jueves, noviembre 28

Hay que matar al Príncipe Azul



            Como añoso escritor de novelas juveniles, tengo un evidente hándicap: ¿qué coño sabe un dinosaurio de los jóvenes actuales? Es decir, ¿conozco a mi público? Bueno, como ya he dicho otras veces, procuro conservar dentro de mí al niño que fui. Pero de esto ya hablaré en otra ocasión. El caso es que no, no tengo un conocimiento directo sobre los actuales adolescentes. Es cierto que mis dos hijos fueron adolescentes no hace mucho, pero no olvidemos que es obligación de todo hijo ser un inescrutable misterio para sus padres. Entonces, ¿qué hago para enterarme de cómo son los jóvenes actuales? Pues hago varias cosas, pero la más práctica es fisgar por la blogosfera.

            Frecuento varios blogs de adolescentes (cambian con el tiempo), blogs de chicos y de chicas, todo tipo de blogs sobre todo tipo de temáticas. Así es como me entero de qué le preocupa a los jóvenes ahora, de cómo se expresan, de cuáles son sus intereses... Pues bien, en el curso de estas investigaciones he descubierto algo que me ha dejado de piedra: lo increíblemente machistas que se están volviendo las nuevas generaciones. Y no me estoy refiriendo sólo a los varones, que dentro de todo sería lo esperable, sino a las chicas.

            Hace unos meses, charlando con una veinteañera, me dijo que su pareja ideal sería un hombre seguro de sí mismo, que le enseñase cosas, que le abriera los ojos al mundo. Yo me quedé de piedra, pues se trata de una universitaria, con trabajo y, por tanto, independiente. Qué machista, le dije; ¿y por qué no al revés? Ella, como era de esperar, negó en redondo que eso fuera machismo, y aseguró que todas sus amigas, que todas las mujeres en realidad, piensan de esa forma.

            En otra ocasión, merodeando por blogs de adolescentes, recalé en uno sobre sexualidad. Una de las chicas que lo llevaban había escrito un post sobre el proceso de iniciación sexual de las adolescentes. No lo recuerdo con precisión, pero venía a decir que primero se empieza con los besos y los sobeteos; luego, con el tiempo, hay que hacerle unas pajillas a tu chico. Después vienen las mamadas (y trágatelo aunque te dé asco). Más tarde se echa un polvo. Y a poco después llega la sodomía...

            Al llegar a ese punto confieso que los ojos me hacían chiribitas. Aquella chica no estaba narrando el alegre proceso de florecimiento sexual de las adolescentes, no estaba diciendo: y luego, qué de puta madre, te la meten por el culo. No, ni mucho menos; lo decía resignada, estaba describiendo algo escasamente agradable, pero necesario. ¿Necesario para qué? Para mantener satisfecho a tu chico y no dejarle escapar (esto lo digo yo, no ella).

            En cuanto a los blogs de literatura juvenil, están llenos de novelas románticas saturadas de ideas románticas. Pero no la clase de ideas románticas que cabría esperar en el siglo XXI, sino ideas románticas de hace cincuenta años, o más bien del siglo XIX. ¿Conocéis las novelas de Federico Moccia? Apestan, son retrógradas hasta la náusea. Machismo en estado puro. ¿Y qué decir de la ultraconservadora serie Crepúsculo? Y de todas las imitaciones, claro...

            Cabría preguntarse si todo esto es una tendencia general o meras anécdotas. Pues bien, según una encuesta realizada hace dos años entre 1.396 adolescentes de ambos sexos, el “80% de los encuestados considera que los celos son normales en las relaciones de pareja, y un 60% piensa que la mujer necesita el amor de un hombre para realizarse”. El 40% consideran que ''el hombre debe ofrecer protección a la mujer'' y que ''ellas han de ser complacientes con su novio (80%)''. Hay que señalar que los porcentajes citados son similares entre chicos y chicas.

            Es para echarse a llorar. Las chicas de mi generación, por citar lo que conozco, nacieron en una sociedad donde, aun siendo mayores de edad, para poder sacarse el pasaporte o el carné de conducir necesitaban el permiso del marido o, en su defecto, del padre. Muchas de esas chicas se rebelaron contra el machismo imperante y lucharon por la independencia y la igualdad. Hicieron avanzar el mundo y más de una se dejó la piel en el proceso. La de la mujer parecía la única revolución triunfante del siglo XX.  Y, de repente, nos encontramos con un retorno a los valores más apolillados.

            En gran medida, esto se debe a la extraña idea que tienen  las adolescentes sobre el amor romántico. Según ellas, la ambición fundamental de toda chica es encontrar, no una pareja, sino la pareja perfecta, el príncipe azul. Pero como los príncipes azules no existen, se enamoran del primer gilipollas que se cruza en su camino y lo idealizan hasta convertirlo en lo que desean que sea: un puñetero príncipe azul.

            Vale, todo el mundo idealiza a la persona amada; pero hay límites. Porque la idea del amor que tienen las adolescentes es la entrega total, la fusión de dos cuerpos y dos almas en una sublime unidad (estoy siendo irónico). Y esa entrega incondicional, esa confianza absoluta, se traduce en darle a su chico las claves de Internet, permitir que él les controle el móvil, aceptar los celos como muestra de amor, consentir que les perforen el ojete aunque no les apetezca, o, cuando menos, entregarles a sus príncipes fotos picantes que luego, quién sabe, podrían usarse como chantaje o acabar circulando alegremente por la Red; aunque claro, eso es imposible que suceda porque ese chico es un caballero, un príncipe azul... (ahora soy sarcástico) ¿Y luego nos extrañamos de que la violencia machista entre los adolescentes se esté incrementando a marchas forzadas?

            En cualquier caso, ¿por qué? ¿Por qué las jóvenes han dado un paso atrás en el proceso  de emancipación de las mujeres y están retornando a unos roles sexuales tan caducos? Bueno, por un lado porque durante las últimas décadas la sociedad se ha vuelto más conservadora, y por otro porque, considerando (erróneamente) ganada e imparable la revolución de la mujer, el movimiento feminista ha perdido voz y presencia social.

            Pero hay algo más, algo quizá más importante: el miedo. Miedo al futuro. Las mujeres están socialmente más indefensas porque ocupan muchos menos puestos de poder que los hombres. Además, son ellas en última instancia quienes cargan con el peso de la prole. Es una gran responsabilidad. Las mujeres necesitan estabilidad y seguridad para poder sacar adelante lo que se espera de ellas. En tiempos de optimismo y bonanza económica, en tiempos de ayudas sociales, una mujer se ve con fuerzas para independizarse, trabajar y cuidar de sus hijos, aunque sea sola (la monoparental es el tipo de familia que más rápido crece). Pero en tiempos de crisis, cuando no hay apoyo social y el futuro es incierto, ¿no resulta tentador tener a tu lado un macho alfa que te cuide y te proteja, aun a costa de perder tu libertad? En fin, no sé si esto es así, pero se non è vero, è ben trovato.

            Adelantándome a lo que más de uno/a me va a decir, ya sé que no todas las jóvenes son así. De hecho, estoy seguro de que muchas de las merodeadoras jr. de Babel, si no todas, no tienen nada que ver con los estereotipos que acabo de citar (son chicas listas; leen mi blog) También sé que conocéis a muchas adolescentes que son independientes, luchadoras y se dejan de chorradas románticas. Yo también conozco a más de una. Vale, pero no estoy hablando de casos particulares, sino de estadísticas y de tendencias sociales. ¿De acuerdo?

