Hace tiempo que barajaba la idea de escribir este post, pero por un motivo u otro lo fui dejando. Ahora, en Calla y lee, el blog donde colabora mi hijo Pablo, se me han adelantado; aunque tampoco importa demasiado, porque Internet está lleno de esta clase de iniciativas. Vale, ¿de que estoy hablando? De listas. “Los diez más (o mejores) lo que sea”, ya sabéis. Esta clase de listas son una tontería, lo sé, pero me encantan. En primer lugar, porque te hacen pensar sobre temas que te interesan; y en segundo lugar porque toda lista ajena te incita a proponer tu propia lista. Es sólo un juego; tonto, pero divertido.
Bien, si os habéis fijado en el título de la entrada, ya os imaginaréis de qué va la cosa. De malotes, de villanos de película. Los mejores malos de la historia del cine. Pero antes de comenzar vamos a hacer una aclaración: no basta con cometer muchas y grandes tropelías para ser un gran malo. Por ejemplo, Jason, el psicópata de la franquicia Viernes 13, mata mucho y muy sádicamente, pero en mi opinión carece por completo de interés. Es sólo una máscara (nunca mejor dicho), un McGuffin unidimensional, y lo mismo puede decir de Jigsaw, Michael Myers y tantos otros serial killers. Sólo son trasuntos del mismo personaje: el coco, el hombre del saco.
Para ser un gran malo de película se necesita algo más que hacer mucho el burro; hace falta que al villano en cuestión le adornen otras virtudes. ¿Cuáles? Pues depende, porque hay muchas clases de villanos. Está el malo odioso, el malo simpático, el malo sádico, el malo loco, el malo caballeroso, el malo asqueroso, el malo porque-el-mundo-le-ha-hecho-así, el malo metafísico, el malo-bueno, el malo brutal... en fin, que hay malos para todos los gustos y cada uno tiene sus peculiaridades. Otra cosa más: hoy vamos a hablar de villanos del género masculino; de las villanas trataremos en la siguiente entrada. Ah, y sólo hablaremos de seres humanos; así que nada de animales o monstruos engendrados analógica o digitalmente.
Un último apunte. ¿Por qué nos gustan tanto los buenos villanos? Dicen que el tamaño de un héroe se mide por la magnitud de sus rivales. Es decir, el bueno se define por su antagonista, no al revés. Y es que no hay demasiadas maneras de ser bueno, pero la maldad cuenta con infinidad de senderos. Por lo general, el malo suele ser más complejo que el héroe, más interesante. Además, el villano, al no estar sujeto a las ataduras morales, es más libre que nosotros. Y, me temo, también más feliz; ¿o no son los chicos malos quienes se llevan a las chicas más macizas?
Bien, aquí va mi lista. Es forzosamente incompleta y habrá muchos olvidos injustos, pero estos son en mi opinión los 25 y pico mejores malos de la historia del cine.
Bien, si os habéis fijado en el título de la entrada, ya os imaginaréis de qué va la cosa. De malotes, de villanos de película. Los mejores malos de la historia del cine. Pero antes de comenzar vamos a hacer una aclaración: no basta con cometer muchas y grandes tropelías para ser un gran malo. Por ejemplo, Jason, el psicópata de la franquicia Viernes 13, mata mucho y muy sádicamente, pero en mi opinión carece por completo de interés. Es sólo una máscara (nunca mejor dicho), un McGuffin unidimensional, y lo mismo puede decir de Jigsaw, Michael Myers y tantos otros serial killers. Sólo son trasuntos del mismo personaje: el coco, el hombre del saco.
