viernes, noviembre 22

¿Soy un friki?



            Hace unos meses, mi hijo mayor, Óscar (26 tacos), me comentó que yo era un friki. Cuando le pregunté por qué decía eso, me contestó: “Porque te gustan los cómics”. Me quedé perplejo; en primer lugar, porque cuando yo era niño, a todos los niños les gustaban los cómics, y nadie consideraba esa afición como un signo de frikismo. Entre otras cosas porque por entonces aún no existían los frikis. En segundo lugar, porque yo no me siento friki; es más, los frikis me ponen un poquito nervioso.

            Aunque, claro, todo depende de lo que entendamos por “friki”. Veamos lo que dice la RAE al respecto: "friki. (Del ingl. freaky). 1. adj. coloq. extravagante, raro o excéntrico. 2. com. coloq. Persona pintoresca y extravagante. 3. com. coloq. Persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición." Y ahora lo que dice la Wikipedia: “Friki o friqui (del inglés freak, extraño, extravagante, estrafalario, fanático) es un término coloquial para referirse a una persona cuyas aficiones, comportamiento o vestuario son inusuales.1 Al conjunto de aficiones minoritarias propias de los frikis se denomina frikismo o cultura friki, como puedan ser la ciencia ficción, la fantasía, los cómics, el manga y la animación, entre otros”.

            Respecto a la definición de la RAE, no me considero pintoresco ni extravagante y no practico desmesurada ni obsesivamente ninguna afición. Soy un poco raro y un tanto excéntrico, es cierto, pero ambas características pueden aplicarse a gran variedad de asuntos, aparte del frikismo.

            En cuanto a lo que dice la Wikipedia, ni mi comportamiento ni mi vestuario son inusuales. De hecho, eso es lo que más nervioso me pone de los frikis: su empeño en vivir en un mundo irreal. En mi opinión, un friki es aquel que permite que sus aficiones se conviertan en una obsesión e invadan su vida normal. Por ejemplo, disfrazándose de sus héroes de ficción, o hablando klingon, o discutiendo durante horas sobre quién es más rápido, Flash o Superman. Eso suena a caricatura, pero no lo es, al menos no del todo. Un friki ama tanto su afición (o detesta tanto el mundo real), que intenta convertirla en realidad mediante un simulacro que, al menos a mí, me resulta un poquito patético; sobre todo cuando el friki lo es como refugio ante su incapacidad para relacionarse con el mundo real. Ya sabéis, el típico adolescente gordo y granujiento, sin habilidades sociales y que tartamudea cada vez que se cruza con una chica. ¿Otra caricatura? Seguro que sí, aunque esa clase de gente existe, no lo dudéis. Pero la mayor parte de los frikis no son así.

            Porque hay otro aspecto en la definición de la Wikipedia que todavía no hemos considerado: las aficiones inusuales. Y ahí sí, lo reconozco, me han pillado; porque, sin ir más lejos, entre los ejemplos que menciona el texto hay tres que comparto: me gustan la ciencia ficción, la fantasía y los cómics (todo lo cual hace que mi hijo Óscar me considere un friki).

            Pero, ¿basta con tener aficiones poco comunes para ser un friki? Creo que ésa es una condición necesaria, pero no suficiente, así que no, no basta. A mí me interesa la cultura popular; de hecho, mi trabajo está relacionado con ella. Me gusta la literatura (y el cine) de género; y no sólo la ciencia ficción y la fantasía, sino también el terror, el thriller, el histórico, el western... Me gustan los cómics, aunque últimamente ando un poco desorientado. Me gustan las series de TV. Y no solo consumo esa clase de productos, sino que además leo ensayos y artículos sobre ellos.

            Pero, atención, nada de eso me obsesiona. Ninguna de esas actividades se entromete en mi mundo real. Aunque... eh... en fin, puede que eso no sea del todo cierto.

            Voy a hablaros de algunas cosas que hay en el salón de mi casa. Por ejemplo, de las catorce figuritas de Tintín que tengo repartidas por la habitación; son de resina, muy caras, y me encantan. Algunas, la mayoría, me las han regalado y otras me las he comprado yo; por ejemplo, cada vez que gano un premio me regalo una. También hay un poster enmarcado en la pared; es la portada de La isla negra, de Tintín. Tengo otros dos; uno en el pasillo –Las siete bolas de cristal- y otro en el despacho –El tesoro de Rackham el Rojo-.

