Soy catalán, eso pone en mi DNI. Nací
en Barcelona, igual que mi padre y mis hermanos; mi madre era de Manresa.
Cuando obtuve el Nacional de Literatura Juvenil, casi todos los medios de
comunicación me presentaron como “El escritor catalán César Mallorquí”. De modo
que sí, debo de ser catalán. Porque vi la luz por primera vez en la calle
Urgell 245 de Barcelona y mis raíces son catalanas. Pero cuando tenía un añito
de edad, mi familia se trasladó a Madrid, donde he vivido siempre. Así que en
parte soy madrileño.
Supongo que ese es uno de los motivos
por los que tengo una visión tan distanciada de las patrias, las pertenencias y
las identidades. Me sé catalán, me sé madrileño y me sé español, pero no sé lo
que es sentirse catalán, madrileño o español. ¿En qué consiste ese sentimiento
patrio? Amo a personas, a animales o a cosas, pero me resulta imposible amar a
un puñado de abstracciones, sobre todo cuando son tan nebulosas como “Patria” o
“Pueblo”. Me niego a aceptar que mi identidad provenga del azar de mi
nacimiento. Mi identidad viene de mi entorno, sí; pero también de todos los
libros y cómics que he leído, de todas las películas que he visto, de toda la
música que he escuchado, de todos los viajes que he hecho... y eso me ha
llegado de todo el mundo, no solo del pequeño rincón donde vivo. Mi única
identidad soy yo mismo, y ni siquiera sé lo que significa eso.
No obstante, sería estúpido negar que
me unen vínculos sentimentales con Madrid, Barcelona y España en general,
vínculos casi siempre forjados durante la infancia y la primera juventud. Mi patria es mi infancia, como dijo
Baudelaire. Pero esos sentimientos sólo son una parte de mí y no me ciegan
hasta el punto de no percibir todo lo que está mal en Madrid, Barcelona y
España.
El fin de semana del referéndum, Pepa y yo estuvimos en Barcelona para cenar
con mi querido padrino Josep María y sus hijos, y para visitar a nuestro hijo
Pablo, que trabaja allí. Llegamos el jueves y regresamos el domingo,
coincidiendo con el simulacro de consulta. He dejado pasar unos días para
escribir esto, porque sentía demasiada rabia y desánimo.
Del procés català ¿qué puedo decir? Que es fruto de la manipulación, de
la mentira, de las emociones desatadas, de la crisis y de unos políticos
corruptos que esconden su mierda bajo la bandera (y con esto me refiero a los
dos bandos). Entre el 6 y el 8 de septiembre hubo un autogolpe en el Parlament,
al que siguió un referéndum ilegal. Muy chungo, pero yo me digo: ¿Querían votar?
Vale, se les advierte que se trata de un acto ilegal que no servirá para nada,
se le pide a los no independentistas que no voten y, luego, se permite que la
gente que quiera votar lo haga tranquilamente en su referéndum de la señorita
Pepys. Luego, al día siguiente, se aplica la ley y si hay que poner multas o
enjuiciar a alguien, adelante.
Pero no. Tenemos un gobierno macarra
que sólo sabe de cojones, así que para cojones los suyos. Mandan a la guardia
civil y, como era previsible, se lían a porrazos. Qué absurdo, qué estúpido...
Los nacionalistas ya tienen sus mártires y todo es llanto, rabia y rasgarse las
vestiduras. Dejando aparte que, además de estúpido, el uso innecesario de la
violencia es execrable, yo no puedo evitar preguntarme algo: ¿Dónde estaban
todos los catalanes que ahora se conmocionan por la violencia de la guardia
civil, cuando en 2011 la policía apaleó a miles de pacíficos manifestantes en
la Plaça de Catalunya? Ah, espera, es que los polis que daban estopa entonces
eran los Mossos. Es decir que no importan tanto los porrazos, como quién los
da. Si el que golpea es un tío de Extremadura, entonces el mundo se hunde, pero
si te atiza un noi de Palafrugell,
bah, tampoco es para tanto. No puedo evitar pensar, además, que toda esa gente
que hacía cola para votar estaba siendo cómplice, de facto, de un autogolpe de
estado. Si eso no es fascismo, se le parece mucho.
