin desarrollar. Porque, vamos a ver, el Joker será un hijo de puta, pero al menos es un hijo de puta consciente, lúcido, mientras que Batman es un facha que se salta alegremente las leyes, practicando desde la tortura hasta el secuestro, y no parece enterarse. Qué queréis que os diga, personalmente me quedo con el Joker, que en resumidas cuentas es lo único estimulante y magistral de esta aburrida película (y también la actuación de Gary Oldman, vale).
¿Es The Dark Knight, en mi opinión, un mal film? No, es un film mediocre, con algunos aciertos y numerosos fallos. Lo que no me explico, lo que no logro entender por mucho que lo intente, es a qué se debe el desmesurado éxito crítico y comercial de la película. Supongo que hay algo que se me escapa, sin duda debo de estar equivocado, pero los bostezos que amenazaban con desencajarme la mandíbula mientras veía la segunda parte del film eran totalmente sinceros, os lo juro.
Para mi gusto, la mejor película de superhéroes que he visto es Spiderman 2, seguida a cierta distancia por X Men 2. El resto me parecen entre mediocres, malas y horrendas. Y es que, a mi modo de ver, el medio natural de los superhéroes es el comic, y su traslación al cine no acaba de cuajar. Aunque, claro, en esto también puedo estar equivocado. Esperemos a ver qué pasa con el Watchmen de Zack Snyder, aunque desde ya me atrevo a aventurar que, aunque sea una buena película, será una mala película, en el sentido de que forzosamente traicionará al comic original de Moore y Gibbons.
Ya veremos.
Yo todavía no he visto el Caballero Oscuro pero tengo muchas ganas de verla. Gary Oldman me parece un gran actor y además todo el mundo me ha hablado muy bien de ella.
ResponderEliminarTengo que admitir que sólo vi la primera de Spiderman y que no me gustó, pero que, sin embargo, las de X-Men me han encantado.
Vale, me he tenido que reír cuando comparas las dos películas de Nolan porque a mí en la sala me pasó exactamente lo mismo en las dos ocasiones. Pero tampoco me parece que The Dark Knight sea un film mediocre -probablemente porque mi debilidad por Batman y por Nolan me hace perder la objetividad, qué le vamos a hacer-, creo que la Gyllenhal es un acierto y que, of course, el Joker es genial, actores muertos aparte.
ResponderEliminarLlevo dos años leyendo cosas del rodaje de Watchmen en blogs y webs de cómics y no veo el momento del estreno. *_* Tienes razón, no va a ser como el cómic, pero el reparto tiene buena pinta y, a juzgar por el tráiler, puede que se lo tomen en serio y todo. Esperemos que no la caguen mucho con las razones por las que el Dr. Manhattan actúa así y muestren las dos caras del Comediante.
Posdata: en cuanto a la idiosincrasia de los superhéroes y que te parezcan ridículos... bueno, tus razones están fundamentadas, pero leyendo "V de Vendetta" de Moore uno se plantea cosas que antes jamás le preocupaban, y la adaptación al cine a mí me pareció muy emocionante, con demasiada exageración estética y al mismo tiempo pobre en argumento si se compara con el cómic. Pero, a lo que iba, recomiendo ambas versiones.
ResponderEliminarSupongo que cuando dices que "creo que Burton es el director vivo más sobrevalorado y sólo le reconozco una buena película", te refieres a Sleepy Hollow. ¿O no?
ResponderEliminarNi la he visto ni la pienso ver. De hecho creo que no he visto ninguna de las pelis ni leído ninguno de los cómics que mencionas, asi que la pregunta sería qué coño hago comentando esta entrada.
ResponderEliminarSencillamente tenía que unirme a ti en el lamento por Michael Caine y Morgan Freeman. Y añado a Maggie Gylenhaal, si me lo permites. Alquila "Más extraño que la ficción" o "La sonrisa de Mona Lisa". Esa chica es bastante buena en mi opinión y lamento que tenga que caer tan bajo.
Supongo que llegados a un punto, o caes para que te ofrezcan algo mejor en el futuro, o mantienes tu dignidad y además, te mantienes en el olvido. Un beso,
Cristina
P.D.: Para lo viciado que estás a los cómics me sorprende que no te llame la atención el manga. Ya sé que en tus años mozos no estaba muy de moda, pero podrías resucitarlo...
A mí los superhéroes no me molan, lo mío son los supervillanos que emiten ondas MR.
ResponderEliminarYo imagino que te referirás a "Ed Wood" ¿Acerté?
