Un enclave tutelado por César Mallorquí, el Abominable Hombre de las Letras, en colaboración con la Sociedad de Amigos del Movimiento Perpetuo. Si no te interesa la literatura, el cine, el comic, los enigmas, el juego y, en general, las cosas inútiles, aparta tus sucias manos de este blog.
jueves, octubre 13
La ciencia ficción y yo (I)
Hace no mucho leí –o, mejor dicho, intenté leer- la novela El fondo del cielo, de Rodrigo Fresán. Se trata de un texto rabiosamente experimental que cuenta una historia de amor a tres bandas; es decir, tres jóvenes amigos enamorados de la misma muchacha. Cuenta más cosas, pero no sé a ciencia cierta qué. Al principio parecía sencillamente rara, aunque hasta cierto punto comprensible, pero al llegar a la segunda parte dejé radicalmente de entender lo que el autor me contaba. No digo que sea una mala novela; posiblemente mi paladar literario no está preparado para platos tan exóticos, y no hay que descartar que mi cerebro se paralice ante tamaño cripticismo. No, no sé si El fondo del cielo es una obra buena o mala, porque, primero, no soy un lector tan sofisticado; segundo, no acabé de leerla y, tercero, apenas entendí nada.
Sin embargo, pese a que el texto era farragoso y aunque la vaga historia que contaba no me interesaba un pijo, seguí leyendo mucho más de lo que en otras circunstancias hubiera leído. ¿Por qué? Pues porque, como el mismo autor señala, El fondo del cielo no es una novela de ciencia ficción, pero sí una novela con ciencia ficción. El texto cuenta la historia de tres adolescentes neoyorquinos que, en la década de los 50, fundan un grupo de aficionados a la ciencia ficción (cf en lo sucesivo) llamado “Los lejanos”. Luego se enamoran de la misma chica (rara), y después aparece un extraterrestre o algo así... y no recuerdo mucho más. El caso es que en la novela hay diversas reflexiones sobre el género y se hace referencia a varios autores, a veces llamándolos por su nombres y otras con nombres falsos (ignoro por qué). Pero nada de eso en sí mismo me hubiera hecho seguir leyendo.
La cuestión es que Rodrigo Fresán fue, de niño y adolescente, un gran aficionado a la cf. Además, Fresán tiene diez años menos que yo, pero, en lo que a cf se refiere, somos de la misma generación. Pues bien, en muchos momentos de su novela, Fresán evoca lo que sentía cuando era adicto a la cf y reflexiona sobre las emociones y pensamientos que el género le provocaba. Y resulta que esos sentimientos y reflexiones coinciden punto por punto con los míos. Leí El fondo del cielo más de lo aconsejable porque esas partes del texto me ayudaban a recordar mi pasado.
Permitidme una aseveración muy discutible: no hay género que provoque más asombro y maravilla en la mente de un niño que la cf. Pero, antes de debatir sobre esta idea, vamos a dejar algo claro. ¿Qué es la cf? Muchos merodeadores de Babel son encallecidos expertos en el tema, pero otros apenas lo conocen y, además, con frecuencia se confunde la fantasía con la cf. La verdad es que se trata de un género muy difícil de definir; de hecho, no hay ninguna definición totalmente satisfactoria, así que aquí va un puñados de ellas:
"La ciencia ficción es la rama de la literatura que trata sobre las respuestas humanas a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología". Isaac Asimov.
"Más aún que en su temática, el parentesco de la ciencia ficción con la ciencia estriba en su método, en su carácter eminentemente especulativo: partiendo de unas premisas imaginarias, contrafácticas (generalmente obtenidas por la extrapolación de la realidad actual), desarrolla sus consecuencias conservando la lógica del mundo ficticio creado". Carlo Frabetti.
"La ciencia ficción es un género de narraciones imaginarias que no pueden darse en el mundo que conocemos, debido a una transformación del escenario narrativo, basado en una alteración de coordenadas científicas, espaciales, temporales, sociales o descriptivas, pero de tal modo que lo relatado es aceptable como especulación racional". Eduardo Gallego y Guillem Sánchez.