Para ser un gran malo de película se necesita algo más que hacer mucho el burro; hace falta que al villano en cuestión le adornen otras virtudes. ¿Cuáles? Pues depende, porque hay muchas clases de villanos. Está el malo odioso, el malo simpático, el malo sádico, el malo loco, el malo caballeroso, el malo asqueroso, el malo porque-el-mundo-le-ha-hecho-así, el malo metafísico, el malo-bueno, el malo brutal... en fin, que hay malos para todos los gustos y cada uno tiene sus peculiaridades. Otra cosa más: hoy vamos a hablar de villanos del género masculino; de las villanas trataremos en la siguiente entrada. Ah, y sólo hablaremos de seres humanos; así que nada de animales o monstruos engendrados analógica o digitalmente.
Un último apunte. ¿Por qué nos gustan tanto los buenos villanos? Dicen que el tamaño de un héroe se mide por la magnitud de sus rivales. Es decir, el bueno se define por su antagonista, no al revés. Y es que no hay demasiadas maneras de ser bueno, pero la maldad cuenta con infinidad de senderos. Por lo general, el malo suele ser más complejo que el héroe, más interesante. Además, el villano, al no estar sujeto a las ataduras morales, es más libre que nosotros. Y, me temo, también más feliz; ¿o no son los chicos malos quienes se llevan a las chicas más macizas?
Bien, aquí va mi lista. Es forzosamente incompleta y habrá muchos olvidos injustos, pero estos son en mi opinión los 25 y pico mejores malos de la historia del cine.
-Conde Orlok. Max Schreck en Nosferatu (1922), de F. W. Murnau. Ahora que nos acecha una plaga de vampiros románticos, lánguidos y caballerosos, ahora que los hemófagos se han convertido en bebedores de horchata, es más necesario que nunca reivindicar este clásico del cine mudo. El vampiro que compuso Schreck no es atractivo ni seductor; es una alimaña que nos infunde miedo y asco a partes iguales.
-Tommy Udo. Richard Widmark en El beso de la muerte (1947), de Henry Hathaway. Hace falta ser muy malo para tirar a una anciana paralítica por las escaleras y partirse de risa. El sicario psicópata que hizo famoso a Widmark lo era.
Cardenal Richelieu. Vincent Price en Los tres mosqueteros (1948), de George Sidney. En una lista como ésta no podía faltar el gran Vincent Price. Podría haber elegido algún otro de sus papeles de malo (el dr. Phibes, por ejemplo), pero siento debilidad por su interpretación de Richelieu, tan frío, tan maquinador, tan sin escrúpulos, tan elegante. No me importaría tomarme una copa de Borgoña con él (siempre y cuando alguien la catase antes).
-Harry Lime. Orson Welles en El tercer hombre (1949), de Carol Reed. Aquí tenemos al malo más cínico de la historia del cine. Pero simpático; no nos importaría montar en la noria con él. Es tan fascinante que al final, durante la extraordinaria persecución por los subterráneos de Viena, resulta imposible no ponernos de su parte. Su frase sobre los suizos y los relojes de cuco es antológica, igual que la música de Anton Karas.
-Rupert de Hentzau. James Mason en El prisionero de Zenda (1952), de Richard Thorpe. Se trata de la clase de villano que a uno no le importaría tener como amigo. Elegante, caballeroso, con sentido del humor, y al mismo tiempo implacable, maquinador y sin escrúpulos. Un hijo de puta con clase, vamos. Mason también compuso otro magnífico villano interpretando al capitán Nemo en 20.000 leguas de viaje submarino (1954), de Richard Fleisher.
-Cooley Trimble. Ernest Borgnine en Conspiración de silencio (1955), de John Sturges. Trimble es un paleto grande y corpulento, un chulo, un matón, un sicario de baja estofa. Además, es feo, sucio y sudoroso, la clase de persona a la que nos gustaría ver cómo alguien le parte la cara. Y eso es lo que hace un viejo y manco Spencer Tracy propinándole una de las más jubilosas palizas de la historia del cine.
-Reverendo Harry Powell. Robert Mitchum en La noche del cazador (1955), de Charles Laughton. He aquí al primer gran psicópata de la historia del cine, y además, uno de los más malos de todos los tiempos. Sus manos tatuadas con la palabras “love” y “hate”, la hoja de estilete que brota de su bolsillo como un pene mortal, la canción que canta constantemente mientras persigue a los dos niños... Un villano extraordinario para una fábula tan oscura como inmortal.
