miércoles, diciembre 24

Un relato navideño: "Ensayo general"

Queridos amigos, merodeadores todos: La Fraternidad de Babel se creó en diciembre de hace tres años y, desde el primer momento, incluí un relato navideño mío como forma de felicitaros las fiestas y haceros un pequeño obsequio. Por lo general, los relatos los escribía con cierta antelación, pero este año se me echaron las fechas encima y no tenía nada escrito ni pensado (las razones las encontraréis en la entrada anterior). A punto estuve de tirar la toalla, pero me jodía incumplir ese pequeño ritual, así que le di vueltas y más vueltas hasta que, anteayer, se me ocurrió una idea. Escribí el relato ayer y lo he corregido esta mañana, así que disculpadme si no está todo lo pulido que vosotros os merecéis.

El relato se llama "Ensayo general" y en este momento carezco de la perspectiva necesaria para discernir si es bueno, malo o una mera chorrada simpática. Lo más probable es que sea esto último. En cualquier caso, no voy a engañaros: el regalo no es el relato; de hecho, el cuento es mío, tiene mi copyright y quién sabe si algún día lo publicaré en algún sitio. Está escrito por y para vosotros, pero me pertenece. No obstante, puede que cuando lo leáis vuestros labios dibujen una sonrisa; pues bien, esa sonrisa será mi regalo.

En definitiva, eso es lo que os deseo: un año lleno de sonrisas y que la palabra “lágrimas”, de tan poco utilizarla, acabe difuminándose en vuestra memoria. Felices fiestas, feliz año nuevo y un abrazo grande, grande, grande.