ResponderEliminar¿¡¡¡Qué Batman es un fascista!!!? Por favor, estoy cansado de oír siempre la misma cantinela. Precisamente una de las cosas que le definen es su ética, un codigo moral regido por una regla básica que es el motor dramático de infinidad de cómics y películas: Batman no mata. Da igual quién sea el enemigo al que se enfrente, Batman jamás cruzará la línea que le convertiría en un asesino, porque eso es lo que le diferencia de los criminales a los que combate. Si Batman fuera un fascista, como usted dice, sr. Mallorquí, El caballero oscuro duraría cinco minutos: en la primera escena Batman le volaría la tapa de los sesos al Joker con una pistola. Fin. Ya está. Pero lo que sostiene la película es el conflicto entre ambos personajes, un conflicto que no existiría, repito, si Batman fuera otro chalado más con un arma, como el Joker. Ya lo decía el cazarrecompensas que interpretaba Clint Eastwood en El cadillac rosa, cuando le espetaban que había una delgada línea entre lo que él hacía y los criminales a los que perseguía:
ResponderEliminar-Tal vez sea delgada -decía- , pero está muy clara.
Vaya, por fin leo que a alguien le gusta X-Men 2. A nadie le gusta esa película. A mi me parece la mejor pelis de superhréroes, junto tal vez con estas dos últimas de Batman. Desde luego el papel del Joker es de lo mejor que se puede ver en la gran pantalla actualmente.
ResponderEliminar¿Aburrida? No creo que sea aburrida, vamos. Si algo no es es aburrida. Puede ser inconsistente, estúpida, pretenciosa.. pero ¿aburrida? Si cada vez que sale el Joker es una maravilla...
Anónimo, no te pongas así, que en realidad Batman no existe, hombre.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡¡¡JJAAAAAAJJAAAAAJJAA!!!!! ¡Por supuesto que existe! ¡¡¡YO SOY BATMAN!!!
ResponderEliminarFirmado:
Jim Carrey
La Compañia de las Moscas fue la primera novela suya que leí, debo confesar que no hace mucho.
ResponderEliminarMe gustó, pero el final me resultó un poco desalentador, no sé porqué. Creo que el de los superpoderes termina en una "clase media" en la que no acabo de verlo. Sigue siendo invisible, pero ni siquiera parece disfrutar de su invisibilidad.
En cuanto a a acusar de fascista a Batman... bien, estoy un poco harto de que en cualquier discusión para dejar fuera de lugar a alguien lo acusen de fascista. Hay hasta un axioma de internet: el primero que compara a otro con los nazis ha perdido (no recuerdo como se llama este axioma, pero existe).
Me recuerda a la película "Tropas del Espacio", una de las peores películas de CF que se han hecho jamás. Lo curioso es que el director defendía ese esperpento basándose en que pretendía criticar el "fascismo" en la novela de Heinlein. Me quedé de piedra. Starships Troopers es muchas cosas, algunas buenas y otras malas, pero catalogarla sin´más de "fascista" es absurdo. El eje sobre el que se asienta es de que el derecho civil al voto debe costarte algo, no debe ser gratis (en esfuerzo, se entiende). Podemos discutir esta idea, pero acusarla sin más de "fascista" es absurdo. QUe Heinlein admiraba a los militares es evidente -quizá porque, como recordaba Asimov en sus Memorias, no había podido llegar muy lejos en su carrera militar, y por lo tanto sus funciones de retaguardia se las tomaba muy en serio. De todas maneras se llevó a Asimov durante la SGM a trabajar con él lejos del frente, cosa que Asimov agradecía sinceramente, y probablemente donde mejor servía isaac Asimov los intereses de su país-.
En fin, que "fascista" es un insulto que me tomo muy en serio. No es para soltarlo sin más.
Natalia: confío en que te guste más que a mí :)
ResponderEliminarArtemisa: no pretendo decir nada en contra de la Gyllenhal, ni mucho menos. Su actuación en "Secretary" era sencillamente fantástica. Lo que digo es que su personaje en la película de Batman no estaba mínimamente desarrollado, así que poco podía hacer con él. En cuanto a Watchmen, la película, siempre será una simplificación del original, aunque sólo sea por cuestiones de extensión. Piensa que el mayor acierto del comic de Moore no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta.
En cuanto a "V de Vendetta", me gustó el comic y me gustó (y sorprendió) la película, pero la verdad, no creo que sea una historia de superhéroes.
Jorge: pues no, amigo mío, no es Sleepy Hollow.
Merak: Me remito a la contestación que le he dado a Artemisa sobre la Gyllenhal: me parece una actriz excelente, pero en esta película en custión hace de florero. Respecto a los manga... ay, amiga mía, no es que en mis años mozos no estuvieran muy de moda, es que ni siquiera existían. De todas formas, mi hijo Pablo es un pirado del manga y me va dejando cosas. Ahora, por ejemplo, estoy leyendo "20th century boys", de Urasawa.
