El otro día, visitando el blog de una amiga, leí un comentario donde se afirmaba que la mayor parte de lo que leen los jóvenes no es literatura. El comentarista se refería, supongo, a la serie “Crepúsculo”, o a las novelas de Moccia, o a Harry Potter; pero eso da igual, el caso es que no decía que la mayor parte de lo que leen los jóvenes era mala literatura, sino que NO era literatura. No se trata ni mucho menos de un comentario aislado; ¿cuántas veces hemos oído decir que lo que hacen autores como Dan Brown, Corín Tellado, Clive Cussler o Nora Roberts no es literatura? Y si no es literatura, ¿qué es? Ahí las respuestas varían, aunque siempre son despectivas y, por lo general, metafóricas. No, no es literatura, sino marketing, o pornografía sentimental, o un “producto industrial”, o sensacionalismo, o un tebeo, o simplemente basura.
El caso es que no acabo de entender ese criterio. Vamos a ver, recurramos al diccionario confiando en que la semántica nos ayude. Según la RAE, la primera acepción de la palabra “literatura” es: Arte que emplea como medio de expresión una lengua. Ahora vamos a ver qué nos dice acerca de la palabra “arte”: Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. Así pues, y dejando aparte eso de “desinteresada” (que no acabo de entender), comprobamos que en ninguna de las dos definiciones se menciona la calidad del producto artístico. Lo cual implica que puede haber arte bueno y arte malo; o, dicho de otra forma, que una obra de arte por ser mala no deja de ser arte.
Entonces, ¿por qué tanta gente se empeña en que sólo es literatura la buena literatura? Me apresuro a aclarar que ese criterio se aplica a todas las ramas artísticas; por ejemplo, una marina hortera no es pintura, igual que un canción de Georgie Dann no es música. Pero centrémonos en la literatura; ¿por qué no nos limitamos a decir que determinada novela es una mierda y en vez de ello lo que hacemos es negar su naturaleza? Por elitismo, supongo.
Hay otra palabra que nos puede servir de ayuda para entender el asunto: “humano”. Cuando alguien es buena persona se dice que es muy humano, y los actos bondadosos se denominan humanitarios. Por contra, las acciones deshonestas y execrables se tildan de inhumanas y los individuos perversos que las cometen son eso, inhumanos. Cuatro de las cinco acepciones que recoge el diccionario sobre la palabra “humano” rezan lo siguiente: 1. adj. Perteneciente o relativo al hombre. 2. adj. Propio de él. 4. m. Ser humano. 5. m. pl. Conjunto de todos los hombres. Pues bien, si algo está claro es que los humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor, que tan humano es quien le prende fuego a un hospicio como quien se juega la vida por salvar a los niños que hay dentro. Sólo la quinta definición (que es la tercera por orden de aparición) le concede a la palabra “humano” un significado ético: 3. adj. Comprensivo, sensible a los infortunios ajenos. Pero esta definición procede del uso del lenguaje, no de una observación objetiva de la realidad.
Los seres humanos somos elitistas; nos consideramos la cúspide de la evolución y tenemos un elevado concepto de nosotros mismos, así que trazamos una frontera invisible y ponemos en un lado todo lo bueno; eso es la humanidad. Luego ponemos en el otro lado todo lo malo, y eso es la inhumanidad. Y una vez hecho eso, ya tenemos licencia los seres humanos para ser inhumanos. Permitidme que os explique esto con un ejemplo. Mucha gente (en USA, sin ir más lejos, la mayoría) cree que el asesinato debe ser castigado con la pena de muerte. Es decir: el mayor crimen que puede cometerse es matar a una persona, porque la vida humana es sagrada, y para castigar ese acto... se mata a otra persona. Si lo analizáis fríamente, ¿no os parece un razonamiento notablemente contradictorio? Pues bien, no lo es siempre y cuando te convenzas de que el asesino, por serlo, deja de pertenecer al género humano. Es decir, si lo malo es inhumano, y dado que un asesino es evidentemente malo, está claro que el asesino ya no pertenece a nuestra supuestamente bondadosa especie, de modo que se convierte automáticamente en un animal que puede ser sacrificado sin el menor problema de conciencia.
¿No os habéis preguntado alguna vez cómo es posible que tantos honrados y amables ciudadanos alemanes se convirtieran, durante la Segunda Guerra Mundial, en crueles guardianes de campos de concentración? Sencillo: bastó con convencerles de que los judíos no eran seres humanos, sino alimañas peligrosas para la auténtica humanidad (aria, por supuesto). Una vez que deshumanizas a tu víctima, ya puedes hacer con ella lo que quieras. Es muy difícil no sentir empatía por un niño, pero muy fácil no sentirla por una cría de rata.
Vale, me he pasado del tema tres pueblos, pero no olvidemos que los nazis, antes de dedicarse a gasear a los hijos de Israel, comenzaron quemando libros. Y, en el fondo, eso es lo que hacen, en función de su criterio estético, quienes deciden qué es y qué no es literatura: quemar libros. Metafóricamente, pero quemarlos.