Ensayo general
by César Mallorquí
Los tres viajeros procedentes de oriente llevaban meses siguiendo a la estrella. Podemos llamarlos Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque esos no eran sus auténticos nombres; en realidad, nadie sabe a ciencia cierta cómo se llamaban, pero la tradición ha querido denominarlos así y con eso deberá bastarnos. Además, probablemente sus verdaderos nombres eran tan difíciles de pronunciar como imposibles de transcribir a letra impresa. Melchor, Gaspar y Baltasar, con eso tenemos más que suficiente.
El viaje había sido largo, incómodo y lleno de peligros e incidentes; y lo peor de todo: nadie sabía cuándo iba a concluir. Llevaban tanto tiempo lejos de sus hogares que Gaspar y Baltasar comenzaban a preguntarse si no se habían precipitado un poco al hacer caso a Melchor cuando, meses atrás, les dijo:
—He tenido un sueño profético. He soñado que el hijo de Dios nacerá de una virgen y un carpintero en una gruta de un pequeño poblado. Debemos ir en su busca para postrarnos ante él, adorarle y colmarle de obsequios.
—Pero, ¿dónde nacerá exactamente? –preguntó Baltasar.
—Lo ignoro –respondió Melchor-; pero en mi sueño se me ha revelado el modo de encontrarlo. Todos hemos visto esa nueva estrella que surca, luminosa, el firmamento nocturno, ¿no es cierto? Pues bien, lo único que debemos hacer es seguirla.
—¿Seguir a una estrella? –musitó Gaspar, no del todo convencido.
Lo cierto es que se trataba de una idea peculiar, por no decir extravagante, pero Melchor era un sabio, igual que Gaspar y Baltasar, y no hay nada más sabio que hacer caso a los sabios, así que se aprovisionaron de víveres, se despidieron de sus familiares, amigos y criados, subieron a sus monturas y partieron en pos de la estrella. Al principio les pareció una buena idea –no todos los días nace el hijo de un dios-, pero después de tanto tiempo de infructuoso vagabundeo por tierras extrañas, siempre con las cabezas alzadas para contemplar el cielo, aparte de tortícolis, cualquier hijo de vecino acabaría sufriendo cierto desánimo. De modo que una tarde, mientras atravesaban un territorio más bien deprimente debido a su escasa feracidad, Gaspar, harto de aquel inútil periplo, preguntó con el ceño fruncido:
—¿Falta mucho, Melchor?
Con una apacible sonrisa, Melchor declaró:
—Ya estamos muy cerca. Supongo que, igual que yo, habréis advertido que, conforme pasaban los días, el brillo de la estrella ha ido aumentando. –Señaló el cielo-. Fijaos, ahora incluso de día es visible, lo cual sin duda significa que estamos muy próximos a nuestra meta.
Tenía razón; la estrella brillaba en el cielo diurno como un jirón de luz desprendido del Sol. Los tres viajeros, animados en su propósito por aquel resplandor sobrenatural, prosiguieron su marcha, tan casados como decididos a alcanzar su meta cuanto antes. Horas más tarde, al anochecer, se toparon con un grupo de pastores, leñadores y cazadores que caminaban entonando cánticos de gloria y bendición.
—¿Adónde os dirigís? –les preguntó Baltasar cuando llegaron a su altura.
—A adorar al hijo de Dios, que está pronto a nacer –respondió un pastor.
—Unos ángeles se nos aparecieron –terció un leñador- y nos comunicaron la buena nueva.
—Le llevamos regalos –concluyó un cazador, mostrando las piezas que había cobrado.
Los tres viajeros intercambiaron miradas de júbilo.
—¿Dónde se halla el niño? –preguntó Melchor con el rostro arrebolado.