Emilio: pero ese supervillano acabó convirtiéndose en un superhéroe... :)
Juanmi: ¡Premio para el caballero! "Ed Wood", sí señor. Aunque debería haber dicho que de Burton me gusta una película y media. La media es "Big Fish" (sobre todo por el delicioso final de la peli).
Anónimo de la 1:47: No te pongas así, hombre, que sólo estamos hablando de un personaje de ficción. ¿Sólo se es fascista si se mata? Yo creo que eso es simplificar un poco las cosas. Mira, sobre el Batman del comic no podemos decir nada, porque ha habido tantas versiones y variaciones que nos volveríamos locos (no obstante, en sus orígenes el personaje usaba pistola y no vacilaba en matar). En cuanto al Batman de Nolan, no mata, en efecto, pero no vacila en atrancar la puerta de la sala de interrogatorios para sacarle una cofesión a hostias al Joker, o en secuestrar a un tipo en un país extranjero... ¿Cómo le llamamos a eso? Si te molesta "fascismo" podemos buscar otra palabra, pero su significado nunca será bueno.
Pero en realidad la cuestión es con qué derecho Bruce Wayne se autoerige paladín de la justicia. ¿Quién le ha elegido, qué mecanismos legales le amparan y controlan? ¿Le legitima su moral? ¿Y si su moral no le gusta a la mayoria? ¿Y si su moral cambia? Una sociedad democrática no puede tolerar a los vengadores justicieros; eso es cosa de... los fascismos, sí. De todas formas, la interpretación Batman/fascista me interesa menos que la versión Batman/chiflado. Eso de que Batman y el Joker sean las dos caras de la misma locura me parece interesante.
En cuanto a los cazarrecompensas yanquis, al menos están amparados por la ley (aunque sea una ley muy discutible). De todas formas, por lo que sé suelen traspasar con mucha frecuencia esa tenue frontera que mencionas.
Eulez: pues te juro, amigo mío, que yo me aburrí como una ostra durante la segunda mitad del metraje. Eso sí, cuando aparecía el Joker la cosa se animaba, no te lo niego.
Juanmi: Pardiez que eres cachondo, buen hombre...
Jim Carrey: Otro cachondo, sí señor.
Suevo: me has hecho pensar con eso que comentas sobre el final de "La compañía de las moscas". Creo que tienes razón: el protagonista sigue siendo invisible y no disfruta con ello. Muy perspicaz; gracias por compartirlo conmigo.
En cuanto a lo del Batman/facha, me remito a mi respuesta a anónimo. Y respecto a "Tropas del espacio"... bueno, eso daría pie a una larguísima disquisición. Sólo te diré que el principio básico de la democracia es "un hombre, un voto", no "un exmilitar, un voto". Todo lo que signifique restringir el derecho a voto precipita a la sociedad hacia... ¿el fascismo? Podemos buscar otra palabra, pero al final el significado será muy parecido. Sea como fuere, el único precio que han de pagar los ciudadanos por su derecho al voto es aguantar a los políticos, que ya es todo un castigo.
NOTA GENERAL: Cuando digo que para mí la mejor película de superhéroes es "Spiderman 2", me refiero a superhéroes clásicos, porque en realidad mi film favorito de este género es "El protegido", de Shyamalan.
Creo que es el propio Bruce Wayne quién lo expresa mejor: Batman no es la solución a los problemas de Gotham. Es más, por los motivos que apuntas, no debe ser la solución. El propio Wayne es quién mejor sabe que Batman es una respuesta extrema a una situación extrema. Por eso quiere colgar la capa y dejar que sea el fiscal Harvey Dent quién le reemplace en la tarea de limpiar la corrupción de la ciudad, alguien que pueda hacer ese trabajo sin tener que esconderse, sin infringir la ley.
ResponderEliminarRespecto a la escena del interrogatorio... Bien, pongámonos en situación. Tenemos a un psicópata que dice que en cuestión de minutos va a volar por los aires a dos personas, y no piensa decir dónde están. No le intimida la amenaza de ir a la cárcel o que lo maten, no se le puede comprar, ni negociar, ni razonar con él.
Aunque al final Batman emplea la violencia me parece que la propia escena deja claro que en última instancia es el Joker quién gana porque le ha obligado a transgredir su código, (y no digo más para no espoilear la peli).
La verdad, spiderman 2 me aburrió y decepcionó enormemente. Las pelis de X-men me gustaron, si acaso la última me pareció más floja. Tampoco estoy muy de acuerdo qen que Tim Burton ruede en el vacío, aq inevitablemente su estilo de lo come.