Aunque, vamos a ver, en el fondo ¿qué importa esto? Estoy convencido de que las novelas de Dan Brown, Corín Tellado, Clive Cussler o Nora Roberts son malísimas, así que ¿qué más da si las consideramos o no literatura? Son pura mierda; finjamos que no existen. A fin de cuentas, amamos la literatura, ¿no es cierto? Para nosotros, es tan hermosa como un diamante; por tanto, lo mejor que podemos hacer es eliminar todas las impurezas para que esa piedra preciosa relumbre en todo su esplendor. ¿Qué tiene de malo eso?
Pues que no está tan claro. No existe ningún sistema infalible, único y universal para evaluar la calidad de un texto literario. En los extremos es evidente, por supuesto; estoy seguro de que los relatos de Borges o las novelas de Nabokov son exquisita literatura, igual que sé con certeza que los escritos de Mickey Spillane o Danielle Steel son infumables. Pero, ¿que ocurre en la zona central? ¿Qué pasa con autores como Somerset Maughan, Pío Baroja, Julio Verne, Robert Silverberg, Jim Thompson, P. G. Wodehouse, Stephen King o Conan Doyle? Sus escritos ¿son literatura o no? Alto, alto, no os apresuréis a responder; no he elegido esos ejemplos al azar, sino porque me consta que todos ellos han sido vilipendiados en algún momento por algún “ario literario”. De hecho, he visto arrojar a la basura de la “no literatura” géneros completos. Aún más: todos los géneros, sin excepción. Porque, a la hora de ser nazi, se puede ser muy, pero que muy nazi.
Y es que, lo repito, en esa zona central, en esa “clase media” literaria, las cosas no están ni medio claras. Según los criterios que se elijan, un mismo texto puede ser una obra maestra o una mediocridad. Y, lo más perturbador de todo, esos criterios varían. La prosa del mejor prosista actual sería considerada paupérrima por cualquier escritorzuelo del Siglo de Oro, y la prosa romántica, que durante tanto tiempo reinó en el siglo XIX, hoy se nos antoja insoportablemente afectada. Lo que antaño fue mera literatura popular sin importancia (El Quijote, sin ir más lejos), hoy es altísima literatura. Y es que hay muchas formas de juzgar un libro, muchos apriorismos que podemos aplicar o no; pero negarle a un texto, por malo que sea, su condición de literatura, es practicar, sencillamente, el nazismo literario.
César, parece que me repito cada vez que te comento, pero siempre logras poner en palabras lo que yo pienso (y no soy capaz de expresar. Pero no me culpes, este calor de la meseta extremeña me ha derretido el cerebro)
ResponderEliminarTe leo, te leo, pero lo de comentar lo dejo solo cuando me pasa como hoy, que soy el primero y puedo decir algo, aunque sea un aplauso virtual.
O sea, que según tu análisis etimológico, a una obra literaria digna de serlo no se le puede exigir calidad alguna y tampoco se le puede exigir que sea "desinteresada". Dices que eso no lo acabas de entender.
ResponderEliminarEsas dos cosas, quizás hasta inconexas... ¿tú qué resultante crees que arrojan?
Fernando Alcalá: me alegro de que compartamos el punto de vista. Pero comenta más, hombre; las charlas entre colegas siempre son agradables. En cuanto al calor, no te creas que en Madrid andamos escasos...
ResponderEliminarAnónimo de las 9:22: Vaya, veo que el calor hace estragos. En primer lugar, no he hecho ningún análisis etimológico, sino semántico. La etimología estudia el origen de las palabra, mientras que la semántica se ocupa de su significado. No es lo mismo, amigo mío, ni mucho menos.
En segundo lugar... ¿una "obra literaria digna de serlo", dices? ¿Y quién define lo que es digno o no es digno? ¿Tú? Mira, a ver si lo entiendes; lo que sostengo es que para definir el concepto de "literatura" no es lícito ni útil recurrir a la calidad. Una novela es una novela, un género literario, con total independencia de que sea una obra maestra o una mierda con faltas de ortografía. A partir de ahí, por supuesto, podemos y debemos juzgar estéticamente ese producto literario.
En cuanto a que el arte deba ser desinteresado, no, no lo entiendo. Miguel Ángel pintó la bóveda de la Capilla Sixtina a regañadientes y por pasta; es decir, la actitud menos desinteresada del mundo. ¿Signifia eso que Miguel Ángel no hacía arte?
Significa que no hacía el arte que él quería hacer, sino el que le mandaban.
ResponderEliminar¿La creación tiene que ser libre, o debe circular sobre raíles?
Y tienes razón, he dicho etimológico donde quería decir semántico. Demasiado calor, se me ha ido la olla.
En cualquier caso, yo a lo que quería ir a parar es a este otro razonamiento: si a la obra no se le puede exigir calidad ni se le puede exigir desinterés... ¿eso que estás haciendo no es defender el derecho de la literatura a timarme como a un tonto, si se tercia la ocasión?