—No muy lejos –respondió un buhonero-. Seguid este camino, nobles señores, y deteneos en el primer poblado que encontréis. Allí, en una covacha, daréis con el divino infante.
Los viajeros de oriente, estimulados por tan tonificantes noticias, reemprendieron la marcha con renovado optimismo. No tardó en caer la noche, pero la luz de la estrella era tan brillante que iluminaba el paisaje con más intensidad que una luna llena, así que los tres jinetes siguieron camino adelante sin detenerse a descansar, hasta que, una hora después de la medianoche, llegaron a un humilde poblado, apenas un puñado de casas de adobe y paja. No tuvieron que buscar mucho; al oeste de la aldea, cerca de una misérrima posada, había una peñas a cuyo pie se abría la entrada de una cueva. En torno a ella se congregaban, expectantes, grupos de pastores y lugareños; un milagroso haz de luz incidía sobre la gruta y el dulce cántico de un coro de ángeles resonaba en las alturas. La estrella resplandecía como un nuevo sol en el firmamento.
Los viajeros desmontaron de sus cabalgaduras, las amarraron a un árbol cercano y, abriéndose paso por entre el gentío, entraron en la cueva. Y ahí los encontraron, frente a una hoguera: el carpintero de pie, apoyado en un cayado, y la virgen a su lado, sentada, meciendo la rústica cuna de madera que había confeccionado su esposo. Al instante, los tres viajeros se postraron en el suelo y, tras unos minutos de alabanzas, depositaron al pie de la cuna los regalos que habían traído consigo: oro, incienso y mirra. Luego, casi sin atreverse a alzar la cabeza, Melchor preguntó con timidez:
—¿Podemos ver al niño?
La virgen sonrió bondadosamente y asintió. Los tres viajeros se incorporaron y unieron las cabezas para contemplar al recién nacido que dormía en la cuna. Era bellísimo, con la piel de un intenso verde esmeralda y las escamas brillantes y lustrosas como un mosaico sagrado. De pronto, el niño -a quien podemos llamar Jesús, aunque ese no era su verdadero nombre- abrió los ojos y fijó sus rasgadas pupilas de saurio en los rostros de los recién llegados. Sus fauces perfilaron una sonrisa, mostrando la doble sierra de sus dientes, y alzó una zarpa al tiempo que agitaba en el aire sus tres garritas, como si quisiera atrapar una mariposa invisible.
—¡Ohhhhh...! –exclamó Melchor, agitando su larga y escamosa cola de izquierda a derecha.
—¡Ahhhhh...! –susurró Gaspar, agitando su larga y escamosa cola de derecha a izquierda.
—¡Mmmm...! –murmuró Baltasar, agitando su larga y escamosa cola de arriba abajo.
Entonces, de repente, la tierra comenzó a temblar con creciente violencia y a lo lejos sonaron unos gritos de terror. Un terremoto sacudía los cimientos mismos de la creación. Olvidándose del niño, los tres viajeros abandonaron la cueva a toda prisa y contemplaron atónitos el dantesco espectáculo que se desarrollaba en el exterior. Bajo una luz tan intensa como la del mediodía, los lugareños huían despavoridos mientras grandes brechas se abrían en el suelo a causa del seísmo. Las monturas, tres usualmente apacibles protoceratops, bramaban y se encabritaban, navajeando el aire con sus prominentes crestas óseas. Un creciente estruendo resonaba en los cielos. Los tres viajeros alzaron la mirada simultáneamente y lo que vieron les encogió el corazón y les robó el aliento: la estrella ocupaba ahora casi la totalidad del cielo y parecía precipitarse hacia ellos rodeada por una túnica de llamas.
—Pero qué demonios... –comenzó a decir Gaspar.
Desgraciadamente, no pudo acabar la frase, pues en ese instante el mundo estalló a su alrededor.

