miércoles, enero 2

Diez maneras de sacar de sus casillas a un escritor.


 
            Por lo general, tenemos una imagen mental según la cual los escritores son personas sosegadas, sabias y amablemente intelectuales. Es falso, por supuesto; hay toda clase de escritores, desde los adorables hasta los asesinables, y aquí me tenéis a mí como malhumorado ejemplo. Porque, por si no os habíais dado cuenta, los escritores somos seres humanos… Si nos pincháis, ¿no sangramos? ¿No nos reímos si nos hacen cosquillas? ¿Si nos envenenáis no morimos?, y todo ese rollo que se marcó el viejo Will.

            Pero da igual, imaginemos un escritor ideal, tranquilo, reflexivo, moderado, un encantador escritor de peluche. ¿Queréis sacarlo de sus casillas? ¿Queréis verlo bramar en medio de un acceso de ira? ¿Queréis que eche espuma por la boca? Pues estáis de suerte, porque os voy a proporcionar la receta infalible para tocarle los pelendengues a cualquier escritor. En realidad, se trata de diez frases que, una vez pronunciadas, son torpedos bajo la línea de flotación del literato que las oiga, por templado que sea.

            1. Pues a mí se me ocurren muchas historias. Ya verás, te voy a contar unas cuantas… Normalmente, quien te dice eso es un extraño que te acaban de presentar. O un cuñado. Y el escenario de tamaña amenaza suele ser un restaurante o el comedor de una casa. Si eres escritor y alguien te dice eso, dispones de varias opciones: a) Coge un encendedor y, disimuladamente, préndele fuego al mantel. Entonces, con la excusa de buscar un extintor, echa a correr y huye como un conejo. b) Fingir un ataque al corazón también suele funcionar, pero luego tendrás que dar muchas explicaciones en el hospital. c) Si todo falla, dale un puñetazo en la nariz.

            2. He escrito una novela de 600 páginas y he pensado que no te importaría leerla, y corregirla, y darme unos consejos… Claro, claro; porque no tengo nada mejor que hacer. Y luego te la chupo, ¿no? Por lo general, quien te dice eso es un perfecto desconocido que contacta contigo por mail o messenger. Cuando me recupero del asombro que me produce esa propuesta, le recuerdo al remitente del mensaje que hay profesionales de la edición que, por un módico precio, le prestarán esos servicios que a mí me solicita gratis.

            3. He leído tu novela y está muy bien, pero ¿te importaría decirme qué pasa después? ¿Que qué pasa después?... ¿Que qué pasa después?... ¡No pasa nada! ¡Ni antes! ¡Ni durante, porque todo eso me lo he inventado!

            4. ¿Y a ti eso de la literatura te da para vivir? (pronunciando “eso de la literatura” como si se estuviera hablando de un saco de mierda). Lo mejor es no perder los nervios y responder: “No, pero me saco un sobresueldo prostituyendo a menores”.

            5. Cuéntanos algo acerca de tu vida bohemia. Esto me pasó a mí. Tras dar una charla en no recuerdo qué instituto, en el turno de preguntas, la profesora me pidió que les hablara a sus alumnos de mi vida bohemia. Le dije que mi vida no era nada bohemia, que estaba casado y tenía dos hijos, le conté mi oficinesco horario de trabajo, pero nada, la buena mujer siguió convencida de que mi vida oscilaba entre la absenta y las prostitutas. Ahora me arrepiento; debería haberme inventado algo horrible…

            6. Yo tengo un montón de ideas. Te las cuento, las escribes y vamos a medias. Claro, porque esa mierda de idea que se te ha ocurrido tiene el mismo peso que los muchos meses que se tarda en escribirla. Porque el tratamiento, la composición de personajes o la estructura narrativa no tienen ninguna importancia al lado de la gilipollez que se te ha pasado por la cabeza en un momento de distracción. Además, yo soy medio tonto y no se me ocurre nada, pero lo que me sobra es tiempo para escribir… Lo habéis pillado, ¿no?; lo mejor es el sarcasmo.

            7. ¿Por qué el protagonista se llama Fermín? O ¿por qué el coche que sale es un Citroën?, o ¿por qué el mayordomo es calvo?, o por qué lo que sea. Veréis, queridos niños, no todo lo que aparece en un relato tiene que tener una razón. Por ejemplo, pequeñines, muchas de las cosas que hay en mis novelas son así, sencillamente, ¡porque me sale de los güevos!

            8. Y, aparte de escribir, ¿tienes algún trabajo de verdad? Se pueden buscar respuestas ingeniosas, pero no vale la pena; mucho mejor un buen puñetazo en la nariz.

