El verdadero nombre de Cordwainer Smith era Paul Myron Anthony Linebarger, nacido el 11 de julio de 1913 en Milwakee. Linebarger nunca se dedicó profesionalmente a la literatura, pues su principal dedicación era la política y el ejército. De hecho, fue militar, estratega, asesor presidencial y espía. Era experto en asuntos del Lejano Oriente, escribió un renombrado manual de guerra psicológica y al morir ostentaba el cargo de teniente coronel de inteligencia. Era, además, un convencido anticomunista y participó activamente en la Guerra Fría. Por todo ello, algunos críticos le dieron la espalda a su obra, tildándole –a él, al autor- de reaccionario.
Y a lo mejor lo era, no lo dudo, pero ese conservadurismo no se refleja en su literatura. Muy al contrario, los relatos de Smith cuentan la historia de una revolución contra el poder establecido, y el proceso de liberación de una etnia esclava, el subpueblo. De hecho, los relatos de Smith giran en torno a dos polos opuestos; por una parte está la Instrumentalidad, una tiranía “benévola” y atrozmente manipuladora, y por otra el subpueblo, una raza de esclavos compuesta por animales dotados de inteligencia y humanizados mediante ingeniería genética. Pese a su voluntaria ambigüedad, Smith toma partido por el subpueblo, como demuestra el hecho de que el personaje más humano y mejor perfilado de cuantos aparecen en Los señores de la Instrumentalidad es G’Mell, una mujer gato que jugará un papel decisivo en la liberación de su gente. De hecho, Smith tenía el propósito de prolongar su universo literario narrando el final de la Instrumentalidad y el advenimiento de algo llamado Los Señores del Atardecer, pero por desgracia la muerte le impidió llevar adelante el proyecto.
La obra de Smith resulta, en cualquier caso, demasiado compleja para intentar sintetizarla aquí, pues abarca aspectos religiosos, políticos, morales y, sobre todo, simbólicos; demasiados puntos de vista para estas breves líneas. Si nos centramos en los criterios literarios, creo que Smith fue un más que notable escritor dotado de un estilo muy personal, vagamente surrealista, intensamente simbólico y sugestivamente poético. Dicen que una de las más interesantes aportaciones de Smith fue incorporar técnicas orientales de escritura a sus relatos. Desconozco por completo la literatura oriental, así que no puedo decir nada al respecto, salvo recomendar a quienes estén interesados en Smith y su obra el excelente ensayo que le dedicó Pablo Capanna: El señor de la tarde. Conjeturas sobre Cordwainer Smith (Editorial Sudamericana, 1984).
Conozco a muchos lectores habituales de ciencia ficción que no les gusta la obra de Cordwainer Smith (entre ellos mi buen amigo Julián Díez; nadie es perfecto). Por un lado, sus relatos se apartan radicalmente del modelo tradicional del género. No hay vueltas de tuerca, ni asombrosas especulaciones científico-tecnológicas, ni, si vamos a eso, mucho argumento. Por otro lado, la materia base de su ficción es demasiado exótica incluso para quienes más familiarizados están con el exotismo. ¿Qué sucede entonces cuando un lector no acostumbrado al fantástico se enfrenta a la obra de Smith? No tengo ni idea, porque jamás he hecho la prueba. En el fondo, supongo que le sucederá lo mismo que a un adicto al género: o queda fascinado o sale huyendo. Smith no provoca respuestas tibias.
Lo cual nos conduce a mi pequeño experimento. Volví a leer Alpha Ralpha Boulevard y, como esperaba, la extraña sensación que experimenté hace treinta y tantos años no se repitió. Sobre todo, porque ahora conozco el conjunto de la obra de Smith, y muchos de los elementos del relato que, en su momento, me parecieron desconcertantes, ahora puedo encajarlos en una estructura más amplia y coherente. No obstante, hay que reconocer que Alpha Ralpha Boulevard es un cuento condenadamente raro, quizá el más extraño de todos los escritos por Smith. Básicamente, se trata de una trágica historia de amor, pero el alcance del relato es más amplio y su tono va cambiando progresivamente, deslizándose de lo ligero y festivo hacia lo abiertamente inquietante. El comienzo de la historia resulta casi humorístico: en un futuro inconcebiblemente lejano, tras algo llamado El Redescubrimiento del Hombre –que básicamente consiste en resucitar las culturas antiguas-, un hombre –Pablo- y una mujer –Virginia- se conocen tras ser “programados” para convertirse en franceses. Una idea absurda y juguetona que se vuelve vagamente inquietante cuando descubrimos que también se les ha programado para amarse con locura. Virginia desea averiguar cuál es el futuro de su amor, así que le pide a Pablo que visite con ella el Abba-dingo, un ordenador meteorológico defectuoso, situado al final del Alpha Ralpha Boulevard, que realiza oráculos absurdos. El relato pasa entonces a describir el peregrinaje de la pareja mientras, acompañados por un siniestro e impredecible personaje llamado Macht, remontan una rampa olvidada y ruinosa en dirección a la cúspide de Terrapuerto. Este periplo está jalonado por una serie de encuentros e incidentes aparentemente surrealistas, así como por una sucesión de símbolos oscuros que aportan al relato un tono progresivamente inquietante. Finalmente, llegan al Abba-dingo y cada uno de ellos recibe una profecía. La de Virginia dice: “Amarás a Pablo toda la vida”. La de Pablo reza: “Amarás a Virginia veintiún minutos más”. Por último, tras iniciar el camino de regreso en medio de un dantesco huracán, las profecías se cumplen.
