Un enclave tutelado por César Mallorquí, el Abominable Hombre de las Letras, en colaboración con la Sociedad de Amigos del Movimiento Perpetuo. Si no te interesa la literatura, el cine, el comic, los enigmas, el juego y, en general, las cosas inútiles, aparta tus sucias manos de este blog.
martes, mayo 24
10 consejos a un joven escritor
Un amable merodeador, Gabriel, me pide consejos para un joven escritor, así que de eso va a ir esta entrada. En primer lugar, le recuerdo a Gabriel que hace cuatro años escribí una serie de post explicando mi proceso de trabajo. La serie se llamaba En la mente del escritor, y para encontrar la primera entrega basta con pinchar AQUÍ. Quizá pueda servirle de ayuda a alguien. Ahora me voy a poner en plan abuelete y voy a darle los consejos solicitados a un Joven Escritor en abstracto; es decir, a nadie en particular.
1. Pregúntate por qué quieres escribir. Y aquí no vale responder “porque me gusta”, pues eso está claro, ni vale ponerse a hacer literatura con la respuesta (“necesito escribir como el oxígeno para respirar” y esa clase de mística literaria). Encuentra una respuesta sencilla, honesta y concreta, porque eso te revelará qué clase de escritor quieres ser. Responder “no tengo ni idea” es lícito, pues eso también te sitúa en un lugar: la confusión. Lo cual no tiene necesariamente por qué ser negativo a la hora de escribir, me apresuro a aclarar.
En cualquier caso, hay otras preguntas importantes: ¿Tienes algo que decir? Porque eso es lo que hacen los escritores: decir cosas. ¿Tienes historias que contar? De hecho, ¿te cuentas historias a ti mismo aunque no las vayas a escribir jamás? ¿En tu cabeza hay un parque de atracciones? ¿Ves el mundo de forma distinta a la gente que te rodea? ¿Eres muy, pero que muy curioso? Porque si la respuesta a cualquiera de esas preguntas es no, ¿para qué narices quieres ser escritor?
2. Sólo hay una forma de aprender a escribir: leyendo y escribiendo. Pero hay que leer con sentido analítico, intentando descubrir las técnicas y los “trucos” que emplea el autor en su narrativa. Creo que la literatura, junto con la música, es el único arte que deja a la vista toda su tramoya; sólo hay que saber verla, lo que no siempre resulta sencillo. Por otro lado, adquirir habilidad en cualquier tarea es una cuestión de práctica. Cuanto más practiques, mejor lo harás. Así que hay que escribir mucho para aprender a escribir.
3. Practica el enceste. ¿Sabes cuál es la diferencia entre un mal escritor y un buen escritor? A la hora de escribir, el mal escritor usa un lápiz y un papel. El buen escritor, por su parte, emplea un lápiz, un papel... y una papelera. La mayor parte de lo que escribas al principio será malo: debes aprender a reconocerlo y, aunque te duela, debes coger esos textos chungos, arrugarlos hasta formar una bola y encestarlos en una papelera. Si careces de autocrítica, jamás serás un buen escritor. Así que exígete incluso más de lo que puedes dar.
4. Copia con descaro. Seguro que, mientras lees, muchas veces encuentras que el escritor ha usado algún magnífico recurso narrativo. Aprópiate de él sin la menor mala conciencia, úsalo en tus textos. Eso ayuda y enseña. Más adelante desarrollarás tus propios recursos, pero en tus comienzos te vendrá muy bien contar con esa clase de "apropiación". Pero eso sí, no “tomes prestados” siempre recursos del mismo escritor, porque se te acabará viendo el plumero. En la variedad está el gusto. Dicen que si para escribir un ensayo copias los textos de un autor, eres un plagiario; pero si copias a diez autores eres un investigador. Pues eso.