O sea, que como lector y consumidor yo no puedo exigir nada y sí que puedo verme obligado a pagar.
¿Eso no es la ley del embudo? ¿Lo encuentras ético? ¿Lo ves profesional?
Me duele ver a Pío Baroja en el mismo saco que a Stephen King. Para mí Baroja es el ejemplo de cómo se puede insinuar todo un edificio con apenas un ligero andamio.
ResponderEliminarAdemás, ¿estoy equivocado o se le considera el 3er mejor novelista español después de Cervantes y Galdós?
Muy interesante la entrada. Enhorabuena. Estoy de acuerdo. Comprarse un libro es jugársela, en mayor o menor grado, pero también están las bibliotecas, o mejor, los amigos. Para ojearlos gratis.
La solución, Fray César, es postear por las mañanas, que te saltas las rutinas un día y mira lo que pasa. :-P
ResponderEliminarEn fin, yo estoy de acuerdo con Fernando, tanto en el contenido de la entrada como en lo de postear cuando ésta es sorprendentemente coincidente con lo que pienso.
Ah, y me encantó la entrada anterior, espero que disfrutes el viaje viendo más allá de los muros, y si vas a Edimburgo no dejes de visitar The Elephant House, junto al cementerio del centro, la cafetería donde J.K. Rowling empezó sus notas de Harry Potter en unas servilletas. Cuando fui a Edimburgo, me enamoré de ese sitio (bueno, me enamoré de la ciudad entera, y como está llena de Erasmus españoles me plantearé irme allí el año que viene). Si vas, pídete un café, que están riquísimos y te los sirven en tazas gigantes, y siéntate junto a la ventana. Hazme caso. =)
Debido a que yo he crecido con los libros de Harry Potter, entre otros, disfruté especialmente el viaje a Edimburgo, y entendí muchas cosas al sentarme junto a aquella ventana que, si no hubiera leído algo de la saga de Rowling, difícilmente podría entender.
Y me parece una escritora cojonuda, digan lo que digan los catedráticos de Hispánicas de este país.
¡Saludos nocturnos!
Soy otro anónimo, me pondré de nombre "El díscolo estudiante".
ResponderEliminarLa verdad es que no podía estar más de acuerdo con esta entrada. Y más en desacuerdo con el otro anónimo.
¿Es la ley de la embudo? Me da igual.
¿Es ético? Para mí aquí hablar de ética o no es una chorrada. Yo leo y disfruto si me gusta el libro. Lo demás... se lo lleve el viento, oigan.
¿Es profesional? Desde luego que sí. Aceptar un encargo y cumplir con tu trabajo es lo más profesional del mundo.
¿El arte debe ser libre? Bueno, no creo que hoy en día te pongan una pistola en la cabeza para que escribas un libro. El autor tiene la última palabra. De hecho, en mi pueblo, vino una autora (no muy conocida, y por desgracia no recuerdo el nombre) a la biblioteca a dar una charla, y habló de un libro que le propusieron. A ella, como le interesó el tema, pues dijo que sí. ¿Por que decir que no si te proponen algo que te gusta? Y dijo que se lo pasó muy bien. ¿Es prostituir la literatura? Pues yo creo que no. La editorial contenta, la autora contenta, y el lector al que le gustase el libro también contento. Sólo se amarga el snob.
A mí, como lector, me da completamente igual cómo llegó alguien a escribir un libro. Me da igual si fue por encargo, si fue porque se le apareció la virgen y se lo dictó, o si fue por una apuesta. Lo que me importa es el libro, y que éste pueda ofrecerme algo.
Si un libro me gusta, me la repamplinfa si fue por encargo. Me gusta y punto.
Si no me gusta, me la repamplinfa que el autor lo escribiera con mucha ética y mucha moral artística, que me ha parecido infumable.
Y por supuesto, no digo que todo valga y todo sea cuestión de gustos (si bien, en ocasiones no resulta sencillo decir si algo es bueno o malo, porque los valores de la crítica cambian según la época). La crítica literaria no es una cuestión de subjetividad. Aunque por otra parte, la objetividad 100% tampoco se puede alcanzar. Para mí, es una síntesis entre objetividad y subjetividad. ¿Cuál de las dos partes tiene más porcentaje? Pues eso ya no lo sé, pero que ambas partes tienen su peso, eso lo afirmo rotundamente.