            Ahora me dirijo a las adolescentes y jovencitas que merodean  por aquí. Queridas amigas: vuestro problema es que no tenéis ni puta idea de cómo son los hombres. Los tergiversáis, sea por exceso o por defecto. Así que un día de estos os lo voy a explicar. ¿Sabéis cuál es el problema de los príncipes azules? Pues que, con mucha frecuencia, cuando los besáis se convierten en ranas. Pero ya hablaremos largo y tendido.

34 comentarios:

Unknown dijo...

No soy precisamente una jovencita adolescente, aunque sigo siendo joven (34 años) y recuerdo con estupor ciertos comentarios de mis compañeras de colegio que intentaban convencerme de que lo mejor que podía hacer en la vida era casarme. Yo las miraba como si fueran marcianas. O como si lo fuera yo, no sé.

Como dices, este fenómeno se ha gestado en las últimas décadas y estoy de acuerdo en la respuesta que das al por qué: primero a que la sociedad se ha vuelto más conservadora ("si nos va bien, ¿para qué cambiar?") y, segundo, por esa tendencia a creer que el feminismo ha sido superado.

Sobre este tema, sobre el feminismo, cuando uno entra en los blogs que lo tratan y ve la porrada de comentarios machistas, insultantes, sin falta alguna de respeto, se pregunta por qué narices ha imperado la idea de que el feminismo ya no tiene sentido de ser; supongo que porque la emancipación está conseguida, pero ¿es eso solo lo que necesitamos como sociedad?

Supongo que el feminismo tendrá que buscar otro camino para seguir haciéndose oír, para demostrar que una de las revoluciones más eficaces (y pacíficas) todavía es necesaria para que como sociedad caminemos hacia el mayor respeto que podamos darnos los unos a los otros.

Gracias por tu blog, es una delicia leerte :).

Numeros dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Numeros dijo...

Quizás tenga que ver con que la consabida liberación de la mujer tenga mucho de farsa.

Antes estaban esclavizadas en la cocina. Ahora están esclavizadas en el trabajo y... siguen esclavizadas en la cocina.

Y sin salir de la cocina, conviene no olvidar que en muchos casos, son las madres las que siguen, quizás por la herencia y educación recibida, transmitiendo esas ideas a sus hijas.

Desgraciadamente aunque aún queda mucho camino por recorrer, si repasamos como era la vida de las mujeres en TODO el mundo (véase Mad Men o lo que se decía acerca del voto de la mujer en Suiza en el año 1971) tendremos que reconocer que algo hemos avanzado.

conchi dijo...

!!Totalmente de acuerdo!! Miedo me da pensar en cuantas cosas estamos retrocediendo un montón de años. Saludos desde Barna

Diva Chalada dijo...

Mis amigos y conocidos me replican instantáneamente cuando me meto con toda la especie masculina diciendo que no creo en el amor heterosexual y que en general los hombres me caen mal porque no son buenos para las mujeres.

Por supuesto, mis dos mejores amigos no son así. Uno quizá lo fuera si consiguiera ligarse a alguna, lo veo demasiado atado a los ideales medievales del honor y me llama "señorita delicada" a modo de halago. No sé cómo tomármelo. Pero es mi mejor amigo y le quiero.

Y no es culpa de los hombres pensar así. O no del todo. A menudo somos las mujeres quienes perpetuamos los roles patriarcales que nos mantienen estancados en el pasado. Mi madre es el mejor ejemplo de ello, pero también de cómo se puede cambiar. Y que conste que quiero a mi madre, pero a mis hermanas las educó con un "Los hombres quieren catar de todos los caldos pero que del suyo no haya probado nadie". Olé. Años después, siendo la primera en descubrir que mi primo es gay y pareciéndole bien, y tras un largo proceso de aceptación del mundo que la rodea, me ofreció un consolador porque me veía muy sola. Gracias, mamá.

Y ejemplos como mi madre hay miles. Yo no tuve videojuegos ni mi hermana Playmobils, con lo que le gustan, porque eran juguetes para chico y nosotras éramos niñas. Basta con ver catálogos de juguetes o anuncios para ver de dónde vienen esas ideas. Y las madres que tienen mimadísimo al niño pero no a la niña, las chicas que miden a su novio con un rasero distinto y más permisivo que el que ellos usan a la inversa.

Puede que tengas razón en las causas, que la crisis tenga parte de culpa. Sé de mujeres que no se divorcian porque no se lo pueden permitir. Y ya no el proceso, sino el vivir después. EN cuanto a las necesidades de una nueva revolución feminista, estoy de acuerdo. Pero hay que atacar de una manera muy distinta a como se hace ahora.

(sigo en otro comentario)

Diva Chalada dijo...

1. Educación. No podemos permitir que a los críos solo se les dé educación académica. Para memorizar datos tienen enciclopedias. Para aprender a hacer la declaración de la renta, manejarse por el mundo, aprender lengua de signos y ayudar a gente que carece de alguno de los sentidos, aprender a respetar y adquirir conocimiento del mundo REAL, no siempre tienen a sus padres. Y no digo que sea solo responsabilidad de los colegios, pero Educación para la Ciudadanía podría haber sido una asignatura preciosa... De no ser por la falta de unidad de criterios y de profesores. No se puede poner una asignatura que no ha tenido temario de oposiciones y que ni tú tienes claro lo que quieres enseñar en ella, y pretender que salga bien la cosa. Por no hablar de los manuales, un amplio abanico de panfletos políticos.

2. Reforma laboral a fondo. Seamos valientes, cojones. Poned una guardería en las oficinas, que eso crea puestos de trabajo. Conciliad la vida familiar pero de verdad. Que los padres no puedan, sino deban pillar la baja por paternidad, porque también contribuyeron a crear esa criatura. Que hombres y mujeres cobren lo mismo. Que una mujer no se sienta mal y con la necesidad de ocultarlo cuando está embarazada por miedo a que la despidan. Que se elija a los candidatos para los altos puestos basado en un currículum neutro y sin especificar el sexo del solicitante (lo siento, no se me ocurre una forma mejor para garantizar la objetividad).

3. Derecho al aborto. Hasta que la educación cuaje y los chavales entiendan que tienen que hacerlo con condón, SÍ o SÍ (en vez de decirles que no lo hagan, hay que ser ilusos), desgraciadamente es un mal necesario. Yo estoy en contra del aborto como idea porque me parece triste que una mujer tenga que abortar y porque a nadie le divierte hacerlo, que no se engañen. Y porque sí, es una vida. Pero hay ciertas vidas que, para lo que les espera, mejor que no vengan. Una vez la educación sexual de los chavales sea comprensiva y completa, no hará falta ni prohibir el aborto, porque solo se acabará recurriendo a él cuando no quede más remedio por la salud de la madre o casos similares.

Y 4. Los medios de comunicación. La tele produce series y esa es una oportunidad de oro para manipular al personal. Puedes enseñarles mujeres independientes y valores positivos, o a los gilipollas de siempre haciendo las mismas tonterías que hace veinte años. Por supuesto, dirán que lo segundo no vende, pero no es verdad. No interesa.

(y otro comentario más... perdóname, César)

Diva Chalada dijo...

No interesa, porque si buscas las diez mayores empresas del mundo verás que todas están dirigidas por hombres. No interesa porque exceptuando a Angela Merkel (me niego a incluir a Kirchner), no hay mujeres gobernando en países del primer mundo. No interesa porque este sigue siendo un mundo de hombres y a los hombres les gsuta que siga así. Les gusta legislar sobre los coños de las mujeres cuando no tienen uno. Les gusta privar de ayudas a mujeres que han tenido que deslomarse trabajando para criar a la vez a sus hijos porque, al contrario que cierta vicepresidenta estúpida y con semejanza a los marranos, no pueden contratar a una escla... digooooo a una doula 24 horas para cargarle el crío a cuestas todo el día.

