Como saben la mayor parte de los merodeadores de Babel, soy hijo de José Mallorquí, el creador de El Coyote; de hecho, me llamo César en honor a César de Echagüe, el alter ego del charro enmascarado. El Coyote se convirtió en el mayor éxito de la novela popular española del siglo XX y fue traducido a casi todas las lenguas europeas. Por ejemplo, al finlandés. Esa edición, en concreto, fue curiosa: veréis, actualmente viven en Finlandia 5’7 millones de personas, de modo que en los años cincuenta del siglo pasado la población debía de ser considerablemente menor. Pues bien, El Coyote fue un éxito inmenso en Finlandia, alcanzando tiradas que superaban los cincuenta mil ejemplares. No sé, supongo que en un país que, con solo pronunciar su nombre, te salen sabañones de frío, un país que se tira a oscuras la mitad del año, la lectura debía de ser la mejor alternativa posible al suicidio. La cuestión es que fue un éxito tan grande que el editor, una vez concluida la publicación de la serie, cerró el chiringuito y se retiró a vivir de las rentas. En el caso de que alguien se pregunte si la economía de mi padre siguió similar curso, le contestaré que José Mallorquí era un excelente escritor, pero el hombre más torpe del mundo a la hora de firmar contratos.
El editor finlandés, cuyo nombre no recuerdo (probablemente era impronunciable), estaba, como es lógico, notablemente agradecido a mi padre, así que le hizo un regalo; mejor dicho, se lo hizo a su hijo pequeño, a mí. Un traje de lapón (o sami). Tengo fotos vestido de lapón y os las enseñaría encantado, si no fuese porque ignoro dónde están y no me apetece buscarlas. El traje desapareció hace mucho, pero aún conservo el pequeño cuchillo de hueso que le acompañaba.
Todo este rollo os lo cuento para ilustrar el poderoso influjo del destino. Mi hijo mayor, Óscar, un chicarrón de 22 tacos, se marchó el año pasado a Finlandia con una beca Erasmus. Está estudiando cuarto de ADE en la universidad de Jyväskylä, una ciudad de la mitad sur del país; aunque quizá la palabra “estudiando” resulte un poco exagerada, porque lo que en realidad está haciendo es pasárselo de puta madre. Bueno, pues Pepa -mi mujer- y yo vamos a ir a hacerle una visita esta Semana Santa. Como Jyväskylä no tiene nada interesante, hemos quedado con Óscar y con su encantadora novia Bea en Helsinki y de allí volaremos a Laponia, en concreto a Saariselka, doscientos y pico kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. Veremos renos, nieve por un tubo, samis y, con un poco de suerte, una aurora boreal, las luces del norte.
Así que ya veis, quién me iba a decir a mí cuando era un chavalín de cuatro o cinco años y me disfrazaba de lapón que algún día, en un lejano futuro, viajaría a la gélida tierra de los lapones, en ese país donde tanto éxito tuvo mi tocayo El Coyote.
Vale, lo confesaré, este tostonazo no tenía más objetivo que comunicaros que mañana me voy de viaje a Finlandia y que pasaré allí una semana, montando en motos de nieve, viajando en trineos tirados por renos o por huskys y pelándome de frío. Cuando vuelva, reanudaré el ritmo normal de Babel, porque ya he terminado el curro que tenía entre manos y tendré más tiempo libre.
Así pues, os deseo que paséis una feliz, vibrante y sensual Semana Santa.
Pues que lo pases muy bien. Si lo hubieras dicho antes uno de tus merodeadores, Jorge, seguro que te daba algún consejillo de utilidad sobre Finlandia o sobre psilocibes ;-)
ResponderEliminar¡Buen viaje!
P.S. La relación entre Finlandia, el psilocibes y Jorge la dejo para que éste la aclare... si quiere. ;-)
Que Vd. lo disfrute, D. Cesar. Quieran las meigas que vea Vd. cabalgar a su tocayo, como una bruma fantasma, arropado y envuelto en las Luces Oscuras del Borde del mundo.
ResponderEliminarUn abrazo a un Maestro, hijo de Maestros, por los buenos ratos pasados en la lectura de las obras de ambos.
Victorderqui.
¡Muy buen viaje! :-)
ResponderEliminarOh, Finlandia! Te envidio, César, es un país que me encantaría visitar.
ResponderEliminarDiviértete ^^. A mí Finlandia no me llama mucho la atención, pero fijo que es bonita. Un beso,
ResponderEliminarCristina
Por cierto, mi hermana y yo estamos buscando un libro de nuestra infancia y de repente me acordé que mencionaste una librería madrileña, donde había un librero al que le encantaba buscar libros "perdidos" o difíciles de hallar, pero no me acuerdo ni del nombre de la librería ni del post en el que la mencionaste. ¿Podrías volvérmelo a decir, por favor? Te lo agradecería mucho. Un beso,
ResponderEliminarCristina
Que te abrigues. No te dejes los guantes ni el gorro. Mete en la maleta una bolsa de agua caliente y una botella de coñac. Y un sanbernardo, con barrilito y todo.
ResponderEliminarSería interesante saber si el apellido y el origen de tu hijo ha levantado eco en Finlandia. ¿No le paran por la calle? Ya te imagino bebiendo caldito en una cabaña. Que lo disfrutes.
ResponderEliminarYa verás qué frío, qué de oscuridad y grisura, qué de bosques infinitos (y madera por todos sitios)... Qué de alcohol, rubios y rubias, ay. ;)
ResponderEliminarDisfruta de tus vacaciones, César. Muacs.
¡Pásatelo muy bien! ^^
ResponderEliminarEnvida envidea*
ResponderEliminarYo recibo a dos amigos del alma en mi casa. Nos vamos a pasar una semana aquí en mi casa. Tampoco es que te envidie :P
Supongo que habrá sido un pasote la experiencia finesa, pero te aseguro que el paisaje que aquí hemos tenido ha sido muy "lapón". Hemos pasado de unos días de primavera calurosa a 15 cm de nieve en unas pocas horas.
ResponderEliminarPuede que allí te hayas encontrado con hermosas doncellas de generosos pechos danzando descalzas en campos verdes y llenos de florecillas, temperaturas templadillas y dándote crema solar tumbado en un varado trineo a modo de hamaca playera.
Esto es un descoloque. A ver que cuentas.