Queridos merodeadores, ya sé que
últimamente tengo bastante desatendido el blog; no publico cada semana ni
contesto con la debida rapidez a los comentarios. Lo siento. Pero la culpa no
la tengo yo, sino mi fracturada cadera izquierda.
La verdad es que pocas cosas han
trastornado más mi vida que ese accidente. Mandó a hacer puñetas mis
vacaciones, arruinó mi prevista visita a la Semana Negra y al Celsius, ha
retrasado la escritura de las novelas que tengo en marcha, me ha tenido mes y
medio casi completamente inmovilizado, y luego en una silla de ruedas, y ahora
con muletas. El proceso de rehabilitación es tan lento...
El pasado fin de semana realicé mi
primer viaje postraumatismo, a
Santander. Teníamos previsto, Pepa y yo, hacerlo en verano, pero mi cadera lo
impidió. De hecho, ya habíamos pagado el hotel. Amablemente, dicho
establecimiento, el Santemar, nos guardó la reserva hasta fin de año. Y por fin
hemos ido. Mientras que en Madrid llovía a mares, en Cantabria hacía un tiempo
excepcional. Como puede comprobarse en la foto de arriba, donde se me ve,
gallardo con mis muletas, frente a la playa de Liencres.
Por otro lado, mi dramático tropiezo
ha tenido una parte positiva. Estar tanto tiempo medio inmovilizado me permitió
pensar en cosas banales, como por ejemplo el argumento del próximo cuento
navideño de Babel. Por lo general, siempre se me ocurre a última hora y tengo
que escribirlo a toda leche, pero este año voy bien de tiempo. Ya lo estoy
escribiendo; en principio se llamará Doña
Julia y los pobres.
Besos.
Hola César, que alegria verte en plan viajero de nuevo, espero que todo vaya mejor a partir de ahora, mucha suerte con lo que queda de la recuperación; como lector espero el cuento con ganas(desde que merodeo por aquí lo leo todos los años, que conste en acta) y las novelas pendientes aún más, pero todo a su tiempo, y,sí,hablando del tiempo por el norte está fenomenal dentro de nada y gracias al cambio climático(que aumentará gracias a los votantes de Trump) esto será como Benidorm, je, je, un saludo amigo.
ResponderEliminarJuan H
Saludos:
ResponderEliminarMe congratulo de verte ya en pie y viajando. La vida irá volviendo a la normalidad.
Lo importante no es caer sino levantarse.
Juan Constantin
¡Eso sí que es manejar unas muletas y no lo que hacen los toreros!
ResponderEliminarMe alegro de que la recuperación siga su curso. Ánimo y paciencia.
Que te recuperes pronto y, sobre todo, bien. Abrazos.
ResponderEliminarHay muchos grandes escritores que empezaron a escribir después de una inmovilización. No hay mal que por bien no venga. A seguir creando, que la mente la sigues teniendo lúcida.
ResponderEliminarPues sí que se te ve gallardo con tus muletas...Buena idea ha sido viajar a Santander ahora, como dice Juan H (que no sé desde dónde escribe) esto del cambio climático está poniendo España al revés. Medio país se inunda y medio ahoga y aquí en el norte tan panchos,con nuestro solecito y sin lluvia. Espero que os gustara Liencres,aunque supongo que tú,César, ya lo conocías. Creo haber leído que pasabas algunos veranos por aquí en tu infancia...a lo Pérez Galdós, mira,que se subía de Madrid a pasar aquí los veranos...cuatro o cinco meses.
ResponderEliminarSiento no haberte podido saludar...otra vez será.
Yo también espero con impaciencia el cuento de Navidad...imagínate a tus merodeadores como niños sentados en el suelo a tu alrededor para oir tu cuento...
Un saludo desde Santander.......................Aurora Boreal
Tú tranquilo, César. Mucha suerte en la recuperación y la escritura.
ResponderEliminar(Y ahora con lo del accidente te pareces más a Stephen King :P)
Juan H: Muchas gracias por tus buenos deseos. ¿La soleada Cantabria? Parece un universo paralelo...
ResponderEliminarJuan Constantin: En efecto, no importa cuántas veces caes, sino cuántas te levantas. Pero yo me pegué tal costalada que, más que levantarme, reboté...
Jarl-9000: Nunca había usado muletas. Al principio me parecían un lío, pero ahora soy un maestro, lo reconozco. Y se me están poniendo los brazos como jamones.
Jorge Gómez Soto: ¡Gracias!
Jane Jubilada: Pues a mí la inmovilidad me parece más apropiada para la lectura que para la escritura... (todo con tal de no currar)
Aurora Boreal: En efecto, durante la infancia pasaba los veranos en Santander con mi familia. Allí vivían Antonio Martínez e Isabel González (cuyo seudónimo literario era Patricia Montes), los mejores amigos de mis padres. Por cierto, para aproximarme a Galdós diré que un año estuvimos dos meses de vacaciones en Santander.
Así que sí, conozco muy, pero que muy bien Cantabria. Y me encanta.
Respecto al cuento... me encanta esa imagen de los merodeadores sentados a mi alrededor en el suelo, escuchando mi relato. Lo malo es que soy pésimo contando relatos con la voz. Lo mío son los dedos percutiendo contra el teclado. En fin, espero que os guste el relato. Su argumento es bastante horrible.
Sebastián: El problema es que a Stephen King le atropelló una furgoneta, y a mí me atropelló una ducha, que es mucho más cutre. Además, preferiría parecerme a King por el tamaño de su cuenta bancaria y no por los huesos rotos ;)
Me alegra ver que la recuperación sigue adelante, ¡mucho ánimo! Qué envidia de viaje, la verdad tengo muy buenos recuerdos de Cantabria en verano, hay que tener valor para ir en el otoño tardío aunque veo que os ha salido bien la jugada. Yo he estado en el valle del Jerte visitando a una amiga y me ha dado envidia de otoño, aquí en el sur no tenemos esa gama de colores sino monótonos olivos :-(
ResponderEliminarSaludos:
ResponderEliminarJosé Antonio, ni siquiera en Jaén -donde más olivos hay- todo el paisaje es monótono. No cambio una primavera o un otoño en las Sierras de Cazorla y Segura, o Mágina, por otra en ningún sitio. Envidia del norte, poca, la verdad. Sin menospreciarlo, por supuesto. También tendrá su encanto, seguro.
Juan Constantin
Encantado de saber que vas mejorando poco a poco. ¡Un fuerte abrazo y a muletear se ha dicho!
ResponderEliminarLuis Manuel Ruiz: Muchas gracias, amigo mío. Soy el amo de las muletas, es cierto... Un abrazo.
ResponderEliminarEspero que todo vaya fenomenal. Por cierto, un estudio ha demostrado que la vitamina D puede mejorar las posibilidades de caminar después de una fractura de cadera.
ResponderEliminarSalvador Urruti: Muchas gracias, amigo mío. Pero, afortunadamente, de ese accidente hace ya varios años.
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