            9. ¿Por qué en tus novelas no aparecen transexuales? (Lo que, traducido, significa: eres un nauseabundo representante del heteropatriarcado). Tampoco aparecen chinos, ni hermafroditas, ni albanokosovares, ni mendigos hindúes, ni albinos, ni ingenieros de telecomunicaciones, ni guerrilleros revolucionarios, ni islamistas, así que, además de machista, debo de ser xenófobo, clasista, retrógrado, islamófobo y elitista. ¿Valdría de algo decir que mis novelas son simples relatos, no catálogos de las diversas variantes de la especie humana? ¿Valdría de algo objetar que no conozco personalmente a ningún transexual, que si quisiera escribir sobre ellos debería documentarme antes en profundidad, y que no le encuentro ningún sentido a todo ese esfuerzo si el argumento no lo precisa? No, no valdría de nada; así que a Parla, ya sabéis para qué.

            10. ¿Qué pretendes decir con tu novela? O sea, que después de muchos meses de planificar la novela, después de muchos meses de escribirla, después de revisarla, corregirla y editarla, vas tú, lees la novela ¿y no sabes lo que he pretendido decir? Ahora sí; traedme la cicuta, por favor…

19 comentarios:

Samael dijo...

Eso ocurre con todas las profesiones "diferentes". Supongo que te acordarás de cuando trabajabas en publicidad las preguntas que surgían cuando alguien se enteraba de que en la reunión había un creativo publlicitario. Yo recuerdo que la primera pregunta era: "¿Has hecho tú el anuncio de Pipín?". Si en lugar de ser escritor fueras espía, ahora en La Fraternidad de Babel estaríamos leyendo, "diez maneras diferentes de sacar de sus casillas a un espía y cómo responderlas sin necesidad de sacar el bolígrafo lanzallamas".

Juan H. dijo...

Este post es una maravilla, todavía me estoy escojonando de la risa, con perdón, pero es que en muchas profesiones pasa algo parecido: al médico no se le permite enfermar(salvo para tener un cancer o algo peor), o creen que tienes el secreto de la vida eterna y se convencen de que no hay remedio para la alopecia cuando ven a uno calvo, o vas por la calle y preguntan consultas a pie de acera, lo de la vocación está bien, pero el trabajo en función pública te acaba quemando(afortunadamente la mayoria de la gente no es así). Al pasear por la calle lo único que quieres es no hablar del trabajo... y los escritores, he de decir que toda la vida los tuve muy idealizados, y que gracias a tí he conseguido humanizar acorde a la realidad.Supongo que es una especie de etiqueta en base a la idea que la sociedad tiene de determinado colectivo, es como pensar que todos los ancianitos son unos santos y han llegado a la tercera edad siendo unos sabios, no, desde luego, los hay buenos pero los hay peores que cuando eran jovenes, unos verdaderos...etc,etc. Un fuerte abrazo César.
Juan H.

Chiki dijo...

Bohemio no, pero violento eres un rato, eh. Tanto romper narices a puñetazos, con lo reconfortante que es torturarlo en la siguiente novela. Y ahora que lo digo... ¿El señor Luna qué te preguntó exactamente?

Amparo dijo...

Es verdad, como dice alguien por aquí, que todas las profesiones tienen su "que"; pero la experiencia me dice que hay algunas con más "que" que otras, por ejemplo la de maestro sobre todo en la actualidad.
Pero te imagino, César, en tu salsa respondiendo, también, a muchas de las que no has comentado porque como eres muy discreto solo has hecho el decálogo de cómo poner de los nervios al escritor.
Y ya puesta te agradezco lo que me divierto con estas cosas tuyas tan auténticas.
Un abrazo.
Amparo

Paula de Vera dijo...

Querido César, te has dejado dos (al menos, que me pasaron a mí y me permito añadir al listado"):

"Está muy bien, tienes talento. Pero, ¿por qué no escribes otro género? No sé, algo más realista, del día a día, menos fantasioso... Tienes talento para ello"

"Es que, ya sabes, en la romántica y la erótica se empatiza más con los personajes porque son del mundo real. Igual por eso son géneros que tienen más éxito que la fantasía..."

Un abrazo enorme y a seguir recuperando esa cadera pachucha ;) ¡Feliz año!

Anónimo dijo...

Jajaja....Tras muchos años de dar clase en institutos y de “encuentros” con escritores me suenan mucho todas esas observaciones y preguntas. A veces es culpa de los profes,que les insistimos en que hagan preguntas por no quedar mal....y quedan peor. Otra pregunta que yo recuerdo es que cuánto ganas con la venta de cada libro. Se llevan una desilusión tremenda y descartan “ eso de la literatura” como posible oficio en sus vidas...Me he divertido mucho con la entrada. Cuida esa cadera. Muchos besos de Aurora Boreal.

