Profesor Ulises Zarco
SIGMA. Sociedad de
Investigaciones Geográficas, Meteorológicas y Astronómicas.
C/ Almagro
9. Madrid. España. Octubre de 1923
Querido profesor Zarco:
Hasta hace
unos cuatro años, usted y yo no nos conocíamos. De hecho, usted ni siquiera
existía. Pero desde entonces hemos pasado juntos mucho tiempo, y creo que hemos
aprendido a apreciarnos; aunque, reconozcámoslo, tiene usted un carácter
endiablado. No, no es fácil tratar con usted. Vale, ni tampoco conmigo, es
cierto. A fin de cuentas, parte de su personalidad proviene directamente de la
mía.
Nos vimos
por primera vez en el capítulo inicial de La
isla de Bowen, titulado “La inesperada visita de las damas inglesas”. Me
encontré con un hombre de cuarenta y tantos años, alto, grande y fuerte, con un
fiero mostacho, vestido con un terno blanco y tocado con un sombrero Panamá.
Enseguida supe cómo era usted: inteligente, culto, honesto, valiente y leal,
pero también brusco, malhumorado, impaciente, colérico, arrogante, vanidoso,
sarcástico, excéntrico, intolerante y absolutamente machista. Todo un
personaje, ¿eh? La verdad es que no dejo de preguntarme cómo es posible que,
pese a su insufrible carácter, me caiga bien.
Creo que porque
es usted un ser exagerado, pero ni demasiado, ni demasiado poco. Si con esa
personalidad se comportase usted de forma más moderada, sería un pelmazo
antipático, y si se comportase de forma más extremada, sería una caricatura.
Ese punto intermedio de exageración le convierte en lo que es: un hombre que se
pasa la vida interpretando un papel; el de gorila. Pero yo sé que en el fondo
tiene buen corazón; aunque, si quiere que le diga la verdad, lo que más me divierte
de usted es su perenne mal humor, sus volcánicos cabreos y sus ácidos sarcasmos.
Por aquel
entonces yo me disponía a iniciar un largo viaje que acabaría superando las 500
páginas y me llevaría más de un año. Era un proyecto absurdo, un sinsentido; me
proponía regresar al corazón de un género muerto y enterrado. Pero no podía
hacerlo solo; le necesitaba a usted, profesor. Y a más gente; un grupo de
personas que me acompañarían en esa loca travesía. Y como íbamos a estar juntos
mucho tiempo, procuré que fuese la clase de gente que me gusta.
El primero,
después de usted, en ser reclutado fue Samuel Durango, el fotógrafo de la
expedición. Es su polo opuesto, profesor; un joven discreto, algo tímido, de
carácter taciturno, y atormentado por su pasado y por las experiencias vividas
durante la Gran Guerra. El problema era que Samuel acabaría siendo de vital
importancia para nuestro viaje; pero a su lado, profesor, quedaría eclipsado.
Así que le concedí una ventaja sobre usted: le di voz propia a través de las
páginas de su diario.
La segunda
en sumarse fue Lady Elisabeth Faraday. También parece su polo opuesto, pues
usted es todo brusquedad, mientras que ella es pura cortesía. Pero hay algo en
lo que son iguales: ella tiene tanto carácter y determinación, o más, que
usted. Mano de hierro en guante de terciopelo. Durante mucho tiempo creí que
usted sería el alma y el motor de nuestra expedición, pero me equivocaba: es
ella. Lady Elisabeth lo inicia todo; usted, a fin de cuentas, no hace más que
seguirla. Me gusta esa mujer de ideas avanzadas, culta, tan decidida como
amable, con mucho sentido del humor y una voluntad de acero. Es la clase de mujer
que me atrae. Supongo que me entiende, profesor; a fin de cuentas, se ha casado
usted con ella.
Luego
llegaron el resto de los personajes. Kathy, la hija de Elisabeth, que también
es importante para la historia, pero que no me acaba de caer del todo bien; se
parece a su madre, pero no tiene su sentido del humor. Y el tranquilo Adrián
Cairo, su mano derecha, profesor. Y el paternal Gabriel Verne, capitán del Saint Michel. Y el apocado químico
Bartolomé García. Y el estoico Aitor Elizagaray, primer oficial del navío.
