Un enclave tutelado por César Mallorquí, el Abominable Hombre de las Letras, en colaboración con la Sociedad de Amigos del Movimiento Perpetuo. Si no te interesa la literatura, el cine, el comic, los enigmas, el juego y, en general, las cosas inútiles, aparta tus sucias manos de este blog.
viernes, abril 5
Relatividad, París y dramas
Una de las cosas buenas que tiene viajar es que te ayuda a relativizar las cosas. Por ejemplo, los que vivimos en Madrid estamos convencidos de que se trata de una ciudad sucia, cara y ruidosa donde se conduce fatal. Pues bien, eso es relativo si la comparamos con París; donde, como sabéis, he estado la semana pasada. Precisamente durante esos días había allí, en el mobiliario urbano, los anuncios de una revista -creo recordar que de Liberation- en los que aparecía la portada del último número con el siguiente titular (más o menos): "Cosas de las que los parisinos están hartos: Los atascos, el ruido, la suciedad, la inseguridad y los alquileres desmedidos".
En efecto, París es una ciudad absurdamente cara (no sólo desde el punto de vista español, sino también según el criterio francés). También es una ciudad sucia; las calles están llenas de basura y de zurullos de perro. No advertí que fuera especialmente ruidosa y tampoco puedo afirmar que sea insegura; no obstante, está llena de mendigos (¿los famosos clochards?) y vi varios asentamientos de chabolas en la periferia.
Pero lo que se lleva la palma es el tráfico. Es la cuarta o quinta vez que voy a París, pero la primera que llevo coche, así que puedo hablar con conocimiento de causa del caos circulatorio de esa urbe. Por ejemplo, la forma de acceder a las glorietas que tanto abundan en París: al parecer, no hay preferencia de paso; el primero que llega tira palante y los demás que frenen. Dado que en muchas de esas glorietas confluyen seis o más calles, el asunto de circular por ellas no solo resulta peliagudo, sino que en horas punta se convierte en un atasco infernal. Respecto a los atascos, sucede algo curioso: dado que las avenidas del centro de París son tan amplias, la circulación, salvo en horas punta, es muy rápida (incluso demasiado, si te montas en un taxi-kamikaze). Ahora bien, en cuanto sales a la periferia, en cuanto te metes en un cinturón de circunvalación (un périphérique, como dicen ellos), sea la hora que sea, zas, atasco brutal. Para que os hagáis una idea: Versalles está a menos de veinte kilómetros de Paris, y Pepa y yo tardamos casi una hora en llegar.
Ah, una cosa curiosa. ¿Habéis oído hablar de la basílica de Saint Denis? Es la primera gran iglesia gótica de la historia; un templo muy bonito, por cierto. Y, además, es el panteón de los reyes de Francia. Ahí están, por ejemplo, los sepulcros de Luis XVI y María Antonieta. Esa basílica se encuentra en Saint Denis, un pueblo tan próximo a Paris que ha acabado convirtiéndose, de facto, en un barrio de la periferia. Un barrio absolutamente lleno de emigrantes y muy deprimido. El templo, pese a ser una joya artística de inmenso valor histórico, está, sobre todo en el exterior, bastante sucio y degradado (lo estaban comenzando a restaurar ahora). Por otro lado, queda fuera de todos los circuitos turísticos, así que no había prácticamente nadie visitándolo (lo que a nosotros nos vino muy bien, claro). Dado el lustre que normalmente los franceses le dan a su patrimonio artístico, todo eso me extrañó.
En fin, por lo demás París es una ciudad preciosa llena de lugares de lo más romántico; una ciudad, además, con una intensa actividad cultural. Ahora bien, es cara, sucia y con un tráfico infernal. Mucho más, en esos tres aspectos, que Madrid. Lo cual no significa nada –mal de muchos, consuelo de tontos-, pero ayuda a relativizar las cosas. Uno de los problemas que solemos tener los españoles es que estamos secularmente acomplejados. No tenemos buena imagen de nosotros mismos (probablemente con razón) y tendemos a pensar que lo de fuera es mejor que lo de dentro. Lo cual es cierto con frecuencia, pero no siempre.
