sábado, julio 8

Rituales de verano: el gazpacho

Esta mañana he preparado gazpacho. Porque, no sé si lo sabéis, soy un cocinero bastante aceptable. Lo de la cocina, en mi caso, no se trata de ese típico capricho masculino que consiste en aprender a preparar dos o tres platos dejando la cocina hecha unos zorros. No, qué va; lo mío fue necesidad. Veréis, mi madre murió cuando yo tenía 17 años y mi padre la siguió dos años después, así que con 19 primaveras me vi huérfano y viviendo con mi hermano Eduardo, que a sus 29 años acababa de separarse y se hallaba inmerso en una galopante carrera hacia el alcoholismo. Sólo vivimos juntos un par de años, pero creo que durante ese tiempo conseguimos batir algún record mundial de vida desordenada.

Cuando comenzamos nuestra convivencia, mi hermano –que a fin de cuentas era mayor que yo, estableció un reparto de tareas por el cual a mí me tocaba hacer las camas y a él cocinar. El problema radicaba en que cocinar, para Eduardo, era sinónimo de abrir latas y descongelar, de modo que al cabo de unos meses le dije que mejor nos ocupábamos cada uno de lo nuestro, porque estaba hasta las pelotas de la fabada Litoral y del pescado Findus. Decisión que me planteó un nuevo problema: yo tampoco sabía cocinar. Así que decidí aprender. En casa, heredado de mis padres, había un libro de cocina llamado precisamente Libro de Cocina de la Sección Femenina... sí, sí, la Sección Femenina del Movimiento Nacional. Sin lugar a dudas, se trata del mejor libro que conozco para aprender a cocinar (muy superior en ese sentido al de Simone Ortega). Es elemental, minucioso y claro; perfecto para el aprendizaje. Además, las recetas –todas de cocina tradicional y casera- están francamente bien. De hecho, tras la dictadura, el libro se ha reeditado varias veces, aunque ya sin citar a la “Sección Femenina”. Bueno, el caso es que aprendí a cocinar con ese libro, lo cual le plantea a un izquierdista como yo el terrible conflicto de deberle aunque sólo sea un ápice de agradecimiento a Pilar Primo de Rivera. Cielo santo...

En fin, desde entonces hasta ahora he cocinado muchos platos, pero hubo dos en los que desde el principio busqué la perfección: el cocido madrileño y el gazpacho. Si os portáis bien, cuando llegue el invierno os daré mi receta del cocido; pero ahora, como estamos en verano y habéis sido unos angelitos, os hablaré de mi gazpacho.

El gazpacho es básicamente tomate; por tanto, el tomate debe ser muy bueno. Si usáis el soso tomate que venden normalmente en las fruterías, el gazpacho saldrá insípido. Lo mejor es usar la modalidad raf (aunque es muy cara), pero desgraciadamente la temporada del raf apenas coincide con la del gazpacho. Así pues, os recomiendo que uséis el tomate pera canario o la variedad en rama. Y, sobre todo, la variedad kumato, un delicioso tomate pequeño y oscuro que, además, es de lo más exótico, pues proviene de las Islas Galápagos (sabe a Darwin). Como el gazpacho es una cuestión de proporciones, éstas son las que considero más afortunadas:

Tomate kumato: kilo y medio
Pepinos: dos
Pimiento verde: uno
Cebolleta: dos
Dientes de ajo: dos
Pan duro: media baguette
Aceite de oliva virgen: medio vaso
Vinagre de Modena: chorrito al gusto
Comino molido: una cucharadita colmada
Sal y pimienta

Todo ello se mezcla con agua (medio litro más o menos) y se tritura bien triturado. Si usáis una batidora muy potente, como la de la Thermomix por ejemplo, no hará falta pelar los tomates, que siempre es un coñazo (pero pasadlo todo dos veces). No olvidéis servirlo muy frío.

Todavía no lo sabéis, pero os acabo de regalar el mejor gazpacho del mundo, lo cual me aproxima en santidad a Francisco de Asís y a la madre Teresa. Por otro lado, la cocina, junto con la literatura, son las únicas artes que, al regalarse a los demás, pasan a formar parte de la esencia del obsequiado. Si hacéis mi gazpacho y os lo tomáis, seréis en parte mi gazpacho.

Es decir: sencillamente perfectos.

9 comentarios:

miwok dijo...
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miwok dijo...

