domingo, diciembre 14

Bettie

El 16 de diciembre de 2005, la duodécima entrada de este blog estaba dedicada a ella, aunque había un error: yo la llamaba Betty, pero en realidad se llamaba Bettie (un error muy frecuente, por cierto). Hace tres años decía:

“En España no es muy conocida, así que te sorprenderá saber que hay más fotografías de Betty Page que de Marilyn Monroe. Pero en el fondo es normal, porque Betty -en realidad Bettie Mae Page- no era actriz, sino pin-up, una modelo fotográfica. Betty nació en 1923, en Tennessee, estudió sociología y trabajó como profesora. Y no quiero ni imaginarme la sobrecarga hormonal que debió de provocar entre sus alumnos. Luego, intentó conseguir un contrato en Hollywood, pero tuvo que conformarse con posar para fotógrafos; era una chees cake, como las llamaban por aquel entonces. A principios de los 50, conoció a los hermanos Klaw, especialistas en fotografía erótica y fetichista, y comenzó a colaborar con ellos, convirtiéndose en la reina del bondage. En 1955, apareció en las páginas centrales de Playboy y, justo entonces, un tsunami de puritanismo -uno más de los muchos que han asolado USA, en este caso abanderado por el senador Kefauver- se llevó por delante su existosa carrera de star erótica. Y Betty desapareció de la faz de la tierra, se disolvió en la nada; pero, desde entonces, su leyenda no ha hecho más que crecer”.

El pasado día 11, Bettie falleció a los 85 años de edad. Nadie sabe exactamente lo que fue de su vida desde que, hace medio siglo, cuando contaba treinta y cuatro espléndidos años, se retiró de la vida pública. Dicen que se convirtió en cristiana renacida (como Bush; eso debe de ser una epidemia), arrepentida de su pasada vida pecaminosa. Dudo que sea cierto esto último; en primer lugar, porque su vida no fue demasiado pecaminosa. Nunca hizo porno y sus fotos y películas eróticas resultan hoy de una inocencia enternecedora. Tampoco hubo escándalos en su vida privada, salvo un supuesto romance con la fotógrafa Bunny Yeager (autora de la foto que preside esta entrada); de hecho, tras retirarse volvió a contraer matrimonio con su primer marido. Pero no es sólo que no tuviera nada de lo que arrepentirse, sino que además, creo que Bettie, la cristiana renacida, estaba tremendamente orgullosa de la mujer que fue y de la fama que adquirió con el tiempo. Prueba de ellos es que en los últimos años, cuando asistía a convenciones celebradas en su honor, rogaba que nadie la fotografiase, pues quería que la gente conservara en la memoria sólo el esplendor de su juventud. La foto que acompaña a este párrafo es la más reciente que he encontrado en Internet. Supongo que cuando se la hicieron debía de tener cincuenta o sesenta y tantos años, pero sigue percibiéndose su belleza, su encantadora sonrisa y su simpatía. Y aquel flequillo imposible sigue estando ahí; estoy seguro de que murió con él.

En mi opinión, Bettie fue una de las mujeres más bellas que jamás han sido fotografiadas y poseía un cuerpo escultural, pero la clave de su éxito residía en otra cosa: su simpatía y su inocencia. Bettie podía estar desnuda, o empaquetada en una compleja red bondage de nudos, o azotándole el trasero a una rubia oxigenada, pero hiciera lo que hiciese, parecía completamente inocente, lo más lejano a la procacidad que uno pueda imaginar, como si aquello no fuera más que una broma. Resulta agradable contemplar a Bettie; uno la ve y automáticamente se convence de que esa chica, ese bombón, no es sólo un objeto sexual, sino una persona simpática, buena y encantadora.

Vale, lo reconozco, siento debilidad por Bettie Page; es más, voy a confesaros algo: cuando la miro no pienso en lo fantástico que hubiera sido echarle un polvo, sino en lo maravilloso que hubiera sido enamorarme de ella. Creo que mi querida Bettie es uno de los mejores motivos imaginables para inventar la máquina del tiempo.