* * *

En el cielo reinaba la consternación y el desconcierto. Jesús, sentado a la diestra de su padre, con la mirada perdida y los ojos vidriosos, era incapaz de hablar, de moverse, de reaccionar. Puede que fuese una divinidad, pero recibir en la cabeza el impacto de una roca del tamaño de la isla de Manhattan, lanzada a treinta y cinco kilómetros por segundo, es algo que puede traumatizar hasta al espíritu más puro. Dios contempló el rostro ausente de su hijo, miró luego hacia la Tierra, que poco a poco iba perdiendo su color blanquiazul para transformarse en una sucia esfera grisácea, y se incorporó en toda su majestad.
—¿Quién se ocupaba de controlar la estrella? –preguntó con voz tonante y expresión severa.
Los ángeles agitaron sus alas con nerviosismo, los serafines cesaron de entonar alabanzas, los tronos dejaron de contabilizar el karma de las almas. Tras unos segundos de ominoso silencio, el arcángel Gabriel avanzó unos pasos con la cabeza gacha y las alas mustias.
—Yo me ocupaba de la estrella, oh todopoderoso –respondió con voz trémula.
Dios le miró con una ceja arqueada.
—Bien, Gabriel –dijo en tono alarmantemente calmado-. ¿Qué te pedí que hicieras?
—Que indicara con una estrella el lugar donde nacería vuestro hijo, oh magnánimo.
—¿Y tú qué has hecho?
—Lo que me pedisteis, oh esplendoroso; señalé con una estrella el lugar del nacimiento.
—¡Claro que lo hiciste! –bramó Dios en medio de un centelleo de relámpagos-. ¡Arrojándosela a mi hijo a la cabeza!
Gabriel se encogió sobre sí mismo.
—A decir verdad –musitó-, no era una estrella, oh sapientísimo, sino un asteroide de mediano tamaño.
—Ah, entonces me tranquilizas –repuso Dios en tono sarcástico-. Si sólo era un asteroide pequeñito no hay más que hablar. –Se volvió hacia la corte celestial y demandó-: A ver, ¿quién tiene la lista de daños?
El arcángel Uriel se adelantó con un cuaderno entre las manos.
—Yo la tengo, oh inefable –dijo. Luego, tras echarle un vistazo al cuaderno, declaró-: El asteroide tenía un diámetro de diez kilómetros y al chocar contra la Tierra liberó una energía de cien millones de megatones. El impacto ha lanzado a la atmósfera cincuenta mil millones de toneladas de polvo que, unidas al humo de los incendios y las erupciones volcánicas, bloquearán la luz solar durante meses, acabando con la vegetación y...
—Abrevia, Uriel –le interrumpió Dios-. ¿Cuántos velocirraptores sapiens han sobrevivido?
—Ese cómputo es sencillo, oh ubicuo: cero. No ha quedado ni uno.
—Ah, fantástico –dijo Dios, comenzando a pasear de un lado a otro con las manos entrelazadas a las espalda-; nos tiramos no quiero ni pensar cuántos millones de años para crear una especie inteligente y Gabriel se la carga de un asteroidazo. Qué bonito.
—Pues eso no es todo, oh perfectísimo –prosiguió Uriel-. A causa del invierno nuclear, se extinguirán la práctica totalidad de los dinosaurios, y los pocos que queden acabarán a la larga por convertirse en pájaros.
—No pretendo decir “ya os lo dije”, oh sublime –terció el arcángel Baraquiel, asesor creativo-; no obstante, ya os dije que el modelo de sangre fría es eficaz, simple y robusto, sí, pero demasiado sensible a los cambios del ecosistema y...
—Bueno, basta ya –le interrumpió Dios-. Todo eso contádselo a Darwin cuando llegue el momento. –Se volvió hacia el tembloroso Gabriel y le espetó-: Así que, según tú, señalar un lugar y causar una extinción masiva viene a ser la misma cosa, ¿no? ¿Te importaría explicarme por qué demonios te pareció una buena idea lanzar esa roca contra mi planeta?
Gabriel tragó saliva antes de responder.
—Vos deseabais que la estrella marcara el lugar del nacimiento, oh excelso –musitó-. Pero si dejaba la estrella muy alta en los cielos... en fin, pensé que sería complejo para los mortales trazar la perpendicular sobre la esfera terrestre. Cuanto más cerca la situase, más fácil sería señalar con precisión el lugar, así que la dejé caer sobre el punto exacto...
—Es decir, sobre la cabeza de mi hijo –replicó Dios con los brazos en jarras-. ¿Y no se te pasó por la mente que haciendo eso te lo cargarías?
—Claro que lo pensé, oh alfa y omega, pero creí haberos entendido que deseabais que muriese...
—¡Sí, dentro de 33 años clavado en una cruz –bramó Dios-, pero no a la media hora de nacer pulverizado por un asteroide!
Un silencio sepulcral se abatió sobre el cielo; ni siquiera los querubines, por lo usual bulliciosos y traviesos, se atrevían a moverse. Dios respiró hondo y contó mentalmente hasta diez millones; tenía que controlar su mal genio, se dijo.
—Bien, vale, de acuerdo –murmuró en tono sosegado-; lo hecho, hecho está y no hay que darle más vueltas. A fin de cuentas, las cosas no suelen salir bien a la primera. Vamos a tomarnos esto como un ensayo general, pero la siguiente vez que lo intentemos quiero que todo salga perfecto. –Se volvió hacia Gabriel-. Tú volverás a ocuparte de la estrella, pero antes tendrás una charla larga y tendida acerca de la gravedad con sir Isaac Newton. ¿Me has entendido?
—Sí, oh sursum corda –repuso el arcángel postrándose a sus pies.
Dios se ladeó el halo, se mesó la barba y sonrió bonachonamente.
—Bueno –dijo-, hoy es Navidad, así que vámonos todos a casa. Pero dentro de sesenta y cinco millones de años volveremos a reunirnos aquí y lo intentaremos de nuevo. –Echó a andar hacia la salida y agregó-: A ver si con los mamíferos tenemos más suerte.