A mí no me gusta el gazpacho, cosa que nadie entiende, pues soy fan declarada del zumo de tomate, sin embargo no soporto ni un sorbito de este refresco veraniego, creo que es por el pimiento y la cebolla en crudo, no soy capaz de beberme eso...Bueno, el caso es que para completar tu receta te comento algo que leí, no recuerdo el libro, o si me lo dijo mi abuela, pero se trataba de añadir al gazpacho cubitos de hielo hechos del mismo gazpacho. ¿Qué te parece?

Anónimo dijo...

¡¡Fray César!! ¡Tú un gran cocinero y yo sin saberlo!... Se me hace difícil imaginarte trajinando con la Thermomix.

Es genial. Me encantan los hombres que cocinan. (Es que yo soy de las de "Findus", "Litoral" y originales ensaladas. A mi favor sólo puedo decir que sí que sé hacer postres, bizcochos y tartas muy ricas. Es lo único que me inspira).

El libro de la "Sección Femenina" fue el que robó mi marido a su madre cuando nos independizamos y nos vinimos a vivir a Barcelona. Él también aprendió de él. Para que luego digamos del Régimen...

Esto demuestra que las "buenas obras" sobreviven a todo. Ja.

Álex Vidal dijo...

Probaré a echar el comino. Mi madre echa pan, previamente embebido de agua, pero a mí (y sobre todo a Nuria) nos gusta más ligerito, así que sin pan. Vinagre, el de vino, cuando más fuerte mejor. Y el pimiento, rojo. Alguna vez cae una zanahoria, pero le confiere una textura más pastosa.

Y no te olvides después del picadillo ;)

Ñam ñam.

César dijo...

Miwok: el truco de tu abuela está bien para poder enfríar el gazpacho sin aguarlo, pero si lo preparas con tiempo basta con meterlo en la nevera. Y eso de que no te gusta el gazpacho... bueno, creo que podré perdonarte ;-)

Anónima de las 9:59: fray César es una caja de sorpresas, hija mía; un santo varón tocado por la mano de dios. En cuanto a lo del libro de cocina de la Sección Femenina... bueno, a fin de cuentas un libro de cocina es algo que va en contra de cualquier régimen, ¿no?

Alex: pan sí, ya lo digo en la receta. Zanahoria: no, nunca. Y el vinagre, si es fuerte, mata un poco el aroma del tomate. Mejor ser sutil. El picadillo, claro, a gusto del consumidor.

Anónimo dijo...

Ninguna aportación en cuanto a los ingredientes o a su proporción; es cosa muy personal. A mi, particularmente, me parecen muy acecuados los que propone César (con excepción del vinagre de Módena que, a mi humilde entender, no es vinagre sino una especie de vino muy aromatizado (aunque claro, el vino es el padre de casi todos los vinagres)
Pero quiero hacer una aportación válida para todos los gazpachos: en vez de usar una batidora, probad a hacerlo con una licuadora. No deja pasar ni una brizna de fibra y queda de una consistencia cremosa increíble. Aunque luego lavar la maquinita sea un verdadero latazo.

Anónimo dijo...

Hola,estoy de acuerdo,el libro de cocina de la sección femenina es lo mejor que se a hecho para aprender a cocinar,te lo dice un librero que ha vendido tropecientos.
Te doy un dato que sabe muy poca gente y yo lo se de primera mano,Pilar Primo de Rivera cuando murió hace unos años,solamente dejó de patrimonio el piso donde vivió en la calle María de Guzmán en Madrid.Después de 40 años en el poder,¿Te imaginas algún político de los de ahora -y de entonces-que haga lo mismo?.
Espero ansioso tu próximo libro,gracias por el Blog.

César dijo...

Jesús: me alegro de que corrobores mi opinión sobre ese libro de cocina. En cuanto a lo que cuentas de doña Pilar..., bueno, recuerda que lo primero que hizo Franco en cuanto pudo fue cargarse a la Falange. Los Primo de Rivera siempre fueron un estorbo para él. Gracias por esperar mi próximo libro. Está al caer.

Toñi dijo...

Hola!1
Acabo de hacer la receta, y esta wenisimo, el unico problema que he tenido es que no se ha terminado de moler bien el comido y que para hacerlo en la thermomix, lo tenido que hacer en dos veces, pero el resultado ha sido estupendo.
Yo lo hacia mas o menos parecido pero sin comino, el comino le da un toque genial.
Me ha encantado.
Gracias por la receta.