            Si entramos en mi despacho, veremos  otras tres láminas de Tintín, si bien más pequeñas, colgando de las paredes. Sobre una mesita descansa una reproducción del Fetiche Arumbaya del álbum La oreja rota. En unas baldas hay seis figuritas pequeñas, también de Tintín, pero de plástico. Y dos tazas con las efigies de Tintín y Haddock. Y, entre medias, una taza con el logotipo de The Twilight Zone. Y a la derecha una figurita de El Coyote.

            Sobre los estantes de las librerías hay más figuritas: Dos reproduciendo personajes de Watchmen –Búho Nocturno y El Comediante-, y otra un bonito Terminator articulado. Y ocho preciosos robots de hojalata. Ah, en la pared situada frente a mi escritorio cuelga un enorme cartel enmarcado de la película King Kong de 1933. Y en la pared de detrás tengo dos reproducciones de viejas y coloristas portadas de la revista de ciencia ficción Amazing Stories; una anuncia e ilustra una novela llamada “Suicide Squadrons of Space” y la otra “Fish Men of Venus”. Y todo eso sin mencionar los libros y objetos que no están a la vista.

            Pues bien, ¿no será que, de algún modo, permito que la  ficción se entrometa en el mundo real? ¿Y no hay síntomas, al menos en lo que respecta a Tintín, de cierta obsesión?

            Para nada; ya he dicho que me interesa la cultura popular desde un punto de vista intelectual. Además, muchos de esos objetos me producen placer estético. Hergé era un extraordinario grafista y su merchandising es el más cuidado que conozco. Por otro lado, esos objetos me traen buenos recuerdos y son muy decorativos...

            Maldita sea, ¿a quién quiero engañar? Soy un jodido friki; y eso, a mi avanzada edad, resulta tan inmaduro como patético.

            ¿O no?

24 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

No seré yo quien hable de frikis, ni de gente rara, ni de aficiones que invaden el mundo real. Estaría buena para hablar. Pero quizá por nuestra edad ya tenemos hijos que nos cuestionan porque tienen sus propios frikismos aunque no lo sepan.
En todo caso creo que da igual, hay que apasionarse con algo; en eso consiste estar vivo.
Saludos

Juan Constantin dijo...

Saludos, César:

Cuando he leído la cantidad de figuritas que tienes por tu hogar, no he podido evitar acordarme de mi amigo JotaJota y el ejército de miniaturas de Garfield, personajes de la Warner y Geyper Man que invaden su casa.
Tienes razón en que, los que compartimos estas aficiones, no solemos pensar en nosotros mismos como frikis, y que nos sorprendemos cuando alguien se refiere a nosotros en esos términos. No me imagino cómo pueden llegar a pensar así.
Creo que controlo bien mis aficiones, y no al contrario. Puedo dejarlas cuando quiera. Los dueños de las tiendas especializadas son colegas, no me venderían nada que pudiera perjudicar mi salud mental. Casi nunca uso frases de películas, series o cómics, en mis conversaciones laborales o sociales si no es estrictamente necesario...
Aunque bien pensado, tengo reproducciones de la espada Excalibur y Anduril, del anillo del Hombre Enmascarado y del Único, maquetas del Enterprise y el Halcón Milenario, una cabeza de Alien a tamaño natural, y acabo de encargar el Destornillador Sónico del Doctor Who, aprovechando que es su aniversario...
¡Diablos! ¿A quién quiero engañar? Soy un friki... estoy perdido;););)

Juan Constantin

Arcadi dijo...

Te tienes que gastar un pastón en plumeros .
Las figuritas son imanes para el polvo.
La de cachivaches que acumula uno con los años .

Musta dijo...

Pero, César, ¿no nos decías que coleccionar cosas es un error, porque esas colecciones acumulan polvo, ocupan mucho sitio y, además, al final te acabas olvidándote de ellas?...

Un saludo, César. :)

Musta dijo...

Pero, César, ¿no nos decías que coleccionar cosas es un error, porque esas colecciones acumulan polvo, ocupan mucho sitio y, además, al final te acabas olvidándote de ellas?...

Un saludo, César. :)

Mazcota dijo...