Durante nuestra estancia en Barcelona
me desanimó comprobar cómo amigos míos, gente brillante intelectualmente, se
habían dejado abducir por las mentiras y los espejismos del nacionalismo; si no
manifestando su adhesión, si al menos su simpatía y comprensión. Y me da rabia
ver a gente supuestamente de izquierda tildando de fachas a quienes enarbolan
la bandera española, al tiempo que aplauden a los que agitan la estelada,
olvidando que no hay ideología más reaccionaria que el nacionalismo. Ése es uno
de los grandes sinsentidos de la izquierda española: su complicidad con los
nacionalismos periféricos.
Me da una rabia tremenda esa huida hacia
delante del Govern, camino de su República Independiente de Playmobil. Un sueño
de pipa que ha creado una fractura en su sociedad, que está poniendo en peligro
su economía y la del resto del país, que está tirando por los suelos nuestra
imagen y credibilidad ante Europa y el mundo, que inquieta y preocupa a la
gente. Y todo por un sueño, ¿no? Pues los sueños no se construyen sobre
mentiras y odio, o acaban convirtiéndose en pesadillas.
Hay tantas cosas que me cabrean... Pero
para qué seguir, es inútil. Paradójicamente, el problema de quienes odiamos las
banderas es que no tenemos bandera y se nos ve muy poco.
Banderas... suelen estar en el extremo
de un palo. De un palo; por algo será. El jueves 28 de septiembre, cuando Pepa
y yo salimos de casa rumbo a Barcelona, había dos banderas de España en mi
calle. El domingo, cuando volvimos, había, no sé, unas veinte. Hoy, tan solo en
mi edificio, hay nueve. Madrid está lleno de banderas españolas, y supongo que
en otras ciudades de España sucede lo mismo. Ese es el problema,
acción-reacción: el nacionalismo de un signo fomenta el nacionalismo contrario.
Como un espejo. Y hala, ya estamos todos rebosando emociones, exudando amor
patrio por todos los poros.
Yo, que creía haber dejado atrás el
rancio nacionalismo español, lo veo ahora florecer a mi alrededor junto al
rancio nacionalismo catalán. ¿No querías sopa?; pues toma dos tazas. Veo por
Internet listas de productos catalanes que, si somos patriotas, debemos
boicotear, y me desanimo. ¿No se dan cuenta de que un boicot daña tanto a los
catalanes soberanistas como a los unionistas? Y esos soberanistas catalanes
tildando de fascistas a todos los españoles... ¡Un reaccionario nacionalista
llamando fascistas a los demás! Lo que hay que oír. Que desánimo, amigos míos,
que desánimo.
Aunque, claro, hay una posible explicación
para todo esto. ¿Los dirigentes del soberanismo creen de verdad que van a
fundar una república independiente? ¿Son así de estúpidos? Algunos puede que
sí, pero no creo que sean tan tontos todos. ¿Qué buscan entonces en realidad?
¿Barrer bajo la bandera la mierda de unos políticos corruptos hasta la médula?
Alguno ha señalado que el 31 de diciembre se terminará el secreto bancario en
Andorra. Quizá eso tenga que ver con estas prisas secesionistas.
Pero luego tenemos la otra parte. ¿Por
qué envió el gobierno a la guardia civil a Cataluña, por qué se pusieron tan
cafres intentando reprimir el simulacro de consulta? ¿Tan estúpidos son como
para no darse cuenta de que iba a pasar lo que finalmente pasó? Es difícil de
creer, por muy macarras que sean. Entonces, ¿qué? Cuando se comete un crimen, la policía suele
formularse una pregunta: ¿a quién beneficia esto? Pues bien, mientras la gente
presta obsesiva atención al problema catalán, deja de prestar atención a los 40.000
millones de euros que el PP nos ha quitado para dárselo a los bancos y nunca
recuperaremos. Y, sobre todo, deja de fijarse en los múltiples casos de
corrupción de los populares.
Recordad que el PP lleva tiempo perdiendo
apoyos en las encuestas. Según dice en privado un prestigioso politólogo, la
cosa será así: La Generalitat proclamará la república independiente. El
gobierno, haciendo uso del 155, disolverá el gobierno autónomo de Cataluña y
convocará elecciones locales. Pero simultáneamente convocará elecciones
generales. Y como el PP se habrá convertido en el bastión contra el
independentismo, recuperará votos a paletadas y se quitará de encima el grano
que es Ciudadanos. Ya veremos si es así.
Entre tanto, qué hartito estoy de
todo. Me encantaría emigrar a Nueva Zelanda; no porque ese país me guste
especialmente (no lo conozco), sino porque es el lugar más lejano adonde se
puede ir.