49 comentarios:

eulez dijo...

Jajajaja, nada, muy bueeno. En lagún momento me he imaginado que los Reyes Magos se iban a encontrar con el Flying Spaguetti Monster. No ha sido así, pero casi.

Que el Pastafarismo os acompañe.

Leodin DaCore dijo...

Ha estado muy bien :) . Ya pensaba yo que tenía que tener truco, porque todo era muy normalito... hasta que Jesus abre sus ojos de saurio!

Tienes mi risa y mi sonrisa como regalo!! :P

Alfonso Mererlo dijo...

Un buen regalo. Muchas gracias.
Si me permites lo enlazo.
Felices felicidades

Anónimo dijo...

Magnífico, me ha parecido muy original y divertido. ¡Me encanta! Muchas gracias por este regalo, yo también he sonreído, sobre todo con el final :----)

(Te voy a señalar una erratilla de nada, por si quieres corregirla. Es una tontería, pero en fin jeje. Está en esta frase:

<< al oeste de la aldea, cerca de una misérrima posada, había una-S- peñas a cuyo pie se abría la entrada de una cueva. >>

Le falta la S a una. Te dije que era una tontería :-)


Magnífico regalo César, gracias y felices fiestas. Que este año sea estupendo para todos.

^________________________^

Jorge dijo...

En dos palabras: cojo-nudo. Feliz navidaaarggh!

Anónimo dijo...

Esto de estar de acuerdo con Jorge se está empezando a convertir en un hábito pero, ¿qué se le va a hacer si tiene razón?

Precioso, divertido, original y navideño. Un poker difícil de conseguir.

Félices días, sean Navidad, solsticio o simples y vulgares jornadas.

Juan Antonio del Pino dijo...

sorprendente y divertida esta mezcla de divinidad y biología en un cuento de Navidad. De un golpe nos explicas el misterio de Belén, la extinción de los dinosaurios, las jerarquías angelicales y nos proporcionas un apunte in vivo del carácter de la suprema deidad...
fascinante
Feliz Navidad, a todo esto (y que continúe el rito en el blog)

Blueberry dijo...

Estupenda historia, gracias por el regalo y Feliz Navidad.

Anónimo dijo...

Se ve que la sangre fría no da buenos resultados...jajajaja...sólo con sangre caliente se puede celebrar una navidad decente,sin asteroides ni catástrofes..eso sí,con empachos de turrón y cava.Tu relato ha sido un soplo de viento fresquito en medio de tanto agobio.Gracias,César.
Aurora Boreal

Gorinkai dijo...

:-)

Feliz Navidad.

CeJota (ceja grande) dijo...

:D Gracias.

Anónimo dijo...

Otro ignorante (al que la Iglesia de Roma ha cegado los ojos) despreciando a Jesús y haciendo burla de Él.
Eres de los mismos que le crucificaron.
Mi desprecio y mi lástima. No mereces un feliz navidad.

Anónimo dijo...

Lo que no merece César, ni los que lo leemos, ni casi nadie, es la existencia de opiniones como la de Josejean.
Lástima.

Anónimo dijo...

Un regalo perfecto para estas fiestas. Siempre consigues sorprenderme... :-)

Felicidades,

Eva

Unknown dijo...

Ah, pero es navidad?

Alicia Liddell dijo...

¡Magnífico! Supera con creces la mejor teoría de la extinción de los dinosarios.

Francisco Frutos dijo...

Con cosas así da gusto que sea navidad.
¡¡¡Feliz Navidad!!! y gracias por este regalo(que espero que aunque llegue en Navidad no venga en el saco de Santa Claus) que no solo me ha sacado una sonrisa en el momento sino que se ha prolongado durante todo el día con su< recuerdo. Gracias!!!!!!!

Manuel dijo...

César: apúntate otra sonrisa (la mia) en tu saco. Aunque el cuento no es muy redondo: eso que en el cielo manejen el sistema métrico decimal...

Joseán: ¿cómo es posible desear algo malo a quien no piensa como tú? Eres una mala persona por muy cristiana que seas; y de paso demuestras que el supuesto humanismo del cristianismo es una leyenda urbana.

¡Felices fiestas a todos!

Anónimo dijo...

Otra entrada del blog para enmarcar. Muchas gracias por el regalo y la sonrisa, César.
Feliz Navidad!

Anónimo dijo...

Hola Manuel;
Un amigo recomendó leer este cuento en un blog. Literariamente me parece pésimo. Me parece tópico, cutre y vulgar, demasiado evidente. Ya huele eso de meterse con la figura de Jesús, a ver si os exprimís más el coco (p.ej. Mahoma, Buda, etc. que mira como tienen a sus pueblos). Yo no deseo mal a nadie, Creo que los intolerantes resultáis algunos de vosotros que decís que no debería haber opiniones como las mías (Eso: ¡Viva el pensamiento único! ¿no?) o que yo le deseo mal a alguien (porque sencillamente creo que no merece mi "Feliz Navidad -Natividad de Jesús-) y encima me decís que soy una mala persona... sois la leche, vaya, además de unos pelotas con vuestros comentarios al autor del blog por una historia tan evidente.
En todo caso quedo a vuestra disposición si alguien quiere que sigamos hablando del tema, que hablando se entiende la gente.
reiterom que tenéis las gafas que la Iglesia de Roma os puso y que por eso algunos odiáis a ese cristo romano que os vendieron en vuestra juventud.
Besos.
www.josean.org
www.israel.cristianismo-primitivo.org
www.cristianismo-primitivo.org

César dijo...