ResponderEliminarMazarbul
Precisamente me gusta ese héroe por lo que tiene de villano. Si me lo permites, creo que es uno de tus mejores personajes.
ResponderEliminarQué coño... el mejor de todos.
También creo que La compañía es de lo mejor que has escrito.
No me he limitado a prestarle ese libro al pelma de mi sobrinito, también se lo he hecho leer a mi esposa.
Esa escena, la del interrogatorio, es lo más flojo de la película por varias razones; falla en cuanto a la presentación estética de los personajes, inundando de luz a Batman que, sin las sombras rodeando su traje negro, parece más un bobochorras que un chiflado, sobre todo cuando este Batman de Bale no mide una cabeza y media más que casi todo el mundo y como medio metro más de ancho de hombros. Falla porque Batman pierde el control de un modo esperpéntico; el gran detective mudado en trasunto disfrazado de Mike Hammer. Acaba mal resuelta, con el Joker en el suelo rodeado de restos de cristal vigilado por un tipo irascible, cuando una situación así se habría solucionado con la entrada de tres o cuatro antidisturbios armados con porras eléctricas y esposas, seguidos por tres tipos de la limpieza para recoger la basura. Cojea por todos lados, aunque la subyugante interpretación del Joker (y la del señor Ledger también :P) nos hace despistarnos.
ResponderEliminarYo no sé si Batman es o no un fascista. Es un tipo con muchos problemas, desde luego, el catalizador que hace que Gotham se pueble de psicópatas. Es un enfermo, un Don Quijote moderno que no se da cuenta de que su forma de actuar genera problemas, no soluciones. Para mí un fascista es otra cosa, más compleja en cierto modo pero mucho más simple en su mayor parte; pero le cabe el adjetivo, y desde luego tampoco es para molestarse por ello aunque sea el personaje de cómic preferido de alguno.
A mí la peli me gustó; no es la primera película que aborda el tema del terrorismo y del cómo debe reaccionar una sociedad a lo irracional, pero me hizo gracia el modo en que el director monta el espectáculo para hacer su reflexión al respecto. Me gustó más que la primera, aunque me gusta más el Batman de entonces que el de ahora; en la primera era un tipo más reflexivo, mientras que en esta es una mezcla de superhéroe de acción y James Bond.
No me gustó el juego del final con Dos Caras porque nos llevan hasta donde quiere el director de forma bastante torpe e increíble. Por más que Gordon y Batman se digan el uno al otro tonterías, Dos Caras no es producto de su fracaso, ni la victoria del Joker (a quien el asunto le importa más bien poco. En realidad, nada le importa nada. Qué gran personaje y qué bien lo han mostrado en la peli). El fiscal sufre un accidente horrible, pierde a la futura parienta y se rompe psicológicamente. Pues oigan, ya es bastante drama, creíble además; Gotham no se va a desmoronar porque se descubra que su fiscal se ha vuelto del revés. Joder, que le han volatilizado a la churri además de licuarle media cara...
En conjunto, estas dos películas son el mejor acercamiento a una forma de hacer cómics que se puso de moda en los 80. No son la única forma de hacer pelis de superhéroes, ni necesariamente la mejor; pero el trabajo de realización y artístico es muy bueno, así como la elección del casting y el trabajo de los actores (excepción hecha de las dos mujeres que interpretan el mismo papel una en cada peli, que están las dos espantosas haciendo muecas con cara de no saber de qué va la broma), la BSO y hasta el trabajo en los guiones. Son dos buenas pelis, más interesante la segunda por lo que cuenta y por cómo lo cuenta y, quizá, mejor trabada la primera (que es mucho más lineal). Dos buenas pelis independientemente de que sean pelis con frikis superheróicos o supervillanos dentro. Para mí, muy por encima de la horrible franquicia perpetrada con Spiderman y de las pelis de los Xmen.
Aunque en mi opinión la mejor película de superjiros siga siendo "Los Increíbles".
Anónimo: no hace falta matar para ser un fascista, hombre.
ResponderEliminarCoincido con mi casi-tocayo en que la mejor película de superhéroes es “Los Increíbles”. Y es que la plástica del cómic, donde mejor acomodo encuentra es en esa especialidad intermedia –entre el cómic y el cine- que es el cine de animación. Porque para mí la mejor interpretación audiovisual de Batman, que periódicamente revisito, es la serie de animación de Warner dirigida por Bruce Timm en los noventa. Genial.