No quiero enamorarme ni confraternizar. UN amigo dice que no puedo rechazar esa parte de mi persona y mi glándula pituitaria le da la razón, pero pardiez que seguiré luchando contra ella. Si tengo hijos, los tendré sola, que por fortuna eso todavía es posible (pagando, claro, porque las solteras no merecemos crear una familia... porque eso NO es una familia como Dios manda, Jesús, María y José, es que no se puede pretender que una mujer solita críe a un niño sin la ayuda de un hombre. Ah, ¿que tu hija de 16 años se ha quedado encinta? Pues... Que lo tenga, que lo tenga, que lo contrario es matar. Y eso sí que NO lo manda Dios. Oyoyoyoyoy...) *sarcasmo extremo* Y los educaré para que sean cuerdos, educados y respetuosos. Porque buscar el príncipe azul o creérselo es una falta de respeto, también. Hacia ellos mismos y hacia su dignidad como mujeres.

Pero qué cabe esperar, si enciendo la televisión y siguen echando Sálvame.

Dios, me he quedado a gusto. Un beso,

Cristina

PD: de nuevo, perdón por la invasión. Pero es que con estos temas me enervo.

José Antonio dijo...

Muy buenas César y demás merodeadores,

Hace mucho que no escribo por aquí aunque sigo leyendo cada entrada! Si recuerdas te comenté que era probable que me saliera un trabajo en Irlanda del Norte... y desde Belfast te escribo!

Es interesante que escribas justo ahora sobre el machismo y el feminismo, precisamente hace un tiempo que se me cayó una venda de los ojos al respecto de este tema. Hasta hace muy poco yo pensaba que el machismo estaba superado y que sí que había igualdad, al menos en occidente... pero cuando empiezas a leer sobre el tema te das cuenta de la equivocación... todavía vivimos en un mundo bastante machista y cada vez va a más, y sobre todo entre los jóvenes. Es muy triste.

Por desgracia, soy todavía un iniciado en el tema y no me atrevo a opinar al respecto hasta no saber más, soy más bien un espectador, y por otro lado pienso que como hombre mi opinión sobre el feminismo va a estar sesgada.

Pero por suerte y para alegrarte un poco te puedo presentar un blog que estoy siguiendo desde hace unos meses: http://esceptica.org/

Es cuanto menos interesante y se atisba que, aunque no demasiado numeroso, sí que hay un grupo de jóvenes mujeres con ideas muy claras sobre cómo cambiar las cosas y que podamos vivir de manera más justa.

Yo de entrada he cambiado muchas de mis ideas pre-establecidas, y eso que antes me tenía como feminista pero me he dado cuenta de que no lo era... y poco a poco lo voy siendo más. Por ejemplo, nuna había sido consciente de mis privilegios como hombre blanco heterosexual y ahora lo soy. Me doy cuenta de que la sociedad está orientada para servirme a mi... y eso me hace sentir incómodo, y me parece injusto. Eso es algo que hace unos meses no sabía y tenía los santos cojones de denominarme feminista.

Pero bueno yo creo que llegará algún día en que la mayoría seamos capaces de tratar a las personas como personas, independientemente de que sean hombres o mujeres y de sus preferencias... soy un optimista de tomo y lomo!

Unknown dijo...

Saludos, César y demás merodeadores:

Al leer esta entrada, me hice el firme propósito de no comentar nada sobre el tema. Lo considero "arenas movedizas", es muy fácil malinterpretar lo que se escribe, y levanta furibundas pasiones. No comento para discutir. Pero... al final opino.
Por mi profesión, trato con adolescentes a diario. Supongo que por mi forma de ser y actuar me ven como un hermano mayor (o un tío joven) y me van contando sus cosas, piden mi opinión y/o consejo, etcétera... Y coincido contigo en casi todo (hace unos días, una muchacha de 14 años me confesaba que se liaba con cualquier chico por miedo a quedarse sola en la vida).
No creo que el machismo haya vuelto... lo que creo es que nunca se ha ido del todo.
Me gustaría señalar a Babilonia que yo conozco a muchas personas (hombres y mujeres) que no se divorcian porque no pueden permitírselo, no es privativo de las féminas. Que quizás la frase "es una oportunidad de oro para manipular al personal" no sea muy afortunada. Y que insultar "ad feminem" ("cierta vicepresidenta estúpida y con semejanza a los marranos") no da fuerza a tus argumentos. Ah, y que en la televisión emiten muchas más cosas aparte de Sálvame.

Juan Constantin

P.D: Disculpas si me he extralimitado, pero estas cosas me enervan.

César dijo...

Inés Arias de Reyna: Uno de los problemas es que cuando se dice "feminismo" o "machismo", lo que viene a la cabeza es el estereotipo caricaturesco; en el primer caso una lesbiana furibunda, y el segundo el típico macho ibérico. No obstante, hay muchas formas de machismo que lo son, aunque no lo parecen, y muchos aspectos del feminismo que no son ideológicos, sino sencillamente lógicos. Más allá de cualquier consideración ética, relegar a las mujeres significa renunciar al 50 % del potencial humano. Una soberana gilipollez, se mire como se mire.

Números: Uno de los errores del feminismo es el mito de la "superwoman", la mujer que trabaja, cuida a su familia, es una profesional de éxito, una buena amante, una gran madre, una buena amiga, una consejera... en fin, la mujer que hace de todo. Un modelo imposible de seguir, porque lleva directo a la tumba o al manicomio.

Y, en efecto, hemos avanzado mucho. Pero aún no se ha llegado a la meta.

Conchi: Vaya, no sabía que merodearas por aquí. Es un placer verte :)

Babilonia: Vaya, cuántas cosas dices... Bueno, estoy de acuerdo con casi todas ellas. Casi, porque lo que comentas al principio me parece ilógico, como ocurre con todos los excesos.

"...me meto con toda la especie masculina diciendo que no creo en el amor heterosexual y que en general los hombres me caen mal porque no son buenos para las mujeres".

Mira, no sé cuál es tu inclinación sexual. Si eres "homo", es muy lógico que pases de los hombres. Ahora bien, si eres "bi" o "hetero", entonces me parece que estás cayendo en un error de bulto.

Vamos a ver, todos los hombres NO somos iguales, igual que no lo son todas las mujeres. De hecho, aplicando la Ley de Sturgeon, el 90 % de los hombres son unos impresentables. Igual que el 90 % de las mujeres. Pero queda un maravilloso 10 %

Hablando muy en general, a la hora de buscar pareja, una mujer (o un hombre) busca o un padre, o un hijo, o un compañero. En los dos primeros casos, chungo. El tercero es el bueno y, supongo, el menos frecuente.

Si te fijas en mis personajes femeninos, comprobarás que la mayoría están cortados por el mismo patrón: mujeres independientes, inteligentes y con mucho carácter. ¿Por qué? Pues porque esa es la clase de mujeres que me interesan (me casé con una de ellas). No quiero ni una hija ni una madre, quiero una compañera. Alguien con quien compartir la vida de igual a igual.

Y eso no es por ideología, sino porque me sale de las entrañas. La idea de tener una pareja dependiente de mí, que sea sumisa y complaciente, me pone los pelos de punta. Jamás amaría a una mujer así. Me parecería triste y aburrido. Y no soy el único hombre que piensa de esa manera.

Creo, amiga mía, que cometes el error que señala Juan Constantin, el error que han cometido muchas feministas: generalizar en exceso y no daros cuenta de que hay hombres que están de vuestra parte.

