Las aficiones de mi padre se manifestaban siempre de forma acumulativa. En primer lugar, era coleccionista; sobre todo de sellos, pero también de latas de cerveza, de botellines, de vitolas de puros, de los triangulitos de papel que hay en los quesos en porciones, de armas de fuego, de monedas... El coleccionismo es una actividad acumulativa por naturaleza y él coleccionaba colecciones. Pero no sólo era eso; a mi padre le gustaban los relojes y tenía docenas, o fumaba en pipa y tenía muchísimas pipas, o escribía a máquina y tenía varias máquinas de escribir, tanto eléctricas como manuales, igual que había cinco televisiones en su casa, un montón de radios y varios tocadiscos, así como amplias colecciones de música country y tangos. No sólo acumulaba lo que le gustaba, sino también lo que no le gustaba; por ejemplo, en un armario de su despacho tenía montones de cajetillas de cigarrillos de todo tipo (turco, egipcio, inglés, americano..), aunque no fumaba cigarrillos, y cajas llenas de bebidas alcohólicas, pese a que era totalmente abstemio.
Una de las principales aficiones de mi padre era la fotografía. Al principio, cuando vivía en Barcelona, su producción fotográfica era más o menos cuidada. Conservo fotos realizadas por él que no están nada mal, imágenes en blanco y negro con el tema bien elegido, la composición y la luz muy cuidadas, y una conseguida intención estética. Sin embargo, al llegar a Madrid el impulso de acumular se impuso y empezó a almacenar cantidades ingentes de A) máquinas de fotografiar y B) fotografías. Tenía Olimpus, Hasselblad, Nikon, Rollei, Mamiya, Bronica y algunas marcas más que no recuerdo, y con ellas hacía cientos, miles de fotografías, sin ton ni son, tan sólo por darle gusto al dedo. Nuestra casa estaba llena de álbumes fotográficos y nuestro trastero de cajas con negativos.
En su afán acumulativo, mi padre regalaba cámaras a toda su familia. Yo tuve una pequeña Olimpus y una Mamiya de 4X4, y tanto mi madre como mi hermano Eduardo contaron con sus respectivos aparatos. Pero donde realmente fructificaron las sales de plata sembradas por mi padre fue en mi hermano mayor, Big Brother. BB es arquitecto, lo cual implica una actitud –y una aptitud- estética, pero además se convirtió en un pirado de la fotografía. Llegó a tener un excelente equipo fotográfico (muy amplio, pero sin llegar a las excéntricas acumulaciones paternas,) y se montó un laboratorio que nada tenía que envidiar al de un profesional. Desgraciadamente, la llegada de la fotografía digital mandó todo eso al limbo de lo inútil, pero mi hermano ya está proveyéndose de un nuevo equipo. En cualquier caso, BB ha llegado a ser un excelente fotógrafo aficionado; y digo “aficionado” porque el muy gilipollas nunca ha querido hacer nada con sus magníficas fotografías.
En cuanto a mí, soy aficionado a la fotografía, pero sé que mi mente está más orientada a la palabra que a la imagen, de modo que nunca pasaré de ser un fotógrafo mediocre. En ocasiones consigo alguna foto notable, pero por lo general carezco de ese sexto sentido que permite arrancar belleza de la realidad que nos rodea.
Ahora permitidme hablar de Leonor, mi única sobrina carnal, la hija de Big Brother. Ante todo, diré que mi hermano es trece años y medio mayor que yo, de modo que su única hija anda ya por la treintena mediada, más o menos. Leonor estudió ADE (o algo así) y trabaja en publicidad; es inteligente, muy buena en su trabajo y una excelente persona. Como es natural, la quiero mucho. Pero siempre había pensado que le faltaba algo; entendedme: a tenor de su personalidad y su brillante cerebro, había algo que fallaba en su estructura, un elemento que debía estar, pero yo no lo veía. Dándole vueltas, he llegado a la conclusión de que lo que echaba de menos era “creatividad”. Una mujer tan brillante e inteligente como ella debía tener forzosamente la necesidad de expresarse, de sacar al exterior lo que bullía en su complejo interior. Sin embargo, no era así; o eso creía yo, estúpido de mí.
El otro día, Leonor me mandó un mail con una selección de fotografías hechas por ella. Yo no sabía que era aficionada a la fotografía, jamás había visto ni una de sus fotos, de modo que abrí el archivo con curiosidad... y me quedé con la boca abierta, patidifuso, pasmado, sorprendido y estupefacto, todo a la vez. Aquellas fotografías eran excelentes, tan buenas como las de su padre, una colección de brillantes imágenes que denotan una enorme sensibilidad para la composición y un abrumador sentido estético. ¿Me estoy pasando? ¿Ya está el tío baboso cantando las virtudes de su sobrinita? Juzgadlo vosotros mismos. Tanto la fotografía que encabeza este post como las siete que vienen a continuación son by Leonor Mallorquí.