Hay muchos
más personajes, por supuesto, como Aleksander Ardán, su rival en esta historia,
pero son secundarios. El caso es que ya había reunido un grupo de gente con la
que me apetecía iniciar un viaje a lo desconocido. Así que lo iniciamos.
Calculo que la singladura/escritura duró más o menos un año. Para usted,
profesor, fue un viaje geográfico, pero para mí fue un viaje en el tiempo.
Primero
tuve que desplazarme a mediados de los años 60, cuando yo era un niño y
devoraba novelas de autores como Julio Verne, H. G. Wells, Stevenson, Doyle,
Oliver Curwood o London, sin olvidar los comics de Hergé y de Hugo Pratt, ni
las películas de Raoul Walsh, Howard Hawks o Richard Fleischer. Quería
recuperar el “aroma” de todas esas maravillosas historias. Lo cual me llevó a
desplazarme al último tercio del siglo XIX y el primero del XX, para
zambullirme en los esquemas narrativos de la novela clásica de aventuras. Unos
esquemas que ya nadie utiliza. Menuda locura.
Viajamos
juntos, profesor, durante muchos meses de intenso periplo. Y alcanzamos nuestra
meta, llegamos al punto final del relato. ¿Bravo? No, yo estaba hecho polvo.
¿Qué demonios había hecho? Ahí tenía una larguísima novela de quinientas
páginas, perteneciente a un género que ya no existe, escrita de un modo que ya
nadie emplea y de difícil catalogación editorial. Estaba convencido de que
había escrito una cagada.
Tras el
prólogo, la historia se desarrolla de forma lenta al principio. ¿Demasiado
lenta? Todo, en ese primer tramo, lo fiaba ahí a las relaciones entre los
personajes, pero ¿funcionaban? Y sobre todo, ¿qué clase de libro era ése?
Estaba inspirado por un clásico de la literatura juvenil, Julio Verne, pero al
mismo tiempo era una de las novelas más adultas que he escrito (por sus
referentes nostálgicos). Y encima, quinientas páginas. Aquello era un desastre.
Se la di a
leer a tres personas de mi confianza y a todas les gustó. Algo más tranquilo,
envié el texto al Premio EDEBÉ... y ganó. Luego comenzaron a llegar las
críticas, las mejores y más entusiastas de mi carrera. Y las alabanzas de
propios y extraños. Y después gané el premio Templo de las Mil Puertas. Y Babelia la eligió la mejor novela juvenil del año. Y luego vino la candidatura al Celsius.
Y después la novela fue escogida para la Lista de Honor del IBBY. Y, por
último, la semana pasada obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y
Juvenil. Es abrumador.
Y me
abrumó. Ese insospechado éxito me bloqueó, me precipitó a una crisis creativa
(algo que nunca antes había experimentado). No podía escribir; ni tan siquiera
imaginar historias. Estaba paralizado, porque no sabía cómo había hecho lo que
había hecho, ni, sobre todo, cómo repetirlo. En cierto modo, el éxito es una
carga más pesada que el fracaso.
Afortunadamente,
ya salí del hoyo y he podido volver a escribir. Lo único que me queda es satisfacción
y agradecimiento a todas las personas que confiaron en el texto, y a todo el
mundo que se alegró con mi alegría. Al final, La isla de Bowen ha resultado ser una aventura mucho más grande y
gozosa de lo que yo pensaba.
Y en gran
medida se lo debo a usted, profesor. Todos los que han leído la novela le
eligen como su personaje preferido. Y eso a pesar de su pésimo carácter. Pero ése
es el milagro de la literatura. Leer una buena aventura es estupendo; vivirla,
ya no tanto. Leer a un personaje como usted es divertido, pero tratar con él en
la vida real, no demasiado que digamos.
En
cualquier caso, gracias de corazón, profesor, porque me ha dado usted mucho,
muchísimo. Pero ya se acabó, llega el momento de decirnos adiós. Fue bonito
mientras duró...
Aunque me
resisto, coño; una voz en mi interior me susurra: “Vuelve a viajar con él”... Y
no me atrevo. Y tampoco me atrevo a no atreverme. Otra vez estoy liado.
