martes, diciembre 24

El tradicional y entrañable cuento navideño de Babel: "Embajada de buena voluntad"




            Ya estamos otra vez aquí, amigos, en la única cita ineludible de La Fraternidad de Babel: el cuento de Navidad. Permitidme que os hable acerca del proceso que conduce a esos relatos.

            Por lo general, al llegar las vacaciones de verano me digo: seamos previsores y busquemos un argumento para el próximo cuento navideño. Lo intento durante un par de días, no se me ocurre nada y me olvido completamente del asunto. Hasta que a finales de noviembre saltan las alarmas y me pongo a buscar desesperadamente una idea. A veces, pocas, se me ocurre algo rápido y tengo tiempo para escribirlo tranquilamente; pero, por lo general, se me ocurre en el último momento y tengo que redactar a toda leche. En alguna ocasión he terminado el relato el mismo 24 de diciembre, poco antes de colgarlo en el blog.

            En lo que respecta al cuento de este año, Embajada de buena voluntad, lo concluí ayer y lo he corregido esta mañana. Y eso que la idea básica se me ocurrió el año pasado; pero le faltaba algo, no era una idea redonda, así que no la escribí en su momento. Este año, ¡eureka!, encontré, creo, lo que le faltaba... pero tarde, así que otra vez a escribir cagando leches, qué le vamos a hacer.

            Embajada de buena voluntad es un cuento de ciencia ficción y tiene algo especial. Permitidme explicaros qué y por qué.

            Esta Navidad, como viene ocurriendo durante los últimos años de crisis, es muy poco navideña. No noto el solsticio en el ambiente, los ánimos son sombríos y falta alegría. No son buenos tiempos para volver a ser niño.

            Vale, de acuerdo, lo entiendo. Pero por lo menos aquí, en Babel, quiero que haya un poquito de Navidad. Y para un adulto la Navidad, básicamente, es nostalgia. Así que seamos nostálgicos. Fijaos en la imagen que ilustra este post. Es la portada del ejemplar de diciembre de 1953 de la famosa revista norteamericana de ciencia ficción Galaxy. 1953, el año que nací yo.

            Por aquel entonces, entre otras muchas temáticas, había un tipo de ciencia ficción que hoy prácticamente no se escribe. Era una ciencia ficción juguetona, algo ingenua, con mucho humor; una ciencia ficción que se centraba en los relatos cortos y por lo general exploraba ideas fantásticas desde un punto de vista irónico y no muy realista. Entre los principales autores de este estilo podemos citar al gran Fredric Brown, a Henry Kuttner, a Robert Sheckley o a William Tenn; aunque, por supuesto, hay a un montón de excelentes relatos de autores hoy olvidados. Además, casi todos los escritores de ciencia ficción de aquel entonces escribieron algún relato de ese tipo. Hoy, casi nadie lo hace.

            Pero es Navidad y yo el Capitán Nostalgia, así que vamos a volver a unos tiempos más amables, a los años cincuenta, cuando la única preocupación era que las bombas atómicas llovieran sobre nuestras cabezas. Y no es que mi relato suceda en aquel entonces, qué va; está ambientado ahora mismo. Pero el tono y el estilo de la historia se corresponden a otra época más inocente. Los merodeadores aficionados a la cf más veteranos sabrán enseguida a qué me refiero.

            Es mediodía, estoy en mi despacho. A través de la ventana veo un cielo oscuro y nuboso; las calles están mojadas por la lluvia. Es una imagen muy invernal, muy navideña. Dentro de poco tengo que ir a recoger la compra para esta noche, así que probablemente colgaré el post por la tarde.

            Amigos míos, es un placer y un privilegio que merodeéis por aquí un año más. Os deseo, de todo corazón, un feliz Solsticio de Invierno y todo lo mejor para el año que viene.

            Y ahora os dejo con el cuento, que narra lo que ocurre cuando alguien intenta hacer el bien en el contexto inadecuado. Espero que os guste; pero si no es así, como siempre digo, recordad que es gratis.


            Embajada  de buena voluntad
            Por César Mallorquí

            Érase una vez una civilización extraterrestre situada a decenas de años luz de distancia. Dado que su idioma es absolutamente impronunciable, los llamaremos “ofiucos”, porque su estrella natal se encuentra más o menos hacia la constelación de Ofiuco, y no porque se parezcan lo más mínimo a las serpientes, ya que en realidad son bípedos de algo menos de un metro de altura con cierta apariencia de gnomos.