Pero digo yo, como dijo en otra ocasión un escritor del cuál no diré el nombre (bueno, sí lo diré: fue Arturo Pérez Reverte), bendita sea Corín Tellado, si doña Juana, después de pasarse toda la mañana aviando el puchero, barrer, e ir a hacer la compra, a las 3 de la tarde, después de fregar los platos, se sienta en el sofá y disfruta el libro. ¿Es Corín Tellado una autora excelente? Pues probablemente no... aunque no la he leído, pero me han aseguro que abusa de muchos tópicos y tiene muchos personajes "tipo" y repite muchas fórmulas (por cierto, Lope de Vega también lo hacía, pero Lope tenía un genio, algo más, un plus que está por encima de todos sus recursos narrativos, que si prestas un mínimo de atención se ven a la legua). Pero bueno, cada libro/autor/género literario tiene su público. Y sí, me parece de nazis (y payasos) que se les niegue el pan y la sal en nombre de la pureza literaria. Oh, pureza... bonita palabra, pero cuantos resultados tan nocivos ha provocado. Pureza musical (y no se hubiera inventado el rock and roll), pureza literaria (que aburrida sería!!). Si todo fuera tan puro, nunca hubiéramos salido de Aristóteles. Al primer valiente que se atrevió a romper sus reglas yo le brindo mi más entusiasta aplauso.
Pero bueno, que desvarío, bendita sea Corín Tellado, si a doña Juana le hace pasar un buen rato. Pero a los snobs eso les parece fatal… los mismos que quieren dejarme a mí sin Harry Potter (joder, como los disfruté, la leche, para que ahora me vengan los snobs a tocarme la flor y decirme que eso no es literatura... pues no lo voy a aceptar, se pongan como se pongan). Si por los snobs fueran, ¿qué lecturas me hubieran puesto en la ESO? ¿Sólo clásicos españoles? En bachiller ya disfruto de clásicos, pero en la ESO disfrute de novela juvenil (tuve suerte con las obras que seleccionaron, la mayoría me gustaron).
(Al díscolo estudiante se le acabó la tinta)
(el díscolo estudiante volvió a mojar la pluma)
ResponderEliminarPara mí, no hay mayor insulto y ofensa a la literatura que afirmar que “determinada novela no es literatura”. Por supuesto, si una novela a un crítico le parece mala a rabiar, está en su derecho de despotricar contra ella, de decir lo mala e infumable que es. Nadie debe cuestionar esto. Lo que no se puede hacer es declarar “que eso no es literatura”.
Y una última cosa: Cuidado que con rasgarse las vestiduras si uno se siente timado. Vaya a ser que eso que uno llame timo con el tiempo se convierta en todo un clásico. Y eso que uno llama literatura de alto nivel, la crítica posterior la describa como una mierda pinchada en un palo. Al fin y al cabo, un crítico literario no es nada más ni nada menos que el salvoguardian del canon de su época.
Porque yo pregunto: ¿Es normal usar la palabra "timo" para algo como la literatura? Yo cuando leo un libro que no me gusta, no me siento timado (bueno, vale, si me he gastado 12 mortadelos pues me da rabia, pero estas cosas pasan, así que reitero: no me siento timado), ¿hay que montar un drama por esto? Habrá que montar una campaña como la de los autobuses ateos y cristianos, en esta ocasión para críticos literarios snobs (ojito para posibles críticas, digo “críticos literarios snobs”, no meto a todos los críticos en el mismo saco): "Probablemente la literatura sólo sea un entretenimiento. Deja de preocuparte y lee feliz".
El díscolo estudiante.
P.D: Por Dios... mi ordenador va fatal, ha salido repetido el primer mensaje no sé cuantas veces. Disculpe don César la molestia.
Con todos los respetos, Pascu: yo creo que la gracia de la literatura está en que quepan en el mismo saco Pío Baroja y Stephen King (con Stephenie Meyer, la Rowling, Miguel Mihura, Borges, Marcial Lafuente Estefanía, Baudelaire y si no hay más remedio hasta Umbral).
ResponderEliminarPor cierto que, en cuanto a don Pío, te confieso que a mí me encanta leer sus novelas pero aun así me parece un escritor más bien pedestre, muy dado a las soluciones fáciles. Vaya, que un buen King me parece literariamente más cuidado que un buen Baroja. Pero esto no es más que mi opinión. (E insisto: me lo sigo pasando como un condenado con los libros de ambos).
Anónimo de las 9:22 & 10:55: Vale, Miguel Ángel se dedicó a pintar en vez de a esculpir, que es lo que le gustaba. ¿Y qué? ¿Deja de ser por eso la Capilla Sixtina una de las grandes obras artísticas de la humanidad? En última instancia, lo que importa es el resultado final; el proceso por el que se ha llegado a ese resultado carece de interés a la hora de enjuiciar la obra.
ResponderEliminarDices: "si a la obra no se le puede exigir calidad ni se le puede exigir desinterés...". Mira, lo del desinterés carece por completo de importancia a la hora de valorar un producto artístico. En cuanto a la calidad, claro que se le puede (y se le debe) exigir a la obra, y para eso está la crítica y el análisis literario. Lo que sostengo es que la calidad no tiene nada que ver con la pertenencia de la obra a una determinada rama del arte. Una novela, por mala que sea, no deja de ser una novela, y la novela es un género perteneciente al arte literario. Dicho de otra forma: hay, ha habido y habrá arte malo y arte bueno.