Estoy de acuerdo en todo menos en no reconocer la estupidez de nuestros gobernantes. No creo capaz a Rajoy de una maniobra tan retorcida. Yo pienso que actuaron así por estupidez y cortedad de miras. Así como creo que Puigdement y demás además de por fanatismo se mueven por necedad y falta de imaginación.
ResponderEliminarYa lo dijo Schiller: “Ante la estupidez los propios dioses luchan en vano”.
Me parece un comentario muy lúcido y acertado, César; subrayo lo que comentas, todos esos movimientos de un bando a otro, se traducen en beneficio político para el PP e independentistas, da la sensación de que ya no hay corrupción, solo buenos patriotas de uno u otro lado y lo de las banderas en los balcones no tiene nombre. En una entrada anterior sobre los yihadistas comentabas la facilidad con que lavan el cerebro a los seres humanos y por lo que veo a los políticos se les da de miedo,dentro de su estupidez, ¿Puede llegar a ser el pueblo tan tonto, ignorante e ingenuo a estas alturas? la respuesta queda en el aire... son unos manipuladores con las personas, las usan como el ganado para beneficio propio y a la gente le encanta ser de un bando, pertenecer a una manada y creer que se sienten seguros. Mucho ánimo, todo pasará, y como decían en el Gatopardo, "es necesario que todo cambie para que todo se quede como está" o algo parecido que no recuerdo bien. Dejaré mi lado pesimista para ser un escéptico con algo de esperanza en ese futuro tan negro que nos aguarda.
ResponderEliminarCésar, te felicito por este escrito porque expresas el sentir de muchas, muchas personas que somos gente de paz y concordia. Si no te importa, siempre dando la autoría me gustaría darlo a conocer a las personas que piensan igual.
ResponderEliminarEl saber escribir como tú lo haces, creo que ayuda mucho a clarificar ideas y a sentirnos respaldados en nuestras creencias.
Gracias por darnos luz. Un abrazo.
Yo creo que te equivocas con la reflexión de que los que ponen la bandera en su balcón son nacionalistas españoles. Hay mucha gente que ha puesto la bandera porque ya está harta del complejo de inferioridad que siempre tenemos en España a la hora de usar nuestros símbolos, cosa que no les pasa a nuestros vecinos franceses o portugueses. La gente sacando la bandera al balcón lo que hace es usar la bandera como símbolo de unidad y de orgullo de ser español sin complejos. Lo que no quiere decir que esas personas sean de ninguna ideología concreta.
ResponderEliminarEn cuanto a la violencia que ejerció la policía, creo que ya se ha visto y demostrado que fue mínima y que de los 800 heridos hemos pasado a no llegar al centenar, siendo la mayoría atendidos de ataques de ansiedad. Hemos visto otras muchas imágenes de la policía intentando entrar en los "colegios electorales" sin ninguna violencia e incluso bajando a un niño de los hombros de su padre de forma cuidadosa. ¿Qué se pretende llebando a un niño pequeño en los hombros en esta situación?
Ten mucho cuidao con lo de Nueva Zelanda, que no eres el único que se quiere largar ahí.
ResponderEliminarhttp://www.bigbangnews.com/mundo/Efecto-Trump-por-que-los-megaricos-tienen-miedo-y-se-mudan-a-Nueva-Zelanda-20170124-0051.html
¡Cuánta razón tienes!
ResponderEliminarLos humanos, desde siempre, protestan, matan y se dejan matar por grandes palabras: patria, pueblo, nación, y las que lo representan como la bandera y el himno... Grandes palabras que tienen un alto contenido emocional y, al mismo tiempo, esconden intereses materiales que también son grandes. Y ocultan cuestiones como la corrupción, la desigualdad, etc.
Qué fácil es influir y manipular el pensamiento de las personas, incluso de personas con formación, como se supone que son tus amigos catalanes, o como algunos amigos míos madrileños
Tienes razón: el nacionalismo puede ser reaccionario. Yo solo lo entiendo como liberación de un país ocupado o colonizado.
Y como va de frases, hoy un personaje de El Roto afirma que es nacionalista... interestelar.
Me alegra coincidir contigo una vez más
Saludos
Luis Rodriguez Olivares
Muy acertada reflexión
ResponderEliminarEstupenda reflexión Cesar. Como siempre un gusto leerte. Comparto tu sentir. Yo también estoy harta de todo esto.