5. Petit à petit, l'oiseau fait son nid. O, dicho en cristiano: Poco a poco el pájaro hace su nido. No intentes correr antes de saber caminar, ni volar antes de dominar la carrera. Escribir un relato corto es, técnicamente, mucho más sencillo que escribir una novela. No es que el relato sea mejor o peor que la novela, ni mucho menos; sólo es, por mera cuestión de tamaño, menos complejo técnicamente. Lo cual no quiere decir que sea sencillo, por supuesto. Escribir un buen cuento requiere las tres T: trabajo, técnica y talento. Pero, dada la brevedad de su extensión, es más manejable. Si intentas escribir una novela sin dominar la “carpintería narrativa”, lo más probable es que fracases y te deprimas (lo sé por experiencia). Y lo peor: no aprenderás nada, porque no sabrás en qué te has equivocado.
Yo, en tu lugar, comenzaría escribiendo cuentos cortos, de no más de cinco páginas, incluso meros apuntes. Después me plantearía cuentos largos, de entre veinte y setenta páginas; al ser más narrativos, aprenderás a contar una historia. Luego saltaría a la novela corta, de 150 páginas como máximo. Y después... pues eso, la novela larga. Este proceso que acabo de exponer no requiere meses, sino años. Pero recuerda algo: escribir, seas profesional o no, siempre es una cuestión de paciencia.
6. Céntrate en las tres columnas que sostienen (casi) todo relato: prosa, estructura narrativa y diseño de personajes. Por supuesto que en un relato hay mucho más, pero esas tres cuestiones son básicas y basta con que falles en una de ellas para mandar tu texto a la metafórica papelera de antes.
A veces, en los escasos talleres literarios que he impartido, me preguntaban cómo adquirir un estilo. Y yo respondía: si escribes con corrección, claridad, sencillez y orden, ya tienes un estilo. Esa es la base; a partir de ahí, haz lo que quieras. La cuestión es ¿cómo quieres que sea tu prosa? Hay autores, como Benet, que la consideran un fin en sí misma. Otros, por el contrario, creen que la prosa sólo es un vehículo para narrar. Hay prosas barrocas, prosas simples, prosas que hacen juegos malabares con las frases subordinadas, prosas coloristas, prosas secas como disparos, prosas poéticas... Personalmente, cuando escribo intento que mi prosa consiga la máxima eficacia y expresividad con el menor número de elementos posible. No quiero que mi prosa sea protagonista, sino que desaparezca para que en la mente del lector sólo quede la historia que estoy narrando. Pero esa es mi elección, no la tuya. Debes saber qué clase de prosa quieres usar, y para qué, y luego trabajarla mucho. De nuevo, la lectura ayuda en esta tarea. Pero, para ello, no leas traducciones, sino a buenos autores hispanohablantes.
Todo relato tiene una estructura narrativa. Si es un cuento, la estructura será pequeña, y si es una novela será grande (de ahí su mayor dificultad). Esa estructura no puede verse (como sí se ve la prosa), porque está “diluida” en todas las partes del relato; pero siempre existe y tienes que aprende a verla en los textos de otros autores. Es algo así como la estructura metálica de un edificio: cuando se construye la casa ya no la ves, pero está ahí, aguantándolo todo. Una historia se puede contar de muchas maneras, pero, como decía Stevenson: “No sé por dónde debe comenzar una novela, pero desde luego no por el principio; ni sé por dónde debe acabar, pero desde luego no por el final”. El orden con que relatas los hechos, el punto de vista, el ritmo, el uso de la elipsis, la dosificación de la información... Todo eso, y algunas cosas más, componen la estructura narrativa de un relato. Y recuerda: en literatura es tan importante lo que se dice como lo que no se dice.
Nada de lo anterior vale para una mierda si no sabes crear personajes verosímiles. Éste probablemente quizá sea el aspecto más difícil de la escritura, el que requiere más reflexión y trabajo, y en el que más suelen fallar los escritores, incluso los profesionales. En En la mente del escritor explico cómo diseño yo los personajes, pero puedo adelantarte algo: observa a la gente, analízala, pregúntate por las razones de sus palabras y actos. En general, un escritor debe ser una esponja que se interese por todo y lo absorba todo.