José Antonio: Ante todo, amigo mío, felicitarte por haber encontrado trabajo, aunque sea tan lejos. En Irlanda hay mucha lluvia y poco sol, pero es una tierra fascinante.

El machismo es algo tan asumido, tan extendido por todas partes (incluyendo el lenguaje), que resulta muy difícil librarse de él. Por eso el camino es largo.

Muy interesante ese blog, gracias por el enlace. Voy a ver si lo incorporo a los Universos Paralelos de Babel.

Juan Constantin: Vaya nick nuevo, oh hijo de Odín... Pues sí, tienes razón: el machismo nunca se ha ido del todo. En gran medida, el error ha sido creer que sí.

Respecto al comentario sobre los comentarios de Babilonia... Bueno, intenta ponerte en la piel de una mujer. Es todo tan injusto que a mí se me llevarían los demonios. No me extraña que esté cabreada y que eso la lleve a exagerar un poco.

Diva Chalada dijo...

Juan Constantin: no suelo utilizar esa clase de argumentos, aunque sea porque me afecta personalmente. La vicepresidenta tendrá la carita de Peggy, pero yo todo el cuerpo y detesto cuando la gente usa esos argumentos. Si coincides conmigo en un debate no me los oirás, ni en una discusión seria. Pero Babel es un rincón maravilloso para desfogarse un poco, qué le vamos a hacer, y dejo que me pierdan las formas. Esa mujer me cae mal por muchas cosas, pero principalmente porque es inteligente y podría hacer cosas buenas y luchar por causas justas. No es corrupta aún porque no ha tenido tiempo material para ello, pero acabará cayendo. También porque no serán pocos quienes la usen como ejemplo para justificar la mala conciliación familiar: "Oye, no te quejes, que a la vicepresidenta le faltó tiempo para volver a trabajar en cuanto cortaron el cordón umbilical".

Sobre los hombres que no se pueden divorciar... Pues oye, sí, es verdad. Pero yo he hablado de los casos que conozco.

Por cierto, yo también trabajo con jóvenes como auxiliar de conversación en Alemania (y no hay nada tan gratificante, la verdad ^^) y algunas de mis alumnas me ponen en sus fichas de presentación que están prometidas ya. Miedo me da.

Sin embargo, gracias por darme la razón: si eso es todo lo que puedes esgrimir en mi contra, es que lo he hecho muy bien.

César: entonces quizá me he vuelto muy cínica y he perdido toda la fe. Ya no en que pueda haber un compañero, sino que dudo de mi capacidad para comportarme como compañera y no como madre o hija. Rayadas que le dan a una... Se habla mucho de querer pero muy poco de dejarse querer bien. Y sí, tus personajes femeninos son geniales. Siempre he sido muy fan de las cuatro flores de las Lágrimas de Shiva :). Particularmente de Violeta.

En cualquier caso, creo que todos (hombres y mujeres, bi, homo y hetero) estamos mucho mejor como individuos y sin amor. Tal vez me equivoque y me arrepienta cuando llegue a la vejez sola, con muchos viajes y experiencias a mis espaldas... Pero así es mejor :)

Dichosa tu mujer por tenerte. Y dichoso tú por encontrarla y apreciarla :) Un abrazo

PD: muy a mi pesar, hetero.

Juan Constantin dijo...

Saludos, César y demás merodeadores:

No, no he cambiado de nick. Simplemente, comenté desde otra cuenta, sin darme cuenta, valga la redundancia y el ripio. Sigo tratando casi a diario con demonios y tal.
Babilonia, créeme, mis comentarios no van contra ti personalmente. Ni te conozco ni, con toda probabilidad, te conozca nunca personalmente, así que malamente podría tener nada en tu contra.
Pero, en ningún momento te he dado la razón.
No confundas que no ataque todo aquello con lo que no coincido de tu exposición, con estar de acuerdo con ello. Como ya he dicho, no busco polémica.
Me parece estupendo poder comentar y opinar libremente en este magnífico blog, y no me gustaría frecuentar un lugar en el que todo el mundo pensara igual que yo. Sería aburrido y perjudicial para el intelecto.
Esa vicepresidenta -según tú natural de Sesame Street- no es santo de mi devoción. Mis ideas están a años luz de las suyas. Cada día que pasa me siento más indignado con esta casta de "políticos", en concreto con su partido. No soy como ellos. Y una manera de dejar claro que no lo soy, es no usar sus mismas armas. No quiero rebajarme, ni restar fuerza a mis argumentos, por generalizar en exceso ni por usar el insulto. No siempre lo logro. En ciertas ocasiones cuesta mucho esfuerzo contenerse. Y a veces no me contengo...
Uno de mis defectos es que suelo dar consejos a diestro y siniestro sin que nadie me lo pida. Soy un pelmazo.
Y, para terminar, dos puntualizaciones: Como mujer liberada, autónoma e independiente con las ideas claras que eres, ¿no crees que tus alumnas tienen el mismo derecho que tienes tú para decidir cómo quieren que sea su futuro?
Y no sé si la vicepresidenta en algún momento caerá en la corrupción. Pero no lo doy por sentado, como haces tú.
En fin, puedes pensar que soy un retrógrado machista, que te tiene tirria. Yo seguiré intentando ser humanista, hasta el final de mis días.

Juan Constantin

Diva Chalada dijo...

Juan Constantin: siempre es un placer encontrar a un humanista, como tú te defines, y además de los que mantienen su postura firme pero cortésmente hasta el final. Casi idealista, diría yo. Pero como ya he mencionado antes, me puede el cinismo. Haces muy bien en no caer en las malas formas. En ese aspecto eres mejor que yo.

¿Liberada? Lo intento. Ya veremos si lo consigo. En cuanto a mis niñas... Afortunadamente, a esas edades se cambia mucho, rápido y de manera constante. Seguramente me equivoque, lo hago muchísimo. Tal vez encuentren a alguien, tal vez no. Tal vez sea su novio de ahora, espero por favor que no y que conozcan más mundo (en cualquier caso son todo errores que tienen solución). Su vida es suya y yo solo estaré en ella hasta mayo. Pueden hacer lo que quieran. A mí me pagan para conseguir que hablen en español con más fluidez. Pero les he cogido cariño a todos y espero que elijan bien. Que elijan la felicidad sana, que se amen a sí mismos antes de amar a otra persona y que, dentro de las desgracias que a todos nos suceden en la vida, sean capaces de salir adelante siempre. No deseo ni privarles de su libertad ni tampoco les deseo nada malo. Faltaría. Tómatelo como una quiniela Madrid-Barça: cada uno tiene sus preferencias, el resultado realmente importa bien poco en el gran orden las cosas y el espectador no puede hacer nada para alterar el partido porque pasará lo que tenga que pasar. ¿Tiene algo de malo desear, simplemente desear, que gane uno y no otro? Pues de igual manera, ¿hay algo malo en que prefiera que se den más tiempo a sí mismas para conocerse y conocer el mundo antes de elegir un/a compañero/a?

Las leyes me las tomo como algo personal. Esto, para mí, es un ejercicio de buena discusión, mi afición preferida. Gracias :)

Juan Constantin dijo...