Sé que no
querría volver a hacer lo mismo, no me plantearía de nuevo escribir una novela
clásica de aventuras. Eso ya lo he hecho. Elegiría otro género aventurero. El
pulp, probablemente. Es decir, un ritmo más rápido desde el principio y una
trama más... truculenta, supongo. De hecho, ya tengo algún retazo del
argumento; quizá la búsqueda de Shangri-La. Me divertiría mucho verle a usted
rodeado de pacíficos lamas tibetanos. Pero todo eso plantea problemas.
La isla de Bowen está basada en
referentes literarios “nobles”, por así decirlo. Pero el pulp tiene muy poco de
noble. Así que no podría inspirarme en ningún autor en concreto, sino sólo en
los temas y el ambiente. Aunque, sí... podría poner un poquito de Lovecraft,
otro poco de James Hilton, una pizca de Sax Rohmer, un pelín de Doyle... ¿Le
gustaría enfrentarse a Fu Manchú, profesor? ¿Ayudado quizá por el hijo secreto
de Sherlock Holmes e Irene Adler? ¿Explorar templos dedicados a dioses -o demonios,
si es que hay diferencia- arcanos? ¿Viajar al Tíbet? Podríamos, profesor,
dividir el texto en diferentes subgéneros del pulp, uno distinto por cada
capítulo... Pero bueno, ya estoy dejando volar la imaginación...
La isla de Bowen es, en el fondo, una
extravagancia, algo que hacía tanto que no se hacía que parece nuevo. Pero una
segunda aventura perdería originalidad, ya no sorprendería. Ese es el principal
problema. Y también que necesito refrescarme la mente con otras historias, con
otros personajes.
De modo
que, por ahora, no volveremos a viajar juntos. Nos quedaremos un tiempo en el
dique seco. Pero me gusta esa idea de meter varias temáticas del pulp en la
misma novela, así que pensaré en ello. Le daré muchas vueltas, no lo dude.
Entre
tanto, hasta que llegue el momento de volver a encontrarnos en el Saint Michel, le doy de nuevo las
gracias, profesor. Muy pocos de mis personajes me han dado tantas
satisfacciones como usted.
Un cordial
saludo y hasta pronto
César Mallorquí
NOTA: Me gustaría señalar que, al otorgarse el Premio
Nacional de Literatura Infantil y Juvenil a La
isla de Bowen, se ha premiado una novela “clásica” de aventuras. Es cierto
y es lo que todo el mundo ha destacado. Pero quizá se ha pasado por alto algo
importante: La isla de Bowen también
es una novela de ciencia ficción. Así que la ciencia ficción ha obtenido un
Premio Nacional. Parece que, poco a poco, va cambiando la percepción del
género.
25 comentarios:
Curiosa carta de agradecimiento al profesor Zarco ¡datada en 1923! Y es que la vida de este hombre siempre anda involucrada en algún misterio.
Pero la revelación más grave es la confesión de bloqueo creativo de César. Así que no puedo más que rogar muy a mi pesar, a quien corresponda, que cese la avalancha de premios. No nos podemos permitir, como lectores, una hecatombe de tal magnitud.
Y puestos a confesar, y a relación con la nota final de la entrada, aprovecharé para dar una modesta y personal opinión sobre La Isla de Bowen. Primero quiero aclarar que mi limitado entendimiento me lleva a clasificar en dos grupos a los autores que leo: los que disfruto leyendo, independientemente de si me interesa lo escrito, y los que no. Los libros del segundo grupo de escritores los continuo, con resignación, porque la historia me puede llegar a enganchar, o el tema ser una de mis obsesiones.
César está, por supuesto, en el primer grupo, pero he de reconocer que con sus escritos me sucede algo excepcional. Me hechizan. Anestesian mi mente y me atrapan, dócilmente, para no soltarme hasta el final (o hasta que chille mi mujer que, con muy buen criterio, es capaz de romper cualquier hechizo).
Con La Isla de Bowen me pasó lo de siempre, seguía con interés las aventuras del grupo y las disfrutaba como el que más. Siempre atento a esa fina niebla de ciencia-ficción (que es mi obsesión) que iba calando en el relato. Hasta que llegué a la última cuarta parte del libro y, a partir de esas líneas, quedé fascinado.