Últimamente, por culpa de la crisis de los cojones, los españoles, creo, estamos más acomplejados que nunca. Durante un tiempo pensamos que formábamos parte de pleno derecho del primer mundo, y de pronto nos han mandado de vuelta al tercero (o al segundo, que nunca he sabido cuál es) mediante una patada en la entrepierna financiera . Nos creíamos alemanes, o cuando menos austriacos, y resulta que somos búlgaros o griegos. Los españoles estamos deprimidos, aturdidos por el desengaño de haber vivido una mentira, cabreados porque todo está mal a nuestro alrededor. No solo hemos descubierto que somos pobres, sino que además somos conscientes de que nos han timado y nos siguen timando. Es indignante.
Yo, qué queréis que os diga, me indigno a diario, no paro de indignarme. Y eso se transmite al blog. Si me dejara llevar, todas los post de Babel tratarían sobre alguno de los múltiples temas que me indignan. Pero no tienen sentido, no valdría para nada. Creo que la mayor parte de los merodeadores del blog comparten en general mis ideas (si no, ¿por qué iban a leerme?). Somos de la misma cuerda. Entonces, ¿de qué sirve volver una y otra vez sobre la que ya estamos de acuerdo? ¿Para reafirmarnos? Puede, pero también para deprimirnos aún más.
¿Conocéis una película llamada Los viajes de Sullivan, del director Preston Sturges? Es de 1941 y está ambientada durante el periodo de la Gran Depresión. Cuenta la historia de Sullivan, un exitoso director de Hollywood especializado en comedias, que un buen día decide que su deber es rodar un drama que muestre el sufrimiento de la gente. Para ello, planea disfrazarse de vagabundo y recorrer el país empapándose de la terrible realidad de los desamparados. Al conocer sus planes, la compañía productora, temiendo que a su director estrella le suceda algo, hace que le siga una nutrida comitiva de ayudantes y guardaespaldas.
La primera parte del film se centra en los intentos de Sullivan por deshacerse de quienes le siguen, así como en la fatal circunstancia de que, por mucho que intente alejarse, siempre acaba volviendo a Hollywood. Durante la segunda parte, Sullivan logra por fin despistar a la gente de la productora e inicia su anhelado vagabundeo por el país. Entonces, por razones que no vienen al caso, le detiene la policía y un juez le condena a realizar trabajos forzados en una penitenciaria rural. Ese lugar es el infierno; allí Sullivan se encontrará con una sobredosis de la dramática realidad que estaba buscando, y como es lógico acaba hecho una mierda.
Un día, los guardianes de la prisión reúnen a todos los presos en la sala comunal porque va a haber una sesión de cine. Proyectan una película de Mickey Mouse. Entonces, Sullivan ve cómo los presos, una gente machacada por la vida, comienzan a reírse con la película. De hecho, él mismo no puede evitar reír. Está en el puto infierno, pero aún así (o precisamente por eso) se ríe con los dibujos animados.
Poco después, Sullivan logra salir de la penitenciaría y regresar a Hollywood. Pero algo ha cambiado en su interior. Ha comprendido que la gente que sufre no necesita películas que le muestren su sufrimiento, sino películas que lo alivien, películas que les hagan reír y olvidarse durante un rato de la amarga realidad. Los dramas son adecuados para la gente feliz; pero los que sufren necesitan comedias.
Yo no creé La Fraternidad de Babel para hablar de política, ni de economía, ni de corrupción... Creé este blog para hablar de cine, de literatura, de tebeos, de viajes y, en general, de cosas inútiles. Coño, pero si lo pone bien claro en el encabezamiento. Así que convertir Babel en un púlpito donde dar rienda suelta a mis cabreos e indignaciones no sería más que un acto de narcisismo y masturbación (aunque, en cierto sentido, toda masturbación es un acto de narcisismo, ¿no? Y viceversa).
Últimamente me ha sucedido algo inédito. Con frecuencia me he encontrado con personas que alaban mis libros (no porque mis libros sean muy buenos, sino porque son personas muy amables), pero durante el último año y medio algunas personas no sólo han alabado mis textos, sino que además me han dado las gracias por escribirlos. Me lo agradecían como si yo hubiera hecho algo personal por ellos. En concreto se referían a dos títulos: Cuento de verano, un relato corto que está incluido en la antología Bleak House Inn (Fábulas de Albión 2012), y mi novela La isla de Bowen (Edebé 2012).