Saludos de nuevo:

Babilonia: que una persona joven diga que es cínica no me parece correcto. No debería ser así. Me entristece leerlo.
No creo ni por una milmillonésima de segundo que sea mejor que nadie, simplemente por guardar las formas. No es nada más que mi manera de combatir el poder del Único.
No creas, de vez en cuando saco las garras (de adamantium, claro está) y escribo algún taco del tipo: Córcholis, Jopeta y palabras aún más abominables, en la Lengua Negra de Mordor;)
Estoy seguro de que deseas lo mejor para tus alumnas. A mí también me parece mejor que las personas se conozcan a sí mismas y a las demás antes de tomar decisiones importantes. Pero me pareció que sólo deseabas que eligiesen lo que a ti te gusta. Una mala interpretación por mi parte, ya ves.
Hace ya algún tiempo me di cuenta de que lo que yo consideraba mejor para otras personas, no lo era. En realidad era lo mejor para mí, y yo lo proyectaba sobre otros. No es igual "no desear para los demás lo que no deseamos para nosotros mismos" que "desear para los demás lo que deseamos para nosotros mismos". No suele funcionar.
Para acabar ya de una vez: No dejes que el cinismo te domine. Inténtalo al menos. Abandona el Lado Oscuro de la Fuerza:)

Juan Constantin

P.D: ¿Ha sonado muy friki?

César dijo...

Babilonia: Dices: "En cualquier caso, creo que todos (hombres y mujeres, bi, homo y hetero) estamos mucho mejor como individuos y sin amor". Permíteme contestarte con una frase de Guillermo de Baskerville en "El nombre de la rosa": "Qué tranquila seria la vida sin amor, Adso, qué tranquila y qué insulsa".

No hay un solo tipo de amor, Babilonia, hay muchas clases de amores. Y no todas buenas, es cierto. Pero tú puedes elegir la variedad de amor que prefieres... ¿o temes que sea el amor quien te elija a ti? Mira, yo creo que el amor es como una apuesta; una apuesta arriesgada, sí, pero el premio, si ganas, es maravilloso. Y doloroso si pierdes, lo sé. Pero la alternativa es no jugar, y en esta clase de juego, no jugar es haber perdido de antemano. Bueno, sólo es lo que creo.

Juan Constantín: Permíteme que me entrometa un poquito en tu debate con Babilonia. Dices: "¿no crees que tus alumnas tienen el mismo derecho que tienes tú para decidir cómo quieren que sea su futuro?". Yo creo que Babilonia no se cuestiona eso en ningún momento. Pero también creo que tiene todo el derecho, incluso el deber, de decirles a sus alumnas que, en su opinión, están equivocadas, y a exponerles sus argumentos.

A fin de cuentas, eso es lo que he hecho yo en esta entrada. Digo: "Hay que matar al príncipe azul", y expongo por qué. Sé que hay chicas jóvenes que visitan Babel, y puede que alguna de ellas, al leer la entrada, se cuestione, aunque sólo sea un poquito, su idea de "amor romántico" (no tengo mucha fe en ello, pero podría ser). ¿Significa eso que estoy coaccionando su libertad? Yo creo que no, porque no la obligo a hacer o no hacer nada; simplemente le aporto un punto de vista distinto. Lo que haga luego con él es cosa suya.

Juan Constantin dijo...

Saludos, César:

Sí, tienes razón en que Babilonia no sólo tiene el derecho, sino también el deber de advertir a sus alumnas de lo que ella considera equivocaciones. Mala profesora sería si no lo hiciera así. Jamás le negaré ese derecho.
Es algo que yo realizo a menudo. Quizá demasiado, a decir verdad.

Juan Constantin from Hell

Anónimo dijo...

La pregunta sería si el hecho de conocer a más gente ayuda a escoger mejor a la persona definitiva.
Antes pensaba que sí, ahora no estoy tan segura, porque siguen siendo las dos partes quienes deben coincidir en una sola elección.

Lo que queda claro es que deben escribirse historias a través de la experiencia adquirida en la vida de hoy. Los príncipes azules eran tan viejos que han muerto ;)

César dijo...

Anónima de las 8:57: Pues mira, yo creo que sí, que cuanta más gente conozcas más posibilidades tienes de conocer a la persona adecuada. Aunque no es ninguna garantía, claro; pero no porque los dos tengan que coincidir (eso pasa siempre), sino porque muchas veces el amor es irracional y porque no solo se trata de la persona adecuada para enamorarse, sino también del momento adecuado. A decir verdad, creo que pesa más el momento que la persona.

Pues parece ser que los príncipes azules han resucitado. Qué pesados...

Anónimo dijo...

Me gusta tu punto de vista y además me hace muy feliz. Muertos resultaban muy tristes ;)
Anónima de las 8:57 y de este preciso instante

Mon dijo...

La verdad es que en la premisa inicial del artículo existe un contexto muy pequeño de aplicación sobre la realidad social. Es decir hablar de feminismo o de retorno a un modelo social más machista va ligado a un pequeño ámbito de la sociedad mundial que a duras penas engloba el 10% de la población mundial. O sea occidente. Por favor pasen y vean un poco lo que existe fuera del maravilloso mundo occidental. ¿Mundo Arabe? Sin comentarios. ¿LatinoAmerica? Mas de lo mismo. ¿Paises Asiaticos, la India, Africa?. El mundo no ha dejado de ser dominado por hombres nunca. Solo pequeñas avanzadillas se han hecho en occidente sujetas a enormes tensiones de fuerzas muy dificiles de cambiar de tendencias. Los procesos de grandes movimientos migratorios hacen que las sociedades supuestamente avanzadas son alimentadas por personas que vienen de estos contextos. También un modelo capitalista que premia al hombre por ser mas productivo, no por ser mejores sino porque se desentiende mas de la familia, no pare, no se vincula tanto a la familia como lo hace una mujer, esta mejor visto, a una mujer se le exige mucho más. La religión todas las grandes sin excepción se vinculan a modelos patriacarles que potencian el machismo. La publicidad con contenido sexual, más de lo mismo. Etc.

En fin no existe una igualdad y no creo que lo veamos. Probablemente porque existe un fondo imposible de salvar. Somos diferentes. Los hombres y las mujeres, pensamos diferente, tenemos necesidades y escalas de valores distintas. Y un mundo dominado por hombres, la mujer con poder estorba, en alta dirección. Es una rara avís que además no permite al hombre hablar de mujeres como objeto sexual en cualquier comida de copa y puro. Es tan simple como esto.

Me parece interesante y comparto que la mujer debe ser fuerte e independiente. Pero la chica lista, mona con ganas de pillar un macho alfa y ser sumisa me parece de lo más lógico del mundo. Si el mundo no acepta con agrado el rol de la mujer independiente, la respuesta inmunológica de la mujer lista es hacer todo lo contrario. Lógica aplastante aunque nos pese.

Yo lo que quiero para mi hija es que sea feliz. El como lo consiga no lo juzgaré. Para mi todo lleva a una conclusión básica. Hay que respetar también a la mujer que opta por eso, no es peor ni mejor que la amazona independiente y segura de si misma. No todo el mundo es capaz de ello y no por ello esa mujer se merece ser tachada de machista. Sobrevivir es lo que hacemos todos... ellas también, como sea necesario. Respetarse a si misma es lo único que pretendo que creo que tenemos que inculcar en la educación de las nuevas generaciones.

Saludos.




César dijo...

Mon: En efecto, estoy hablando de mi entorno, de la cultura occidental.

Respecto a las diferencias entre hombres y mujeres, creo que no son tantas como tú insinúas. Y, sobre todo, creo que no afectan en nada a la igualdad de derechos y deberes. ¿Esa igualdad es imposible? Si piensas eso, estoy tan en desacuerdo contigo que ni siquiera voy a discutírtelo. Para mí no se trata sólo de un principio racional, que lo es, sino sobre todo de un principio ético irrenunciable.