Sé que solo es mi humilde opinión, pero sin ese toque de ciencia-ficción, la novela, no hubiera significado lo mismo para mi. Sí, la hubiera disfrutado. Pero cuando se une un escritor que me gusta leer con un tema que me interesa, el placer es supremo.
:_)
Bravo, D. Cesar, bravo ...
Y ojalá que podamos viajar juntos algún día hacia Sangri-lah
victorderqui
Saludos, César:
Entrañable y sentida tu carta al profesor Zarco. No podía ser de otra manera.
Comprendo que quieras dejar algo de tiempo antes de volver a visitarlo. Supongo que es mejor acercarse cuando realmente te apetezca que "obligado" por el éxito y las demandas de algunos lectores que, insaciables, pedimos más de sus aventuras. Somos unos pesados, unos pelmas, unos zotes...
Pero, ¿por qué nos castigas? ¿Es necesario ser tan cruel? Nos pones los dientes largos con las posibles continuaciones (El hijo secreto de Sherlock e Irene, el Tíbet y Fu Manchú es una combinación que me ha llegado al alma) para luego, dejarnos con la miel en los labios, posponiendo el reencuentro sine die... Bueno, lo tomo como justo castigo a nuestra machaconería y pesadez;);)
Me atrevo a hacerte una humilde sugerencia: el Pulp no sólo se dio en literatura, aunque ahí naciera, sino que se extendió por el cine (de serie B y Z), la radio (La Sombra) y... el cómic. En estos medios tuvo algún que otro autor más "noble", por ejemplo Lee Falk creador de The Phantom, incluso Doc Savage tienes componentes de aventura, pulp, terror y CF más que atractivos.
Espero no haberme extralimitado con la sugerencia. Imagino que a los escritores os deben hacer demasiadas demasiado a menudo.
Juan Constantin
Bueno,César,yo tampoco me resisto y te felicito y también me felicito a mí misma pr haber leído la novela en cuanto se publicó y por haber intuido que era merecedora de muchas alabanzas y premios. Yo sigo empeñada en mi instituto en poner todos los cursos algún libro tuyo y te aseguro que siempre gustan...y eso no es nada fácil. El próximo,La isla de Bowen.Prometido. Por cierto,uno tuyo que nunca he manejado en clase es el de La ompañía de las moscas...me lo apunto porque me pareció estupendo también.
Un saludo: Aurora Boreal
Interesante. Trataré de leerme La Isla de Bowen tan pronto como pueda.
¡Y felicidades por esa lluvia de premios!
Pues sí, entiendo tus reticencias a una nueva aventura del Sr. Zarco...que no es lo mismo leerse tu novela que escribirla. De hecho me pregunto hasta qué punto tu eres capaz (o cualquier escritor) de disfrutar de la lectura de una novela propia...creo que lo que hay en la cabeza sustituye siemprea lo que estás escrito , vamos, que jamás podrías ser objetivo. No se, quizá después de mucho tiempo....
De todas formas, y por picarte...no tiene mala pinta la aventura pulp del sr. Zarco....
Mazarbul
Pues sí, entiendo tus reticencias a una nueva aventura del Sr. Zarco...que no es lo mismo leerse tu novela que escribirla. De hecho me pregunto hasta qué punto tu eres capaz (o cualquier escritor) de disfrutar de la lectura de una novela propia...creo que lo que hay en la cabeza sustituye siemprea lo que estás escrito , vamos, que jamás podrías ser objetivo. No se, quizá después de mucho tiempo....
De todas formas, y por picarte...no tiene mala pinta la aventura pulp del sr. Zarco....
Mazarbul
Mazcota: La última referencia a Zarco que aparece en la novela data de 1923, así que me pareció prudente escribirle a esa fecha.
La impronta de aventura clásica que tiene la novela, oculta su naturaleza básica: es 100% ciencia ficción. Lo es desde el principio, desde que entran en escena las reliquias de Bowen. Pero no lo parece. Porque, además, se trata de ciencia ficción básica, por así decirlo. Al planear la novela, me propuse limitarme a la ciencia ficción que podría haber escrito un autor de principios del siglo XX. En cuanto al tema central, es, creo, el más paradigmático del género: el primer contacto. Con un añadido: la posibilidad, o no, de comunicación. Con esto quiero decir que estoy de acuerdo contigo: el componente de ciencia ficción, por muy camuflado que esté, es fundamental para la novela, y sin él no sería lo mismo.