Bueno, hasta aquí hemos llegado. Pensaba contestar a Josean haciéndole dos sencillas preguntas: "¿Acaso tu dios es tan pequeño que no tiene sentido del humor? ¿O el que no lo tiene eres tú?". Pero no vale la pena. Me he dado una vuelta por su blog; trata sobre surf y es la cosa más aburrida que he visto en mi vida. "Me baño, hay olas de un metro, me quedo tranquilo, qué guay"; así pueden resumirse sus emocionantes entradas, con el añadido de algún himno religioso. Está claro que Josean no tiene el menor sentido del humor. Ni del ridículo.

Josean es tan... limitado, que ve en mi relato una intención de burla sencillamente inexistente. No hay nada ofensivo en lo que he escrito, salvo para una mente tan retorcida como la suya. También da muestras de igonorancia, pues me sugiere que deje en paz a su diminuto dios y me meta con Mahoma y Buda, ignorando que ni Mahoma ni Buda eran dioses, sino hombres. Josean tacha mi relato de "evidente"; es decir, que él sabía cómo iba a acabar nada más empezarlo... ¡Ja! Eso no se lo cree ni él. También le parece pésima literatura, lo cual, viniendo de una mente como la suya, es un halago. Josean es un fanático, alguien que muestra muy escaso rigor intelectual. Por favor, no le contestéis, pasad de él.

Josean: ahora te hablo a ti, aburrido surfista. No me interesa tu religión, no me interesan tus creencias, no me interesan tus opiniones, no me interesas tú. Pese a ello, he respetado tus comentarios, pero has cruzado una línea que en este blog no se admite: el insulto. En tu primer comentario dices: "Eres de los mismos que le crucificaron". Es decir, me comparas con asesinos y torturadores (sólo por escribir un relato, lo cual dice mucho sobre tu mentalidad). En tu segundo comentario dices: "además de unos pelotas con vuestros comentarios al autor del blog". A eso lo llamo faltar al respeto y no lo acepto. Escribe en tu tedioso blog lo que te salga de las narices, pero no ensucies Babel con tu barata santurronería y tus insultos. Así que, para que me entiendas, no eres bienvenido en este blog, no me interesa nada de lo que puedas decir, no me gustas, ni tú, ni tus ideas, ni la forma en que las expresas. Y como, evidentemente, ni yo ni lo que escribo te interesa a ti, pasa de mí y de Babel. A partir de este momento, borraré cualquier comentario tuyo que encuentre, porque no mereces ocupar espacio en este blog. Siento decirlo, pero me repeles, Josean; no quiero tener nada que ver con personas como tú. Por lo demás, te deseo unas felices fiestas y que cabalgues buenas olas. Pero lejos de aquí.

Anónimo dijo...

Josean es un integrista. Nada más.
Pertenece al tipo de gentuza que hace que la gente normal acabe rechazando la religión y metiéndolos a todos en el mismo saco. Afortunadamente no todos los creyentes son iguales. Algunos hasta tienen sentido del humor (y del ridículo, cosa que a pobre chaval este también le falta).

Anónimo dijo...

