Ocurrió hace cuatro años, cuando Pepa
y yo estábamos en Cartagena de Indias para participar en el Hay Festival. Nos
habían hospedado en un exótico y maravilloso hotel de la ciudad vieja, un
entorno bellísimo, igual que es bellísima toda Colombia. Sólo había un
problema: en la ciudad hacía calor en general, pero a primera hora de la tarde
te asabas en la calle. Así que después de comer solíamos quedarnos en la
habitación del hotel hasta que en las aceras ya no pudieran freírse huevos.
Una tarde, Pepa salió a hacer algo y
me dejó solo en la habitación, al amparo del bendito aire acondicionado. Tras
leer un rato, cogí la tableta, me conecté a la wifi del hotel, revisé el correo
y, como quien no quiere la cosa, paseé por algunos blogs. Y llegué a uno que
conocía, pero que aún no había frecuentado. Se llamaba, y se llama, Notas para lectores curiosos, de Elena
Rius (ya he hablado de ese blog en Babel). Comencé a leer el último post y
luego seguí leyendo los anteriores, y leí, leí y leí, y al día siguiente
continué leyendo hasta zamparme el blog entero.
Demonios, cuánto me gustó y me gusta
lo que escribe esa mujer. Es, sin duda, el mejor blog literario que me he
echado a la cara, y lo es por varios motivos: En primer lugar, porque Elena
trata a la literatura como si fuera una amiga, no como a una diosa. En segundo
lugar, porque Elena es inteligente y ha leído mucho. En tercer lugar, porque
escribe muy bien. En cuarto lugar, porque conoce a fondo el mundo editorial. En
quinto lugar, porque, aunque no la conozco personalmente, se nota que es una bellísima
persona. Y en último lugar, porque es extremadamente culta, pero llevándolo son
sencillez, sin ápice de altanería.
¿Habéis visto alguna vez a alguien que
disfruta a tope con la comida? No un tragaldabas, sino la clase de persona que
paladea cada bocado, que se deleita con cada matiz, que se ilumina con cada
tenedorada, como si en vez de alimentos ingiriera felicidad. ¿A que da gusto
ver comer a una persona así? Bueno, pues esa es la impresión que me produce
leer a Elena: me transmite la felicidad de la lectura.
Pues bien, Elena Rius ha publicado
hace poco una antología de artículos llamada El Síndrome del Lector (Trama Editorial, 2017), un libro que reúne
todas las virtudes de su blog. Por cierto, se me olvidaba, entre esas virtudes
está la de ser muy divertida. Elena combina el rigor intelectual con curiosas
anécdotas literarias. Por ejemplo, ¿sabíais que James Joyce tenía una hermosa
voz de tenor y se ganaba en parte la vida cantando en fiestas? ¿O que los
hermanos Goncourt dijeron sobre Verlaine: “Maldito sea ese Verlaine, ese
borrachuzo, ese pederasta, ese asesino, ese acojonado al que le entra de vez en
cuando el miedo del infierno y se caga en los pantalones...”? (Parece un tweet,
no me digáis que no) Bueno, pues el libro de Elena os cuenta eso y mil cosas
fascinantes más.
Como decía antes, no conozco
personalmente a Elena Rius, aunque hemos intercambiado mensajes electrónicos
con frecuencia. De hecho, ni siquiera tengo muy presente su auténtico nombre,
porque “Elena Rius” es el seudónimo tras el que se oculta la editora y
bibliómana María Antonia de Miquel. No, nunca nos hemos visto, pero como asiduo
visitante de su blog, tengo la sensación de que no solo la conozco, sino que es
una amiga.
En cualquier caso, lo cierto es que su
libro es una delicia.
Sólo puedo decir "Gracias, César". Me he pasado por el blog de Elena Rius y sólo con leer la entrada sobre las notas al pie de página ya me he suscrito. Una delicia.
ResponderEliminarSaludos
Miguel
Mil gracias por tus palabras de elogio, César. Tener lectores tan atentos y agradecidos como tú hace que valga la pena seguir escribiendo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Elena