En cuanto a los premios, deja, deja... si quieren darme más, que lo hagan, no me quejaré. Porque lo que me bloqueó en su momento no fueron los premios, sino los comentarios de los críticos y los lectores. De modo que, si quieres ayudarme, tendrás que decirme que la novela es una puta mierda. Aunque, en fin, ya no es necesario; he salido del hoyo.
Victorderqui: Gracias, amigo mío. Ojalá.
Juan Constantin: Pero el problema no son las obligaciones del éxito, ni que me lo pidáis, sino ¡que a mí me apetece! Quiero volver a viajar con Zarco, pero me acojona no estar a la altura de "La isla...".
Tienes razón; digo que no voy a hacer algo, y acto seguido me pongo a fantasear sobre cómo podría hacerlo. Así es de errático mi cerebro. Ya había pensado en una continuación pulp, pero fue ayer, mientras escribía el post, cuando se me ocurrió amalgamar varios subgéneros. Aunque no podría utilizar claramente a Fu Manchú, porque el personaje está sujeto a propiedad intelectual, y lo mismo sucede con Doc Savage, La Sombra o los personajes de Lee Falk. De utilizarlos, debería ser de forma camuflada o sugerida. Casi mejor.
Por cierto, Lee Falk me encanta; me parece uno de los guionistas de cómic más imaginativos. Y no solo por The Phantom (¿por qué no lo reeditan en España, sobre todo la etapa de Sy Barry?), sino también por Mandrake.
Aurora Boreal: Como siempre, eres un encanto. Me temo que "La compañía de las moscas" está descatalogado. Pero dentro de poco lo va a reeditar otra editorial.
Sebastián: Espero que te guste.
Mazarbul: Cuando releo una novela mía, lo único que veo son los fallos, lo que podría estar mejor hecho. Es muy descorazonador, así que no suelo hacerlo. Aunque en el caso de "La isla de Bowen" la he releído buscando los aciertos, porque lo que ha ocurrido con esa novela me ha superado.
Me temo que no me va a quedar más remedio que volver a viajar con el profesor... y antes de lo que yo creía.
No sé por qué, César, entiendo muy bien cómo te sientes acerca de escribir una segunda novela con Zarco. En cierta forma a mí también me pasaría lo mismo. No obstante, hay algo que me dice que una segunda novela tuya de Zarco nos cautivaría igual que la primera. Y mientras esa segunda novela no llegue, ¡a seguir leyendo otros libros de César Mallorquí!
Creo que hay muy poco que pueda añadir, magistral, maravilloso, catártico incluso.
Da gusto leer textos así, porque en ellos se encuentra a un maestro.
Saludos
Seguro que si hubieras incluido un perro, ahora en esa carta estaría mencionado. Pobre Tim...
Mustapha: Qué majo ;)
Begoña: Me sonrojas, pero gracias.
Samael: Pobre Tim, sí; muerto antes de nacer, y todo por mi mala cabeza. Snif...
Hola,César. Me gustaría darle la enhorabuena por su gran trabajo con la Isla de Bowen. Es adictiva, impactante y hace de la ficción una realidad mil veces más interesante. Me encanta como remarca la personalidad de cada personaje (Zarco es machista, Samuel es reservado....etc). No me gustó nada los principios de los capítulos en los que Samuel escribe su diario; en mi opinión son aburridos y no influyen en la historia. Por otra parte me gustó el final, que no era lo esperado ( que encontrasen el cadaver) si no que la historia no acaba ahí y le da un rumbo diferente.
Querido Sr. César Mallorquí:
Saludos. Estudio 4º de ESO en un colegio de Granada. Formo parte de “Heraldos de Babel”, el club de lectura de mi colegio, en el que hemos leído su obra “La Isla de Bowen” y me gustaría hacer una reflexión crítica al respecto.
El libro en sí me ha gustado bastante; hacía un tiempo que no disfrutaba tanto de un libro de aventuras, y eso es gracias a ese gran toque de ciencia ficción, que hizo que me enganchara bastante, sobre todos en la segunda mitad del libro. Al principio, es un claro ejemplo de novela clásica, pero conforme avanza la historia, ésta hace que se forme el gran mundo imaginario en nuestra cabeza en el que se encuentra toda nuestra tripulación del Saint Michel. Fantástico.