Una de las principales aficiones de mi padre era la fotografía. Al principio, cuando vivía en Barcelona, su producción fotográfica era más o menos cuidada. Conservo fotos realizadas por él que no están nada mal, imágenes en blanco y negro con el tema bien elegido, la composición y la luz muy cuidadas, y una conseguida intención estética. Sin embargo, al llegar a Madrid el impulso de acumular se impuso y empezó a almacenar cantidades ingentes de A) máquinas de fotografiar y B) fotografías. Tenía Olimpus, Hasselblad, Nikon, Rollei, Mamiya, Bronica y algunas marcas más que no recuerdo, y con ellas hacía cientos, miles de fotografías, sin ton ni son, tan sólo por darle gusto al dedo. Nuestra casa estaba llena de álbumes fotográficos y nuestro trastero de cajas con negativos.
En su afán acumulativo, mi padre regalaba cámaras a toda su familia. Yo tuve una pequeña Olimpus y una Mamiya de 4X4, y tanto mi madre como mi hermano Eduardo contaron con sus respectivos aparatos. Pero donde realmente fructificaron las sales de plata sembradas por mi padre fue en mi hermano mayor, Big Brother. BB es arquitecto, lo cual implica una actitud –y una aptitud- estética, pero además se convirtió en un pirado de la fotografía. Llegó a tener un excelente equipo fotográfico (muy amplio, pero sin llegar a las excéntricas acumulaciones paternas,) y se montó un laboratorio que nada tenía que envidiar al de un profesional. Desgraciadamente, la llegada de la fotografía digital mandó todo eso al limbo de lo inútil, pero mi hermano ya está proveyéndose de un nuevo equipo. En cualquier caso, BB ha llegado a ser un excelente fotógrafo aficionado; y digo “aficionado” porque el muy gilipollas nunca ha querido hacer nada con sus magníficas fotografías.
En cuanto a mí, soy aficionado a la fotografía, pero sé que mi mente está más orientada a la palabra que a la imagen, de modo que nunca pasaré de ser un fotógrafo mediocre. En ocasiones consigo alguna foto notable, pero por lo general carezco de ese sexto sentido que permite arrancar belleza de la realidad que nos rodea.
Ahora permitidme hablar de Leonor, mi única sobrina carnal, la hija de Big Brother. Ante todo, diré que mi hermano es trece años y medio mayor que yo, de modo que su única hija anda ya por la treintena mediada, más o menos. Leonor estudió ADE (o algo así) y trabaja en publicidad; es inteligente, muy buena en su trabajo y una excelente persona. Como es natural, la quiero mucho. Pero siempre había pensado que le faltaba algo; entendedme: a tenor de su personalidad y su brillante cerebro, había algo que fallaba en su estructura, un elemento que debía estar, pero yo no lo veía. Dándole vueltas, he llegado a la conclusión de que lo que echaba de menos era “creatividad”. Una mujer tan brillante e inteligente como ella debía tener forzosamente la necesidad de expresarse, de sacar al exterior lo que bullía en su complejo interior. Sin embargo, no era así; o eso creía yo, estúpido de mí.
El otro día, Leonor me mandó un mail con una selección de fotografías hechas por ella. Yo no sabía que era aficionada a la fotografía, jamás había visto ni una de sus fotos, de modo que abrí el archivo con curiosidad... y me quedé con la boca abierta, patidifuso, pasmado, sorprendido y estupefacto, todo a la vez. Aquellas fotografías eran excelentes, tan buenas como las de su padre, una colección de brillantes imágenes que denotan una enorme sensibilidad para la composición y un abrumador sentido estético. ¿Me estoy pasando? ¿Ya está el tío baboso cantando las virtudes de su sobrinita? Juzgadlo vosotros mismos. Tanto la fotografía que encabeza este post como las siete que vienen a continuación son by Leonor Mallorquí.
Y si queréis ver más ejemplos, no tenéis más que pinchar AQUÍ con el ratón.
En fin, amigos míos, ¿qué queréis que os diga? A mi sobrina no le faltaba nada, ni mucho menos; el ignorante era yo, que no la conocía lo suficiente. Leonor tiene mucho que decir, grandes o pequeñas cosas que expresar, y lo hace a través de sus hermosas fotos. Esa es la creatividad que yo no veía y que acabo de encontrar, el pequeño factor mágico que, a mis ojos, la convierte en un poquito más Mallorquí, en el mejor sentido de la palabra. Así que Leo, querida, perdóname por no conocerte todo lo que debería, y muchas gracias por esos fragmentos de belleza que me has regalado.