ResponderEliminarSobre los superhéroes: a mí me gustan los superhéroes por la misma razón que me gusta la Guerra de las Galaxias, los simios del Planeta de los Simios o Mazinger Z. Porque una vez, un pequeño Víctor de 4 años quedó expuesto sin protección a estas influencias, que me irradiaron como auténticos rayos gamma, convirtiéndome en la extraña criatura que soy hoy. Quiero decir que soy incapaz de hacer un análisis racional de los superhéroes. Supongo que si alguien me los descubriera ahora, a los 35 años, me parecerían una chorrada, pero forman parte de mi imaginería personal. Yo creo que los superhéroes “funcionan” porque son muy icónicos. Y cuanto más lo son, más eficaz es la historia en la que se desarrollan. Los superhéroes de DC –especialmente en su revisión sesentera- son históricamente un ejemplo de esto: tipos como Carmine Infantino o Gil Kane crearon auténticos logotipos andantes como Flash o Green Lantern. Por eso no me terminan de cuajar los acercamientos hiperrealistas como los que hace Alex Ross. Flash dibujado por Darwin Cooke es un icono pop. Dibujado por Ross, es un tío en pijama.
Luego está el problema del acercamiento realista a los superhéroes. Tiene el mismo problema que el acercamiento realista a Sandokán (matando gente a placer, por ejemplo) o el acercamiento realista a los Tres Mosqueteros (con Portos violando mujeres y arrojando calderos de meados por la ventana, por ejemplo). Es un tema delicado, porque los superhéroes necesitan un acercamiento sutilmente irreal. Reconozcámoslo –y creo que César va por aquí-: los superhéroes en el mundo real serían el puto horror. No hay manera alguna de que existieran superhéroes que no devenga en una realidad tipo Watchmen. Desde luego con el ser humano como materia prima, imposible. La simple idea de un “grupete” de tíos con superpoderes corriendo por el mundo de acá para allá haciendo lo que creen que es justo, sin nadie que les ponga un bozal, pone los pelos de punta. Pero también la pone pensar en agentes como Bond o Bourne campando a sus anchas, y nos entretienen sus películas por lo que tienen de irreal.
Por eso, y volviendo al Caballero Oscuro, Batman es –o debiera ser- otra cosa distinta de “un vigilante justiciero paramilitar realista”. Batman es un héroe romántico, como el Zorro o como La Sombra o como tantos otros enmascarados en los que se inspira. Cualquier superhéroe no debiera remitirnos mentalmente a los terrenos de la tortura o de la violencia gratuita, sino de la aventura pura, como ocurre con Tarzán o con el Capitán Nemo o con el Hombre Enmascarado. Contemplar cualquier historia de superhéroes (como la película el Caballero Oscuro) como una película “de tesis” sobre cómo se podrían enfrentar los problemas me parece una barbaridad tan gorda como utilizar la Matanza de Texas como guía para montar un matadero municipal de ganado. Por otro lado esos son debates que abre precisamente el tratamiento hiperrealista, y que no se dan en otros acercamientos como el de Burton. Pero vamos, yo me divertí de lo lindo viendo cómo Batman iba a por el chino a China y se lo dejaba empaquetado a Gordon, pero tengo claro que si tal cosa pasara en realidad me aterraría -¿acaso es algo diferente y menos escalofriante que los vuelos de la CIA hacia Guantánamo?- y querría que un tipo como Batman estuviera en la cárcel: sin duda alguna.
No, don César: Heinlein (que políticamente, por cierto, no es santo de mi devoción) no afirma eso. En todo caso lo afirmaría uno de sus personajes, pero tampoco. La idea de Starships Troopers es que la democracia funciona si cada persona es consciente de que SU voto es importante. Y para ello tiene que habérselo ganado. Los militares no votan en la obra de Heinlein, y menos los profesionales, sólo los que han pasado por el servicio militar libremente, o por el servicio civil, igualmente duro y exigente. (Por cierto, en Alemania, hace años, decían que el Servicio Civil para los objetores era mucho más duro que el servicio militar, no hay porqué despreciar).
ResponderEliminarLo que pretendo decir es que llamar "facha" o "fascista" a alguien por el mínimo motivo no es de recibo, y ponía el ejemplo de esta obra.
Cuando salió la peli le dejé el libro de Heinlein a un amigo, guionista audiovisual. Flipó. Desde luego no era eso lo que había leído en el libro. Toda adaptación es una tergiversación, pero en este caso se trata de una tergiversación hostil.
Por cierto: mi superhéroe es Superlópez. Antes lo fue Spiderman. Conan siempre.
ResponderEliminar(Y Calvin de "Calvin y Hobbes", pero eso es otra historia)
Por cierto, don César... me he enterado de que están haciendo una película sobre "El niño del pijama a rayas".
ResponderEliminarSupongo que conocerá la obra.