ResponderEliminarYo, la verdad, estoy hasta los coj**** de los políticos. Lo digo así de claro. Es que piensan en clave electoral hasta para ir a mear. Una vez leí que los políticos se inventan problemas nuevos para dar la impresión de que arreglan cosas, en lugar de intentar arreglar los problemas que de verdad existen porque eso es muy difícil. Ahora ni siquiera son capaces de arreglar los problemas que se inventan, mientras que los auténticos, no sólo no se solucionan, sino que se acentúan.
ResponderEliminarComo has dicho, tanto los de un bando como los del otro han llevado la atención del pueblo a otro terreno y ahora, de repente, parece que ya no existe corrupción. Y el pueblo, como es tonto (a fin de cuentas constituyen una masa, a tu entrada anterior me remito), pica. Cada vez estoy más convencido de que esto de ir a votar no vale para nada: nos manipulan como quieren (vale para todos los partidos, cada vez más en todos los países) y hacen lo que les da la gana, pero eso sí, procurando arañar votos con cada decisión o falta de ella. Mi conclusión es que el sistema se envicia por sí solo de forma intrínseca. Desconozco una propuesta mejor, pero esta hace cada vez más aguas. Antes consideraba la política un mal necesario. Ahora, tras los últimos años, más bien me parece un cáncer.
Sobre el referendum, ha pasado lo que me imaginaba que iba a pasar: que no iba a servir para nada bueno, tan solo para caldear más unos ánimos bastante caldeados de por sí, y que todavía a ver si se encuentra una salida del atolladero en que se han metido todos. Sinceramente, opino que el Gobierno ha desaprovechado una oportunidad para que verdaderamente se avanzase en algo. Si (aunque hubiera sido extraoficialmente) se hubiera hecho campaña por el NO, si no se hubiera entorpecido la votación (y menos como se ha hecho) y si la gente hubiera votado de forma masiva (independientemente de que el Estado lo considerase ilegal, pues la Generalitat sí lo consideraba legal), se habría comprobado de verdad la opinión del pueblo catalán. De ganar el NO (que es lo que probablemente habría ocurrido, puesto que habría sido la elección de la mayor parte de los que no votaron), el Govern se habría quedado sin argumentos para seguir en su despropósito. Y de haber ganado el SÍ, el Gobierno no habría tenido que mojarse, pues para ello era ilegal, pero al menos se tendrían datos útiles y objetivos para buscar una solución (ah, que eso habría sido tal vez una forma inteligente de actuar, vale).
Pero es que no quieren buscar una solución, ambas partes persiguen que las cosas sean como ellos quieren. Eso es lo que significa ser político. Y manipulan y retuercen lo que haga falta para que los eventos se sucedan en una dirección que les favorezca, importándoles un mojón la convivencia (por ejemplo, el desplante de los Mossos, que ocasionó la actuación de las fuerzas del Estado, y las trabas al referendum para que no se cumplan unas mínimas garantías).
Recuerdo una entrevista en Redes al escritor Mark Stevenson: "piensa como un ingeniero, no como un político". Yo no sabría resumirlo mejor.
https://www.youtube.com/watch?v=Cfckj05RcIk
Saludos:
ResponderEliminarNunca pensé que iba a ver a mi país al borde de la ruptura social.
Coincido con Jarl-9000 en casi todo. Ninguna de las dos partes quiere realmente un referéndum con todas las garantías legales, porque ninguna de las dos partes está segura de ganarlo. Nunca les ha importado lo más mínimo los deseos de sus votantes, sólo tapar sus corruptelas e incompetencias.
Sólo espero que su cobardía congénita impida que estos politicuchos nos lleven al precipicio.
Por de pronto, el PdeCat va pisando el freno, Esquerra está a verlas venir y la CUP muy cabreada y diciendo que "esto se gana en las calles y no en los Parlamentos", con lo que no augura nada bueno o al menos nada pacífico.
Por el otro lado el PP sigue empeñado en aplastar al enemigo, el PSOE ha tardado 30 segundos en volver a ponerse a sus órdenes y Ciudadanos exige que se aplique el 155 y el 116 para ayer, y no pide que lancemos una bomba atómica porque no tenemos.
Y mi partido, Podemos, sigue empeñado en la vía del diálogo y de un Referéndum pactado y con todas las garantías legales. En principio me parece bien, pero creo que todo tiene un límite y que si no exigimos que se cumplan las leyes podríamos llegar a ser los tontos útiles de los separatistas.
