Al releer el anterior post me he dado cuenta de algo: sonaba depresivo. Ya, ya lo sé; yo mismo he dicho en el texto que no estaba deprimido, y era sincero... pero no veraz. Lo cierto es que sí, estoy un poco deprimido, aunque no me había dado cuenta. Lo siento.
¿Cuál es el motivo de mi depresión? No lo sé a ciencia cierta, pero lo sospecho. Veréis, hace unos días leía la noticia de la muerte de Hilario Camacho, un cantautor madrileño no demasiado conocido que comenzó a componer durante los años 70, en plena Transición. Ayer, oyendo la radio, me enteré de la causa de su muerte: suicidio.
Nunca conocí personalmente a Hilario Camacho y tampoco me gustaba demasiado su música, aunque recuerdo haber comprado un disco suyo hará veintitantos años. Pero su muerte, o mejor dicho la forma de su muerte, me ha afectado más de lo que pensaba. Por una razón: Hilario Camacho compuso la canción Tristeza de amor para la cabecera de una serie de televisión del mismo nombre que fue emitida a principios de los ochenta. El guionista y creador de la serie Tristeza de amor fue Eduardo Mallorquí, mi hermano. Y Eduardo, en marzo de 2001, también se suicidó. De hecho, los dos lo hicieron a la misma edad: 58 años. Supongo que ambos suicidios se han unido en mi mente.
El mayor éxito de Hilario Camacho fue la canción Tristeza de amor y el mayor éxito de mi hermano fue la serie Tristeza de amor; a partir de ahí, sus respectivas carreras comenzaron a languidecer hasta sumirse en la nada. Ambos vivieron en el barrio de Chamberí, ambos fueron en algún momento jóvenes ambiciosos con ganas de comerse el mundo, uno mediante la música y otro a través de la escritura, y estoy seguro de que ninguno de los dos, en aquellos momentos en que el mundo era nuevo y estaba lleno de promesas, pensó que acabaría quitándose la vida. El tiempo es una apisonadora.
Hay una causa más para esta leve depresión. Hoy he cliqueado en el blog de mi buen amigo Julián Díez, Soria de las palabras, y ya no estaba. NOT FOUND, ponía. Bueno, Julián ya había avisado sobre su propósito de cerrarlo, pero yo esperaba que cambiase de idea. No ha sido así y, al hacer clic y no encontrarlo, he tenido la estúpida impresión de que se había producido una muerte. Un nuevo suicidio, un blogicidio. Echaré de menos Soria de las palabras.
Y ya está, acabemos aquí. Pero antes de despedirme quiero pediros un favor: os ruego que no dejéis ningún comentario en este post ni en el anterior. Sé lo que pensáis y os lo agradezco, pero no me digáis nada, ¿vale? :-)
En el próximo post hablaremos de asuntos verdaderamente importantes -como el cine, por ejemplo- y así podremos charlar largo y tendido sobre lo único que vale la pena; es decir, la ficción. Un beso y gracias.
Tristeza de amor fué una serie de las pocas (casi ninguna) que he seguido en mi vida.
ResponderEliminarNo sabía casi nada de lo que pone en este post, pero me ha entristecido, de verdad que lo lamento muchísimo.
Al menos han dejado algo de gran calidad detrás, que, como tal, ha sido casi olvidado.
Pero algunos lo recordamos.
Gracias.
Me alegro de que aquella serie siga siendo recordada por gente como tú. Estaba muy bien. Por cierto, el protagonista (lo interpretaba Landa) era una especie de autorretrato (idealizado) de mi hermano.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
Quizas nunca leas este comentario Cesar,ya que descubro tu blog dos anos despues de que tu dejaras escritas aquellas lineas.Queria decirte que lo siento por todos,por ellos porque no se merecieron terminar asi siendo hombres de bien,por ti por ser uno de ellos tu hermano,y por los demas porque perdimos a personas unicas,geniales a su manera y que de haber seguido entre nosotros habrian contribuido a hacer un mundo mejor.
ResponderEliminarJovialito: afortunadamente, blogger me envía por e-mail todos los nuevos mensajes que recibo en Babel, así que he podido leer tu comentario.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo mío; tus palabras están llenas de sentimiento y son reconfortantes, eres una buena persona. Gracias de nuevo :)
Conocí a tu hermano Eduardo y a una perra que tenía a la que llamó "Trauma". Sinceramente he llegado hasta aquí buscando si J. Mallorquí, traductor de: "El caso del tartamudo" de Erle Stanley Gardner era tu padre o algún otro hermano, en fin....cosas que nos ocurren.
ResponderEliminarSaludos
Carmen
Carmen: J. Mallorquí, José Mallorquí, era mi padre. Supongo que conociste a Eduardo cuando vivía en Cercedilla... Por aquella época no teníamos ninguna relación: oí hablar de Trauma, pero no la conocí. Bienvenida a Babel.
ResponderEliminarMe llamo Nacho Hernandez y conoci a Eduardo cuando vivia en Cercedilla .Mi hija Maria se escapaba de casa para ir a la de Eduardo a pedir su Colacao de desayuno.Desde la ventana se podia ver casi hasta el Escorial .Por las noches , las casa precian barcos .
ResponderEliminarHablabamos de libros , de la radio ; el con una cocacola y yo una cerveza ...Despues nos dejamos de ver ; yo me marche a Belgica y el a Venezuela ..,Un fuerte abrazo para todos aquellos que llegarn a conocerle...
Nacho
Hola Nacho. Me alegro de encontrar aquí personas que, como tú, conocieron a Eduardo. Bienvenido a Babel. Si te interesa, en este mismo blog he escrito 10 post dedicados a contar la vida de mi hermano. Basta con que escribas el nombre de Eduardo en Google para encontrarlos. Un saludo
ResponderEliminar