7. Corrige. Luego, corrige otra vez. Más tarde, vuelve a corregir. Y, después, sigue corrigiendo. Cuando has completado el primer borrador de algo, ten la completa seguridad de que estará lleno de errores. Así que corrígelo. Aún así, se te habrán escapado un montón de errores, así que vuelve a corregir. Y después seguro que hay párrafos que puedes escribirlos mejor, de modo que corrige otra vez. Pero puede que falte o sobre algo, así que otra corrección no estaría mal... Cuantas más veces corrijas un texto, mejor quedará. Un relato no se termina: se abandona. Dos consejos: Procura dejar pasar un tiempo (cuanto más mejor) entre la escritura de un relato y su corrección. Y segundo, haz al menos una de las correcciones leyendo el texto en voz alta; eso hace que prestes más atención a lo que lees y, al tiempo, te permite comprobar si la prosa fluye con soltura.
8. Pon a prueba tus escritos. Vale, ya has llegado a un punto en el que dominas, o crees que dominas, las herramientas de la escritura. Tendrás que comprobarlo, ¿no? Y no valen las opiniones de tus familiares y amigos, porque están predispuestos a tu favor y además, reconozcámoslo, tu abuelita es encantadora, pero no tiene ni zorra idea de literatura. Tienes que comprobar lo que sucede cuando unos completos desconocidos lean tus escritos. Hay cantidad de lugares en Internet donde se publican relatos de aficionados, e incluso puede que quede algún que otro fanzine en papel. No tendrás muchos lectores, pero las reacciones que obtengas te serán de gran utilidad.
Por otro lado, están los concursos literarios. Hay cientos, miles, y de todo tipo. Es una buena forma de poner a prueba tus escritos e, incluso, de sacarles alguna perrillas. Ganar premios es también una magnífica manera de acelerar una carrera literaria; pero claro, hace falta suerte.
9. Persevera y ten constancia. Al principio, la carrera de un escritor consiste básicamente en tragar mierda por un tubo. Prepárate a fracasar muchas veces. Es muy probable que tus primeros relatos sean M.D.C. (Malos De Cojones), pero no importa, sigue, porque con cada uno de ellos aprendes y consigues que el siguiente sea un poco mejor. Seguro que mucha gente criticará tus escritos, y no sabes cómo duele que se cisquen en algo tan tuyo, tan íntimo, como un relato salido de tu imaginación. Pero no importa, sigue adelante, porque esos comentarios duelen, pero ayudan. ¿Y qué pasará cuando por fin consigas publicar tu primera novela en una editorial minúscula con una distribución desastrosa y no la lea ni dios? ¿Te cortarás las venas? No, sigue escribiendo, porque aunque apenas tengas lectores, ya has dado un paso adelante. Y eso precisamente es una carrera: un paso detrás de otro.
Ten presente que escribir es un ejercicio de gran paciencia y constancia. Yo escribo todos los días, de lunes a viernes, de 9:30 a 13:30 y de 17:00 a 21:30. Y rara vez completo al día más de seis o siete páginas. Escribir es un proceso muy lento y, si requiere documentación, más lento aún. Así que la única forma de llegar a alguna parte es la constancia. Como dijo Picasso, la inspiración está muy bien, pero que cuando llegue me coja trabajando.
La del escritor es un carrera de fondo llena de obstáculos y zancadillas. Te llevarás muchos disgustos por el camino, y estadísticamente lo más probable es que no llegues a ninguna parte, ¿Sabes cuántos, como tú, lo intentan y fracasan? Pero no importa; aunque lo más probable es que eso suceda, no lo sabrás hasta que lo intentes. Así que no desfallezcas y sigue intentándolo.
10. Prepárate para aceptar que no eres escritor. Todo tiene un límite, no debes morir en el intento. No hay carga más pesada que la de una vocación frustrada, desear fervientemente algo toda tu vida y no poder conseguirlo. Eso puede amargarte la existencia. Porque, en realidad, esas vocaciones torrenciales son trampas que nos tendemos a nosotros mismos. Nada es tan vital, nada es tan imprescindible. ¿Deseas ser escritor? Vale, pero no hagas que toda tu vida dependa de ello. Escribir es sólo una parte de ti y, sin duda, no la más importante.