Lo único cierto es que no quisiera por nada del mundo que el gobierno de mi país, aunque no les haya votado, aplicase ese artículo ni que interviniese de ninguna manera el ejército.
En mi nombre, al menos, que no lo hagan.
Juan Constantin
Gracias César; gracias en nombre de la cordura por condenar la brutalidad policial. Actuación que no sirvió para nada. De hecho, esa votación no tenía ninguna validez, pero precisamente fueron las fuerzas del estado quienes, con su enorme torpeza, le dieron relevancia internacional. ¿A quién se le ocurre, estando en democracia, entrar en colegios tirando puertas abajo y dando palos a todo aquel que se cruzara por su camino para, encima, requisar urnas? ¿Requisar urnas y papeletas en nombre de la democracia? Vamos, de locos. Menuda ironía que los salvadores de España sean los que han liado más este embrollo.
ResponderEliminarAyer oí decir a Rajoy que no se puede votar en contra de la democracia. Pues sí, se puede. Si democráticamente, o sea con votos, se decide no volver a utilizar la democracia, o sea las votaciones, también es un acto democrático. Porque depositar votos en urnas es, en sí, democracia, ni más ni menos. Por eso, ya no importa el asunto del sufragio, porque la fotografía es incontestable: votos contra violencia, democracia contra represión. Y que no se reconozca ese error táctico habla muy mal de nuestra capacidad crítica, pero sobre todo de la escasa cultura democrática que se respira en este país. Y no hablemos de la prensa. Por cierto, ya que tienes formación periodística, sería interesante dedicar una entrada a ese gremio.
Pero no todo es tan desastroso. Parece que Pablo Iglesias y Podemos aún mantienen la sensatez. Ellos abogan por negociar y pactar un referéndum. Así de fácil y sencillo. Desmontarían en un santiamén todas las pretensiones independentistas y sería gesto de confianza y cariño hacia Cataluña. Pero no, eso no vende, no da votos. Si el PP ha llegado donde está, ha sido dando palos a los catalanes, no abrazos, así que el gobierno ni se lo plantea. No irán ahora a cambiar el discurso cuando llevan años fijando en el imaginario de los patriotas a Cataluña como adversario. Aún recuerdo cómo recogían firmas por la calle, con Rajoy ya al frente, EN CONTRA de los catalanes. Hoy, deberíamos reconocerle al menos alguna habilidad política a Aznar (¡!) cuando aseguraba que hablaba catalán en la intimidad. Lo decía con cinismo, sí, pero lo decía. Cosa que el gobierno actual no hará, porque no hay nada mejor para juntar a una sociedad que señalarle un enemigo común. Así, todos, o al menos los que importan, los que están con ellos porque si no estarían a favor de los catalanes, se sumarán a la causa. Y encima tienen los santos cojones de decir que es la sociedad catalana la que está dividida por el odio. Son el partido popular quienes han dividido y plantado el odio, pero no en Cataluña, sino en España.
La sociedad catalana pide votar, así lo dice el ochenta por ciento de los encuestados, pero en referéndum pactado y con garantías. Los independentistas y los unionistas. Sencillamente, para saber quién tiene la mayoría. Y si sale el sí, cosa que dudo mucho, pues se tendrá que negociar una salida o acuerdo. Lo menos traumática posible, eso por descontado. ¿O los españoles van a tener en casa a alguien que no quiere estar? ¿Van a tener secuestrada a la gente? ¿Tan necesitada está España de los catalanes que no puede vivir sin ellos?
Y si sale que no, que se celebren elecciones y se cambie el gobierno catalán. ¿Cómo?, pues con los votos de toda esa gente unionista. Porque hay muchos de ellos, no natos en Cataluña, que llevan aquí cuarenta o cincuenta años y todavía no han votado en unas elecciones autonómicas porque, según dicen, no va con ellos o no les interesa. O sea, que esa “mayoría silenciosa” se ha auto silenciado, porque, que yo sepa, están en las listas electorales como cualquier otro catalán. ¿Verdad que os interesa que Cataluña continúe en España? Entonces poned un gobierno catalán acorde a vuestros intereses. Y, si no os apetece o verdaderamente creéis que el tema no es de vuestra incumbencia, luego no os quejéis.
Y paro ya, que estoy hasta la coronilla de tanto discurso estéril.