Ana Glez Duque dijo...

Me alegra comprobar que vuelves a la carga :D. Me he reído muchísimo con el listado (no solo porque me he sentido identificada en muchas de ellas, sino porque ¡qué gracia tienes para contarlas!)

Emilio dijo...

Que buena entrada, me he reído harto XDD... hay cosas que uno se imagina que le pueden preguntar a un escritor, pero hay otras que ni me hubiera imaginado jaja

Seguro que si tuvieras una profesión "seria", de esas de verdad, no te harían preguntas que se resuelven con puñetazos. jaja

Por lo menos tu sinceridad nos ayudará a los merodeadores a mantener nuestras vidas a salvo cuando estemos con escritores que nos den la palabra para hacerles algunas preguntas.

Un abrazo

David Monedero dijo...

Me encanta, hay algunos que solo con poner un pie en la vida de escritor ya nos los sueltan, así, sin vaselina ni nada. Que si tienes vida bohemia cuando acabas de sacar tu primera novela, que si me da para vivir, ¡pues no, señora, qué coño me va a dar para vivir! Del trabajo "de verdad" ya ni hablamos... Y, claro, uno que no tiene toda esa experiencia (ni ganas de apuñetar narices) pues se queda con cara de tonto, y sonríe, no sé para qué, para parecer más tonto, supongo...

César dijo...

Samael: Como te he dicho en FB, tienes razón; todas las profesiones infrecuentes llevan aparejadas un lista de preguntas y prejuicios absurdos.

Juan H: Los tópicos y las ideas preconcebidas son una peste. No te puedes ni imaginar las reacciones que provoco en la gente, los lectores, que me conocen por primera vez y les gusta mi trabajo. A veces, sin pretenderlo, establecen un muro invisible entre ellos y yo, donde yo estoy en un altar y ellos a mis pies, adorándome. No me gusta nada eso, así que hago lo posible por "desacralizarme" y demostrarles que soy un tío normal y corriente, un currito, un puto artesano. ¿Y sabes qué? En ocasiones eso no solo les desconcierta, sino que también les decepciona un poquito. Mejor una falsa imagen resplandeciente que una realidad más cotidiana, supongo.

Chiki: Lo que soy es un bocazas, amiga mía. Nunca le he atizado en la nariz a nadie, aunque ganas no me han faltado. Es mi "yo literario" el que anda repartiendo tortas por ahí.

Amparo: En efecto, hay muchas otras preguntas bobas; pero son simplemente eso, tontas, o reiterativas, pero no tocapelotas. Me alegro muchísimo de que te divierta lo que escribo.

Paula de Vera: A mí esa frase no me la han dicho, supongo que porque he practicado varios géneros. Pero sí, también es tocapelotas.

Joaquín: Como he dicho antes, en realidad no pego a nadie, soy pura fachada. Pero de algo estoy seguro: si a todos los idiotas que nos incordian les arreáramos en las narices, seguiría habiendo la misma cantidad de idiotas, pero estarían mucho más callados.

Aurora Boreal: Ay, querida amiga, como si esas frases las pronunciaran sólo los adolescentes... Yo las he oído de labios de adultos muy adultos...

Ana González Duque: Como bien sabes, cuando más te marcan los libros es durante la niñez, la adolescencia y la primera juventud. Bueno, pues estos son algunos de los autores que adoraba en aquella lejana época: P. G. Wodehouse, Jardiel Poncela, Richmal Crompton, Mark Twain, Fernádez Florez, Robert Sheckley, Evelyn Waugh, Miguel Mihura... todos humoristas. ¿Cómo no voy a sentir debilidad por el humor?

Emilio: Es cierto, si fuera notario, o ingeniero industrial, nadie me preguntaría gilipolleces. Eso me pasa por bohemio...

David Monedero: Quiero pensar que a la gente le desconcierta conocer a algo tan raro como un escritor. Es como si de repente te ponen al lado un ornitorrinco; no sabes si rascarle detrás de las orejas (si logras averiguar dónde están las orejas), darle un terrón de azúcar o pegarle una patada y gritar ¡¡Fuera bicho!!. Y luego, claro, hay que tener presente que las personas somos muy burras.

Tamy Reyes dijo...

Hola, he leído tu artículo por un enlace de uno de mis escritores favoritos. Me ha gustado mucho pero no comparto el punto 3, aquí dependerá del libro que sea y del escritor.... Ejemplo, Alma Carlos Sisi aquí si aplica el punto 3, momento morí César Pérez Gélida yo si me quedo en que pasa después? es más abra un después? Pero yo creo que esto es bueno porque significa que lo que hemos leído nos ha gustado y queremos más. El resto del artículo me he reído un montón y me encanta.

