Con
frecuencia, cuando voy a una librería y contemplo la inmensa cantidad de libros
que se publican, me pregunto qué sentido tiene ser escritor. ¿De qué vale
añadir un título más a los millones de títulos que ya se han impreso? Es como
arrojar un vaso de agua al mar: no sirve para nada. Resulta descorazonador, os
lo juro.
Aunque claro, te sabes escritor,
eres un “artista”, la gente te lee, te alaba, ganas premios, te invitan a
participar en eventos, te llaman maestro, te suben a un altar. Y te sientes
importante. Pero luego, cuando te quedas a solas y dejas de darle lustre al
ego, comprendes que en realidad no has conseguido nada. No has hecho avanzar la
literatura, no has creado nada realmente nuevo, lo que escribes no cambiará
nada. Y te sientes un farsante, un impostor (incluso hay un síndrome al
respecto).
Pero a veces…
Hace años, un padre se puso en
contacto conmigo a través del blog. Me contó que su hijo Jordi, de 14 años, era
autista y sólo le interesaba leer manuales de instrucciones y folletos. El buen
hombre intentaba aficionarle a la literatura, así que compraba novelas
juveniles y se las leía, pero Jordi no le prestaba atención. Un día, por pura
casualidad, comenzó a leerle una novela mía, Las Lágrimas de Shiva. Al cabo de un rato paró y se fue al salón;
y, al poco, apareció Jordí y, por primera vez en su vida, le dijo: “¿Puedes
dejarme ese libro para acabar de leerlo?”.
Huelga decir que me sentí orgulloso
como un pavo. No, mejor que orgulloso: me sentí útil. Me sentí un mago. Había
formulado un conjuro (mi novela) y había obrado un milagro.
Hoy, años después, he vuelto a
experimentar lo mismo. Tengo una “alerta Google” que me avisa cada vez que
aparece mi nombre en Internet (en general para informarme de que alguien está
pirateando mis libros), y esta mañana me ha llegado una. Es un reportaje de la
revista electrónica Ideal, y trata sobre un joven andaluz, Ismail Fernández,
que acaba de publicar un libro, “Mi amigo Inseparable” (editorial Alhulia). En
realidad, el tema del reportaje es la superación personal, porque, a causa de
complicaciones en el parto, Ismail padece parálisis cerebral y sólo puede
utilizar la mano izquierda. Pues bien, un párrafo del texto dice lo siguiente:
(Escribir
‘Mi amigo inseparable’) “ha sido un ejercicio de introspección”, afirma.
También de revivir etapas con una fortísima carga emocional. Como la infancia.
Cuando los niños, ignorantes –bendita ignorancia– e inocentes –bendita
inocencia–, lo trataban como a uno más. Sus años más felices. Una percepción
que fue cambiando cuando entraba en la adolescencia. «Me di cuenta de que, sin
serlo, me veían como alguien diferente». Una 'diferencia', prejuicios para
algunos, que acarrearon pérdida de amistades y de que hubiera incluso quien le
acusara de que le aprobaran asignaturas en el instituto por compasión. Aquello
le dolió. Pero lo superó. Salía menos que sus amigos, pero se divertía tanto
como ellos gracias a lecturas que le marcaron, como 'Las lágrimas de Shiva', de
César Mallorquí. (Si quieres leer el reportaje completo pincha aquí).
¿Qué puedo decir? Pues que por cosas
como esta vale la pena ser escritor.
Gracias, Ismail; hoy me has alegrado
el día.
Vale la pena, claro, por sorpresas así. Felicidades, amigo.
ResponderEliminarDesde luego que vale la pena. Un beso enorme César y enhorabuena!!
ResponderEliminar¡Ufff, me ha emocionado!
ResponderEliminarEsas muestras de agradecimiento son las mejores, porque salen de un sentimiento real , no de adulación superficial, y no hay palabras, la verdad, salvo que eres una gran persona al generar ese agradecimiento tan útil para muchos de los que te leemos y te hemos conocido mejor en la Fraternidad
ResponderEliminarJuan H.
La verdad es que eso sí que es un éxito. Aq hay que decir que los escritores que nos gustan aportan siempre algo, lo que pasa es que ellos no son conscientes ni lo saben, excepto cuando se les dice.
ResponderEliminarMazarbul
Gracias a todos. Sólo quería compartir algo que me parece bonito.
ResponderEliminarHola, César. Soy el autor del reportaje en el periódico Ideal. Gracias por compartir.
ResponderEliminarJorge Pastor: Excelente reportaje. Gracias por escribirlo.
ResponderEliminarVale la pena y gracias por tu experiencia desde la honradez.
ResponderEliminarY antes de terminar para siempre empezar un día será un honor para este eterno aprendiz que usted o uno de tus genios merodeadores de la torre visiten mi incipiente y pequeño blog http://fincasincerca.blogspot.com
ResponderEliminarGracias maestro.
Sí vale la pena. Porque no habría manera en que no la valga. Es fantástico ser escritor. Te felicito, yo estoy escribiendo mi primer novela y me da un poco de nervios pero creo que me irá bien, escribo desde los 11 y ahora tengo 20 años.
ResponderEliminarSaludos.