La escritora Judith Merrill dijo: "Es la literatura de la imaginación disciplinada". Aunque, en el fondo, toda literatura es eso, así que yo corregiría la frase así: “Cf es la literatura de la fantasía disciplinada”. Lo cual me lleva a mi propia definición (o a una de ellas): “Cf es una rama de la literatura fantástica que se aleja de lo sobrenatural y se rige por lo racional o pseudoracional”. ¿Demasiado general? Por supuesto, pero creo que señala un aspecto importante del género: la verosimilitud. La cf ha de ser verosímil, la fantasía no. Philip K. Dick lo expresó así: "La fantasía trata de aquello que la opinión general considera imposible: la ciencia ficción trata de aquello que la opinión general considera posible bajo determinadas circunstancias".
Volvamos a mi aventurada afirmación: no hay género que provoque más asombro y maravilla en la mente de un niño que la cf. ¿Por qué? A fin de cuentas, el fantasy, que tan de moda está ahora, puede ofrecer a cualquier joven tantas, o más, maravillas y asombros que la cf. Bueno, en cierto modo sí, pero hay una sutil diferencia. Cuando lees El señor de los anillos, o Canción de hielo y fuego, o las historias de Harry Potter, puedes maravillarte y asombrarte muchísimo, pero sabes que no existen los hobbits, ni los dragones, ni la magia; jamás verás un elfo ni jugarás al quidditch montado en una escoba. Sin embargo, quizá sí veas a un alienígena o viajes al espacio en un cohete; no es probable, pero sí posible. Es decir, las ensoñaciones del fantasy sólo son eso, ensoñaciones; sin embargo, cabe la posibilidad (o eso parece) de que los sueños de la cf se conviertan, en algún momento, en realidad. Y esa sutil diferencia hace que el asombro y la maravilla se multipliquen por mil.
Demonios, es que a mí mismo me sucedió. De pequeño, había leído De la Tierra a la Luna, de Verne, y Los primeros hombres en la Luna, de Wells, y El hombre que compró la Luna, de Heinlein, y allí estaba yo el 20 de julio de 1969, contemplando con los ojos como platos cómo Armstrong se daba un garbeo por nuestro satélite. La cf es una mezcla de realismo y fantasía, y ese cóctel puede generar en la mente del lector un profundo sentimiento de asombro, lo que los anglosajones llaman sense of wonder, sentido (o, mejor, “sensación”) de la maravilla.
No recuerdo cuál fue mi primer contacto con la cf. Supongo que los tebeos de Superman, aunque sobre todo el Flash Gordon de Dan Barry. También leí de muy niño a Julio Verne y alguna de las novelas de Wells. Además, mi padre, José Mallorquí, había coordinado la primera colección española de cf, Futuro; pero eso lo leí más tarde. En realidad, la culpa fue de mi hermano (14 años) mayor, José Carlos, que era aficionado al género y tenía la costumbre de ir dejando tiradas por todas partes las novelas que leía. Un día, tendría yo once o doce años, hojeé uno de los libros de mi hermano –en realidad una revista, el número 43 de Más Allá- y me encontré con un cuento de Sprague de Camp llamado Un rifle para el dinosaurio, que trataba sobre viajes en el tiempo y cazadores de dinos. A mí, por aquella época y como a todos los niños, me chiflaban los dinosaurios, así que devoré el relato. Y me quedé maravillado. ¡Cabía la posibilidad de que, en un futuro, pudiera viajar al pasado y ver dinosaurios! Hoy en día creo que si algo ha demostrado la cf es que es imposible viajar al pasado, porque enseguida empiezan a aparecer paradojas por todas partes, pero aquel relato, para los ojos de un niño, convertía en verosímil lo extraordinario. ¿Veis?, ésa es la diferencia entre cf y fantasy.
El caso es que ese cuento me impactó, así que supongo (porque no lo recuerdo) que leí más cuentos de cf. Hasta que un día, poco después, leí mi primera novela de cf moderna (“moderna” en el sentido histórico del género), Los reyes de las estrellas, de Edmond Hamilton. Era puro pulp, un vulgar space opera (aventuras espaciales al estilo Star Wars), una novela, reconozcámoslo, francamente mala y ya por aquel entonces (mediados de los 60) anticuada, pero a mí me maravilló. Un futuro remoto, imperios galácticos que abarcaban miles de planetas, astronaves, superarmas que no destruyen la materia, sino el mismísimo espacio... Joder, yo era un niño, así que me quedé alucinando en colorines. En ese mismo instante fui abducido por la cf y durante la siguiente década me zambullí de lleno en el género.