Alpha Ralpha Boulevard comienza como una broma, se desarrolla en un tono gradualmente onírico y acaba convirtiéndose en una sutil pesadilla. Algunos visitantes de Babel han comentado su tono surrealista, comparándolo incluso a “leer” un cuadro de Dalí, pero no se trata sólo de surrealismo, porque lo que cuenta Smith es coherente, tiene significado, aunque no sepamos interpretarlo. Y eso nos inquieta, igual que nos inquietan los cambios de tono que se van produciendo en la narración, o la psicología de los personajes, que actúan siguiendo pautas sutilmente distintas a las nuestras. Y luego está la profecía del Abba-dingo; creo que son las dos líneas de texto más turbadoras que he leído jamás. En resumen, ¿qué hace de Alpha Ralpha Boulevard un relato tan perturbador? La extrañeza en estado puro.
Conforme iba escribiendo este texto, me he reafirmado en la idea de que resulta imposible analizar, o tan siquiera describir, el universo literario de Smith en estos post. Es demasiado sofisticado y complejo. En realidad, Smith escribió una única historia dividida en fragmentos; es decir, en una serie de relatos interconectados que nos aportan pistas para comprender el mundo de la Instrumentalidad, pero que nunca ofrecen una explicación definitiva. Son relatos abiertos, ambiguos muchas veces, oscuros siempre. Y no basta con leer unos cuantos para entender el sentido de la obra; hay que leerlos todos y, aún así, sólo llegaremos a percibir una débil imagen del conjunto. Por otro lado, y ésta es una de las características de la gran literatura, son relatos a los que podemos volver una y otra vez, pues en cada relectura encontraremos nuevos matices e inesperadas implicaciones. En este sentido, la obra de Smith es un calidoscopio.
No obstante, aún aceptando la sofisticación de la obra de Smith y su calidad literaria, podemos –debemos- preguntarnos: ¿es relevante? ¿Todo ese universo tan extraño y complejo no será en el fondo un artificio vacío que nada tiene que ver con nuestra realidad e intereses? En el prólogo de su libro Space Lords, Cordwainer Smith respondió a esta cuestión de la siguiente manera:
“Esto es ciencia ficción, por supuesto. Pero viene de tu propio tiempo, de tu propio mundo, incluso de tu propia mente.
Todo lo que yo hago es manejar los símbolos.
La magia y la belleza vendrán de tu propio pasado, lector, de tu presente, de tus esperanzas y de tus experiencias.
Esto que lees puede parecerte extraño, pero en realidad está tan cerca de ti como tus propios dedos”.
martes, enero 9
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12 comentarios:
Mmm.
Aunque no lo parezca, también lo que pintaba el mejor Dalí era coherente y tenía un significado. Por encima del realismo, desde luego.
Leí el relato, pero sí que es raro. Parecía que estuviera leyendo un cuento marciano o de más allá. No sabría cómo definirlo. Inquietante. De hecho tampoco sabría decir si me gustó, pero tampoco que no me gustara. Habrá que intentar atacar algún otro relato suyo.
Víctor: tienes razón, el surrealismo no carece de significado, aunque ese significado, como apuntas, está situado más allá del realismo. Lo que yo pretendía decir es que la ficción de Smith no es sólo surrealismo, sino puro realismo aplicado, eso sí, a una realidad distinta.
Es como ciertos cuadros impresionistas que, si los observas de cerca, parecen pintura abstracta, y sólo cobran sentido cuando los miras de lejos. En el caso de Smith, si sólo lees unos cuantos relatos suyos, parecen surrealistas, pero si sigues leyendo descubres que el conjunto ofrece la imagen -bastante difusa, es cierto- de una estructura coherente con nuestra lógica, aunque sutilmente distinta. En resumen: Smith utiliza recursos surrealistas, es cierto, pero no es surrealista.
Mazarbul: reaccionas ante Smith exactamente igual que reaccioné yo en su momento. Los primeros relatos suyos que leí no me gustaron claramente, pero tampoco me disgustaron. Me desconcertaron. Aunque, eso sí, captaron mi interés y, conforme más leía, más me fascinaban.
He seguido tu consejo y me he comprado, por 5 euritos menos el descuento, La dama muerta de Clown Town, que he empezado por "Alpha Ralpha Boulevard". Entenderlo no lo he entendido del todo, pero está fabulosamente escrito (y traducido, por cierto; la pluma de Gardini siempre es de agradecer) y me ha proporcionado un rato de pura maravilla. Y eso que los dos primeros relatos de Piensa azul, cuenta hasta dos no me hicieron tilín, precisamente.
Vaya, no he podido pasarme antes, cuánto lo siento. Sí, todos los comentarios llegan a la misma conclusión...yo opino lo mismo. Para qué decir nada más entonces!
Saludos césar!
PD:Si jeje estoy en busca de más novelas ;)
Linebarger es lo maximo.
Sino es que no lo entienden.
Y a la lona.
Codwainer Smith es uno de los autores más prolíficos. Sus relatos siempre, desp`´es de cada reelectura nos dejan algo más.
Notable.
Yo lo acabo de descubir y estoy que no salgo de mi asombro.. es una maravilla, la atmosfera de las narraciones,,, una mezcla de irrealidad vívida o algo asi. Me encanta. Me uno a quien halla que unirse para quererle.
Claudia Botero: no sabes cómo te envidio; descubrir a C. Smith, leerle por primera vez, es una auténtica maravilla. Bienvenida al club de fans de ese autor: somos pocos, pero selectos.
soy lo que soy y deseo compartir la causa com los elegidos
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soy lo que soy y deseo compartir la cuasa por otros
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