Hasta finales de los 70 el juego estuvo prohibido en España. No había casinos, ni siquiera bingos, y si querías jugarte la pasta no tenías más opciones que las quinielas, la lotería, los ciegos, el frontón o las carreras de caballos y perros. Lo cual, por supuesto, no quiere decir que no se jugase; había garitos clandestinos (uno de ellos en el selecto y pijísimo club de tiro de pichón, por ejemplo). Eso en lo que a ruleta y Black Jack se refiere, pero luego estaba el oscuro mundo del póker. La verdad es que, al menos en Madrid, había partidas de póker por todas partes. Normal; para jugar a la ruleta hace falta, es evidente, una ruleta, pero para jugar al póker sólo se precisa una baraja.
Cuando yo era joven y alocado, cuando mi territorio era la noche, conocí a una mujer de unos 45 años. No recuerdo cómo se llamaba, pero sí que era viuda y que se ganaba la vida organizando partidas de póker en su casa. Ella ponía el “local”, las copas y la comida, y a cambio se llevaba un porcentaje. Existían decenas de timbas como esa en la ciudad. Y no sólo en casas particulares; en las trastiendas de muchos bares y cafés se celebraban partidas clandestinas, como en la desaparecida cafetería La Concha o en el Café Comercial. En el mundo universitario eran famosas las timbas que se celebraban en el bar de la Facultad de Derecho, pero quizá la timba más curiosa que he conocido se celebraba en Exa.
Exa es un estudio de doblaje. Hace años, y supongo que ahora sigue igual, no cerraba nunca; dado el volumen de trabajo, estaba abierto 24 horas al día. No sé si sabéis cómo se doblan las películas. Se hace por partes, cortando la película en fragmentos (llamados “takes”) y doblándolos uno por uno. De modo que es posible que un locutor doble varios takes a las doce de la noche y que no tenga que volver a intervenir hasta unas horas más tarde. ¿Qué hacer con el tiempo muerto? Jugar al póker, por ejemplo. Así pues, en el bar de Exa había una partida de póker permanente formada por locutores y técnicos de sonido. Cuando alguno tenía que trabajar, se levantaba y otro ocupaba su puesto. En conclusión: la timba de Exa llevaba durando ininterrumpidamente meses, quizá años; variaban los jugadores, pero la partida permanecía. No sé qué os parece a vosotros, pero eso me suena a mí de lo más borgiano: una partida de póker infinita donde, a la larga, se repetirán todas las jugadas, aunque con jugadores distintos. Algo así como una biblioteca de Babel canalla.
¿Y cuál es mi relación con el póker? Lo adoro, pero sólo juego entre amigos y por poca pasta. Soy un jugador impulsivo, de corazonadas, lo cual es la mejor estrategia que existe para perder; así que ni se me pasa por la cabeza jugar al póker en casinos o en partidas hard. Además, escarmenté en cabeza ajena. Veréis, hace muchos años, en mi alocada juventud, compartí piso durante un tiempo con Mariano, un estudiante de derecho algo mayor que yo. Mariano se aficionó al póker en la facultad y se dejó arrastrar por él. Al principio se limitó a jugar en el “circuito de aficionados”, por llamarlo así, pero le fue bien y, sin darse cuenta, dio el salto al campo profesional. A los pocos meses, tuvo que pedir un crédito para poder pagar las deudas y, afortunadamente, dejó de jugar. Eso me enseñó que el póker está muy bien como pasatiempo, pero no como obsesión.
En cualquier caso, había algo embriagador y sugerente en el universo del póker, y no me refiero sólo al juego, sino también al ambiente que lo rodeaba. El tapete de fieltro verde con una única luz concentrada en él, el tintineo de las fichas, el susurro de los naipes, el humo del tabaco, la noche, las copas en vaso largo... Prueba de su capacidad de fascinación es que el póker era el único juego de cartas abiertamente cinematográfico, como demuestran películas tan estimulantes como El golpe, The Cincinnati Kid, El destino también juega o House of Games.
Si os fijáis, hablo en pasado. El otro día fui a casa de alguien a quien no conocía; había quedado allí con un amigo que tardó en aparecer, de modo que estuve charlando un rato con mi desconocido anfitrión. El hombre, un tipo amable y simpático, no dejaba de prestar atención a un ordenador portátil: estaba jugando un partida de póker on line. En realidad, era un campeonato y no podía dejar de jugar (me confesó que llevaba seis o siete horas jugando). Mi hijo Óscar también juega en la Red de vez en cuando. Y yo también lo he hecho. De repente, el póker se ha puesto de moda e incluso lo retransmiten por televisión. Bueno, de repente no: lo están poniendo de moda las empresas propietarias de páginas de juego mediante una intensa actividad de relaciones públicas. El caso es que ahora todo dios juega al póker desde su casa.