Cuento de verano es un relato de humor. Sin crítica, sin reflexiones profundas, sin dobles lecturas, puro humor; un relato concebido única y exclusivamente para hacer reír. Y eso es precisamente lo que algunos me han agradecido: que les haya hecho reír. Creo que lo que realmente me agradecían es haberles hecho reír en unos tiempos donde hay muy pocos motivos para la risa.
En el caso de La isla de Bowen, varios adultos me agradecieron haberla escrito, entre otras cosas porque leyéndola habían vuelto a la infancia. Es decir, se olvidaban de todos los problemas y durante un rato regresaban a una época más inocente y apacible.
¿No tiene eso mucho que ver con el argumento de Los viajes de Sullivan? Yo creo que sí. Por ello, he decidido no volver a expresar mi indignación política/social/económica en el blog, salvo en casos límite; y cuando lo haga, lo haré con humor e ironía, sin dramas. Palabrita del niño Jesús.
Así pues, La Fraternidad de Babel enderezará su rumbo y proseguirá su inútil travesía hacia ninguna parte, centrándose en todo aquello que no sirve para nada, ni siquiera para cabrearse.
Ah, por cierto; mi hijo Pablo está de p. m. en París.
Buen propósito. Es verdad que cuesta mucho contenerse cuando la realidad es tan trágica. A mí mismo me pasa como a ti en mi blog, no podía contenerme y acababa expresando mi desazón y la rabia que me produce la pandilla de corruptos. Así que creo que todos vamos a agradecer tus próximos posts, porque lo que pudiera parecer sin valor para nada es, en realidad, un manantial de asuntos interesantes.
ResponderEliminarCésar, no he encontrado hasta día de hoy nada que no me haya gustado en tu blog y estoy seguro de que no lo encontraré. Gracias por compartir esas cosas que, dices, no sirven para nada, pero que nos sacan de la realidad por momentos.
Por cierto, ¿visitaste la Sainte-Chapelle de París? Qué joya de arte. Fui a París buscándola y cuando entré en ese baño de luz morada y rosa supe que había encontrado un lugar mágico; tan misterioso como Umbría, donde me gusta perderme de vez en cuando.
Un abrazo.
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ResponderEliminarNo seré César yo quien te diga sobre qué tienes que actualizar o no el blog, pero me gustaría dejar constancia de que esas entradas de cabreo a mí me gustan mucho. No puedo evitar pensar "ya era hora de que se hablara alto y claro, cojones" y aplaudirlas. Aunque entiendo tu postura, porque a veces yo también pienso que para qué cabrearme y dar la brasa a los que me rodean, pero también pienso que de vez en cuando no es bueno quedarse las cosas dentro.
ResponderEliminarPor cierto, me han entrado ganas de ver la película esa. Porque si bien es cierto que creo firmemente en alzar la voz y denunciar las cosas que nos parecen mal (que no se diga que no nos oyen), también me harta lo de "con la que está cayendo" (frase criticable de entrada, porque no creo que esté cayendo nada como si lloviera con naturalidad, sino que nos "están tirando", pero eso es otro tema que no toca ahora), y que te lo digan a modo de "deja de divertirte/distraerte con cosas superficiales o inútiles, ¿no ves con la que está cayendo?". Como si una cosa tuviera que negar la otra, bastante hartos estamos ya como para que encima saquemos el látigo y nos flagelemos a nosotros mismos y nos neguemos la diversión. Así que me apunto la película.
Un saludo.
Me alegra escuchar que Babel volverá a retomar el motivo principal por el que se creó.
ResponderEliminarPersonalmente cuando empecé a indagar en el blog, los contenidos eran muy variados, sobretodo me fascinó el pequeño recorrido de la historia de la Ciencia Ficción o tus numerosos viajes por el mundo a lugares recónditos (al menos para mí).
Ahora, todo eso ha cambiado bastante a causa de la situación económica, el determinismo social, la política española (si se la puede llamar así) y un largo etcétera de más motivos.