Sólo puedo decir que su talento estará mejor divulgado si se apunta a un servicio como Ipernity.
ResponderEliminarIpernity ofrece compartir documentos con otros, principalmente fotos; para resumir, se parece mucho a Flickr pero con las siguientes diferencias: 1) Ipernity es europeo 2) El número de usuarios es razonable y eso lo convierte en "más cercano"; los propios gestores y programadores (muy jóvenes) son miembros del servicio y lo usan con naturalidad. 3) No pertenece a ninguna megacorporación (léase Yahoo...) que venda los datos de opositores al gobierno chino. 4) Es más sencillo de navegar por las colecciones de fotos de los distintos usuarios.
En serio, Ipernity lo usan aficionados con talento y profesionales de la fotografía para dar a conocer sus fotos, su estilo, para preguntar por técnicas, equipos, etc.
Perdona la publicidad, pero es que yo lo conozco por ser yo mismo miembro. ¡No me llevo comisión alguna! Pero como me parece un buen servicio, ágil, rápido, gratuito y muy ajustado al perfil de un fotógrafo aficionado, me permito recomendarlo para tu sobrina, BB o cualquiera con inquietudes fotográficas.
Me gustan mucho la foto del buzón de Correos y la de la playa.
ResponderEliminarGracias, tio
ResponderEliminarGracias, tio
ResponderEliminarQué lindas fotos!
ResponderEliminarLas mejores reflexiones sobre el coleccionismo las encontré en la novela "El amante del volcán", de Susan Sontag.
ResponderEliminarBuenas fotografías.
Dos felicitaciones, si me lo permites:
ResponderEliminarUna para Leonor y su envidiable mirada fotográfica.
Otra para ti, César, por haber dado con el tono exacto del elogio. La alabanza del familiar es un género espinoso donde los haya.
Saludos.
¡Me encanta la foto de las piernas! Y la de la niña. Bueno, yo he estado echando fotos este verano y la verdad es que tampoco tengo talento con la imagen. No tengo paciencia ni puedo enmarcar correctamente una imagen estupenda, ¿dónde narices está lo importante y lo que sobra? En fin, igual aprendo con los años...
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios y sobre todo a Cesar... Yo también te quiero.
ResponderEliminarLeonor: ;)
ResponderEliminarCésar, soy Gina Picart, la escritora cubana a la que gentilmente enviaste un libro y luego dejaste de responder mi correo. Mencionas a Samael, supongo sea el místico que publica en Internet. ¿Le conoces realmente? He leído algo suyo en Internet, pero las personas que se ocupan de temas esotéricos inicialmente me despiertan cautela. ¿Es realmente un Iniciado? ¿Es realmente un Maestro?
ResponderEliminarGina: vaya, amiga mía, aquí debe de haber algún tipo de confusión, porque pensaba que quien había dejado de contestar al correo eras tú...
ResponderEliminarEn cuanto a Samael, no, no tiene nada que ver con el esoterismo. Se trata de un amigo mío que ha elegido ese nick para hablar aquí, nada más. La verdad es que, personalmente, no creo en el esoterismo ni en sus supuestos iniciados.
César, me duele que pienses que yo soy tan ingrata. Te envié hasta un mensaje por Navidad y Fin de Año, y me quedé como Juanita en el balcón, esperando... Yo creí, porque ya me ha ocurrido más de una vez, que hecho el favor, ya no deseabas comunicarte más conmigo. Sé que a nosotros todos nos temen un poco porque siempre se piensa que tenemos pretensiones inconfesadas.Tengo experiencias dolorosas al respecto. Pero bueno, felizmente y gracias a Samael, el No Iniciado, te recupero. Compré un nuevo ordenador y al intentar arreglármelas sola con él se me borraron muchísimas cosas. Sigo en cynthiacp2007@yahoo.com y en gpicart@enet.cu. Libro aparte, siempre fue para mí un placer hablar contigo. Escríbeme, español. Un abrazote grande (y otro más pequeño para Pepa y los nenes). Y muy lindas las fotos de la nena, olvidé decírtelo en mi correo anterior.
ResponderEliminarMe llama poderasamente la atencion la forma en que redactas el post. Me parece que tienes un talento en narrativa. Me gusta mucho el blog y espero que sigas adelante con este proyecto tan interesante.
ResponderEliminarTienes un articulo excelente de verdad que me encanto y lo disfrute cada una de las fotografias transmiten algo diferente lo cual tiene anexo con la narrativa
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