Sin duda se debe a que me estoy haciendo viejo, pero eso no es póker para mí. El juego no debe ser, en mi opinión, sólo una mecánica, sino también un ambiente, un entorno, un conjunto de sensaciones. Adoro los casinos europeos, sobre todo los más decadentes; son lugares literarios, porque están llenos de historias y de personajes. Por contra, detesto Las Vegas; es una especie de Disneylandia del juego, un supermercado del azar. Montecarlo es madera; el Caesars Palace es plástico.
Pues lo mismo me pasa con el póker on line: jugar en el ordenata es convertir un ritual en un videojuego, arrebatarle el alma a algo que va mucho más allá del azar. ¿Dónde quedan los intercambios de miradas, el trasiego de las fichas, el humo del tabaco, las bromas y la charla intranscendente? ¿Y dónde queda el viejo póker de cinco naipes cerrados con descarte ahora que todo es Texas Holden? ¿Y la mitología del jugador; queda algo de ella en un momento en que juegan al póker desde los niños hasta las amas de casa? En la promoción de las retransmisiones televisivas de campeonatos de póker, le llaman a este juego “deporte”. ¿El póker un deporte? ¿Los tipos panzudos que he visto jugar mientras fumaban como carreteros y bebían como templarios eran deportistas? Amos no me jodas... El póker es una actividad dudosa, joder, una ciencia oscura, un pasatiempo no siempre inofensivo, pero jamás una tabla de gimnasia sueca.
En fin, me consuelo pensado que, sin duda, la noche sigue albergando timbas de la vieja escuela; que, más allá de ese parque de atracciones digital que es la Red, alguien mantiene encendida la llama de la clandestinidad analógica.
Pregunta: Fijaos en la mano de póker que aparece en la fotografía. El primero que me diga cómo se llama y por qué, se llevará un premio simbólico.
NOTA: El 2 de agosto de 1876, en el saloon Nuttal & Mann's de Deadwood, mientras Wild Bill Hickock jugaba una partida de póker, Jack McCall le asesinó disparándole por la espalda. En ese momento, Hickock tenía unas dobles parejas de ases ochos. Desde entonces, a esa mano se la conoce como "mano del muerto" o "mano del hombre muerto". Los ganadores del concurso han sido los ilustres merodeadores Merak y Alberto. Para ellos el premio simbólico consistente en una copa de oro imaginaria.
Si la carta oculta es un 8 o un As, full house, una mano bastante buena que me hizo ganar un par de veces en el poker del Facebook.
ResponderEliminarYo empecé a jugar por internet hace unos meses gracias a un amigo. Amigo que conocí, curiosamente, porque lee este blog y me preguntó a través del mío una cosa sobre uno de tus libros. El resto es historia, la verdad es que soy malísima jugando al poker. Aunque sea dinero de mentira, apuesto poco y bajo, la única vez que gané más de seis mil dólares fue porque tenía detrás a un amigo diciéndome que subiera más :).
Pero la verdad es que tiene cierto encanto, es sucio, es un vicio, pero a la vez es tan elegante que simplemente es un juego que cautiva. La decadencia hecha juego de cartas. En fin, a ver si me llevo el premio. Un saludo!
Y ya que soy la primera que comenta, otra oportunidad... Si la carta oculta no es ni ocho ni as, es una doble pareja :).
ResponderEliminarPuesto que Cristina ha sido la primera en comentar y me ha quitado las respuestas, el premio que se lo lleve ella (que es más lista que nadie) xD.
ResponderEliminarTe comprendo bien César, yo también pienso que no tiene ni comparación el ambiente de una timba de poker con las miradas, la emoción de las cartas cayendo sobre el tapete (o sobre cualquier mantel de mi madre, que es lo que usamos de tapete cuando jugamos en mi casa), las fichas sonando y las risas que hacen que un jugador pueda alcanzar la gloria con un farol o con un...mierda, no enseña sus cartas.
Pero lo del poker por internet también tiene su explicación. Al menos, yo tengo la mía. Hay veces, por ejemplo cuando juego a la play, en la que se necesitan mínimo 2 jugadores (yo sólo juego a videojuegos deportivos como el pro,el FIFA o el NBA Live)...pero ¿y cuando no tienes a nadie más con quién jugar? Pues matas el tiempo tú solo. Pues con el poker en internet es lo mismo. Son las 2 de la madrugada, no tienes a nadie a quien invitar a casa o ese alguien vive a 300-400-2000 kms de tu casa, ¿que haces? Pues jugar al póker por internet. No es lo mismo que una timba, pero entretiene, y es el mejor juego que vas a encontrar en internet...quizá junto al trivial de cine del msn, al que también me encanta jugar. Así pues, ante las adversidades...un póker en la red no está del todo mal. Aunque cambiaría cualquier rato de póker en facebook por un ratillo en cualquier timba del EXA.
Por último, te voy a contar una anécdota, a ti y a todo aquel que quiera compartirla, porque yo en este blog me siento como en casa =)
El pasado sabado organicé una partida de RISK en mi casa y nos juntamos 3 personas en total. Siempre eran timbas de póker pero el mes pasado descubrí el risk (para mí el mejor juego de mesa del mundo) y debido a la ausencia de euros (mis amigos se gastaron lo que tenían en ir a ver el Alcorcón-Granada, aunque yo tuve la suerte de que el gastó corrió a cargo de mi padre) nos acostumbremos a jugar al risk, que no hace faltar soltar ni un euro, y dejamos las timbillas algo aparcadas...