Claro, todos esos fundamentos suponen una gran indignación, que en muchas ocasiones se observan reflejadas en Babel.
Sin embargo es tu blog y puedes escribir y expresar lo que quieras sin tener que pedirnos permiso ya que como dices, la mayoría somos simples merodeadores que compartimos gran parte de tu opinión.
Tampoco hay que transgredir definitivamente con la temática que actualmente posee porque nunca vienen mal unas pequeñas críticas valorativas de la sociedad y me encanta tu forma de decir las cosas: claras y sin rodeos.
Curiosamente, acabo de releer 'La Catedral' y en el anexo figura una pequeña biografía tuya en la que hay datos muy interesantes, como que eres un gran 'tintinófilo' y amante de King Kong, El Hombre Enmascarado, Los Simpson…
No sé exactamente lo que nos tendrás reservado para las próximas entradas, pero permíteme comenzar con una chorrada que todos podréis realizar:
- Hay que alzar el pie derecho y empezar a moverlo en el sentido de las agujas del reloj.
- Mientras que se hace este movimiento, hay que dibujar el número 6 en el aire con la mano derecha.
Si se hace correctamente, el pie empezará a moverse en la misma dirección que la mano. Se trata de un pequeño ejercicio que consiste en nuestro cerebro tiende a coordinar los movimientos de ambos lados del cuerpo de forma simétrica.
La verdad no sé por qué he escrito esto, supongo que es una humilde necedad que puede sacar una leve sonrisa.
Sea como fuere, seguro que el resurgir de este blog te resulta fructífero y se hace de él un entorno pacífico, para charlar y evadirnos del exterior.
No quiero enrollarme más, espero que hayas pasado una agradable estancia en París y tu hijo se encuentre bien.
Un saludo, César :)
Cuando tenía 25 o 26 años viví casi año y medio en París y tengo un recuerdo genial de aquella época como el que, estoy seguro, le quedará a tu hijo. París es una ciudad llena de defectos, alquileres carísimos, mala leche, tráfico, mal olor en el metro... Pero compensa todo eso con las mil maravillas que enseña en las zonas más obvias y esconde en los barrios menos conocidos. No hay un solo barrio en París donde no se pueda encontrar un rincón sugerente. Por no hablar, claro, de sus alrededores, que todavía conservan a las orillas del Sena el ambiente fin de siglo de los cuentos de Maupassant. Pensando de nuevo en tu hijo, y de acuerdo con mi experiencia, vivir en París una larga temporada es un gran privilegio, tanto para él como para sus padres (los míos también vinieron unas cuantas veces de visita), o, como escribió Hemingway: "Si has sido lo bastante afortunado como para vivir en París de joven, dondequiera que vayas el resto de tu vida, te acompañará, porque París es una fiesta portátil. Perdón por la extensión, pero es que el asunto me puede.
ResponderEliminarSaludos César. En primer lugar me alegro que hayas "disfrutado y sufrido" la capital francesa, es definitivamente una ciudad que tiene mucho que ofrecer, y me alegro de que tu hijo esté pasándolo bien allí. Yo estoy frito por visitarla de nuevo.
ResponderEliminarComo dice Byron, sí que tienes algo que aportar a la temática indignada: tu don para pasar a textos tremendamente legibles lo que pensamos todos (o un mayoría de) tus merodeadores. Eso tiene mucho valor. Pero sí que es cierto que a todos nos molan mucho tus textos hablando de ciencia ficción, de cine (¿has visto Django?) y demás. Si no fuera por esas cosas inútiles, la depresión camparía a sus anchas mucho más de lo que lo hace ahora. A mi siempre me queda el consuelo de meterme en un libro o una serie o una peli y olvidarme un rato de Rajoy (o como lo llama mi abuela, Rajón) de Rubalcaba de Urdangarín y de todo lo asco que hay. Y eso es algo que, creo, compartimos todos los merodeadores. Así que creo que si durante un tiempo se relaja el tono del blog, bienvenido sea.
¡Hasta pronto!