Siento curiosidad por saber su opinión. Verá.. a mí me decepcionó. Considero que era una banalización estúpida de un tema tremendo. Desde mi punto de vista está escrito no para niños, sino para tontos.
Como usted sabe bien no son sinónimos. Creo que debe ser un libro que resuena más por lo "politicamente correcto" que por su calidad.
Ahí va eso. Y en su propia casa, don César. ¿Qué opina?
Contertulio Suevo:
ResponderEliminarCreo sinceramente que en primera lectura "El niño del pijama de rayas" puede parecer lo que dices. Pero yendo un poco más allá te das cuenta de que el verdadero mensaje del libro es que ni la inocencia más estúpida e ingenua es aceptable cuando no ve ni quiere ver lo que pasa -literalmente- ante sus narices. Y por ello debe de ser moralmente reprochable y condenable. Por otra parte, el libro consigue que sean los conocimientos del lector los que aportan todo el horror, no describiendo nunca ninguna de las monstruosidades que en esos sitios se cometieron. Y la última línea del libro (que me callo por respeto a quienes no lo hayan leído) es simplemente demoledora.
Y, para terminar, no comprendo como de tal libro se puede hacer una película. Parece un empeño imposible.
Pues igual que hicieron una peli de "From Hell". Obviaron todo lo que no era adaptable al cine y les salió una más de Jack el Destripador.
ResponderEliminarBatman mola, pero entre todos los superheroes; como digo en blog el mejor que hay es Hancock
ResponderEliminarSobre los superhéroes "reales":
ResponderEliminarHace unas dos semanas salpicó internet un interesante estudio que calculaba que si Bruce Wayne existiese no viviría más allá de cuatro años.
Debido a:
1.- los golpes - puñetazos - y lo ga gá que se queda uno a base de recibir sin parar.
2.- La falta de sueño.
3.- Tanto entrenamiento físico.
Qué penita, ¿no? A mí también me afectaron los rayos gamma esos de Victor eme. Amo los superhéroes, los Watchmen, y a Mazinger Z, y a los simios, y a Linterna Verde... y ¡¡Dios!! ¡¡me encanta Batman!!
(Me dejó hecha polvo eso de que sólo fuese a vivir "de verdad" cuatro años). Sniff...
Hablando en serio: De la peli me gustó el uso del silencio de Nolan. (El camión se estrella en silencio... Oooohh, qué psada).
Y la chica: es un horror, la actriz en esa peli y el personaje. (Pero la ví en vivo, en el pre estreno, y chicos, tiene un cuerpazo que corta el hipo. La cara es un poco rara, vale. Pero, ya sabemos que lo de la cara -y el cerebro de dentro- no os importa mucho, ¿no?). ;)))
Ah, y Bale en efecto, mide más de espaldas que de alto. :P
Estoy de acuerdo con Big Brother. La gracia de El niño con el pijama de rayas está en el descubrimiento del lector sobre lo que pasa. En imagen, en cuanto se vea un uniforme... pues eso, que ya no tendrá la misma gracia.
ResponderEliminarSamsom: cierto, Wayne quiere colgar la capa y cederle los trastos a Dent, pero no estoy nada seguro de que sus razones sean las que dices, igual que no creo que ese fracaso de Batman ante el Joker quede explícito en el film. Supongo que son mandatorios de la franquicia: Batman es bueno y punto.
ResponderEliminarMazarbul: el estilo visual (más dirección de arte que narrativo) de Burton no solo es repetitivo, sino que adquiere el protagonismo absoluto de la mayor parte de sus films. Quizá sea un caso grave de miopía, pero yo no encuentro nada en Burton, salvo ese estilo.
Emilio: gracias por tus comentarios sobre "La compañía de las moscas". Yo también creo que es de lo mejor que he escrito.
Víctor M. Ánchel: estoy básicamente de acuerdo con tu lúcido comentario. La verdad es que me arrepiento de haber tildado a Batman de facha, porque no es algo que ataña únicamente a este personaje, sino a todos los justicieros enmascarados. Me parece mucho más interesante considerarle, como tú dices, un enfermo, un loco que no es consciente de su locura.
Víctor M: también en tu caso comparto casi en su totalidad tu igualmente lúcido comentario. En efecto, me chirría el tratamiento hiperrealista del género, sobre todo porque no lleva las cosas a sus últimos extremos, como hizo Moore. Se queda en la superficie, en un navegar entre dos aguas que no conduce a ninguna parte. Por eso prefiero "Spiderman 2", porque en el fondo no es más que una fábula sin más pretensiones que las de entretener. Y, si quieres mi opinión, el Doctor Octopus que compone Alfred Molina es, a su estilo, un villano tan rotundo como el Joker de Ledger.