Pues bien, este sábado empezamos a jugar un Risk. Pero uno de los tres que estabamos no es amigo íntimo ni fue compañero de viaje en Alcorcón (Gracias Granada, por ser tan grande, volver a Segunda División y hacer sonreir y soñar a una ciudad entera tras 22 años de espera)...¿esto que significa? Que se cansó pronto del risk y quiso jugar un poker. El tercer jugador en cuestión estaba medio dormido y decía que no quería jugar más...ahora bien, cuando vio las cartas caer sobre el tapete (mantel) y los 2 euros encima de la mesa no pudo evitar la tentación...se acercó a la mesa, sacó su euro y pidió sus cartas xD Me costó bastante esfuerzo pero...los 3 euros los acabé ganando yo. El Risk es más tranquilo, pero el póker es un clásico, es un juego de película y creo que siempre nos llevaremos bien...
Un saludo!
Merak & ANR: Pues no, amigos míos, nadie ha ganado el premio. No he preguntado QUÉ mano es la de la foto, sino CÓMO SE LLAMA. Porque esa mano, dobles parejas de ases y ochos, todos negros, tiene un nombre propio basado en un hecho histórico. El concurso sigue abierto.
ResponderEliminarArg... quite esa foto hombre, que da mala suerte!!! Mire si no lo que le pasó al pobre Wild Bill... ;-)
ResponderEliminarImagino que darás por buena la respuesta de Alberto, pero por si acaso le quitas el premio por mencionar al personaje y no el nombre... La mano del hombre muerto. A ver qué tal.
ResponderEliminarMerak & Alberto: Pues sí, dama y caballero, habéis dado en el clavo. Dobles parejas de ases ochos era la mano que tenía Wild Bill Hickock cuando el cobarde Jack McCall le disparó por la espalda. Desde entonces, a esa mano se la conoce como "mano del muerto" o "mano del hombre muerto".
ResponderEliminarAlberto ha citado el referente histórico y Merak a dicho el nombre. Premio simbólico para los dos, felicidades.
Yo doy gracias a que esa época ya paso, porque me creo ser de los que se hubieran perdido en ella.
ResponderEliminarAins, y un así todavía ando a la caza de quien quiera hacer una timba en mi casa, eso si, de poker chino, que google hace estragos en las tradiciones.
Muy interesante la timba interminable, ¡eso sí que es vicio!
ResponderEliminarEn cuanto al póker, a mí me gusta pero no me apasiona.
Estoy de acuerdo en que jugar por internet no tiene ninguna gracia, se convierte en un tema de probabilidades matemáticas y nada más. Aunque claro, ya hace muchos años que se inventaron los juegos de dados que son algo parecido, ¿no?
En cuanto a juegos de cartas con faroles, mi favorito es el mus sin duda. No tiene el riesgo de perder dinero si no quieres y la capacidad de engaño es mucho mayor.
Ya es 10 de junio...
ResponderEliminar¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS CÉSAR!!
Qué cumplas muchos más y nos sigas acompañando a ésta, tu familia de amigos en la red, durante muchos,muuuuchisimos años más. Gracias por alegrar nuestras vidas con gente como el señor Luna o Telmo Yañez, y "porfa" no cambies.
Un abrazo,
Antonio N.R.
Feliz cumpleaños :)
ResponderEliminarEspero que tengas un día genial, que te regalen muchas cosas frikis y estupendas, que escribas mucho para nosotros. Pero sobre todo, espero que este año sea digno de recordar en tu memoria y no un espacio vacío para el olvido. Que este año, en suma, sea maravilloso.
Y ya puestos, espero que nos escribas otra novelita de Carmen. Un beso, César, que cumplas muchos más! (y el blog viva para celebrarlo)
Cristina
ANR & Merak: Muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas gracias, amigos míos :)
ResponderEliminarPor cierto, recomiendo a los presentes la primera temporada de "Deadwood", además de ser de las mejores series de la HBO, refleja una estupenda versión de la muerte de Wild Bill.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia de la partida de poker continua. Y el remate final de la mano del muerto, también.
ResponderEliminarUn abrazo.
cesar queria preguntarte si la pelicula que nombras y que llamas el golpe es la que en realidad se llama el gran golpe ?un saludo y gracias de antemano y felicitarte por lo que has publicado ya que contiene una gran cantidad de citas famosas parte de la cultura del mundo del poquer XD un saludo
ResponderEliminarAntonio: No, no me equivoco. "El gran golpe" es una película de Brett Ratner, y yo me refiero a la clásica "El golpe", de George Roy Hill, protagonizada por Robert Redford y Paul Newman. Aunque no la hayas visto, seguro que te suena la música.
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