Y hablando del relato de César…
No sólo me parece divertido y respetuoso, sino que además puede tener una lectura que le encantará a cualquier creyente con más de una neurona en el cerebro (y por lo tanto capaz de entender un texto escrito). Lo que nos está diciendo es que Dios no es antropocéntrico, sino que estará dispuesto a salvar a cualquier criatura del Universo dotada de inteligencia (y alma), sin tener en cuenta su aspecto exterior.
Me pasó lo mismo cuando fui a ver “La última tentación de Cristo”. Se había montado una buena con esta película, los fanáticos habían arrojado tinteros contar las pantallas en algunas ciudades, etc. En Valencia la protesta fue más suave. Un grupo de integristas se habían colocado frente a la entrada del cine y repartían folletos sobre lo malvada que era esta película. Uno incluso se me acercó, y me rogó (poniendo los ojos en blanco) que no entrase a ver esta ofensa contra Dios.
Lo alucinante es que, conforme iba viendo la peli de Scorsesse, yo iba alucinando más y más. “La última tentación de Cristo”, para cualquiera con un mínimo de inteligencia, era una película beata. Ensalzaba por encima de todo la figura de Jesucristo dispuesto a sacrificarse por la humanidad. Cuando está en la cruz, el demonio le plantea una última tentación: “Vive, cásate, ten hijos, y lleva una vida normal, no mueras aquí por estos ingratos”. Y la película mostraba esta tentación, a Jesús llevando la vida de un humano normal. Y en la escena en la que sale haciendo el amor con María Magdalena es cuando a estos cretinos se les colapsaba el cerebro. No veían más que a jesús follando. Cuando en realidad esa era una imagen sugerida por el demonio a Cristo en la cruz. Al final, Jesús rechaza esa última tentación, y decide morir en la cruz.
O sea, esta gente no entiende nada que vaya más allá de su lavado de cerebro. Están absolutamente limitados a la hora de comprender un texto, una película, un cuadro. Si su gurú espiritual de turno les dice que es malo. Ya no ven más allá. Es alucinante.

Anónimo dijo...

Me alegro de que te haya dado tiempo a obsequiarnos con el relato, César. ^^ Y lejos de parecerme evidente, me parece muy divertido e imaginativo. Josean puede cantar misa (además, seguro que le encantaría cantar misa para honrar a esos primitivos cristianos de los que no parece tener idea histórica alguna. Que se coja un libro de Historia e insulte con fundamento, leches).

Reitero lo que ha dicho eulez y añado: ¡Viva el FSM!

Velda Rae dijo...

Gracias por tu regalo navideño, César :-)) Felices Fiestas para ti.

PD. Ô.Ô Madre mía, como está el 'ganao'...

Manuel dijo...

Josean:

No hay nada en tu respuesta que sirva para justificar tu maldad; ¡ni siquiera te disculpas! (por cierto... ¿eso es "ser cristiano"?)

Toda tu argumentación es muy interesante pero no me apetece discutir de teología. Sólo constato que ni te has molestado en disculparte por desear el mal ajeno, que es la causa por la que te he apelado directamente.

Por lo demás te deseo una felices fiestas, libres de los remordimientos por tu actitud.

Anónimo dijo...

Hola,

La censura al disidente y al crítico en este blog me impide contestar a vuestras argumentaciones y falsos testimonios contra mi persona.

Saludo a todos y todas antes de que el paradigma de los tolerantes seguidores del pensamiento único borre al intolerante fundamentalista,

Josean
www.josean.org

Anónimo dijo...

En realidad a alguno no nos interesan las argumentaciones de un mentecato como tú que entra en un foro insultando al personal. En tu primera entrada te has retratado enterito, chaval, y todo lo que puedas decir ahora tiene menos importancia que el cuesco de un mono.
Por otro lado, no te engañes y te des tanta importancia. No creo que se trate de censura, sino de salud pública. Las mierdas hay que retirarlas de la vía pública para que la gente normal que quiere transitar por ella no las pise. Un pendejo que entra en un foro insultando al dueño del blog, y declarando su desprecio, hacia todos los presentes, ¿Y ahora quiere hablar? Anda y ve hablar con tu señora madre, a ver si te educa un poco mejor. Tú no estás aún preparado para ir por el mundo y tratar con la gente normal.

Manuel dijo...

¡César! ¡Por favor, no borres el último mensaje de Josean!

Que quede constancia su victimismo: se le llama la atención por mala persona y maleducado, y él responde asumiendo el papel de "disidente"...

Pues sí: disidente del club de las personas educadas y respetuosas.

César dijo...