Lo que ya se me escapa es tu corolario. Te compras un libro, no te gusta y ves en ello un problema ético... Mira, la gente no escribe malas novelas aposta, por perfidia, para tocarte las narices; en general, intentan hacerlo lo mejor posible y les sale lo que les sale. Según la Ley de Sturgeon ("El 90% de todo es basura"), por cada libro bueno hay nueve malos. Pero eso sucede con todos los productos humanos, desde los coches a los calzoncillos, pasando por los libros, la música o los gobiernos. Por ello, para separar el grano de la paja, hay publicaciones especializadas, críticos, congresos o el simple boca a boca: para que puedas informarte sobre lo que vas a adquirir y no te sientas timado. Pero bueno, nos estamos yendo por los cerros de Úbeda.
Pascu & A. Romero: Pío Baroja ha sido, junto con Blasco Ibáñez, uno de los novelistas españoles más despreciados por la cultura académica española. En primer lugar, porque escribía novelas ligeras, de aventuras, y en segundo lugar porque tenía un estilo muy desmañado.
Y lo tenía, hay que reconocerlo; pero era un narrador tan extraordinario (mejor que Galdós, en mi opinión), que sus defectos quedan eclipsados por el vigor del relato. Me apresuro a aclarar que a mí me encanta. Por cierto, ¿no os recuerda un poco a Jack London, sobre todo por su sequedad?
En cuanto a Stephen King, no lo he citado, de nuevo, al azar. Veamos: reconozco que el buen hombre perdió el rumbo y la inspiración hace tiempo. Ahora bien, la primera etapa de King, más o menos la que llega hasta It, me parece extraordinaria. Y no sólo sus novelas largas, sino (y sobre todo) sus relatos y novelas cortas.
Es más, voy a hacer una profecía. Hoy, los arios literarios consideran a King un mediocre autor comercial, un mero fabricante de best sellers. Pues bien, estoy absolutamente convencido de que en un futuro no muy lejano, King figurará entre los grandes clásicos de la literatura de terror, junto a figuras como Poe, Stoker, Lovecraft o Maupassant.
Artemisa Valverde: Muchas gracias por tu recomendación; te haré caso (me refiero a lo de Edimburgo, no a lo de postear por la mañana). En cuanto a la Rowling... No la he leído, pero a mi hijo Pablo le encantaba y tiene buen juicio. En cualquier caso, creo que habría que hacerle un monumento a la buena señora, porque consguir que millones de personas se inicien en el placer de la lectura merece el mayor de los reconocimientos.
El díscolo estudiante: No sé cuántos años tienes, pero me asombra tu lucidez. Completamente de acuerdo contigo. Es más: entusiásticamente de acuerdo contigo. Y ese lema autobusero... "Probablemente la literatura sólo sea un entretenimiento. Deja de preocuparte y lee feliz"... lo suscribo al cien por cien. Felicidades, amigo mío. Y, por favor, no dejes de visitar Babel, porque tus comentarios, sin duda, han enriquecido esta entrada. Y tranquilo, ahora quito las repeticiones.
Mi pregunta sería, quien tiene la mirada tan objetiva como para decidir que es bueno o es malo. De igual modo la libertad de expresión va asociada a la libertad de apreciación, cada uno individualmente puede decidir que le parece de forma subjetiva si lo que está leyendo es bueno o es malo. NO creo que nadie pueda ser un Humano tan objetivo como para decidir si esa obra es arte para que perdure y que debe ir a las llamas del olvido.
ResponderEliminarEl nacismo literario creo que surge de pensamientos obsoletos u/o hermeticos que no ven lo bueno dentro de lo malo... no todo puede ser leible y no todo puede ser no leible. Para poder hacer comparaciones odiosas (al gusto) hay que haber visto algo muy bueno para decir que aquello otro es muy malo.
El Arte no puede clasificarse en dos columnas, porque es subjetivo, es según con los ojos que se miren.
Mi conclusión es: que no importa lo que lean los jovenes, mientras que lo hagan por placer (ya sea Harry Potter o el Quijote), porque lo triste es que la juventud está dejando de leer.
Un saludo!
Tengo poco tiempo así que no puedo comprobar si alguien ha dicho lo que estoy a punto de decir. He aquí una ex-nazi literaria. Incluso todavía hoy me cuesta ser respetuosa con todas las obras.
ResponderEliminarPero yo aprendí a respetar todos los libros cuando aprendí a respetar todas las películas. He tenido que soportar que me digan "Cómo tienes obras maestras como Amélie conviviendo con la trilogía de Jungla de Cristal, Miss Agente Especial, Una Rubia Muy Legal y Siete Novias para Siete Hermanos?" Muy sencillo. Todas me entretienen y me hacen feliz cuando las veo. Me importa un pito que el director o la fotografía sean lo mejor del mundo o no.