Un detalle que me ha gustado mucho es como iba alternando la historia con el Diario de Samuel que hacía una muy buena descripción de lo que estaba pasando desde su punto de vista. Sin embargo, este personaje, Samuel, me ha dejado con ganas de más. Me explico; al principio de la historia, me atrajo mucho su personalidad tan misteriosa que daba a entender que conforme se iba a ir desarrollando la trama, iba a ir revelándose su pasado y la causa de su actual personalidad tan fúnebre. Y sí, así fue, pero tenía la sensación de que iba a ser más sorprendente de lo que en realidad era. Por otro lado, hablando de protagonistas, mi personaje favorito, sin duda, es el profesor Zarco, el típico y clásico profesor excéntrico, tan tradicional y tan decidido, con su caparazón que oculta sus sentimientos y su verdadera personalidad. Y, cómo no, también me encanta su relación con Lisa. Cómo hablan, ya conociéndose, y cómo Lisa sabe lo que esconde el profesor en su interior, debajo de ese disfraz que no deja ver cómo es él en realidad.
El desenlace no lo califico ni bueno ni malo, si no las dos cosas a la vez, un final muy alternativo, es decir, podrían haber pasado mil cosas más.
Y, por supuesto, como de todos los buenos libros, siempre se sacan cosas sobre las que reflexionar y aplicarlas a nuestra propia vida y experiencias. Una de las cosas que “La Isla de Bowen” da a entender, moralmente hablando, es que hay que arriesgarse, siempre con sabiduría, claro, y a sabiendas de las consecuencias, pero tenemos que arriesgarnos y ser decididos teniendo en cuenta el bien común y el nuestro propio.
Sr. Mallorquí, muchas gracias por regalarnos esta historia.
Marquesa de Satntillana: Me alegro mucho de que te gustara la novela. Respecto a las páginas del diario de Samuel... Verás, Zarco y Samuel son dos personajes muy importantes en la novela, pero si tienes en cuenta sus respectivos caracteres, te darás cuenta de que el tímido Samuel desaparecería al lado del brutal Zarco. Por eso le di voz propia a través de su diario, para que el profesor no le eclipsara. Además, esos diarios le dan un contrapunto reflexivo a una novela donde predomina la aventura. Pero a lo mejor estoy equivocado, claro...
Laura de Petrarca: Caray, vaya reseña has hecho de mi novela. Es muy interesante, gracias. Y tienes razón en tu conclusión final: hay que arriesgar, porque de lo que más te vas a arrepentir en tu vida es de aquello que no te atreviste a hacer. Pero siempre, como bien dices, con sabiduría y reflexión.
Querido señor César Mallorquí:
Mi pseudónimo es Gustavo Adolfo Bécquer y estudio 3º de ESO en un colegio de Granada. Formo parte de Heraldos de Babel, el club de lectura de mi colegio, en el que hemos leído su obra La Isla de Bowen y me gustaría comentarle algunas cosas al respecto.
Los aspectos de su obra que me han gustado más han sido las ruinas y pinturas de Kvitoya, el anfiteatro y el habitáculo y , por último, el desarrollo de la acción a la hora de llegar a la Isla de Bowen. El poblado danés, el acantilado, la esfera, el trono de Odín... Son distintos aspectos que me han resultado difíciles de imaginar en una isla con forma de 8. La razón es porque son unos elementos fantásticos muy bien ideados que me han llamado mucho la atención. Sin embargo, hay otros aspectos que me han gustado menos, entre ellos, puedo destacar el asesinato del marinero inglés Jeremiah Perkins, porque me hizo imaginar cómo podría ser el resto de la historia; y parte del viaje desde Madrid a Reino Unido. Los personajes que más me han gustado han sido Ulises Zarco, al cual no le cambiaría nada, Lady Elisabeth Faraday, la cual me ha gustado su forma de ser, pero no me ha gustado su mal carácter, Samuel Durango, me ha gustado su forma de rebelarse y actuar, es un personaje tímido, pero que guarda un buen corazón que entrega su vida a los demás, Katherine Foggart, la cual me ha gustado su forma de ser y, por último,el Capitán Gabriel Verne, el cual destaco su forma de actuar frente a Zarco.El único personaje que no me ha gustado ha sido el armenio Aleksander Ardán, porque su forma de actuar con seguridad y amenazar no me ha gustado. Este libro me ha enseñado que no debemos valorar a las personas solo por su aspecto y forma de ser, sino por cómo es su corazón. En mi opinión, su libro está muy bien pensado, esquematizado y argumentado. Sin embargo, me gustaría cambiar un poco la historia de Bowen, porque la veo un poco confusa; y las descripciones de los autómatas, porque los imagino de una manera demasiado extraña y pienso que sería mejor mejorarlas para poder llegar a aclarar sus perfiles y así todo el que lo lea podrá imaginárselo mucho mejor. Me ha encantado su libro y he de decir que ha sido uno de los mejores que he leído hasta ahora. En mi opinión, me gustaría que sacara un segundo libro.