-General Mireau. George Macready en Senderos de Gloria (1957), de Stanley Kubrick. Mireau es uno de los seres más monstruosos que se han visto en las pantallas. Es mediocre, tonto, clasista, ambicioso, egoísta, simple, burocrático... pero tiene poder. Y no hay el menor rastro de humanidad en cómo (ab)usa ese poder. Su colega, el cínico General Broulard, interpretado por Adolphe Menjou, no le anda a la zaga.
-Norman Bates. Anthony Perkins en Psicosis (1960), de Alfred Hitchcock. Ésta es la película que cambió el cine de terror, y Bates una nueva clase de monstruo. Un monstruo absolutamente humano, de ahí que de más miedo. Es imposible contemplar el plano final del film, con la “madre” definitivamente instalada en el cuerpo de Bates, sin sentir un escalofrío. Perkins lo hizo tan bien que, para su desgracia, el papel le marcó para siempre.
-Liberty Valance. Lee Marvin en El hombre que mató a Liberty Valance (1962), de John Ford. Aquí tenemos a uno de los villanos más desagradables de la historia del cine. Violento, temible, chulo, sádico, repelente, cobarde, taimado... nada más verle, el espectador siente unos enormes deseos de que alguien le pegue un tiro. Para eso está John Wayne.
-Alex. Malcon MacDowell en La naranja mecánica (1971), de Stanley Kubrick. Sádico, brutal, violador, asesino... y sin embargo, nos cae bien. Alex representa la amoralidad en estado puro, la parte animal, reptiliana, que hay en todos nosotros y que la sociedad se encarga de domesticar. Nos repugnan sus actos, pero más nos repugna lo que el establishment hace con él y por eso, cuando finalmente el tratamiento Ludovico falla, lo celebramos como una victoria. No me tomaría una leche-plus con él, pero su imagen con bombín, un ojo pintado y el otro no, y la coquilla por encima de un mono blanco es ya un icono del cine.
-Vito Corleone. Marlon Brando en El padrino (1972), de Francis Ford Coppola. El prototipo del criminal honorable. Vito Corleone no es un amoral, sino alguien que se rige por una moral distinta. ¿Deja de ser malo por eso? Pues no; simplemente introduce una variante más en la villanía. Supongo que también debería incluir aquí a De Niro, por su brillante interpretación del personaje en El padrino II, pero el icono que se nos ha quedado grabado en la retina es el de Brando.
-Darth Vader. David Prowse en la trilogía inicial de Star Wars (1977, 1980 y 1983), de George Lucas. En realidad, este personaje no debería figurar aquí; por dos motivos: en primer lugar, porque sólo es una máscara y, en segundo lugar, porque al final acaba siendo más blandito que un caramelo de café con leche. No obstante, se ha convertido en un icono del mal, así que aquí lo tenemos.
-Jack Torrance. Jack Nicholson en El resplandor (1980), de Stanley Kubrick. Este relato sobre el progresivo enloquecimiento de un pobre hombre tiene sólo un pequeño defecto: Jack anda pidiendo a gritos una camisa de fuerza desde el primer minuto de proyección. En cualquier caso, sus charlas con el fantasmagórico barman, sus paseos por el solitario hotel lleno de espectros y el posterior acoso a su familia con la decidida intención de cargárselos a hachazos son un clásico indiscutible de la maldad.
-Terminator T-800 modelo Cyber Dyne 101. Arnold Schwarzenegger en Terminator (1984), de James Cameron. ¿Quién era mejor actor, John Wayne o Laurence Olivier? Olivier, por supuesto. Pero ¿a quién te creerías más parando una diligencia plantándose en su camino? A Wayne, claro. Pues eso, que Schwarzenegger jamás ha sido un actor, pero encarnando a una implacable e inexpresiva máquina de matar resulta perfecto.