¿Toda mujer tiene derecho a hacer con su vida lo que quiera? Por supuesto, nada ni nadie se lo impide, y menos yo. Pero si decide libremente someterse al tradicional estilo de vida patriarcal, yo también tengo el libre derecho de tildarla de machista y criticar su decisión.

¿Lo único que importa es la felicidad? Sí, claro, pero eso es tan abstracto... y tan confuso en el fondo. Con frecuencia, se confunde felicidad con comodidad, o aún peor, con resignación. ¿Y cómo sabes si alguien es o no feliz? ¿Porque te lo dice? La gente no solo miente, sino que también se engaña a sí misma. Por otro lado, es posible que, a cambio de una felicidad a corto plazo, te estés labrando una posterior infelicidad de larga duración. Los toxicómanos son felices cuando se drogan al principio, por ejemplo. Ý conozco muchísimos matrimonios que fueron felices unos años, para desembocar después en la más profunda desgracia. Así que eso de la felicidad es muy, pero que muy relativo.

Lo que yo quiero para mis hijos (y querría para mis hijas, si las tuviera), es que su vida sea lo más plena posible, una vida llena de estímulos y alternativas, una vida repleta de contenido donde puedan desarrollar plenamente su potencial como seres humanos. Porque creo que así alcanzarán más y mejor felicidad. Y ser la sumisa mascota de un varón no me parece el mejor camino para lograrlo.

Estigia dijo...

Iba a hacer algunos comentarios, pero César, has cerrado con broche de oro.

Creo que el mayor problema, o el que más urge, es en lo referente al sexo. Es el tema que más me llama la atención por la abismal diferencia entre lo que yo concibo como sexualidad, frente a gente muy cercana a mi.

Y es que las chicas ahora confunden ser liberadas sexualmente con ceder a cualquier cosa, ser atrevidas (en el mal sentido). Se incentiva esa actitud en películas, revistas, y no hablo precisamente de la SuperPop, sino de aquellas destinadas a un público más "adulto" y supuestamente más maduro.

Basta ver el éxito que ha hecho Crepúsculo (descaradamente sexista en muchísimos puntos de su narración, aparte de confundir el amor con la dependencia emocional y la anulación individual) o Las cincuenta tonterías de Grey. El machismo no ha cambiado: se ha transformado. Ahora no debemos ser recatadas (para nuestro mal) sino sexualmente dispuestas a todo (aunque no nos gusten).

Como punto positivo, he de decir que hablando con mis amigas, que apoyaban este tipo de posturas, han ido cambiado los estereotipos en unos meses. Era espantoso escuchar de personas a las que quiero tantísimo que "es normal que una mujer no disfrute en el sexo" (me quedé helada... ¿para qué tienes sexo sino?) o que "su ex le había propuesto hacer X cosa y le daba miedo negarse". Madre mía; es aquí cuando queda vigente lo mucho que hace falta por cambiar, empezando por nosotras.

Yo no quiero un hombre que me "proteja" (que sienta la necesidad de ello, entiéndase, no hablo de hacerlo en un acto de amor hacia a mi), ni me gusta la condescendencia, aunque sí que me mimem, como a mi me encanta mimar y dar cariño y protección; pero tampoco quiero un hombre "seguro de sí mismo" en el sentido de que se cree que sólo son sus necesidades las que tienen que ser cubiertas. En una relación, ambos tenemos que crecer. Y desgraciadamente he de decir que no he encontrado ningún chico que me trate como una igual. Será cuestión de suerte.

Nada más que añadir. A propósito, he tenido que leer algunos párrafos en diagonal, porque este tema me resulta extremadamente sensible.

César dijo...

Estigia: Ojalá todas... iba a decir "jóvenes", pero mejor "mujeres". Ojalá todas las mujeres lo tuvieran tan claro como tú. Esas cosas que comentas, "es normal no disfrutar con el sexo", "hay que ceder a los deseos del hombre", me dejan mal cuerpo. ¿Qué clase de relación es esa? En fin, no me extraña que hayas leído en diagonal. Es deprimente.

No te conozco personalmente, pero se nota por tus comentarios que tienes mucho carácter. Así que dudo que te conformes que un chico que no te trate como a una igual. Lo encontrarás, no te preocupes; no todos los hombres somos unos machitos gilipollas.

Mon dijo...

Cesar, tu lo dices mejor.
Comparto tu opinión o al menos en el detalle a mi comentario lo que me matizas; te lo acepto.

Pero si que creo que somos muy diferentes hombres y mujeres. Y bastante. No lo digo para defender ni el machismo ni el feminismo. Para mi es una realidad palpable, evidente más allá del régimen social o cultura que acentúa esta diferencia para nuestra desgracia.
Evidentemente tenemos que generar una sociedad que permita la mayor plenitud de las personas independiente de su sexo. En eso no tengo discusión alguna.

Pero me niego a tachar de machista una mujer que decide someterse, es un mecanismo de supervivencia, así lo entiendo yo. A lo mejor es un detalle semántico. Pero me parece un doble crítica. Siempre me ha molestado que a una mujer se la tache de machista por aceptar un régimen social, no me gusta pero no lo estigmatizo aún más. Esto es como decirle a una persona que es un neoliberal porque acepta un trabajo por obra/servicio cuando esta en el paro. Me parece una doble injuria.

Matices y matices.
Y a Estigia que he visto su comentario y tu contestación. Creo que es un problema de grados. Ni todo el que tiene un tic machista debido a un entorno cultura y social es un 'machito gilipollas' ni existe el hombre inmaculado y equilibrado al 100%.
Porque el matiz entre ser machista, o ser cómodo o ser un aprovechado o vividor, es muy fina si lo llevamos a tales extremos de categorización. Supongo que si no encuentras a nadie que de la talla es porque o tienes el listón muy alto en este tema o realmente el contexto de búsqueda no es el mas adecuado. Te diría que no encontrarás probablemente nadie que satisfaga ese nivel de exigencia de equidad social todo el mundo esta sujeto a su entorno y en cada momento florecen machismos o procesos de igualdad.
Incluso alguien más bien feminista como yo. Puede reírse hasta desencajarse con un chiste de mujeres y cocinas y soporta una mirada asesina de cualquier mujer presente sin sentirme traidor a la causa feminista.

Anónimo dijo...

A lo que tu dices, Cesar, yo añadiría una cosa. Es lo que he vivido en los ambientes universitarios y la conclusión a la que llego tras ser adolescente no hace mucho:
Ese movimiento de libertad de la mujer iniciado hace tanto tiempo ha derivado SOLAMENTE en que las mujeres quieran mostrar su libertad a través de su cuerpo. Piensan que tienen a sus novios sujetos a ellas y que los controlan porque ellas tienen el instrumento para darles lo que necesitan. El problema es que la realidad es bastante distinta. Al creer que los utilizan, son utilizadas de una manera a veces, brutal.

Estigia dijo...

Mil años después respondo. A ver si hay suerte, el tema me gusta.

No estoy de acuerdo con tu comentario, Mon, pero me parece muy muy acertado, porque das en el clavo con el tema de la sociedad. Sin embargo, mi crítica no iba por ahí. Cuando hablaba de cómo derivaba el machismo y en qué se había transformado (llámalo machismo, porque el sujeto al que me refería es, de hecho, mujer) me refería a cómo ha cambiado para mi el concepto, puesto que la sociedad ha evolucionado. En algunos aspectos ha mejorado, y en otros no. Hace tan solo diez años me parecía "machista" que una mujer soñara con ser ama de casa: hoy, he aceptado que precisamente la igualdad es poder elegir, como bien apuntabas. En este punto creo que los dos coincidimos, ya que mi crítica estaba orientada a un nivel personal, individual.