Verás, es posible que llegues a dominar las técnicas narrativas, es posible que desarrolles una prosa elegante, que diseñes personajes verosímiles, que cuentes sólidas historias, es posibles que lo hagas todo bien... y sin embargo no encuentres eco en los lectores. ¿Por qué? Pues porque hay algo que no puedes controlar ni cambiar: tú mismo. Cuando un autor escribe un relato, aparte de la técnica y la inspiración, va dejando en el texto rastros de su personalidad. Sus puntos de vista, su imaginación, el sentido del humor (o su ausencia), el tono, la actitud, los intereses, las creencias, el carácter, la ideología... todo eso y mucho más queda inconscientemente reflejado en el texto. De hecho, forma parte primordial del estilo de un escritor. Y no puedes controlarlo, porque es algo así como un “destilado” de ti mismo. Y eso puede gustarle a los lectores, o no gustarle, o dejarles fríos. Y si no les gusta, o les deja indiferentes, no hay nada que hacer. Por muy bien que te hayas preparado, cabe la posibilidad de que tus relatos no interesen. Mala suerte.
Pero no un desastre. Conozco a escritores fracasados (en el sentido de que no han llegado adonde querían llegar) que se amargan la vida a base de resentimiento y envidia, gente que se considera injustamente tratada y cuya única satisfacción es criticar y socavar a las editoriales y a los autores de éxito. Por Internet pululan muchos personajes así. No te conviertas en uno de ellos. ¿No puedes ser escritor profesional? Bueno, ¿y qué? Hay miles de cosas más que puedes hacer con tu vida. Y siempre puedes seguir escribiendo; para ti, para una minoría, para quien sea. La literatura no es suficientemente importante para joderte la vida por ella.
Eso es todo, abstracto Joven Escritor. Podría darte más consejos, pero creo que con un tópico decálogo basta. Espero que te sirva para algo.
Me ha gustado este post.
ResponderEliminarLa cita que atribuyes a Cela creo que es de Picasso (curraba más que Cela, así que también es más probable que la dijera él, supongo).
Un saludo.
Todavía conservo aquellos apuntes, magníficos, de En la mente de un escritor, y muy de vez en cuando los repaso. Por eso me alegro tanto de ver otra vez este concentrado de consejos. No quiero parecer pelota, ni mucho menos, pero nunca he visto nada tan simple y tan sensato como este decálogo. Se ven cantidad de tonterías por ahí que producen verdadero sonrojo y, sin embargo, con estos 10 consejos alguien podría empezar a pensar en ser escritor, joven o menos joven.
ResponderEliminarEso sí, es tan difícil que yo sigo leyendo libros mientras se me pasa el vértigo de ponerme a escribir.
Algún día.
Muchas gracias César.
Un abrazo.
Excelente post, César.
ResponderEliminargenial...
ResponderEliminarsin pelos en la lengua...
ni misticismos...
Gracias
Mazarbul
¡Muchas gracias, César! :) Yo tsmbién leí los artículos de En la mente del escritor y me sirvieron de ayuda a la hora de escribir ^^
ResponderEliminarMuy agradecido, César, por los consejos. La verdad es que he escrito unos cuantos relatos que, como mucho, duran una hoja por las dos caras y media. Repito, muchisimas gracias por los consejos.
ResponderEliminarHola Cesar, llegé a tu Blog participando en el de Hernan Migoya, el abrió un tema sobre "El Coyote" eso me llevó a leer sobre el autor de tan carismatico personaje, autor del que sabía poco, y luego vine a parar a este Blog...
ResponderEliminarEntré en el momento en que estabas relatando la historia de tu hermano, leí todas las entradas y mas de una vez estuve a punto de colgar algun comentario, pero la historia era tan contundente, directa y en mi opinion tan bien escrita, que pensé que poco iba a aportar yo con un comentario...
opinando ahora sobre este tema de "10 consejos para un joven escritor", supongo que aparte de llegar a escribir bien lo mas complicado es conseguir que te publiquen, y mucho mas complicado aun es conseguir vivir de la literatura...