Leía de todo, sin el menor juicio crítico, buscando asombro y maravilla igual que un yonqui en pos de su chute diario. Sin embargo, poco a poco, fui desarrollando mis propias preferencias, mi particular canon del género. Y así descubrí que no es maravilla y asombro lo único que ofrece la cf, sino también reflexión y estética. Pero eso, amigos míos, ocurrió más tarde.
NOTA: ¿Otra serie de entradas temáticas? Sí, qué le vamos a hacer. Pero no será una serie demasiado larga ¿Y de nuevo centrada en ti mismo? Ya, pero es mi blog, ¿no? ¿Y sobre un tema, la cf, que muchos desconocen por completo? Bueno, así pueden empezar a conocerlo. ¿Y por qué demonios lo escribes? Porque me sale de las narices, coño, basta ya de preguntitas. ¿Sabes que eres un maleducado y un gilipollas? Sí, desde hace tiempo. En cualquier caso, al final de la serie incluiré una breve reseña de lo que en mi opinión son los mejores autores y obras del género. Y, quién sabe, quizá eso pueda serle útil a alguien.
No he leido nada de Rodrigo Fresan, basicamente por que hace mucho tiempo que no leo novelas...pero me cae bien por que es todo un fan de Bob Dylan..je..je...
ResponderEliminarLa ciencia ficcion me gusta en le cine, desde Kubrick, a Spielberg, me gusta en el comic con autores como Moebius, Otomo, Corben...en novela leí algo de H.G.Wells (no sé si lo he escrito bien) , pero de jovencillo me gustó mas la novela de aventuras: Salgari, Jack London, Verne, Mark Twain, Stevenson...y mas de crio Enyd Blynton con sus personajes: Los Cinco...
Luego ya vino Herman Hesse , tambien casi me traumatizo cuando me enteré de que Lobsang Rampa no era realmente quien decía ser en sus novelas ..ja..ja ,posteriormente leí a Paulo Coelho o Paul Auster...
bueno, no sé si este comentario va mucho con el tema, pero igual si...
Y es que Fresan no deja de ser un vanguardista (de los que hablo en mi blog de hoy XDD) moderno. Tengo pendiente la lectura de su último libro, pero es verdad que un género no es género solo por si mismo, sino por el toque que le da el escritor.
ResponderEliminarNi que decir tiene que permaneceré al loro de esta saga Sci-Fi. Como siempre.
Un saludo.
Fantástico, César, sobre todo tu selección final. Aguardamos con fervor. Abrazos.
ResponderEliminarInteresante la saga. A recomendar a los alumnos.
ResponderEliminarLa novela de Fresan debe ser un tostoón en su desarrollo si no te gustó pero, la verdad que con lo que cuentas, pinta muy bien.
Espero con impaciencia ese top 10 de novelas y escritores del género. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, cómo siempre, Maestro. Y, ah, ni eres giligpollas ni la ciencia ficción es un genero menor ..., de hecho, ya vívimos en un mundo de Cifi, es decir, en un mundo donde se ha realizado la Gran Profecía implicita del género ( desde las primeras revistas del pulp hasta lás últimas reflexiones de Sterling, Gibson, Ballard o Egan): La Transformación de nuestras potencias perceptoras, de nuestra conciencia y de la entidad de lo que entendemos por Real como consecuencia de los avances tecnológicos del siglo XX. Para mí, Cifi no es la Literatura del Futuro, sino la del Cambio, la de la Metamorfosis... ( por eso en un país tan conservador, tan terruñero como el nuestro ha sido siempre mirada con desprecio y desconfianza tanto por élites culturales como por toda forma de ignorancia y prejuicio). victorderqui.
ResponderEliminarCésar Mallorquí y Ciencia Ficción... eso es algo que no puedo perderme!