Al tener que soportar la censura cinéfila con todas las personas que conozco (porque, por supuesto, cada una tiene una idea de lo qe es bueno y lo que es malo), pienso en que la literatura, al fin y al cabo, es entretenimiento. Vale, es útil. Pero antes que útil es entretenido. Yo leo tus novelas porque cuando lo hago soy feliz un rato. También he leído Crepúsculo (el primer libro no está mal, los otros tres son un truño). Y soy amante incondicional de Shakespeare y Austen. Pero no solo de manjares vive el hombre. Por exquisito que sea el caviar, quién se resiste a un plato de huevos con chorizo?
El arte es placer. Y qué narices! Me gusta ver Jungla de Cristal. Las tres! Y leer Crepúsculo! Y los huevos fritos con chorizo! Me da igual si ninguna de esas cosas es una obra maestra, porque cumplen el propósito de deleitarme. La calidad que la juzguen otros. Yo no me dedico a eso. Veo, leo y escucho lo que me gusta.
Eso no quita que haya cosas hechas con muy mal gusto... Pero bueno. Si empezamos a censurar, pronto también nos quitarán lo que nos gusta a nosotros. Vale la pena vivir con Torrente, Pereza y Dan Brown en este mundo si yo puedo tener Una Rubia muy Legal. Un saludo!
Absolutamente de acuerdo con el post y con el comentario del díscolo estudiante. Soy lector voraz, hijo y hermano de lectores voraces, y he leído sin parar desde que aprendí a los cuatro años. Todo lo que caía en mis manos. Con el tiempo el gusto se te depura y aprendes a disfrutar especialmente determinados aspectos de lo escrito. También con el tiempo aprendes a disfrutar especialmente las ostras, la alta cocina y el vino de marca. Pero si eso te impide disfrutar a su debido tiempo de unos huevos fritos con chorizo, de un tomate con sal, de un tintazo del año o hasta de una napolitana de bollería industrial, el que te lo pierdes eres tú. Pretender que todo eso "no es comida" es tan estúpido como pretender que King o Larsson no son literatura. Hay cosas que me han parecido espantosas, como Dan Brown; también me parece espantoso el filete del menú del bar de mi calle, insípido, seco, lleno de nervios y semicocido en mala grasa. Pero son literatura, y comida. Literatura y comida malísimas, pero literatura y comida. Negarlo no pasa de ser retórica mala, que esconde una esencial falta de contacto con la utilidad básica de la comida y de la literatura, la que hace que el más humilde pedazo de pan seco y el peor romance de ciego sean cosas esencialmente humanas y dignas: calmar el hambre de la gente. El hambre de comida y el hambre de palabras.
ResponderEliminarEl verano pasado me leí Millenium de un tirón, y disfruté como un enano. También leí a Pynchon, y a Ballard, y a McEwan y a Mann y a Proust, y también disfruté, por otros motivos. No pretendo compararlos, es más, me parece una estupidez hacerlo. Pero todos son literatura. Peor para el que decida decir otra cosa.
(Me ha sobresaltado especialmente encontrar en la lista de los dudosos a P.G. Wodehouse. No he dejado de leerle con devoción, júbilo (matinal) y agradecimiento desde que su primer libro cayó en mis manos a los seis años hasta ahora mismo. Sus ediciones de Plaza de los años cuarenta y cincuenta, magníficamente traducidas y encuadernadas, buscadas con paciencia y fervor durante años por librerías de viejo y amorosamente coleccionadas son la joya de mi humilde biblioteca. Bertie Wooster es para mí más que Don Quijote. Wodehouse es para mí la Literatura. Si realmente no lo fuera, y me dieran a elegir entre la literatura y él, me quedaría con él.)
Un saludo cordial, César. Aunque comente poco, paso mucho por aquí y disfruto mucho cada vez que lo hago.
Simplemente quitarme el sombrero como de costumbre ante tu lucidez, querido César.
ResponderEliminarYo también estoy completamente de acuerdo ^^ Lo que más me molesta es la gente que dice que un libro es basura o que es sólo para niños sin haberlo leído.
ResponderEliminarUna preguna se me viene a la mente, este elitismo en definitiva qué condena, la mala literatura, o la gente que le encanta y disfruta de esa literatura. Porque si alguna conclusión saco del post y de los comentarios es que los "best sellers" los podríamos encuadrar dentro de la mala literatura. Pero es que un best seller implica que un gran número de personas están "disfrutando" de esa obra de arte. En definitiva estamos criticando a la masa que sin ningún tipo de "formación" encuentra belleza en una "obra de arte" que los "entendidos" desprecian, no sé si por mala o porque gusta a un sector del público con menos formación.
ResponderEliminarYo creía que las obras de arte se caracterizaban por "despertar" sentimientos en las personas. Y cuando una obra te los despierta, da igual que sea un best seller, da igual que el lector no sea una persona culta, da igual que el autor sea un autor comercial. Si caemos en el absurdo elitismo nos puede pasar lo que ocurrió en el guggenheim, que las pinturas de unos niños pequeños fueron exaltadas como si de obras de arte fueran, pero no por su "calidad" sino por el elitismo que a veces se quiere aparentar.