Yo muchas veces escribo cosas parecidas a poemas y ahí se van acumulando en el cajon, los dejo reposar y pasado el tiempo los vuelvo a leer, no descarto la idea de publicarlos, aunque seguramente me tocará autopublicarlos a mi, ja...ja, ya no entro en la categoria de "jovenes escritores" por que tengo algo mas de cuatro decadas...lo que no está reñido con tener un espiritu de veinte años, mi trabajo ha sido mas en el campo del dibujo animado y los comics, pero la escritura siempre es algo que me llama...
discrepo un poco en lo que comentas sobre autores que no llegan y andan despotricando por internet, bien, es muy posible que entre esos haya envidiosos o resentidos, pero tambien es cierto que muchos que no han llegado estan en su derecho de explicar su vision de la situacion y su experiencia sin que eso nos haga catalogarlos, por ejemplo si Bukowski nunca hubiese publicado habría sido considerado un fracasado, pero el escribía igual de bien publicase o no.
si alguien cuenta en internet la historia de su fracaso personal en lograr vivir de su pasion, no está dejando de hacer una cronica, y eso en cierto modo es literatura que a mucha gente puede interesar leer...
César , Por favor sigue con la saga de jaime mercader , tendría muchísimo éxito :)
ResponderEliminarUn saludo :D
César, ¿esto es igualmente aplicable a la poesía?
ResponderEliminarNo te imaginas lo oportuno que ha resultado este encuentro con tus consejos. Me has alegrado el día. No sé si algún día me animaré a empezar esta carrera de fondo, pero si lo hago espero recordar tu decálogo, porque no puede ser más claro. Gracias. U
ResponderEliminarGracias por los consejos, me han servido de ayuda.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, César. Tus consejos seguro que ayudan a muchos.
ResponderEliminarJean Reno: Tienes toda la razón, amigo mío; la frase es de Picasso. De lo cual me alegro, porque la frase me gusta, pero Cela no. Gracias por la corrección.
ResponderEliminarJavier García, Rodolfo Martínez, Mazarbul, Natalia, Cristina, Kani & José Luis G: Gracias; me alegro de que os haya gustado el post.
Modertime: Pero hombre, no digo que TODOS los autores "fracasados" sean unos amargados y unos envidiosos, claro que no. Digo que los hay y que es triste convertirse en uno de ellos.
Anónimo de las 4:54: A la saga de Jaime Mercader le falta una novela, será una trilogía. De hecho, la tercera novela ya está empezada, aunque de momento en stand by. Supongo que la acabaré el año que viene.
Byron: Bueno, yo diría que, menos los puntos 1, 5 y &, todo lo demás es aplicable a la poesía. Pero yo me refería a la narrativa, porque de poesía sé muy poquito; creo que no habré escrito más de cinco poemas en mi vida, y todos antes de cumplir los 20 años. Tanto los objetivos como la técnica de la poesía son muy diferentes a los de la narrativa.
Tienes razon Cesar, mi opinion estaba mal expresada ya que como bien dices no te referias a todos los escritores que no han llegado, si no a los que sean y se comporten así...
ResponderEliminary bueno tu aclaracion me ha hecho entender mas tu comentario,quizá me aventuré a opinar demasiado rapido sin reflexionar sobre lo que querias decir realmente...
pienso que esta vida es un camino de constante aprendizaje, y siempre estoy dispuesto a variar mi opinion cuando leo una razon de peso como en este caso...
y luego tambien viendo el tema desde otro angulo pienso que cuando uno ha podido dedicarse profesionalmente a su vocacion está en un posicion de "privilegio" para opinar de estas cuestiones, y no puede saber a ciencia cierta si de no haber llegado y hubiese tenido que dedicarse a vender seguros o a camarero no podría sentirse tambien amargado y frustrado...
Esta buenísimo!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, me encantó el post, sobre todo porque en mi caso será (espero) de mucha utilidad: estoy escribiendo una novela...de hecho, la vengo escribiendo desde mayo del año pasado y aspiro a terminarla este año...sin embargo, hace unos dias que no escribo, pero espero retomar cuanto antes.
ResponderEliminarPor otra parte, me encantaron los consejos del autor y sobre todo su lenguaje escueto, directo y al mismo tiempo fraternal y alentador. Como caído del cielo. Un saludo de un Joven y No tan Abstracto Escritor Colombiano :)
El brujo: Me alegro mucho de que el decálogo te haya servido para algo, mi nada abstracto amigo. Suerte con tu novela.
ResponderEliminarJAJAJAJAJA
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