-Gordon Gekko. Michael Douglas en Wall Street (1987), de Oliver Stone. Posiblemente éste sea el villano más monstruoso de cuantos pueblan este catálogo. Porque es real. De hecho, la crisis económica que padecemos está causada por personas muy parecidas a Gekko. Merecido Oscar para Douglas.
-Louis Cyphre. Robert De Niro en El corazón del ángel (1987), de Alan Parker. Como es lógico, no podía faltar el villano de los villanos, la encarnación del mal, el ángel oscuro. Lucifer, el mismísimo Satanás. De entre todos los demonios que han aparecido en el cine, creo que el que interpretó De Niro es el más sofisticado e inquietante.
-Tommy De Vito y Nicky Santoro. Joe Pesci en Uno de los nuestros (1990) y Casino (1995), de Martin Scorsese. Aunque son dos películas distintas, en el fondo se trata del mismo personaje, un matón de pequeño tamaño capaz de desarrollar una violencia desmedida (recuerda un poco a los gangster que interpretaba James Cagney). Resulta tan desagradable que su terrible muerte en Casino se le antoja al espectador de lo más gratificante.
-Hanibal Lecter. Anthony Hopckins en El silencio de los corderos (1991), de Jonathan Demme. ¿Qué podemos decir de Hanibal el Canibal? Inteligente, culto, elegante, sofisticado y terrorífico. Quizá sea la última encarnación del “monstruo” en nuestra cultura. Por ahora. Jamás cenaría con él.
-Untersturmführer Amon Goeth. Ralph Finnes en La lista de Schindler (1993), de Steven Spielberg. El otro nazi que incluimos en esta lista, el coronel Landa, es una caricatura, de modo que necesitábamos uno realista. La maldad de Goeth es visceral, estúpida, absurda, la clase de maldad que acaba destruyéndose a sí misma. Como les ocurrió a los nazis. Goeth nos inspira miedo, sí, pero también, y sobre todo, asco.
-Vincent Vega & Jules. John Travolta y Samuel L. Jackson en Pulp Fiction (1994), de Quentin Tarantino. Puede que Tarantino inventara una nueva variedad de malos con estos personajes: los villanos charlatanes. En esta película también aparece otro maloso notable: Lobo, interpretado por Harvey Keitel.
-Bill El Carnicero. Daniel Day-Lewis en Gangs of New York (2002), de Martin Scorsese. Un villano fascinante, sin duda; alguien con quien no nos importaría charlar un rato. Siempre y cuando no hubiese cuchillos cerca, claro. Se trata de un personaje turbio, brutal y traicionero, pero también inteligente y honorable a su manera. La genial interpretación de Day-Lewis merecía un Oscar.
-Al Swearengen. Ian McShane en Deadwood (serie de TV 2004-2006), de David Milch. De todos los villanos que aparecen aquí, quizá éste sea el que más matices tiene. Capaz de lo peor, pero también de lo mejor, como descubrimos conforme vamos conociéndole. McShane ganó un Globo de Oro por esta interpretación. Con todo merecimiento.
-El Joker. Heat Ledger en El caballero oscuro (2008), de Christopher Nolan. La película me parece muy aburrida (lo siento, qué le vamos a hacer). De hecho, en mi opinión, sólo levanta el vuelo cuando Ledger entra en escena. Su composición del Joker es magistral; no se trata de un payasete simpático y travieso (como la versión de Nicholson), sino de un psicópata con la cara pintada que te hiela la sangre en las venas.
-Coronel Hans Landa. Christoph Waltz en Malditos bastardos (2009), de Quentin Tarantino. Para qué negarlo: la película es bastante mala. Sin embargo, cada vez que aparece el coronel Landa se convierte en una obra maestra. Charlatán, irónico, cínico, amanerado, inmoral, pero fascinante. Uno de los mejores malos de los últimos tiempos. Nos tomaríamos una cerveza con él. Y luego le pegaríamos un tiro, claro.