ResponderEliminarQue yo recuerde, la CF ha sido siempre mi género favorito.
PD: Maldición, ahora estaré las próximas semanas entrando continuamente para ver si hay más post!
Eso no se hace, hombre.
Leyendo tu post he compartido esa sensaciónd de maravilla que experimenté, como tú, en mi niñez y temprana juventud leyendo algunos clásicos del género. Por cierto, yo también aluciné con el realto de Sprague de Camp. Ahora hace mucho que no leo nada de cf, quizá porque algunas de las cosxas que vaticinaban Asimov o Philip K. Dick se han hecho realidad, aunque sea en forma un tanto diferente de como ellos lo preveían. O sea, que de algún modo ya estamos en el futuro. Desconozco si hay ahora mismo una nueva hornada de autores de cf que parte de la tecnología actual (internet, física cuántica) para especular sobre el futuro. ¿La hay? Quizá tú puedas iluminarme. Espero tus próximos capítulos.
ResponderEliminarLlegué aquí hace años como aficionado a la ciencia ficción y me quedé como aficionado a cualquier cosa que escribas. Ansioso y expectante me tienes.
ResponderEliminarA Fresán no le soporto las contratapas que escribe para Pagina/12, el periódico que leo diariamente, así que ni hablemos de una novela...
ResponderEliminarMe gustó mucho la aclaración al final del post :)
Ahora que lo pienso, yo echo de menos la CF. Debe de ser cierto eso que dices, que cautiva a los niños, pues yo me enganché sin dudarlo a edades párvulas (por tu culpa, por tu grandísima culpa), y de repente llegó un día que me dije, ¿pero demonio, cuánto hace que no leo yo algo de CF con lo que me gustaba? entonces releí varias novelas pero no busqué nuevas. Quizá haya llegado el momento, así que ya husmearé, ya...
ResponderEliminarCuentan de un sabio, que un día
ResponderEliminartan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
«¿Habrá otro», entre sí decía,
«más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
Calderón, circa 1600
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O, dicho de forma distinta, yo era el primer sabio y César el que recogía las hojas que yo iba arrojando. Pero, a lo mejor, alguien se pregunte de dónde me vino a mi la afición y, de rebote, a César.
Finales de los años cuarenta. La oprobiosa cercenando todo cuanto huela a sexualmente liberado. Un padre, que por motivos de su trabajo, se ha hecho con una amplia colección de pulps de ciencia ficción. En inglés, claro, idioma que yo entonces no conocía. Pero para las ilustraciones que acompañaban a los textos no se requerían conocimiento de otras lenguas. Bastaba con tener las hormonas en su punto y momento. Porque estas ilustraciones consistían en casi un 100% en galácticas señoritas con poca o ninguna ropa (y de haberla, siempre ceñidísima) y muy frecuentemente en las garras de BEMs (Bug Eyed Monsters (monstruos con ojos de bicho) dispuestos, con total desprecio a las normas elementales de la biología, a perpetrar con ellas las más horribles e inimaginables felonías. No es de extrañar que llegase a la conclusión de que si las imagenes eran así de seductoras, los textos llevarían a las cimas del erotismo más apabullante. De ahí que en cuanto empecé a tener acceso a c.f. en castellano me precipitase sobre ella con ánimo de satisfacer mis más bajos instintos (al tiempo que aprendía inglés con ánimo de poder leer lo no traducido). Solo mucho tiempo y muchas decepciones después llegué a la conclusión de que como soporte erótico la c.f. carecía de todo el futuro que por otra parte contenía.
Los libros que según César yo iba arrojando no eran pues más que frustraciones eróticas.
Y vino a suceder que, en el proceso, me enamoré del género aunque las señoritas ligeras de ropa o sin ella siguiesen sin aparecer. Y aún hoy, cuando brujuleando por internet, encuentro reproducciones de antiguos pulps, rememoro aquellos tiempos peores con una nostálgica sonrisa en mis labios.
La primera película que recuerdo ver en un cine fue Naves misteriosas, tendría yo 5 o 6 años.