Ahora dicen que Bettie ha muerto, pero no es cierto; murió la cristiana renacida, pero la reina de los nudos y los azotes existirá para siempre en miles de fotografías y unas cuantas malas películas que se convierten en sublimes única y exclusivamente porque ella está ahí. Como pequeño homenaje, tres igualmente pequeños cortos de 8 mm, realizados por los Klaw, que he encontrado en YouTube. Si pincháis AQUÍ, veréis a Bettie bailando en Teasearama; si pincháis ACÁ, la veréis en B. P. dances to the Seeds; y si pincháis ACULLÁ, os la encontraréis en una fantasía oriental a la que la palabra kitsch le sienta como un guante.

Bettie Mae Page 1923-2008. Fue bella y simpática. Descanse en paz.


8 comentarios:

Juan Antonio del Pino dijo...

No sabía que ya habías escrito sobre ella.
Desde que leí la noticia de su muerte llevo rebuscando por Internet imágenes e historias de esta fascinante mujer, este icono de los años cincuenta.
Destacaría, como bien dices, esa mirada limpia, esa sonrisa inocente, ese tono de broma que daba en sus poses, aún las más escabrosas (escabrosas para su época, entiéndase), y ese cuerpo lleno de curvas que muestra a una mujer real, bien lejos del estereotipo de belleza actual que desfila por los paseos de la moda.
Una musa cercana, encantadora, esplendorosa, vital, inocente aún en su mirada más pícara...
...unas imágenes donde perderse y soñar un romance en technicolor, quizás con música de rokabilly como banda sonora, quizás con la amenzaza de una invasión de platillos volantes como telón de fondo...
se nos van los 50'...

Perséfone dijo...

Dios, sí, y qué tarde me enteré de su existencia. Una chica de pelo oscuro (¡oscuro!) con curvas (¡curvas!), ojos claros y mirada pícara. Nada de mirada de puta misteriosa ni pose de actriz porno pasada de rosca. Es una chica que se lo está pasando bien sacándose unas fotos desnuda.

Jo. Bettie.

Anónimo dijo...

Siempre seguirá siendo un icono del bondage, un referente del erotismo y del morbo que juega con ese lado inocentemente perverso que tan bién supieron crear con ella.
A mi se me juntan en el subconsciente dos Betties, por su inocencia perversilla y simpatia erótica, la Bettie Page de la que hablamos y su antecesora Betty Boop, ser maravilloso donde los haya.
Puede que por eso también tú tuvieras esa confusión.

Anónimo dijo...

Y como no hay dos sin tres... a mí siempre me ha recordado a la maravillosa Marylin (Monroe, ¿quién si no?). Incluso M. tiene una foto muy similar a la que encabeza tu post, sin motivos navideños pero llevando, sobre fondo rojo, el mismo "traje"

Jose Antonio del Valle dijo...

"Dudo que sea cierto esto último; en primer lugar, porque su vida no fue demasiado pecaminosa. Nunca hizo porno y sus fotos y películas eróticas resultan hoy de una inocencia enternecedora."

Muy inocentón te veo, César, para ciertas mentalidades tan pecaminosa es una cosa como las otras. Los fanáticos del otro lado del charco y los nuestros propios no suelen hacer muchos distingos. El pecado en estos casos suele estar en los ojos de quien lo ve, y esta gente cada vez va teniendo la vista más sucia.

Anónimo dijo...

Bettie no era una mujer, era muchas mujeres en una sola. Una especie de cuerpo místico multiplicado y polivalente. Una hipóstasis que es tan Misterio como el de la Santísima Trinidad. Era lolita, era mujer fatal, era la "linda" esposa americana de los 50, era cabaretera, inocente, pecadora, recatada... quizá por ser todo y nada a la vez, resultaba tan... especial. Chicas macizas, por millares las hay que la superan pero ninguna llega a tener ese encanto que la hace irresitible. Caramba, si hasta el nombre es piripintado: Bettie / Betty dejó de ser una mujer real nada más convertirse en un icono fantástico. Siempre lo será.

Anónimo dijo...

pintiparado

Inés dijo...

"Vale, lo reconozco, siento debilidad por Bettie Page; es más, voy a confesaros algo: cuando la miro no pienso en lo fantástico que hubiera sido echarle un polvo, sino en lo maravilloso que hubiera sido enamorarme de ella."
<3!