La verdad es que sólo difiero de ti en lo que respecta a Alex Ross, un dibujante tan soberbio que hasta me gustan sus supertipos con pijama. Por lo demás, sigo pensando que la segunda mitad de The Dark Kinght está llena de torpezas narrativas.
Suevo: sí, recuerdo que en la novela de Heinlein los militares en ejercicio no podían votar. Por eso, si te fijas en mi texto, digo: "...un exmilitar, un voto". E insisto en que todo lo que sea limitar el voto se aproxima al fascismo. Heinlein ideó una especie de utopía fascista. La película es una sátira. Personalmente, me quedo con la película.
En cuanto a "El niño del pijama a rayas"... lo tengo, está en mi mesilla de noche, pero no lo he leído. No me atrevo. Porque uno de mis múltiples defectos es tener un exceso de sensibilidad (o de sensiblería) hacia los niños. No soporto las historias donde los niños salen malparados. No obstante, cuando reuna el ánimo suficiente, lo leeré.
Anónima de las 9:59: Ya sé que lo dices en broma, pero empiezo a estar hasta los testes de ese neo-tópico femenino/feminista que reduce a los hombres a una condición de peleles salidos incapaces de contemplar a una mujer sin clavar la mirada en sus tetas. Por favor, las mujeres son mucho más que un par de tetas; también está el culo, ¿no? ;P
En lo que a tratamiento hiperrealista se refiere, la mejor peli de super héroes es "Taxi Driver" de Scorsese.
ResponderEliminarJuanmi: vaya que sí. Chapeau por la observación.
ResponderEliminarJuanmi: Tienes toda la razón. Si Bruce Wayne hubiera sido pobre, a lo mejor se hubiera convertido en Travis Bickle. Qué delgada es la línea entre el asesino y el héroe.
ResponderEliminarJuanmi: brillante observación, sí señor. Y también la de Carlitos: Bickle es un Batman lumpen.
ResponderEliminarEl comentario de "un ex-militar, un voto" me recuerda a una frase que le escuché decir a alguien hace tiempo.
ResponderEliminarRefiriéndose al referendo sobre la entrada en la OTAN, el individuo en cuestión sostenía que en esos temas -de carácter militar- solo deberían votar los entendidos en el asunto, es decir, los militares porque el resto carecíamos de datos para poder emitir un juicio fiable.
Yo me quedé pensando en lo que él mantenía y unos minutos después (lenta que es una) le dije que quizá yo no entendiera de armamento o de estrategia en una guerra pero sí sabía de sufrimiento y que, en ocasiones, los que organizan las guerras no tienen en cuenta los sufrimientos de los pueblos. Luego, mi opinión también debía ser tenida en cuenta aunque no perteneciera al ejército.
Lo que quiero decir, después de este rollo, es que todos tenemos el derecho a opinar-votar.
Por cierto, César, mi hijo -que no se puede calificar como un gran lector- acaba de terminar La compañía de las moscas y dijo que disfrutó mucho leyéndolo, que tiene dudas sobre si es mejor este o El último trabajo del señor Luna.
Esto, viniendo de él, es casi casi una mención para el premio Nobel.
Un saludo,
Nora
Es que Taxi Driver es, prácticamente, el Punisher de Marvel... o viceversa, claro.
ResponderEliminarNora: en ocasiones,cuando doy charlas en colegios e institutos, se me acerca un chico o una chica (por lo general, chicos) y me dice algo así como: "No me gusta leer, nunca lo hago, pero me ha gustado tanto tu novela que no podía parar de leerla". Cuando sucede esto, me siento el hombre más feliz del mundo y pienso que, finalmente, mi trabajo como escritor sirve para algo.
ResponderEliminarAsí pues, me alegró muchísimo de que tu hijo haya disfrutado con mis novelas. Dale un beso muy grande de mi parte. Ah, y otro para ti.
He seguido este blog desde hace ya un par de meses maestro marroquin y este sera apenas mi primer comentario.
ResponderEliminarme gustado su analisis del encapotado de ciudad gotica. sin caer en las odas interminables al personaje ni vilipendearlo sin razon.
para mi Jack Nicholson es el guason, esta nueva encarnacion es buena, muy buena pero no tiene el carisma de Jackie ni sus frases inmortales.
particularmente me gustaria recomendarle el comic de The Sandman de Neil Gaiman. igual es de la linea vertigo de la DC asi como watchmen y aunque no es una alegoria politica igual es considerado un excelente comic sino el mejor por mucha gente (empezando por un servidor)
no se como pudieron gustarle las de spiderman XD
Mister Mecha: gracias por tu recomendación acerca del Sandman de Gaiman; lo conozco, lo he leído y lo he disfrutado. Es un comic excelente. En cuanto a Spiderman, sólo he dicho que me gustaba la segunda, no las otras dos.