ResponderEliminarEn cuanto al Género como literatura lo descubrí con 14 años cuando un amigo me recomendó las Fundaciones. Después de eso yonki total. Algunos de los recuerdos más intensos de mi adolescencia se corresponden a esos momentos OOOHHH que de vez en cuando nos brinda la cf.
Hoy en día y a mis cuarenta y tantos todavía sigo leyendo cf, aunque no con la casi exclusividad de antes (1 de cada 4 libros que leo más o menos). Y todavía sigo buscando esos chutes de maravilla. Son difíciles de conseguir, yo he cambiado y el género me temo que también, pero de vez en cuando todavía consigo alguno. Eso hace que valga la pena seguir intentándolo (en los últimos tiempos la mayoría de libros que se me caen de las manos a las primeras páginas son de cf).
Perdon por el tocho pero es que los
yonkis somos así (hola soy numael y soy cf-adicto)
Hace muchos años existía algo que se llamaba "préstamo interbibliotecario", una petición de una biblioteca pública a otra. Yo iba a dar una pequeña charla sobre CF en un club de lectura informal, así que para prepararme mejor escogí a un autor y leí todo lo que pude de él. En la ciudad de provincias donde yo vivía no era fácil encontrar muchas de sus obras, y pedí una de ellas por préstamo interbibliotecario, lo cual era un engorro porque tardaba tiempo y no podías sacar la obra de la bibioteca.
ResponderEliminarSiempre recordaré la cara de asco de la bibliotecaria cuando llegó el libro y pasé a leerlo. Lo contempló con incredulidad y escupió:
-Es literatura.
Yo no sabía que la palabra "literatura" pudiese sonar tan despectiva. Luego la funcionaria le dio varias vueltas al libro, como para asegurarse de que había pasado lo impensable:
-Y no sólo eso -dijo otro funcionario, y ahí el desprecio adquirió dimensiones colosales-: es ciencia ficción.
Los dos me miraron con cara de profundo desprecio.
(El préstamo interbibliotecario no estaba restringido a ensayos y obras científicas, por lo menos por aquel entonces. Un poco después creo que cambió, nunca supe si mi herejía había tenido algo que ver con ello)
Corsariohierro: Ojo, que no afirmo que la novela de Fresán sea mala. Sólo digo que no la entendí...
ResponderEliminarAnónimo de las 2:02: Me temo que serán bastante más de diez.
Victorderqui: Totalmente de acuerdo; la cf no es la literatura del futuro, sino del cambio. Y también de acuerdo en todo lo demás.
Elena Rius: ¿Tú también leíste el relato de Sprague de Camp? ¡Qué casualidad! En cuanto a la cf actual, ya hablaré de eso más adelante, pero te adelanto que, en mi opinión, no, no hay una nueva hornada interesante de autores de cf.
Samael: No busques novelas nuevas de cf, amigo mío. Busca las antiguas que no leíste.
Big Brother: Es decir, que cuando yo cogía esas revistas de cf que dejabas tiradas por ahí, ¿lo que en realidad estaba cogiendo eran las herramientas de tu onanismo?
Numael: A mí me pasa lo mismo. Nueve de cada diez libros de cf actual se me caen de las manos a las pocas páginas.
Eladio Lestrove: Hubo una época, en este país, en que afirmar que te gustaba la cf era tan vergonzoso como confesar que te chiflaba meterte botellas de cocacola por el culo. Y sigue pasando un poco lo mismo
Interesante,esperando esa reseña de tus mejores novelas de CF que traerá discusión!
ResponderEliminarUn saludo!
"El fondo del cielo" es una novela "con" mucha ciencia ficción y "de" ciencia ficción. Pero para darse cuenta de esto último (lo primero se hace evidente desde el principio) hay que leer todo el libro, especialmente la tercera parte. Es una novela muy Vonnegut, pero esencialmente es un roman à clef sobre el nacimiento del género y sus aficionados. Sus protagonistas son Asimov, Lovecraft, Hubbard, los Futurianos...
ResponderEliminarEs una de las mejores novelas de ciencia ficción escrita en castellano de la pasada década, pero el aficionado al que más podría gustarle no le va a llegar por dos motivos. Porque está publicada fuera de colección de género y porque, como te ha pasado a ti, César, les va a chirriar su estilo nada ortodoxo.