Soy colombiano y vivo en Bogotá, la capital. Todos estamos cansados de la suciedad, los atascos (acá se llaman trancones), la jodida inseguridad y una corrupción galopante. Y tras leer esta entrada, entendí que ese mito que me han inculcado de que las ciudades de Europa son limpias, sanas, eficientes y bla, bla... es falso. TODAS las ciudades tienen los mismos problemas (incluido el del terrorismo, por desgracia).
ResponderEliminarUn saludo desde Colombia.
P.D.: acá tus obras no se consiguen ni por el carajo. ¿Puedes hacer que las editoriales mejoren en eso?
El Supremo confirma la absolución de Camps por los trajes de la Gúrtel. Pero hablemos de cine.
ResponderEliminar:-(((
Qué gran entrada, César, me han gustado mucho esos propósitos. En especial lo de "salvo en casos límite; y cuando lo haga, lo haré con humor e ironía, sin dramas". Como decía Mark Twain, la risa es un arma (o algo por el estilo).
ResponderEliminarAh, sobre lo del "segundo mundo" y "tercer mundo". En realidad, lo que primero se acuñó fue la expresión "tercer mundo", para referirse a los países que en la guerra fría no formaban parte ni del "mundo" capitalista ni del "mundo" comunista, es decir, los países "en desarrollo". De hecho la expresión la inventó un periodista francés, haciendo un paralelismo con "el tercer estado".
Y en fin, se ha quedado "primer mundo" para referirse a los países desarrollados, no quedando demasiado claro qué es el "segundo mundo".
En una de mis numerosas noches de insomnio(como la de hoy por ejemplo)fui a para a las puertas de este blog. Me gustó por la ironía simpática,la claridad en la escritura,sin palabras pomposas de Real Academia,por los temas que tratas y la franqueza con la que los expones.
ResponderEliminarSi es verdad que tal como está el panorama español desgastaríamos las yemas de los dedos escribiendo y opinando pero tienes razón,a veces es bueno desconectar de todo ello y tratar de hacer un paréntesis y que mejor forma que hablando de libros,música,viajes o culturas.
El domingo por ejemplo fue un día de esos tristes de lluvia eterna y noticias desalentadoras así que sesión doble de Buster Keaton(El maquinista de la general)y Charles Chaplin(El gran dictador)se que puede parecer una tontería pero la risoterapia que no falte,creo que la sonrisa no debe desaparecer por mucho temporal que haya..Un saludico para todos.
José Luis G. & Byron: Pero de vez en cuando seguiré dando la matraca, ¿eh?...
ResponderEliminarByron: No solo te recomiendo "Los viajes de Sullivan", sino también todas las comedias de Preston Sturges. Son excelentes.
Cristian: No te preocupes, porque seguiré escribiendo sobre cualquier cosa, pero no escribiendo con las tripas.
Está muy bien la "chorrada" que comentas, mola. Yo conozco una parecida. Ponte la mano derecha en la cabeza y la izquierda en el estómago. Ahora comienza a darte palmaditas en el coco, arriba y abajo, con la derecha, mientras que con la izquierda describes círculos sobre el estómago. Es díficil :)
La Vieja Piragua: París es una maravilla, estamos de acuerdo.
José Antonio: Sí, mejor relajarse un poco y guardar los cabreos para los momentos más importantes.
He visto "Django". Me parece divertida, con secuencias estupendas y personajes excelentes; pero demasiado larga, a mi modo de ver.
Sebastián: He visitado tu país; estuve allí un mes y no precisamente en las zonas turísticas. Me encanta. Tengo varios amigos colombianos y son gente estupenda. Y, por cierto, en mi opinión hablaís el español más bonito del mundo.
Pues sí, en mi opinión cualquier ciudad de más de un millón de habitantes es, forzosamente, un constante lío.
Samael: ¿De cine de terror?
Ángel: Muchas gracias, amigo mío, por tu explicación, porque siempre me había preguntado dónde demonios estaba el "segundo mundo". No te acostarás sin saber una cosa más.
Helena: Lamento lo de tu insomnio, pero me alegro de que hayas llegado a Babel. Siempre he pensado que uno de los dones más maravillosos del ser humano es el sentido del humor. No hay nada más liberador que la risa.
Tenía curiosidad por conocer tu opinión sobre el tan temido/esperado western de Tarantino tras conocer tu opinión sobre el cine de Leone.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, el humor negro de Tarantino es de lo mejor que hay, pero no sé qué tiene en contra de las pelis de 90 minutos.