Es verdad que todo el mundo puede disfrutar de unos huevos fritos con patatas y que para degustar un foie grass hay que tener cierta educación culinaria para que tu paladar lo aprecie. Pero es completamente subjetivo y económico que el segundo sea un ingrediente de la alta cocina y el primero sea el alimento del pueblo llano. Pero en cuanto a calidad, en cuanto a sabor y lo que puede despertarnos comer cualquiera de esos dos alimentos, no hay ninguna razón objetiva que nos haga suponer que uno es mejor que otro, subjetivas muchas.
Caliope: en efecto, no existe una forma completamente objetiva de juzgar una obra literaria. La crítica literaria no es una ciencia. Pero tampoco podemos dejarlo todo en una mera subjetividad. Hay criterios muy útiles para analizar un texto; pero, a la hora de realizar ese análisis, hay que dejar muy claros qué criterios son esos. Porque dependiendo del punto de vista que escojamos, el resultado del análisis puede variar.
ResponderEliminarEn cualquier caso, estoy de acuerdo contigo en que lo importante es leer. Pero difiero en algo: según las estadísticas, los jóvenes no leen menos que antes, sino más. Lo que pasa es que partíamos de niveles muy bajos.
Merak: la comparación entre la literatura y la cocina, que tanto se ha usado aquí, es muy oportuna. En efecto, no se podría vivir comiendo y cenando siempre en El Bulli, y tampoco me parece sana una dieta exclusiva de huevos fritos con chorizo y fabada. Lo suyo es mezclar, saber apreciarlo todo, desde los platos más sencillos a los más elaborados.
En cualquier caso, tan pertenecientes a la gastronomía son los callos a la madrileña como un lenguado en papillot con espuma de boletus sobre muselina de chirivía.
Vanbrough: totalmente de acuerdo contigo, amigo mío. También en lo que se refiere a Wodehouse, a quien considero uno de los grandes narradores del siglo XX. Pero, ay, era un humorista y sus novelas tienen una apariencia chispeante ligera, todo lo cual le condena a los infiernos literarios por parte de algunos nazis de las letras.
Luis Manuel Ruíz & Natalia: Siempre es un placer veros por aquí, amigos míos :)
Amaranta: Evidentemente, es más difícil (por la complejidad técnica) cocinar un suquet de rape que unos huevos fritos. Y más difícil hacer unos huevos fritos que comerse un tomate a bocados. Pero, en efecto, todo es comida, y toda ella está buena.
Lo que quería decir César, utilizando el simil de la comida que trajo Vanbrugh, es que para leer determinados libros apenas necesita más formación que saber leer y escribir, y sin embargo con otros la cosa cambia. Pero no tiene nada que ver con que una cosa sea mala literatura y la otra buena. Es más a quién no les gusta unos huevos fritos (pues eso a muy poquita gente) otra cosa es que en determinados ambientes no resulte cool o chic pedirlos, decir que te pirran, etc, etc. Y eso está pasando con los best sellers, es mejor tacharlos, excluirlos de la literatura o incluso señalarlos como malos. Pero en definitiva sólo se distinguen por la capacidad que tienen de ser asequibles para una gran masa de gente.
ResponderEliminarPues Cesar, en estas estamos con el arte, en mi caso, el de la pintura, que si es decorativo o no, que si es arte... y en ese orden de ideas, se me ocurre que si una hamburguesa siendo que seguro que es comida, de ella se podrá decir que es o no un buen alimento y por los gustos se venden los calambombos... Yo tengo para decir que afortunadamente están las frituras que te comes mientras casi que corres por la calle a todo riesgo de indigestion, pero también, ese restaurantito dónde todo es sensualidad y hedonismo a la hora de la cena. Es maravilloso que todo exista.
ResponderEliminarte dejo un abrazote desde Colombia... pero en septiembre estaré en Holanda y ya te avisaré,,, que no lo olvido y me muero de ganas.
Me parece que cuando alguien dice, "eso no es literatura", es tan solo una forma de decir"eso es mala literatura" pero enfatizando lo mala que le parece a quien dice tal cosa. Es decir, yo creo que todo el mundo tiene asumido que esos libros a los que te refieres, son literatura, pero le niegan tal condición para dejar claro lo mucho que los desprecian. Es como cuando decimos "¿Fulanito? ¡ese qué va a ser médico, si lo único que hace es mandar pacientes al cementerio! ¡Ese ni es médico ni ná!" Y ya está. siete años de carrera más el MIR a la basura.
ResponderEliminarEn cuanto a los nazis, como en cualquier otra situación de poder desmedido por parte de unos pocos, muchos alemanes se apuntaban (los llamados violetas de marzo) para sacar provecho, poniéndose al lado del poderosos, o bien porque tenían miedo a ser también víctimas. Muchas de las denuncias se producían para dejar clara la adhesión a Hitler y por tanto evitar ser molestado por la Gestapo, las SS y el resto de agrupaciones, algunas juveniles, que sembraban el terror entre aquellos que ellos vieran en postura tibia. El taconazo y el gesto de parar un taxi era obligado, y una gran mayoría de alemanes lo hacían avergonzándose en su interior pero procurando que el gesto resultara convincente.