César,
ResponderEliminarTe has asomado unos días a Cataluña y has sentido rabia y desánimo. Me siento identificado y te agradezco la entrada.
Soy catalán, catalanohablante. He vivido siempre en Cataluña. Y lo que está pasando estos días en mi tierra es alucinante. Incluso, a mi me cuesta a veces creérmelo. Es algo tan delirante, que hay que venir aquí unos días (como tú has hecho) para acabar de creerlo.
Se ha impuesto una visión de los hechos mayoritaria, que hay que asumir para ser aceptado, guay, moderno. Según ese “relato” , el Estado Español (nunca se dice España, siempre el Estado Español, como un ente impersonal, frío e implacable) es un país tercermundista, retrasado y fascista… y los catalanes somos un pueblo pacífico, laborioso, pero oprimido por el terrible vecino.
Los catalanes somos la hostia… vamos a hacer una independencia sin costes… tenemos derecho a ello… Europa nos recibirá con los brazos abiertos porque reconocen a un pueblo democrático… la UE se adaptará para darnos acogida… el Barça seguirá jugando y ganando la Liga y la Copa de Europa… el Estado Español seguirá pagando las pensiones de los jubilados … tendremos doble nacionalidad… el nuevo país atraerá empresas e inversiones extranjeras y será admirado por el mundo entero… nuestra vida mejorará… y los pobres españoles a lo mejor acaban aprendiendo algo.
Y se lo creen con una perdida absoluta de matices. Un discurso sonrojante, totalmente acrítico, de pueblo escogido.
…Continuo del mensaje anterior
ResponderEliminarHan conseguido inculcar que el resto de españoles nos odian y envidian y nos chupan la sangre para que no nos desarrollemos, y que sin ese lastre, seriamos una de las naciones más prósperas del planeta Tierra. Según ellos, no somos una de las regiones con más autonomía de Europa (tenemos la gestión casi total de educación y sanidad, TV pública de envergadura estatal, policía propia, inmersión lingüística en la escuela pública y concertada), sino un pueblo que no tiene más remedio que pegar la patada a la puerta y huir de España para no “perderlo todo”.
Y lo que más me jode y lo que me hace ser más pesimista es que es verdad que hay unos políticos que han creado estas ideas y sentimientos mediante un uso brillante de los medios de comunicación, la escuela, las entidades y asociaciones “cívicas”. Pero, al final, los que hacen que ese discurso sea hegemónico y penetre en todas las familias y resquicios de la sociedad es la propia gente. Es una especie de trastorno obsesivo-compulsivo, de rumiación colectiva que hace que la gente consuma estas ideas y las transmita las 24 horas del día, a través de redes sociales, whatsapps, etc… haciendo que cualquier matiz o idea contraria sea irrelevante.
Es una especie de invasión de los ultracuerpos. Cuando son tocados por el rayo iluminador de la verdadera fe, actúan como si necesitaran seguir autoconvenciendose y sumando más gente a esa causa. Es igual que sepan que no eres de su cuerda, amigos y hermanos te sacan continuamente el mismo tema, si puede ser delante de otros para dejarte en evidencia y señalarte. Es sectario. Y si les dices que el cielo es azul, te miran con desprecio, y con un aire de superioridad mientras te explican que a ellos el cielo les parece verde. Hay que venir aquí y verlo para creerlo.
… Sigo del mensaje anterior y ya acabo
ResponderEliminarAsí llegamos a la situación de hace unos días, con medio país apoyando y jaleando para que Puigdemont presionará en el Parlament el botón rojo del MAD (Destrucción Mutua Asegurada) con la fe de los fanáticos. Y el resto del país, asustado, incluso llorando en nuestras casas de ver a lo borde del precipicio que hemos estado (DUI y 155). Preocupados por lo que han hecho con nuestra sociedad, que hasta hace poco años era de las más abiertas y saludables de España. Y en mi caso, que siempre he sido votante de izquierdas, sintiéndome abandonado por una izquierda que no ha sabido defender que disfrutamos de algunas cosas buenas (que vamos a perder), una izquierda que en Cataluña sigue validando el discurso irreal y victimista con tal de ser lo más anti-PP posible.