Lo que dices de amoldarse al sistema como cuestión de supervivencia. En primer lugar, la sociedad tiene un sistema de roles sexista (que no machista) donde algunas personas salen favorecidas y otras no. Una mujer que le guste ser dependiente de alguien se hallará en la gloria, y un hombre al que le guste inflar su ego consintiendo y protegiendo a su pareja está a un paso del paraíso. Este modelo por ejemplo, es el de Brasil, y he de añadir que la mayoría de las mujeres están encantadas. ¿Cual es el problema? considero que actualmente estamos en un punto de inflexión donde las propias mujeres hemos perdido el rol, y me figuro que también los hombres por lo que veo (solo que no lo vivo en primeras carnes), hasta el punto de volverse un mensaje contradictorio en sí mismo: es una sociedad donde el individuo adulto, por un lado, se considera que tiene plena capacidad para la toma de decisiones, que se concibe como un ser responsable de sí mismo, en otros aspectos tenga que abandonar esa determinación que se supone que tiene para amoldarse a una concepción de la vida de pareja. No tiene sentido: todos los días escucho en la media que tengo que ser una mujer del siglo XXI, independiente, con trabajo, y un buen salario con su respectivo puesto de trabajo de alta categoría, y por otro, que los consejos para tener feliz a mi hombre sean en resumidas cuentas, abandonar mi individualidad como persona.

Así que la crítica sí tiene cabida, porque pese a que el papel de mujer sumisa sea continuar el status quo, el propio sistema excluye una cosa así (o más bien, tendría que hacerlo bajo sus propios principios). En el ejemplo del trabajador, una cosa es aceptar el trabajo (y no significa que seas fan del sistema, inclusive puedes ser totalmente opositor a él) pero otra es que, dentro del mismo sistema donde la productividad y el salario son proporcionales, tú aceptes ganar menos que tu compañero haciendo el mismo trabajo bajo el mismo nivel de productividad. Ahí está el matiz. De la misma forma que una mujer no puede ser por un lado, ciudadana con plena capacidad de autodecisión, de la que se le espera una responsabilidad determinada, y por otro, abandonar todo eso bajo un ideal de pareja, únicamente para ajustarse a un rol (si ella quiere es cosa suya, estoy de acuerdo, cada uno puede ceder su libertad, el problema es que parece que si no lo haces, no puedes tener una vida de pareja). Si aceptáramos el rol de la mujer tal cual está, el fiscal de doña Cristina de Borbón se encontrará en la gloria intentando eximir a la infanta de todas los trapicheos de su marido porque ella solo obedecía el rol de pareja.

Estigia dijo...

Sigo

En cuanto a mi nivel de exigencia al que has hecho referencia. No, la verdad es que no considero haber puesto el listón muy alto; el listón tal vez esté muy por fuera del "sistema de roles" y reconozco esto como realidad, tanto así que hasta dije que veía muy difícil encontrar algo bajo mis criterios. Mis bases son simples: quiero alguien que me respete como un igual, que tenga individualidad y responsabilidad. Ese es el criterio que utilizo con todas las personas, así que puedo presumir de tener muy buenas amistades, pero ¡qué difícil se torna la tarea cuando se trata de parejas! Voy a ponerte un ejemplo de lo que considero "poco respeto" para que me entiendas: hace tiempo, conocí un chico con el que acabé teniendo un rollo. Yo no pensaba ni tenía intención de salir con él después del asunto, pero el muchacho en cuestión lo creyó así. Y en lugar de decirme la verdad ("no quiero tener una relación contigo por estos motivos") inventó una historia del estilo "no quiero perder tu amistad, me gustas mucho pero el universo no quiere que estemos juntos por tal y cual" como si la cosa no fuera con él. Es un matiz que puede parecer mínimo, pero a mi me molesta, porque en el fondo siento que no se me considera una persona adulta capaz de superar con la verdad. Puede doler que alguien diga que no quiere nada más conmigo (sobre todo si yo quiero algo más, cosa que ni siquiera me pasaba en el ejemplo que he puesto), pero yo, como persona adulta, debo poder hacer frente a ello sin ningún problema, tengo consciencia de que no todas las relaciones funcionan, que hay personas a las que puedo no gustar, y no pasa nada. Con esa mentira, el chico anuló la libertad que tengo de encarar ese tipo de problemas de reciprocidad en las relaciones, con miras a ennoblecerse a sí mismo (para no quedar mal) y para "protegerme". ¿Protegerme de qué, del mundo y de la realidad de las relaciones -cuales sean- entre las personas? Pues a esto me refiero con que busco alguien que entienda este punto básico, porque me parece piedra angular del auténtico respeto por la otra persona.


Espero que se me haya entendido, porque la verdad es que el tema es profundo, va mucho más allá que una discriminación irracional. De hecho, por empezar a tocar este tipo de temas en el feminismo me he topado de lleno con el masculinismo, cómo el sistema "patriarcal" en el fondo es un yugo y una presión que todo hombre, para ser hombre, parece que tiene que aceptar. Pero el artículo de César se titulaba "Matar al príncipe azul", así que vi más oportuno tratar el tema desde el punto de vista de la mujer.


Saludos!

César dijo...

Estigia: Estoy muy de acuerdo con lo que dices en la primera parte de tu mensaje, pero no tanto con la segunda.

El ejemplo que pones no me parece ni remotamente un ejemplo de actitud patriarcal. Vale, la historia que se inventó tu amigo no es muy original que digamos, pero... pero exactamente lo mismo se lo podría haber dicho una chica a un chico (¡a mí me han dicho en el pasado algo muy similar!). Y también se lo podría decir un hombre a un hombre, o una mujer a una mujer, en el caso de relaciones homosexuales. Se trata de una mentira que tiene que ver con el sexo, el compromiso y el amor (o la carencia de alguno de ellos), sea cual sea la naturaleza de los componentes de la pareja.

Estigia dijo...

César, el ejemplo que puse no hacía referencia al patriarcalismo, sino a lo que yo entiendo como respeto. Efectivamente, el caso se podría dar igual en una pareja homosexual, por ejemplo. Quizá sea de la propia esencia del amor que surgen estas cosas al tratar con sentimientos, y yo me siento muy joven para saberlo (tengo 21 años). Sin embargo, mi ejemplo creo que sí tiene que ver con el sistema de roles del que hablaba, aunque no tengan que corresponderse con roles sexistas (estos, de darse, pueden ser casuales) Es decir, posiblemente el chaval me dijo la mentira sin una consciencia de "soy hombre y tengo que proteger mujeres", pero al hacerla sí se situó en un rol de ¿superioridad? tratando de quedar bien a costa de una mentira, y al mismo tiempo, me colocó "por debajo", como si la verdad fuera demasiado hiriente para aguantarla, o como si no pudiera comprenderla. Ten en cuenta que no se trataba de un desconocido, sino de una persona que me conoce bien. Tal vez el problema sea que yo siempre prefiero ir con la verdad por delante, pues me gusta considerar a los demás como personas autosuficientes y responsables, (y, de no serlo, prefiero que lo sean, por su bien) que este tipo de actitudes me chocan, aunque la intención no sea mala, sino todo lo contrario. No sé, sigo pensando que el verdadero respeto es tratar a la otra persona como te tratarías a ti mismo, y alguien que considera que necesito una mentira para vivir en paz no lo hace.