Si tengo que responder a tu pregunta, diría rotundamente que no. No eres un friki. Un friki, para mí, es una persona aficionada a algo muy poco común. Y 115.000 visitantes en el último salón del comic de Barcelona, que no fue más por culpa del colapso de las instalaciones, demuestran sobradamente que no es una afición inusual.
Vamos, que ese gentío no te lo encuentras, tras una tormenta de verano, recogiendo caracoles en el campo. Ves, esta, para mí, sí que sería una afición friki.

Tampoco creo que coleccionar figuritas sea demasiado friki. De hecho, esas reproducciones forman parte de un merchandising pensado para que las compren cuanta más gente mejor, por lo que dejan de ser exclusivas si hay una tirada de millones de muñequitos repartidos por todo el mundo. Otra cosa sería si me dices que esas mismas figurillas las has tallado con tus propias manos utilizando la madera de un árbol en extinción y les has pegado un mini peluquín, para simular el tupé de Tintín, elaborado con pelo canino de la misma raza que Milú. Anteriormente teñido con el mismo color rubio platino del personaje, claro. Solo así me convencerías de atesorar el suficiente desorden mental para etiquetarte como friki. Pero, vamos, que no es el caso ¿no?

César dijo...

Juan Constantín: ¡¿Tienes una reproducción del anillo del Hombre Enmascarado?! ¡Joder, qué envidia! (Está claro: somos unos frikis).

Arcadi: Ya, pero es que me encantan los cachivaches...

Mustapha: Claro que coleccionar cosas es un error. Lo sé porque lo hago.

Mazcota: ¿Cómo te has enterado de la figurita de Tintín que he tallado con mis propias manos? Es broma.

Verás, mi hijo Óscar es un pirado del fútbol, un obseso. Tanto en calidad de espectador como de jugador (juega en tres ligas locales distintas). Es un friki del fútbol... pero eso no se considera friki, porque el fútbol es una afición muy común. La más común, supongo. Todo es una cuestión de perspectiva.

Respecto a las figuritas de Tintín, las de resina, una de las cosas que me gustan de ellas es que son un merchandising muy poco común. De entrada, por su elevado precio. Además, suelen ser ediciones con tiradas muy cortas. Por ejemplo, la última que he comprado (celebrando el Premio Nacional), es una edición limitada de 1.500 ejemplares (de hecho, me llevé la última que quedaba en España). Por otro lado, en realidad no colecciono esas figuritas; me costaría una pasta y no tendría dónde ponerlas. De las 14 figuras que tengo en el salón, 9 me las han regalado.

En cualquier caso, no creo que lo del frikismo sea una cuestión de absolutos (o eres friki o no lo eres), sino de escalas. Es decir, que se puede ser más o menos friki. Yo creo que debo de tener algo así como un 30 o 40 % de frikismo. La verdad es que la gente que no tiene nada de friki me parece un poquito aburrida.

Juan Constantin dijo...

Saludos otra vez:

Pues sí, tengo una reproducción de los dos anillos (la marca buena y la marca de la calavera), pero no los compré.
Cuando terminé la carrera decidí darme un homenaje y no se me ocurrió mejor idea que la de encargar una copia del anillo a un joyero que era amigo de un amigo. No veas la cara que puso el colega, cuando aparecimos con los mejores diseños que pude lograr -en esos tiempos no estaba Internet tan extendido como ahora-, debió pensar que estaba pirado -tampoco se usaba la palabra friki- o algo así, pero al final me lo hizo.
No es perfecto, pero... me vale. Lástima que no deje la marca de la calavera...

Larga y próspera vida

Juan Constantin

Pedro dijo...

Joe, César, creo que soy un friki.
Hablo sin parar de libros (hasta los profesores pasan de mi), quiero ser escritor, y estoy echando tripita.
¿Pero no es mas friki el que se gasta 90 leuros en una camiseta del Madrid solo porque tiene una pequeña etiqueta "oficial"?

Emilio dijo...