            La cultura ofiuco era muy antigua y muy sabia; dominaban el viaje estelar, controlaban la energía de los soles, el espacio-tiempo era para ellos un juego de niños. Además, los ofiucos eran extremadamente pacíficos y bondadosos; quizá porque su especie no provenía de carnívoros ni omnívoros, sino de simpáticos frugívoros nacidos en un planeta plagado de árboles frutales. Seres agradables; la clase de vecinos galácticos que te gustaría tener...

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16 comentarios:

Juan Constantin dijo...

Feliz Navidad, César:

Muchas gracias por tu relato. Ha sido muy divertido, a la vez que nostálgico, leerlo. Me ha recordado, como bien señalas, otro tipo de ciencia ficción menos Hard y más sentimental: Fredric Brown y, también, un poquito a Eric Frank Russell, menos conocido.
Una obra que aprovecha la idea de que una civilización extraterrestre confundiera las retransmisiones de televisión con la realidad y la liara parda, fue una películita llamada Héroes fuera de órbita (Galaxy Quest): http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/thumb/1/1f/Galaxy_Quest_poster.jpg/220px-Galaxy_Quest_poster.jpg

La recomiendo, para los fans muy fans de Star Trek.

Juan Constantin

P.D.: Por cierto el nombre del científico, Quark, además de una partícula subatómica, es el de una corta serie de SF en tono de comedia/parodia, que aquí se llamó La Escoba Espacial http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/thumb/0/07/QuarkCast.jpg/200px-QuarkCast.jpg

Supongo que lo bautizaste así por la partícula, pero es una buena coincidencia.

Merry Christmas from Hell

Jarl-9000 dijo...

Buff, pinta bien, pero un poco largo. Lo leeré mañana, cuando tenga que trabajar. ;)

¡Viva la procrastinación y feliz Navidad a todos!

Anónimo dijo...

Gracias un año más,César,por este regalo de navidad que me he leido mientras desayunaba (pedazo de turrón incluido) Me ha gustado mucho,muy divertido. ¡Felices fiestas! (es una costumbre,hábito o norma social aceptada)
Besos de Aurora Boreal

Samael dijo...

daré cuenta de él con tranquilidad y sabiendo que me va a gustar (las referencias a Brown y Kutner son muy apreciadas, como sabes).

Hal 9000 dijo...

Muy divertido e ingenioso, gracias por el regalito navideño, me ha entretenido un montón. me gustan especialmente este tipo de relatos.
Felices fiestas.

Hal 9000 dijo...

Muy divertido e ingenioso, gracias por el regalito navideño, me ha entretenido un montón. me gustan especialmente este tipo de relatos.
Felices fiestas.

Anónimo dijo...

Aún no lo he leído, pero, como el turrón de chocolate, llevaba un año esperándolo...
Muchas gracias por anticipado.

José Antonio dijo...

¡Feliz Navidad para ti también! ¡Y a todos los merodeadores por supuesto!

Y nada qué decir del relato, me he reído a carcajadas yo solo aquí delante del PC.

Numael dijo...

Gracias por el relato, me ha gustado mucho.
Felices fiestas y que el año que viene sea mejor que este para todos.

Samael dijo...

Muy bueno maestro. Al estilo clásico de humor galáctico que tanto nos gusta. ;-))

Jarl-9000 dijo...

Ya he podido leerlo. Me ha encantado, es muy divertido. Gracias por compartirlo.

Mazcota dijo...

Gracias por este espectacular regalo. Me ha encantado. Cada vez que leo uno de tus relatos los comparo con una canción de The Beatles. Aparentemente sencilla de componer, pero con una cadencia maravillosa. ¡Felices fiestas!

sebastián dijo...

Feliz Navidad y feliz año! Me encantó el relato, sigue así

Anónimo dijo...

Me ha encantado el relato, y a mis hijos también. De hecho mi hijo mayor me ha preguntado: ¿hay más relatos de este tipo?. Menos mal que tenía a mano un libro de Frederic Brown. !Mil gracias como siempre! y !Felices fiestas!
Mazarbul

Anónimo dijo...

Me ha encantado el relato, y a mis hijos también. De hecho mi hijo mayor me ha preguntado: ¿hay más relatos de este tipo?. Menos mal que tenía a mano un libro de Frederic Brown. !Mil gracias como siempre! y !Felices fiestas!
Mazarbul

César dijo...

Muchas gracias a todos. Me alegro de que os haya gustado el relato.

Mazcota: ¡Menudo halago comparar mi relato con una canción de los Beatles! Gracias.

Mazarbul: Que mi relato haya servido para descubrirle a un chico, a tu hijo, ese tesoro que es Fredric Brown, resulta la mejor recompensa que puedo imaginar. Gracias por contármelo.