Y ahora, para terminar, cuatro aportaciones patrias, cuatro magníficos malos españoles.
-Alain Charnier. Fernando Rey en French Connection (1971), de William Friedkin. Uno de los villanos más elegantes y encantadores aquí incluidos. Si nos diesen a elegir entre su némesis, el bruto y desastrado policía Popeye Doyle (Gene Hackman), y Charnier, siempre nos iríamos de copas con el sofisticado narcotraficante que compuso el gran Fernando Rey. Incluso nos asociaríamos con él, que coño.
-El señorito Iván. Juan Diego en Los santos inocentes (1984), de Mario Camus. Tan real como la vida misma, tan deplorable como la dictadura que permitió la proliferación de individuos semejantes a éste. Un señorito extremeño falsamente cordial, un pijo, un facha, un esclavista sin corazón. Siempre he pensado que esta película es en realidad un western en el que Iván representa el papel de pérfido terrateniente que sojuzga a los colonos. Un gran malvado en cualquier caso.
-Anton Chigurh. Javier Bardem en No es país para viejos (2007), de Joel & Ethan Coen. Tiene mucho mérito que alguien con ese corte de pelo pueda helarte la sangre en las venas. Chigurh es el mal en estado puro, el mal implacable (un poco como Terminator), el mal frío y desnudo. Magnífica interpretación de Bardem y merecido Oscar.
-Malamadre. Luis Tosar en Celda 211 (2009), de Daniel Monzón. Brutal y tierno a la vez, carismático, burlón, histriónico y fiel. No es un amoral, sino alguien que se rige por sus propias reglas y está en guerra con el mundo. No me gustaría ser su amigo, pero sí me gustaría que él lo fuese. O, al menos, no tenerlo por enemigo.
Mi lista de los mejores 10:
ResponderEliminar1. Michael Corleone. Mucho peor que Vito. No crea su imperio, lo hereda. Mata a su hermano. No sé que más se puede decir de él. Bueno, sí, que intenta redimirse y caer bien (en la parte III)
2. Harry Lime. De acuerdo en lo que dices de él, incluso en lo de la noria. Además, es una noria que impresiona la del Prater.
3. De acuerdo también en los dos generales de "Senderos de Gloria". No me extraña que en España la prohibieran hasta... 1980!
4. Salieri en Amadeus. Un tío que hace todo lo posible para que las obras de Mozart no duren mas de tres dias en cartel, pero que a su vez no se las puede perder y acude al teatro cada día hasta que las quitan. Impresionante.
5. Ricardo III, de cualquier adaptación (aunque a mi me gusta la de Ian McKellen). Lo de mi reino por un caballo ya es casi lo de menos. Lo mitico es cargarse a su hermano, que la viuda lo sepa, y convencerla para que se case con él. Y encima estando tullido.
6. El sargento de "La chaqueta metálica". Yo creo que todos hemos tenido algún profesor en primaria un poco así...
7. Drácula y todas sus versiones y trasuntos. El mejor, Gary Oldman, aunque Orlok da bastante grima.
8. Gene Hackman en "Sin Perdón". Es como lo de Liberty Valance. Aunque a mi la mala bestia de Liberty siempre me dio algo de pena.
9. El coronel Kilgore en Apocalypse Now (Robert Duvall). Tiene cuatro frases, pero ¡qué frases!
10. Y un poco en plan de coña, las viejecitas de "Arsénico por compasión", que se llevaron por delante a más gente que la mitad de esta lista. De buen rollo, y con la mejor intención, claro. (Como la mayoría de los malos)
Saludos. No he leído la entrada pues me voy al curro pero es que quería meter un off-topic ¿Cómo podría conseguir algo de Capitán Rido (colección Futuro) escrito por tu padre. Parece que hubo alguna reedición agotada pero no se encuentra nada ni siquiera en todocolección
ResponderEliminarAlgunos más:
ResponderEliminarEl ya citado por tí Ernest Borgnine pero en otro papel y otra pelicula: el sargento Fatso de "De aquí a la eternidad". Y pensar que su primer papel de relieve fué haciendo de buenazo en "Marty"
La Sharon Stone tanto de "Instinto básico" como de "Desafío total", en las que demuestra que el estar y el ser se confunden a veces ("buenísima", of course)
Mitchum y De Niro en las dos versiones de "El cabo del miedo", aunque me quedo con la primera.