Eres un friki encantador, Cesar. Vive con eso. :)

Samael dijo...

otra característica Friki que tú no tienes, es que el friki está continuamente hablando de su obsesiva afición y cualquier conversación acaba derivando tarde o temprano a ese terreno, lo cual, no favorece en absoluto su aceptación social, y sin embargo, lo hunde cada vez más en el agujero de su frikismo, de modo que llega un momento en que solo puede relacionarse con otros frikis como él.
También los temas frikis van cambiando con el tiempo, de modo que hace unos años, podía considerarse frikismo, aunque el término no existiera, aficiones que ahora son compartidas por un porcentaje enorme de población, por lo que pierde uno de sus componente más identificativos. Como dice Mazcota, el salón del comic de Barcelona es una romería.
Sí, ya sé, según esas definiciones de Wiki y RAE, nada impide que haya millones de frikis de una misma cosa, pero para mí, pierde el significado de friki, que lo veo más como una afición extrema compartida por muy pocos, porque si son muchos, ya no hay frikismo, sino moda.

Samael dijo...

ah, se me olvidaba: lo más importante en un friki es la obsesión; si no hay obsesión, lo que queda es un gran aficionado, no un friki, aunque su erudición sobre su afición, le haga parece un friki.
Tú, César, puedes ser un erudito en comics, pero no te veo obsesionado con el comic, por lo que no eres un friki.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con samael y Mazcota. El futbol (que a mí me la pela rotundamente) es algo que habitualmente invade la realidad de mucha gente, pero como son mayoría nadie opina que haya frikismo, y cualquier otro tema...las motos por ejemplo, he conocido a gente que no paraba de hablar de su moto más que de la novia...todo eso es frikismo...aq supongo que todos en mayor o menor medida tenemos aficiones que rápidamente se hacen notar, porque son temas que nos gustan...el problema es cuando te impiden relacionarte como dice César.
Mazarbul

César dijo...

Pedro: Pues mira, si leer libros es interpretado como frikismo, que paren el mundo que me bajo. No, no eres un friki, pero vigila esa tripita :)

Emilio: Muchas gracias, amigo mío. Eres muy amable.

Samael: Tienes razón en lo que dices, pero como comentaba antes, el frikismo no es un asunto de absolutos, sino de escalas.

Mazarbul: Yo creo que el frikismo tiene dos aspectos: Por un lado, como dices, la obsesión. Por otro, la relativa rareza de los temas que te obsesionan. ¿Qué temas son raros y cuáles no? Supongo que depende de lo que hace la mayoría. A fin de cuentas, eso es lo que define la "normalidad".

Anónimo dijo...

Yo me disfrace de Spock en la última fiesta de Halloween del pueblo.

Por si fuera poco, (ante el disgusto de mi mujer) me gasto una pasta en comics (muchos de ellos manga), y DVDs de películas y series de TV ("¿por qué no te las descargas?", me dice ella. Pues sí, si puedo no me los descargo, me los compro) lo cual, unido a mí más que nutrida biblioteca amenaza con engullir nuestra casa.

Cuando vivía en casa de mis padres y luego solo también tenía decorada mi habitación y casa con posters de películas (las de Star Wars y El Señor de los anillos, tanto en su versión animada como en la otra).

Si a ello únimos que tengo otras aficiones cinematográficas como: el cine de terror de la Hammer Films, el Giallo y el cine de terror italiano, el cine de Kung-Fu de la Shaw Brothers, el cine de terror ochentero, el cine clásico japonés y oriental en general (del cual tengo también una nutrida colección, y por todo lo que haga referencia a Japón en general...

Que soy fan de series como Star Trek (me acabo de tragar seguidas la serie clásica y las 7 temporadas de Star Trek la nueva generación) y Doctor Who...

Y que además soy fiel seguidor de blogs de gente curiosa y excéntrica (no miro a nadie) y asiduo participante en foros relacionados con el fántástico en todas sus vertientes (terror, ciencia ficción y fantasía)...

Ah, y yo también tenía alguna figurita que otra y, cuando era más joven, una maquetilla del Halcón Milenario, colgada del techo de mi habitación (ahora acumula polvo en casa de mis padres).

Supongo que sí, soy un friki, qué se le va ha hacer (pero que conste que no me avergüenzo, ¿eh? Lo llevo con mucha dignidad).

Eso sí, admito que nunca he ido (ni iría) disfrazado a ningún estreno de película ni a convención ninguna de esas que se celebran por ahí.

Algo es algo. Y sí, mi mujer es una santa (o me quiere mucho).

Rickard

Anónimo dijo...