Terribles momentos en los que sale lo peor de nuestra especie, aunque lo que tu dices también influye, por supuesto, pero no de forma única.
Puta vida, joder.
Hola César.
ResponderEliminarSolo me gustaría aportar, desde la perspectiva de la historia, que una variable importante a la hora de juzgar una obra literaria (y en realidad cualquier obra de arte) es, efectivamente, el tiempo histórico, con sus mitos, sus gustos, sus valores, etc.
Es cierto que se han llegado a descartar géneros literarios enteros. A mi siempre me ha gustado la "novela negra" y hasta hace unos pocos años casi tenía que ocultarlo porque estaba considerado como un género menor (aún lo es en algunos círculos).
Por último, la interpretación del nazismo creo que está cogida muy por los pelos..., no es sólo necesario deshumanizar a los perseguidos, a las vícitimas (judios, pero también arios con pensamiento progresista, etc), se necesitan unas circunstancias históricas determinadas que sería muy largo comentar (crisis económica gravísima sin Estado del Bienestar, crisis de los sistemas políticos liberales, crisis de los valores burgueses decimonónicos, etc.).
Tu entrada me ha gustado... felicidades.
Ahhh....por Barcelona hace también mucha calor....un PLACER LEERTE.
Claudia Botero: en efecto, con la pintura también pasa. Tan insultante es tachar a un pintor de "decorativo" como tildar de "ameno" a un escritor. En fin, qué cosas. Pero tienes razón: en el arte, como en la gastronomía, ha de haber de todo.
ResponderEliminarSamael: Es cierto, ese "no es literatura" comienza siendo un figura retórica, pero al final, a base de repetirse, acaba convirtiéndose en una realidad. El problema es que, al considerar que ciertas obras no son literatura (por muy retórica que sea esa afirmación) lo estudiosos y académicos ignoran y desprecian grandes ramas de la literatura. Por ejemplo, ¿cómo te explicas que tan sólo en un diccionario de literatura española figure el nombre de mi padre? Pues porque quienes escribieron los demás diccionarios no consideraban literatura lo que escribía mi padre, así que ni lo mencionaban. Ese es el peligro de las figuras del lenguaje: que muchas veces se toman literalmente.
Respecto a los nazis, vale, hubo de todo; pero la mayoría eran fanáticos creyentes en la supremacía aria. Alguien dijo que el nazismo no es una ideología, sino una enfermedad epidémica.
Laura Uve: Como toda comparación metafórica, la de los nazis no se corresponde exactamente con la realidad, por supuesto. Y tienes razón en todo lo que dices, pero yo sólo pretendía centrarme en comparar el elitista proceso de deshumanización que siguieron los nazis para llevar a cabo la "solución final" con el proceso de "desliteraturalización" que siguen las élites culturales para masacrar grandes sectores de la literatura. En fin, sólo es un imagen que no pretende ir más lejos.
César, creo que lo entendí así (me refiero al paralelismo entre deshumanización y "desliteraturalización") y me pareció interesante la metáfora. Pero mi oficio de historiadora me condujo a "meter cuchara", con el "tiempo" y la "realidad", en tu acertada imagén.
ResponderEliminarUn placer...
"un tebeo"?
ResponderEliminarTodas esas consideraciones a las que te refieres son sólo "tocahuevadas" de intelectualoides. Estoy de acuerdo contigo.
Por desgracia siempre habrán "pintas" colocados en puestos que les permiten decir qué es lo bueno y qué es lo malo. Muchos de ellos escriben y se dedican a darse cancha unos a otros... pero aún así no consiguen vender tantos libros como aquella gente a la que critican y eso les revienta...
En este país tenemos unos cuantos ejemplos de círculos de amiguetes escritores/críticos que se dedican a pelotear sus libros y vilipendiar lo demás. Lo que les pasa es que todavía no saben que las cosas se pueden explicar con gracia, además de ser “profundas”… si las son en su caso. Suelen carecer de la genialidad de los escritores que alaban y del “saber hacer” de los que critican. Más vale pasar de ellos.
Yo disfruto leyendo a Kafka, Borges, Dostoievski, etc… y también con London, Bester, Priest, Bradbury, Mallorquí o… Reverte (uno de los que más palos se ha llevado por parte de estos circulitos), ¿cuál es el problema? ¿Qué no leemos sus libros? Sinceramente, prefiero mil veces un Merino o un Suso del Toro que lo que me ofrecen...
Yo tb creía que los libros de Spillane eran infumables, pero tras leer "Yo, el jurado" en una colección de novela negra de El país, me llevé una sorpresa. Era un buen libro. Está claro que Spillane no es Chandler o Hammet, ni siquiera Goodis o Woolrich, pero esa novela en concreto tenía fuerza y un final apasionante en su crueldad. Te la recomiendo, César, puede que te lleves una sorpresa.
ResponderEliminar