Y, last but not least, una omisión que considero imperdonable y que nos ha hecho pasar un miedo horrible a todos: La Madrastra de Blancanieves.
Estupenda selección.
ResponderEliminarYo añadiría al Agente Smith, de Matrix. Tiene la virtud de ser "malo" tanto para los "buenos" como para los "malos" :-DDD
Quizá "Hostel 2" no figure entre las películas predilectas de los merodeadores de Babel, pero os aseguro que valdría la pena aunque solo fuera por algunos de sus malvados: el recepcionista bonachón que subasta vía internet a sus piezas de matadero y, sobre todo, la pareja de yuppies estresados que se apuntan al club de tortura para probar algo diferente. Los personajes están escritos con gracia y ojo clínico, y los actores, Richard Burgi y Roger Bart, lo bordan.
ResponderEliminarBuena lista, César. Me fijo en que casi todas las películas (o series) que has nombrado son buenas o muy buenas, y todas ellas merece la pena verlas aunque sólo sea por "el malo".
ResponderEliminarDecía Hitchcock que el malvado debe ser un buen personaje para que una película funcione, y de hecho los malos de Hitch solían estar bastante logrados, no sólo el portentoso Anthony Perkins en "Psicosis", sino también Joseph Cotten en "La sombra de una duda", Robert Walker en "Extraños en un tren", etc.
Bua, decir que "Malditos bastardos" y "El caballero Oscuro" son malas, por favor...
ResponderEliminarYo tengo otra preferencia personal respecto a Ernest Borgnine: el ferroviario Shack en "El emperador del Norte", haciendo la vida imposible a los vagabundos de la Gran Depresión que querían montar gratis en su tren.
ResponderEliminarCon lo que no estoy de acuerdo es en considerar a Jack Torrance un villano: simplemente es un alcohólico fracasado que, ante su incapacidad para crear, es captado, como por una secta, por la sociedad de fantasmas que puebla el hotel. De hecho, cuando al final se pierde en el laberinto nevado y sabemos que va a morir, a mí me da cierta lástima.
Genial la inclusión del Señorito Iván en la lista.
ResponderEliminarCreo que es uno de los pocos casos en los que la película está a la altura del libro.
Un saludo.
Jean Reno: Me alegro de volverte a ver por aquí, amigo mío. Tu lista es impecable, y destaco de ella el sargento de "La chaqueta metálica" (el sargento Hartman), sin duda el villano peor hablado de la historia del cine. Aunque el personaje está tan pasado de vueltas que, aunque sea un monstruo, al final me resulta divertido. Por cierto, el actor que lo interpreta, Ronald Lee Ermey, era un ex-marine que en principio había sido contratado como asesor. Nada que objetar al coronel Kilgore... salvo que quizá no sea exactamente un villano. Yo creo que lo que le pasa es que está como una cabra (como todos los personajes de la película, por cierto).
ResponderEliminarCon Hackman en "Sin perdón" sucede un poco lo mismo: no es exactamente un villano. A fin de cuentas, lo que se propone, impedir unos asesinatos, es correcto. Lo terrible son sus métodos, claro. Lo que pasa es que en esa obra maestra todo es moralmente muy ambiguo.
Tienes toda la razón cuando señalas que Michael Corleone es mucho peor que su padre. Pero cuando oyes decir "El padrino" ¿qué imagen te viene a la cabeza, lade Michael-Pacino o la de Don Vito-Brando?