Yo no sé ni qué hacer. Es una pesadilla. El nacionalismo catalán ha pasado de ser una pequeña molestia estética, una ligera vergüenza ajena que tolerar en ocasiones (supongo que como la derechona patriótica de Madrid) a algo que va a poner en riesgo el desarrollo de este país, y finalmente nuestras oportunidades laborales, económicas, de desarrollo personal. Algo que nos va a joder la vida. Así que aquí estoy, catalán de toda la vida, aguantando el chaparrón y siempre con una plan B en mente para abandonar este país y poder criar a mis hijos en el sosiego, la pluralidad, la empatía, la humanización del extranjero y del contrario, la racionalidad, la solidaridad, el compromiso con la verdad y la realidad… valores que esta sociedad ha mandado al garete en pocos años.
Es terrible. Una auténtica putada….
César, muchas gracias por escribir sobre este tema.
Llevo diciendo más o menos lo mismo bastante tiempo, recibiendo el desprecio de cierta izquierda, de la derecha y de todos los nacionalistas (los "mios" y los "centralistas").
ResponderEliminarLo que debo agradecer a Puigdemont es que -por la saturación- ya no me da repelús ver la bandera rojigualda. Y creo que a muchos centralistas empieza a caerles bien la señera -porque la indepe es la estelada-.
En lo demás, estoy harto. Muy harto. Y lo peor es que creo que ese hartazgo es lo que algunos interesados buscan.
Qué simples somos. Qué facil es manipularnos.
Eladio Lestrove,
ResponderEliminarLo de la roijigualda es la situación más curiosa de estos días. De un emblema que nos daba bastante asquito a todos (reintroducida tras la guerra por el franquismo, símbolo propio de la derecha, etc) a convertirse en un símbolo de la resistencia a la deriva irracional en Cataluña. Porque hoy en día no hay nada más "anti-sistema", más opuesto al establishment y el pensamiento casi único en Cataluña que la bandera de España. La rojigualda aquí es una expresión de rebeldía, casi una provocación. Ver para creer. Y puesta junto a la senyera, rompiendo la dicotomía nosotros/ellos del discurso oficial es hasta iconoclasta.
A mi estos días se me han quitado las manías con la bandera española. Porque será un país con muchos defectos, con mucho gilipollas y también gente buena. Pero nadie se merece el desprecio de que un conciudadano tuyo (un igual a ti, con tus mismos derechos y deberes) te diga que lo que es tuyo va a dejar de serlo, que sólo será de él y unos cuantos, que han decidido que serás extranjero en un pedazo de tu propia tierra sin que tengas nada que decir o negociar. Y encima van de modernos, progresistas y demócratas. Yo creo que la mayoría del resto de españoles no se merecen tanto desprecio.
La cosa está bastante caliente. Estas semanas he estado en contacto con amigos y allegados de Cataluña y de una forma u otra repetían los mismo que Embata. Estaban alucinados por la deriva que estaba tomando el independentismo. Y lo peor es que sí hablaban de fractura social, incluso en las propias familias, y no digamos en la universidad o trabajo.
ResponderEliminarOjalá me equivoque pero me temo q en los próximos años vamos a tener una contienda alimentada por el independentismo desde un punto de vista civil y administrativo. Eso hará que el art. 155 y otras medidas que se deriven de él se hagan muy difíciles de aplicar o que queden sin efecto. La verdad que no se presagia nada bueno, pq el choque entre dos partes de una sociedad acabará volviéndose casi inevitable. De locos.
Mazarbul
Disculpad que no haya respondido a vuestros comentarios. La insistente permanencia del monotema me ha provocado toda suerte de sensaciones, y ninguna buena; no quería seguir convirtiendo Babel en un lugar contaminado por sentimientos tan intensos, así que he preferido callar. Básicamente estoy de acuerdo con todos vosotros; gracias por comentar.
ResponderEliminarEnbata: Estuve considerando pedirte permiso para convertir tus comentarios en una entrada, porque tu punto de vista "desde dentro" me parece importantísimo. Pero no sé, las cosas han llegado tan lejos... Gracias por tu testimonio; es estremecedor.
Mazarbul: De ahí, de lo que bien dices, viene el desánimo. En Cataluña hay al menos tres generaciones contaminadas por el jodido nacionalismo.
César,
ResponderEliminarPor supuesto puedes hacer lo que quieras. Comentar tu entrada ha sido para mí casi terapéutico. Además te agradezco muchisímo lo que me has hecho disfrutar tanto con tu blog como con tus libros (muchos descubrimientos, reflexiones, en definitiva: mucho gustirrinín). Así que siéntete libre para hacer o no hacer lo que te venga en gana con mis comentarios.