Y otra entrada que he disfrutado leer:)
ResponderEliminarPersonalmente, yo te leo porque me fascina el humor, o la estructura con la que dice las cosas. Una manera muy acertada! A mi me divierte leerte (verso sin esfuerzo :D), me divierte y me hace sonreír aunque todo en el día vaya mal, o desalentador. Por ejemplo, hoy no esta siendo un excelente día, pero es hora de receso y he venido a biblioteca a leer La Fraternidad de Babel, porque simplemente es lo que me hace sonreír y me entretiene bastante. Me uniré a la lista de personas que le han agradecido por lo que ha escrito. César, ¡muchas gracias! (: tanto por escribir en La Fraternidad de Babel, como sus libros (más particularmente La Compañía de las Moscas, lo he leído unas 4 veces y me sigue sacando risas y bastantes sonrisas).
¡Un abrazo!
Te leo y me preocupo. ¡Por favor, no cambies el rumbo de tu travesía a ninguna parte! En ese barco vamos todos. Leeré tus comentarios sobre cosas que tú llamas inútiles, faltaba más. Espero reirme con ellos si te lo propones. Eres un buen escritor. Pero sigue hablando de cosas útiles: cine, literatura, viajes (¿es que no lo son?) y también política, economía, corrupción. Todo eso forma parte de tu mirada sobre el mundo que vivimos hoy. Por eso frecuento La Fraternidad de Babel y merodeo por aquí, aunque comente en muy contadas ocasiones.
ResponderEliminarYo creo que no vas a poder cambiar. Tu indignación, tus cabreos, son marca de la casa. Y el humor y la ironía que, al mismo tiempo, te gastas al explotar. ¿Por qué cambiar, pues? No me hagas eso, hombre.
Quiero decir, César Mallorquí, que me has dado pie con tu entrada para agradecerte tus escritos. Y los que vengan.
Por cierto, Paris es mi ciudad. Allí llegué por primera vez, siendo estudiante, años sesenta, (¡qué asfixia en Madrid!) y allí he vuelto muchas veces.
Saludos.
Luis
Rosaura Zavala: ¡Eres un encanto!
ResponderEliminarLuis: No, no voy a cambiar; sólo me voy a moderar un poquito. No indignarme tanto, vamos, que es malo para el estómago. Yo visité París por primera vez a comienzos de los 70, y me fascinó. Gracias por tus amables palabras.
César: OWWWWW, gracias... sobre todo por lo el español.
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ResponderEliminarHola Cesar,
ResponderEliminarmi hijo ha estado hoy en la Biblioteca Nacional en un encuentro que has tenido con chicos de instituto.
El caso es que me ha pedido que te envíe una foto que te ha hecho y...vaya, que no tengo ni idea de cómo te la envío.
Es el chico que te ha dicho que conocía tu blog y te ha preguntado sobre "el niño que fuiste".
Un abrazo
Anita: Por lo general, los chicos suelen preguntarme siempre lo mismo. Pero tu hijo me hizo una pregunta nueva, e interesante, así que felicítale de mi parte. Y dale las gracias por la foto. Y gracias a ti, por supuesto.
ResponderEliminarPuedes enviarme la foto a la dirección de correo electrónico del blog: fraternidadbabel@yahoo.com
Te entiendo César. Llega un momento en el que consideras que si sigues machacando te vas amargando más, que te haces cansino. Yo estaría todos los días soltando barbaridades, pero eso sólo sirve para hacerme más mala sangre.
ResponderEliminarMe gustaría ver alguna cosa divertida o curiosa para poder comentarla, pero es que no hay manera, oye.
¡¡¡¡FELIZ DIA DEL LIBRO!!!!
ResponderEliminarEs una lástima por una parte, porque aunque no lo creas, es útil leer la misma idea desde distintos ámbitos y de boca de diferentes personas.
ResponderEliminarSoy estudiante, y cualquier cosa de tu blog me ha aleccionado bastante (para discrepar o reafirmarme, más lo segundo que lo primero). Pero no nos vendrá mal reírnos un rato.