Pedro dijo...

Me he reído un rato. Aquí van las frases que me han sacado más de mis casillas:

"No he tenido tiempo de leer tu libro, es que a mí me gustan los libros de verdad"
Claro, y el mamotreto de 600 páginas que te pasé debía ser la guía telefónica.

"Pide a gritos una reescritura completa"
Por supuesto, ricura, y has llegado a tan avanzada conclusión simplemente tras leer la sinopsis.

"Tengo una novela pensada; está toda aquí, en mi cabeza"
Qué suerte tienen algunos que no necesitan escribir, les basta con dictar.

César dijo...

Unknown: Disculpa, soy muy burro, pero no acabo de entender tu objeción...

Pedro: Por supuesto, hay muchas más frases; yo me he limitado al típico decálogo. De las tres que citas, creo que la primera es un magnífico ejemplo de mala educación, y la segunda un prodigio de surrealismo. En cuanto a la tercera, pienso que no está nada mal que esas novelas se queden en esas cabezas y no salgan jamás.

Jane Jubilada dijo...

A mí, que fui en mi vida laboral profesora de filosofía, cuando lo decía me miraban con una cara muy suspicaz y me decían: "¿De verdad? Pues no tienes pinta de ser de filosofía...". Así que parece que además tienes que tener "la pinta". En tu "pinta", iba lo de la vida bohemia, por ejemplo. Y en la mía, qué sé yo... ¿mirada atormentada y pelambres despeinadas, quizás?

Eladio Lestrove dijo...

Gracias, César, me has hecho reír... y cabrearme, también, porque muchas de las cosas que dices las he sufrido.

He sufrido que un profesor me diga "ti libro ha gustado mucho a los chavales, claro, porque es facilito". Y todo con un aire de superioridad que le partiría la cara. Será hijo de puta...

He sufrido que te acusen de machismo... porque tu prota es un niño. ¿Y la igualdad?

Lo de preguntar cada vez cuánto ganas, lo tengo superado. Hasta tengo una respuesta estándar muy similar a la tuya: en Galicia cada año le toca la lotería a tres o cuatro personas. Sólo hay tres o cuatro escritores en Galicia que se ganen la vida escribiendo... es mejor y más productivo que inviertas tu tiempo en cubrir primitivas que en escribir historias, si lo que buscas es dinero.

Por cierto, lo de preguntar -cuando ganas un premio- en qué vas a gastar el dinero, siempre, siempre, siempre. Para un periodista premio literario es igual a lotería (salvo algunos, como el Planeta...)

Yo creo que tiene que ver con una cuestión de clases: nuestra clase alta no se ha dedicado nunca a la producción, sino a la intermediación... dejaban entrar productos y cobraban su comisión inflada. Eso es todo su trabajo. Con la literatura pasa lo mismo: es mejor importar literatura anglosajona, cobrar comisión y ya está. Sin problemas de "producción". Es una lectura muy izquierdosa (pido perdón, creo que escoro a babor bastante más que tú) pero creo que algo de verdad hay en ella.

PLINIO dijo...

Magnífico artículo. Y, sin que pueda considerarse una pregunta o comentario coñazo más, yo te sugiero el relativo al tema de la ciencia-ficción, que al parecer hay muchos que no lo creen verdadera literatura.

César dijo...

Jane Jubilada: Hace años, cuando aún era joven y vigoroso, iba a institutos a dar charlas y los chicos se quedaban muy extrañados con mi aspecto. Supongo que esperaban a un ratón de biblioteca y se encontraban con un tipo fornido de casi dos metros de altura... Las apariencias engañan.

Eladio Lestrove: Nuestra clase alta, secularmente, ha despreciado a la cultura. Lo de "tu libro es facilito" también me saca de mis casillas. Y algo aún peor: "Como se te lee fácil, te debe resultar muy fácil escribir". Cuando oigo eso, mato.

Plinio: La cosas que he oído sobre la cf... mejor olvidarlas.

Unknown dijo...

No sabía cómo contactar contigo y puede que lo que vaya a publicar no tenga que ver con las maneras de enfadar a un escritor, pero tenía la necesidad de escribirte para darte las gracias porque "La estrategia del parásito" me ha encantado de verdad. Me ha hecho emocionarme mucho y lo de la página, buum ha sido como la pequeña cosa que a hecho que el lector se meta en el libro para vivirlo.

César dijo...

Unknown de las 2:06: Me alegro de que te haya gustado. En marzo saldrá la segunda parte "Manual de instrucciones para el fin del mundo", y en agosto la tercera "La hora zulú"