ResponderEliminarHe leído esta entrada porque me ha parecido muy interesante. Deduzco que a usted le gusta mucho el mundo del cómic y que entiende del tema. Yo leo de todo, especialmente libros, pero también muchos cómics, y aunque los de superhéroes no se encuentran entre mis favoritos, no tengo ningún tipo de prejuicio hacia ellos y también he disfrutado con las aventuras de Spiderman o los X-Men (y sí, soy chica :-). Por eso me ha sorprendido esta afirmación que he leído en su blog: "Y es que Daniel, pese a su superior inteligencia, adora los tebeos de superhéroes". ¿Es un desliz, o es que usted considera realmente que si eres inteligente no te pueden gustar los cómics de superhéroes? ¿Son sólo lectura "para tontos"? ¿Qué tiene de particular que a un niño inteligente le gusten los cómics de superhéroes? He leído por encima los comentarios y he visto que a nadie le ha llamado la atención esta frase. A mí me ha chocado, no porque no esté acostumbrada a que haya gente que infravalore los cómics, de superhéroes o no, frente a otros modos de contar historias, sino porque no me lo esperaba de usted. Aunque quizá lo haya entendido mal. Si es así, mis más sinceras y respetuosas disculpas. Un saludo,
ResponderEliminarPaola
Paola: Creo que mi opinión acerca del género superhéroico queda clara en la entrada. La frase que señalas sólo reproduce el prejuicio muy extendido que existe sobre los superhéroes, un prejuicio que incluye a los propios amantes de los tebeos (muchos aficionados al comic europeo desdeñan las historias de superhéroes por considerarlas infantiles). En cualquier caso, se puede ser muy listo y disfrutar de una buena historia de vigilantes enmascarados.
ResponderEliminarSé que comento esta entrada años tarde, pero tenía que indicar una cosa:
ResponderEliminar"Batman es un fascista, como se evidencia en el Dark Knight de Miller"
Bueno, no sé si estás al corriente de la ideología del señor Miller...
Para muestra, un botón:
http://www.publico.es/internacional/407039/frank-miller-llama-ladrones-y-violadores-a-occupy-wall-street
¡Normal que haga de Batman el personaje que hace!
Parece ser que muchos leían las obras de Miller en clave progresista y de crítica social. Pero va a ser que no era esa la intención de Miller.
De todas formas, es verdad que Batman, canónicamente, no es un super héroe cándido como Superman o el resto. En un cómic de Batman de Neil Gaiman, ¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado?, se muestra como Supermán le afea su conducta.
Coincido contigo en que me parece mucho más interesante la interpretación de que Batman es un pirado. Pero mucho más. En algunos cómics que leí (no recuerdo los títulos por desgracia) el propio Batman se planteaba si su aparición en Gotham city no era lo que precisamente despertaba la aparición de estos psicópatas villanos. Porque, al menos en las obras que yo he leído, primero apareció Batmán, y después los villanos famosos, que al fin y al cabo era gente que adoptaban un alter ego enfermizo. Me pareció muy interesante ese punto de vista.
Por cierto, dices también que "no voy a enrollarme ahora con Watchmen; quizá lo haga en otra ocasión. " Pues me encantaría una entrada sobre Watchmen, la verdad. Es una obra que aún no he podido leer, y al parecer marcó un antes y un después en la historia del cómic.
Un saludo.
Byron: Sí, amigo mío, estoy al corriente de la ideología de Miller. Pero es algo que podía apreciarse en su obra, sobre todo a partir de Dark Knight. Las diversas entregas de Sin City son un buen ejemplo de esto. O 300, que es una oda a la testosterona.
ResponderEliminarBatman no es, en efecto, un héroe cándido. Es un vengador, como, por ejemplo, El Castigador, de la Marvel. El Castigador es abiertamente reaccionario, un héroe de extrema derecha que se toma la justicia por su mano. Igual que Batman, sólo que Batman está chiflado y sus enemigos son un atajo de seres surrealistas. Batman funciona bien como fábula, pero si lo tratas de forma realista enseguida aparece el tufillo facha. Al menos, ésa es mi opinión.
Respecto a Watchmen, dos cosas:
1. Léelo. Pero ya, porque te estás perdiendo algo muy bueno. Sin lugar a dudas, en el cómic de superhéroes hay un antes y un después de Watchmen.
2. Casualidades de la vida, esta misma semana recordé que quería escribir una entrada sobre Watchmen. Lo haré pronto.