Un cordial saludo,
Gustavo Adolfo Bécquer
Querido señor César Mallorquí:
Mi pseudónimo es el Arcipreste de Hita y estudio 4ºESO en un colegio de Granada. Formo parte de Heraldos de Babel, el club de lectura de mi colegio en el que nos hemos leído su libro "La isla de Bowen".
Es para comentarle que su obra literaria me ha gustado mucho,pocos libros me han enganchado tanto como este, ya que el principio es una realidad totalmente al final del libro, es últimos capítulos de ciencia ficción le dan un final totalmente inesperado, pero a pesar de todo siempre manteniendo una literatura tradicional.
Una cosa que cambiaría seria la personalidad de Katherine, porque parece un poco orgullosa para mi gusto y Samuel es bastante tímido por lo que no concuerdan sus personalidades , pero es solo la opinión de un lector.
También me parece muy buena idea la alteración de la historia con el diario de Samuel,ya que le da mas protagonismo por que Zarco lo eclipsa a veces
Y eso es todo, muchas gracias por haber escrito un libro tan fantástico.
Un saludo
Querido señor César Mallorquí, mi pseudónimo es Tolkien y estudio 4º de ESO en un colegio de Granada. Formo parte de Heraldos de Babel, el club de lectura de mi colegio, en el que hemos leído su obra La Isla de Bowen. Su libro me ha encantado, con ese espíritu de los libros de Verne que ha sabido captar muy bien. El libro tiene muchos guiños muy simpáticos, por decirlo de alguna manera, aunque la parte del principio era un poco pesada.
A propósito de los personajes, me he identificado con Samuel Durango, sobre todo en la parte de lo tímido que es el personaje.
También he leído otro de sus libros, El Último Trabajo del Señor Luna, que tambíen me gustó.
Por último me gustaría preguntarle una cosa: ¿De dónde viene la mente? Puede que usted no haya pensado en eso, o no lo puso en el libro, pero yo soy de esos que necesitan saber hasta el último detalle por mi curiosidad. Así que con las pistas que da en el libro me contruí mi respuesta, que me gustaría que confirmara. En la página 314 dice así: "envió un mensaje al espacio, un mensaje que tardará cuarenta y seis años en llegar a su destino". Basándome en que utilice algún tipo de transmisión como las ondas de radio, que viajan a la velocidad de la luz, el lugar de destino está a 46 años luz. Según la lista de estrellas en http://www.atlasoftheuniverse.com/espanol/50lys.html hay dos estrellas a esa distancia: Fornacis y 26 Draconis. Me inclino por 26 Draconis, más parecida a nuestro sol, pero de todas formas es solo una teoría y seguramente me equivoque.
Por favor y gracias :)
Querido señor César Mallorquí:
Mi pseudónimo es Claude Debussy. Curso 3º de ESO en un colegio de Granada al cual pertenece Heraldos de Babel, el club de lectura del que formo parte. En él hemos leído su obra La Isla de Bowen. Yo personalmente no he tenido el gusto de finalizar la lectura del libro pero me gustaría comentarle algunos aspectos de lo que llevo leído.