CorsarioHierro: Ay, amigo mío, no pides nada... Mira, soy un asiduo visitante de librerías de viejo y, además, he sido todo un cazador de viejos títulos de cf. Pues bien, creo que en toda mi vida sólo he visto dos o tres ejemplares de Futuro a la venta. Es una colección prácticamente inencontrable, lo siento.
No obstante, en 1999 la Editorial Silente publicó "Pablo Rido, Capitán de los Tiempos Futuros" (Col. Brazo en Espiral nº 5), donde se reunían todos los relatos protagonizados por el Capitán Rido. Ignoro si es fácil de encontrar o no.
Big Brother: Villanos, hermano mío, villanos masculinos. De las villanas hablaremos en la próxima entrada.
Manolo: sí, el agente Smith es un buen villano. Sobre todo por la contundente presencia que le confiere Hugo Weaving.
A. Romero: No he visto esa película, pero la tendré presente en mi próxima visita al videoclub.
Anraman: Hitchcock creaba, como bien señalas, unos malos excelentes. A los que propones podríamos añadir el Cary Grant de "Sospecha", uno de los personajes más turbios que he visto.
Eulez: No digo que "El caballero oscuro" sea mala, sino aburrida. En cuanto a "Malditos bastardos"... pues sí, me parece una mala película con algunas secuencias excelentes. Pero para gustos, ya sabes, los colores :)
Abuelo Igor: Gracias, amigo mío. Me había vuelto loco intentando acordarme de cómo se llamaba esa película en la que Borgnine es el brutal vigilante de un tren empeñado en que Lee Marvin no viaje gratis. ¡"El emperador del norte", sí! Gran película y gran villano ese Shack tan magníficamente interpretado por el gran Borgnine.
Estoy de acuerdo en que Torrance es un infeliz... pero eso no quita para que se convierta en un monstruo terrible.
Byron: Gran película "Los santos inocentes", en efecto. La mejor de Camus, sin duda.
Gracias. Será más fácil buscar un libro del 99. Lo que creo que tiene Al Pacino es que nos contaron la historia de un nuevo padrino desde su origen hasta el final. Algo no previsto pero desarrollado a cuenta de tener que hacer secuelas
ResponderEliminar¿ Y Kevin Spacey en "Seven"? Vaya catálogo de maldades.
ResponderEliminarSaludos.
Hank Quilan. Otro memorable personaje de Orson Welles, esta vez en Sed de Mal.
ResponderEliminarLos añadidos del resto de lectores también son excelentes paradigmas del malo malísimo.
Brilliant blog, I hadn't come across www.fraternidadbabel.blogspot.com before in my searches!
ResponderEliminarContinue the good work!
Coincido con Jesús: el psicópata que compone Kevin Spacey en Seven es de los que ponen los pelos de punta, ( y tiene mérito que no veamos realmente al villano de la historia hasta la última media hora de la película).
ResponderEliminarOff-topic: César, ¿cómo va tu novela verniana? ¿La veremos pronto publicada?
(Otro tema)
ResponderEliminarHola, César
Te he escrito un correo electónico a la dirección que utilizabas en 2003. Espero que no haya cambiado desde entonces. Se trata de la traducción e inminente publicación de dos textos tuyos en esperanto.
Un abrazo interplanetario,
Jorge
(Volviendo al tema)
El hijoeputa que lleva la voz cantante en "Funny games", de Haneke (me refiero a la primera versión, en alemán, no al remake jolibudiense que no llegué a ver). Ninguna película me ha dejado tan mal cuerpo como esa...
En cuanto a Malamadre, lo siento por Tosar, pero no me lo creo, por mucha cara de malo que ponga. Es peor el Sergi López de "El laberinto del fauno".
Anónimo de las 11:35: mientras escribía la novela verniana me surgió un proyecto muy interesante, así que la interrumpí para escribir otra novela corta. Ya la he retomado, y llevo escrito algo más de la mitad del texto. Espero que aparezca a mediados/ finales del año que viene.
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