Ahora bien, para completar la historia, añadiré que después de unos meses, en una tertulia en la cocina de mi casa (vivo en una especie de residencia universitaria con varios chicos y chicas de mi edad), este mismo chico reconoció que cuando rechazaba a una chica, se inventaba una historia, y las chicas que lo escuchaban reconocieron que preferían esa mentira piadosa. En este contexto, y en esta cultura (ahora estoy en Brasil, y es bastante distinto a España) aquella mentira quizá sí se correspondía a un rol de hombre. Pero, por otra parte, añadiré que las mujeres aquí lo aceptan encantadas, por tanto también son responsables de esa condescendencia. Pero repito, con ello no quería ejemplificar el machismo.

Saludos!

César dijo...

Estigia: Vale, te había interpretado erróneamente. No obstante, eso de la sinceridad a ultranza... A veces me encuentro con viejos amigos y les digo que están estupendos, aunque tengan una pinta horrible, o me cruzo con una vecina y le digo lo guapa que está, aunque sea más fea que el culo de un mandril. Y no por ello los minusvaloro; simplemente, son mentiras sociales destinadas ha hacer la vida más amable.

En el pasado, cuando era joven y estaba soltero, muchas veces, después de echar un polvo furtivo con una chica, le decía lo bien que había estado, aunque hubiese sido un polvo de mierda. Porque, ¿de qué habría valido decirle la verdad si no iba a volver a verla?

Son mentiras sociales que liman asperezas, que permiten salidas más o menos dignas. No ejercicios de poder, como tú pretendes.

De hecho, creo que la sinceridad sistemática es una de las peores formas de grosería.

Mon dijo...

El ínclito Doctor House es el ejemplo de la sinceridad desbocada y le llevaba a soledad y casi a la compasión.

Esa sinceridad que tanto valoras lleva a una pésima gestión social a largo plazo.

De hecho la sociabilidad es precisamente eso. Esconder la agresividad del primate con normas y comportamientos que permiten la convivencia. En eso me acerco a César, es mejor ciertas mentiras anestésicas que muchas verdades descarnadas. Para mi eso esta muy lejos del debate inicial del machismo como cimiento social y aceptado por las féminas en España. Los caminos del debate en la fraternidad de Babel son inescrutables.

Saludos

Estigia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Estigia dijo...

César: humm sinceridad a ultranza. Vaya, no pretendía defender eso. Me parece que tomé un ejemplo muy, muy concreto, y sobre todo muy personal, y he pretendido hacerlo general. Mil disculpas. Cuando dije que prefiero ir con la verdad por delante, en realidad lo intento digamos casi todas las veces, pero no como un mecanismo automático (si no te gusta la verdad, no me oigas), no; creo que me estaba refiriendo a las relaciones más íntimas de amistad, y obviamente según que casos. Y cuando dije que considero a las personas autosuficientes y responsables, estaba apelando a un ideal, puesto que como añadí, no lo son. Y también creo que hay formas y formas de decir verdades y mentiras sin por ello situarme por encima y por debajo. Y por cierto, también considero que la sinceridad automática es grosera, porque es querer ignorar la particularidad de cada persona sabiendo como puede reaccionar ante la verdad, en eso coincido totalmente.

En los casos que mencionas César, la mentira no tiene ningún propósito de hacerte sentir mejor a ti, de hecho, son bastante desinteresadas. En el caso de los amigos que no ves hace tiempo y los ves pésimos, hacerles llegar esa información no solo sería grosero, sino totalmente inútil. Y en el segundo caso, se trata de personas desconocidas, ofrecerles la verdad no ayudaría en nada. En cambio, suponte este ejemplo: el chico conoce a una chica y se hacen amigos. La chica quiere salir con él, y el chaval en lugar de decirle la verdad (mira, podemos ser amigos porque no tengo el mismo interés que tienes tú conmigo, lo siento, tal) le dice que "él no es un chico de novias". Y a la semana, como se puede esperar, él sale con otra chica. ¿Cómo deja a la primera? sintiéndose todavía peor, porque cree que ella no tiene algo que la otra sí tiene; se siente engañada y tonta por habérselo creído, y si eran amigos, puede sentirse traicionada. Y todo eso se puede evitar siendo sinceros en estas situaciones. Y en mi caso, repito, no se trata de un desconocido, sino de un amigo: de hecho, has mencionado que la verdad automática es una grosería. También lo pienso de una mentira automática. Y quizá acierto comparando ambas: decir la verdad a una persona que agradecería una mentira piadosa por querer obedecer la máxima de "ser sinceros", viene a ser lo mismo que dar una mentira genérica con el fin de quedar bien, a una persona la cual agradecería la sinceridad para responder mejor de las consecuencias de tales palabras.

Supongo que puse el ejemplo porque, como también dije, el tema salió meses después. Y me sorprendió no sólo que las chicas prefirieran la mentira, sino también que los hombres prefirieran la verdad. Quizá no sea tan casual, y creo que tiene que ver bastante con la autoestima, aquí lamentablemente la diferencia entre hombres y mujeres en este aspecto es bastante grande. Pensé que podrían tener relación.

Mon, claro que ser sinceros a ultranza no funcionaría. Hay personas que, como dije, prefieren la propia mentira. Y el debate se ha ido un poco por la tangente porque he pretendido dar una máxima universal, de un ejemplo particular (mea culpa). Sin embargo, la primera parte de mi mensaje está dentro del debate, y puedes responderlo si tienes algo que decir.

Saludos!

Jose Ramon dijo...

Continúo mi viaje por tu blog, como un viaje al pasado. Comentaría en cada entrada, porque todas me parecen interesantísimas, tanto en cuanto al contenido como a la forma de expresarlo. Enhorabuena a los que participan a través de sus comentarios por el respeto a las opiniones de los demás, todavía no me he tropezado con comentarios despectivos u ofensivos, a pesar de que en algunos casos se exponen puntos de vista contrapuestos. Esto enlaza con mi comentario sobre el tema de la entrada. La vida en armonía, tanto en un blog, como en cualquier otro aspecto de la vida depende, casi exclusivamente de la educación. No podemos esperar jóvenes preparados para la vida, cuando los padres hemos delegado nuestra función educativa exclusivamente en un sistema educativo decimonónico. No podemos esperar jóvenes preparados, cuando los hemos convertido en príncipes y princesas con intolerancia al esfuerzo, a la negación y al fracaso. Tenemos, en general (siempre hay excepciones, afortunadamente) generaciones de jovenes que se definen "agobiados". No me vale la excusa de que no hay oporutnidades y de que el futuro que les espera es muy negro, por la falta de trabajo. Precisamente si el futuro es negro, tú, joven, debes construir un futuro mejor que el que te hemos dejado tus padres y mejor que el que nos dejaron tus abuelos. Tenemos generaciones enteras de individuos aislados en plena era de la comunicación. Generaciones saturadas de información contradictoria, sin nadie que les diga por donde tirar y todo esto soportado por un sistema educativo que, en absoluto, potencia la formación de juicio crítico, plagado de profesionales de la enseñanza desmotivados y que terminan impartiendo su ideología, en lugar de fomentar la razón como filtro de la información. Hemos criado a la generación "Porque yo lo valgo" no hemos sabido aceptar los defectos de nuestros hijos, de la misma forma que no hemos sabido reconocer sus virtudes. Hemos sido unos padres sobreactuados y consentidores, más preocupados porque nuestros hijos no sean diferentes al resto de sus amigos, que a que sean auténticos y diferentes. Y todo eso tiene una consecuencia inmediata. Un descenso en el nivel educativo y un retroceso en nuestra evolución social. Hemos criado perfectos productores, manipulables, volubles y desinformados, precisamente lo que necesita la tiranía. Pido disculpas por mi parte de culpa.