Me parece una historia fascinante llena de aventura e intriga, a la vez que de ciencia ficción, al estilo del escritor Julio Verne. Las descripciones y el estudio de los distintos personajes están muy bien conseguidos, ya que contrasta ragos muy distintos y chocantes como por ejemplo el profesor Ulises Zarco, un hombre con un carácter muy fuerte, y el joven fotógrafo Samuel Durango, con su carácter tímido. La idea de hacer una especie de diario de Samuel me parcece maravillosa ya que eso evita que Samuel se pierda en la historia que gira en torno a Zarco. También me parece digno de mencionar el continuo confrontamiento de los dos fuertes carácteres de Lady Elisabeth Faraday y el profesor Ulises Zarco, los cuáles se matienen en continua disputa por hacerse con el control de la situación. Además me fascina el personaje de Aleksander Ardán, que representa el típico villano que siempre pretende ir dos pasos por delante de su adversario.
Espero seguir disfrutando de la historia de igual modo que hasta el momento mas si hay algún apecto de la novela que se me esté escapando, me gustaría conocérlo de primera mano. Gracias por esta marivillosa novela y deseo que pronto pueda leer más historias suyas como esta.
Un cordial saludo.
Querido Michael Ende, mi pseudonimo es Christine de Pizan y estudio 4º de ESO en un colegio de Granada. Formo parte de Heraldos de Babel, el club de lectura de mi colegio, en el que hemos leido su obra La isla de Bowen, y me gustaria comentarle algunas cosas al respecto.
Este libro al principio me pareció pesado y un poco aburrido, pero conforme iba avanzando la historia se ponía mas interesante, respecto a esto pienso que el principio es demasiado largo, que se dan demasiadas explicaciones a todo y se hace pesado, en cambio el resto del libro me ha encantado.
Los personajes me han encantado, sus personalidades eran muy distintas y estaban muy bien definidas.
Un saludo
Cristine de Pizan
Querido César Mallorquí, mi pseudónimo es Bahya Ben y estudio 4° de E.S.O en un colegio de Granada. Formo parte de Heraldos de Babel,el club de lectura de mi colegio, en el que hemos leido su obra: La isla de Bowen.
Me gustaría comentarle algunas cosas al respecto:
Desde el principio del libro hasta más o menos la mitad del libro, se ve que se trata de una novela clásica, pero cuando pasas la mitad del libro, el mismo libro te lleva como a un mundo distinto, te empiezas a enganchar,y cambian totalmente las ideas que tenias del libro, convirtiendose en ideas de ciencia ficción, por este aspecto, me ha gustado bastante.
Entrando en el tema de los personajes, yo no cambiaría ninguno, porque si cambiaran la personalidad de algun personaje, la historia no seria la misma, y tendria que cambiar todo el libro, o eso es lo que yo pienso, por ello, los personajes también me han encantado, sobre todo las diferentes personalidades que tenían cada uno.
Un saludo.
G. A. Bécquer: ¿Te parece que Lady Elisabeth tiene mal carácter? Pero si es pura amabilidad y cortesía. Eso sí, es una mujer de firmes convicciones y fuerte personalidad, pero no hay que confundir eso con mal carácter. Para mal carácter el del profesor. Respecto a la descripción de los autómatas, yo procuro describir lo esencial y dejar el resto a la imaginación del lector.
Arcipreste de Hita: Estoy de acuerdo contigo; a mí Kathy tampoco me cae demasiado bien. Pero salió así sin que yo me diera cuenta, lo que significa que el personaje está "vivo". De todas formas, me parece lógico que ella y Sam se atraigan; las personalidades opuestas muchas veces son complementarias.
Tolkien: Muy bien, amigo mío; yo también creo que la señal está dirigida a Draconis. Pero puede que la mente no proceda de ahí, sino que Draconis sea una especie de estación de enlace. En cualquier caso, lo mejor respecto a la mente y los seres que la crearon es que permanezcan en el misterio.
Claude Debussy: Me parece que has entendido muy bien la novela y que no se te ha escapado nada.
Christine de Pizan: Eh, que no soy Michael Ende... En cuanto a tu opinión, ¿sabes?, a mí la parte del libro que más me gusta es la primera. Diferencia de criterios.
Bahya Ben: Por eso el libro está dividido en dos partes. La primera es aventura clásica y la segunda se tiñe de ciencia ficción.
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