Ante todo, feliz año nuevo amigos
míos, merodeadores todos. Os deseo lo mejor para el 2015, y que en este año que
empieza podamos ver cómo los partidos políticos traidores se hunden en la
miseria, y cómo los corruptos desfilan camino de la cárcel.
También quiero desearos que los
Reyes Magos de Oriente os traigan todo lo que hayáis pedido y mucho más. Y como
esta noche es noche de Reyes, la fiesta navideña que más me gusta, os dejo un
regalito estúpido e inútil, pero entrañable.
Veréis, quizá hay algo que no sepáis
de mí: no tiro nada, lo guardo todo. No os podéis imaginar la de cosas absurdas
que conservo. Para desesperación de mi santa, una mujer práctica que, a poco
que la dejasen, me tiraría hasta a mí (y con no poca razón). Creo que esa
obsesión por guardarlo todo me viene de mis padres, que también almacenaban
cantidades ingentes de gilipolleces. Y entre esas cosas que almacenaban hace no
mucho encontré lo que quizá sea mi primera carta a los Reyes Magos. Podéis
verla ahí arriba.
La letra inteligible es de mi madre.
¿Y qué es eso de “Quique”? Pues yo, amiguitos, porque mi auténtico nombre es
César Enrique, y en mi familia me llamaban Quique hasta que llegué a la
adolescencia y di un golpe de estado nominal.
Siempre he pensado que debe existir
alguna relación entre el nombre de una persona y su apariencia física. Por
ejemplo, una chica que se llame “Bárbara” tiene que estar buenísima, igual que
un tío llamado Aitor debe ser lo suficientemente fornido como para levantar una
piedra de 300 kilos sin despeinarse. Pues bien, cuando cumplí 15 años ya medía
un metro noventa. ¿Puede un tío de metro noventa llamarse “Quique”? Pues no,
suena a chiste.
Pero que un tipejo altote y fuertote
se llame César parece correcto. Además, yo me llamo César nada más y nada menos
que en honor a César de Echagüe, más conocido como El Coyote, y eso mola. De
modo que, como Enrique no me gusta y César Enrique suena a protagonista de
culebrón venezolano, cuando cumplí quince años le exigí a todos mis familiares
que, a partir de ese momento, me llamaran César. Y lo conseguí, entre otras
cosas porque cuando me llamaban Quique no les hacía ni caso.
Volvamos a la carta. La “escribí” en
1957, cuando tenía cuatro años. Como es lógico no sabía escribir, así que imité
letras y puse garabatos. ¿Qué narices se supone que estaría pidiendo? Ni idea,
aunque hay una pequeña pista. Si os fijáis, en la mitad superior de la hoja se
intuye una palabra: “puta”.
¿Yo, a los cuatro añitos, le estaba
pidiendo a los Reyes Magos que me trajeran una puta? Cielo santo, qué
precocidad... Y qué prematuro indicio de lo depravada que iba a ser mi vida.
En fin, queridos y queridas, espero
que los Reyes Magos os traigan lo más importante de todo: felicidad.
Besos y abrazos.
¡Lo mismo te deseo! Que pases un día de Reyes estupendo :)
ResponderEliminarHas adivinado! Una personaje de una historia mía se llama así, y, efectivamente, está buena
ResponderEliminarEn fin, feliz noche de Reyes.
Son curiosos los aspectos que nos vienen a la cabeza con los diferentes nombres. Supongo que cada cual tiene sus referencias, porque Bárbara a mi me suena a chica torpe y rolliza.
ResponderEliminarObservando la carta... ¿No es posible que por esas fechas estuvieras lesionado? Es que me ha parecido ver en la lista que también solicitabas un pie. Aunque lo más tierno y entrañable es, sin duda, esa especie de encefalograma que sirve de rúbrica final.
Espero sin duda que te traigan lo que pediste aquel año, un buen par de p..., ejem, ejem...
ResponderEliminarBueno, bromas aparte,
Feliz Año y Felices Reyes :)
Buenas César
ResponderEliminarAntes que nada desearte con un poco de retraso feliz navidad, felices fiestas y felices reyes. (Por cierto, muy adequada la metáfora de los fantasmas en tu otro post).
"...y César Enrique suena a protagonista de culebrón venezolano..."
Me he reído mucho con esta frase, ha sido buenísima :)
Por otra parte, decir que yo también lo guardo todo todo, no puedo tirar nada.
Es eso de que vas a hacer limpieza y dices "uy, eso mejor no porque..."; "ostras, eso tampoco porque me recuerda a..."
Total, que al final no tiras nada y te quedas con todo.
Y eso que soy bastante más joven.
Espero que este año que entra sea más provechoso que el que dejamos atrás.
Un saludo y un abrazo.