Ah, y aunque "Star Trek" sea mi serie favorita y "El señor de los anillos" mi libro favorito, tampoco me he dedicado a estudiar el idioma klingon ni élfico.

Eso ya sí que me parece excesivo (y rídiculo), más propio de megafrikis. Así que incluso como friki tengo mis límites.

Rickard

Sebastián dijo...

Soy un poco friki, la verdad, tengo figuras de Batman y Mario en mi cuarto, y un póster de Marvel. Pero trato siempre de que estas pasiones no entorpezcan mi relación con los otros.
Ah, y me encanta el gordo friki de Los Simpsons.
Saludos!

alejandro geriboni dijo...

Y, me vas a decir que no te gusta ser friki?

saludos, alejandro

Carlito's dijo...

Yo tengo varias aficiones que la gente considera "frikis", como la fiencia ficción, la fantasía, el manga y, sobretodo, los videojuegos.

Cuando alguien me llama friki o insinúa que mnis aficiones lo son, siempre respondo que mejor ser friki que gilipollas.

¿Por qué es peor leer comics o jugar a videojuegos que ver a 22 tíos haciendo el subnormal detrás de una pelota?

En realidad, la mayor parte de lo que hacemos los humnos son gilipolladas para perder el tiempo. Y las otras van dirigidas a echar un casquete.

César dijo...

Rickard: Pues sí, para qué negarlo, tienes un tanto por cierto alto de frikismo. Si te vale de consuelo, comparto gran parte de tus aficiones (aunque jamás me disfrazaría de Spock, tuve un perro al que llamé Spock).

Lo curioso es que desde el momento en que un tema friki se convierte en masivo, con mucho merchandising y todo eso, yo pierdo todo interés en el asunto. Me pasó con Star Trek, con Star Wars y con Peanuts, por ejemplo. ¿Seré un friki elitista?

Sebastián: A mí también me gusta el gordo friki de los Simpson. Lo que me estremece es que he visto alguna que otra persona real parecida a él.

Alejandro: Como ya he dicho, un toque de frikismo le da sal a la vida, de modo que sí, me gusta ser un poco friki. De hecho, el frikismo no es más que una variante de la excentricidad, y a mí los excéntricos me encantan.

Carlito's: El frikismo depende de la relativa normalidad de tus aficiones. Si te pasas tres horas diarias viendo el "Sálvame de Luxe", eres normal (gilipollas, pero normal). En cambio, si lees "Watchmen" eres un friki (intelectualmente estimulante, pero friki). ¿Es justo? Quizá no, pero ¿quién quiere ser normal?

Anónimo dijo...

"En realidad, la mayor parte de lo que hacemos los humanos son gilipolladas para perder el tiempo. Y las otras van dirigidas a echar un casquete".

Jajajaja. ¡Muy bueno Carlito's! (y totalmente cierto)

Rickard

Naeros dijo...

Yo creo que el término friki hoy se utiliza para aficiones como las ya mencionadas: fantasía, ciencia ficción, cómics, manga, series...

Básicamente todo lo que no sea ver Telecinco y el fútbol.
Y tengo que decir que, trabajando en una oficina con más de 600 personas y edad media de unos 30 años, la mayoría no son frikis. No leen mucho, o nada que no sean best-sellers, y cuando les gustan series de televisión como Juego de Tronos, dicen que están siendo muy frikis.

Como tú, pienso que si eso es ser friki, que me den taza y media :)

PLINIO dijo...

Sé que puede ser un atrevimiento, pero ¿no le importaría subir algunas fotos de su despacho?. Creo que sería muy interesante para todos ver el lugar donde escribe. Quien sabe, quizá dentro de poco vayamos a visitarlo como la Casa-Museo de Julio Verne en Nantes. Un saludo, Juan Vicente

César dijo...

Plinio: Amigo mío, estás infringiendo las normas municipales al utilizar el usted. Que te sirva esto como advertencia ;)

Respecto a lo que me pides, hace tiempo publiqué un post donde incluí un par de fotografías de mi despacho, pero no recuerdo cuál es ni dónde está... Tengo la memoria de un pez de colores.

Pero bueno, vale, en algún momento haré un reportaje fotográfico de mi lugar de trabajo. Te advierto que es puro desorden. Y espero que tarde en convertirse en una casa-museo, porque eso significaría que estoy muerto... :)