A veces, navegando por Internet, he llegado a lugares que no me gustaban; webs dedicadas a religiones que no comparto (es decir, todas), o centradas en ideologías políticas que me repelen, lo que sea. Cuando eso ha ocurrido, lo que he hecho es irme de allí corriendo, pero ni remotamente se me ha pasado por la cabeza dejar mensajes insultantes. ¿Para qué? Si un lugar no me gusta, me voy y punto, pero no vuelvo, y vuelvo, y vuelvo, como un ceñudo conejito de Duracell.

Josean, por el contrario, necesita hacerse oír, proclamar su mensaje, demostrar su superioridad moral. A fin de cuentas, tiene a dios de su parte. En realidad, el inefable Josean se comporta como un troll cuyo único deseo es molestar. Y la mejor forma de tratar a un troll es ignorándole.

Tal y como había anunciado, borré una entrada suya anterior. Ni siquiera la leí, porque, como ya he dejado claro, nada de lo que pueda decir Josean me interesa. A lo mejor en su vida cotidiana es un tío cojonudo, no lo sé, pero el rostro que ha mostrado en sus comentarios me asquea. Y de las cosas que me dan asco, me alejo, no me quedo a mirarlas y, aún menos, a discutir con ellas.

Esta mañana, al entrar en Babel, me he encontrado con un nuevo comentario de Josean; me disponía a borrarlo, pero he visto que Juanmi le había contestado, de modo que he leído ambos comentarios. Como el de Josean sólo es ligeramente insultante y suena a despedida, lo dejo ahí. Pero si vuelve a intervenir, por favor, no le contestéis; o contestadle en su blog. No vale la pena; dialogar con alguien como él sólo es perder el tiempo.

Y, sobre todo, no le permitáis conseguir su propósito, que no es otro que el de agriarle la vida a los que piensan diferente de él. Esta entrada pretende celebrar un momento alegre y agradable; para unos será la Navidad, para otros Yule, o el Solsticio, o el pretexto que sea para pasarlo bien y estar con los amigos.

Mi relato es un intento de compartir con vosotros una sonrisa. A algunos les habrá gustado más, a otros menos, pero está claro que mi intención es buena; no buscaba halagos, sino sonrisas, y como sé que entre los merodeadores de Babel los hay creyentes, jamás se me ocurriría escribir un relato ofensivo para sus creencias. En realidad, la idea básica de la historia no es más que una variación sobre las ideas del jesuita Teilhard de Chardin. En cuanto a la versión de Dios que presento... Bueno, está teñida de humor, pero la verdad es que el personaje que describo me cae bien, me parece simpático y tolerante; mucho más, desde luego, que el dios eternamente cabreado del Antiguo Testamento.

En fin, centrémonos en lo importante (es decir, pasar un rato agradable en Babel) y no prestemos atención a los espíritus avinagrados que ni siquiera en estas fiestas consiguen mantener a raya su bilis.

Y no sé qué demonios hago perdiendo el tiempo con esto cuando debería esta contestándoos a todos personalmente.

Manuel: como ves, no lo he borrado. Estoy de acuerdo contigo en que ese comentario suyo le define más que cualquier cosa que podamos decir los demás.

Anónimo dijo...

¿No dijo Teilhard de Chardin eso de que la evolución de las especies, y en concreto la del hombre, son causa y objetivo de Dios? También llamado Cristo Cósmico o Punto Omega, según el hombre este, si no me he equivocado de nombre.

Me parece tan creíble como la teoría del Flying Spaguetti Monster.

Anónimo dijo...

Un último comentario sobre Josean: si alguno ha entrado en su blog -yo lo he hecho- habrá visto unas fotos de sus hijas, dos niñas preciosas, jugando en el borde de la playa, con un colchón inflable y una especie de tabla, a la afición de su padre, el surf. Nada reprochable en enseñar a los hijos aquellas cosas que uno encuentra convenientes o satisfactorias; todos lo hemos hecho. ¿Pero alguien cree que el adoctrinamiento a que someta J. a sus hijas se limitará a juegos y prácticas deportivas?. Me temo que no. Y ello me espanta más que todo lo que en "nuestro" blog a vertido.
Pobres niñas.
Y el cuento de César, desencadenante de esta absurda controversia, me sigue pareciendo precioso.

Anónimo dijo...

Pierre Teilhard de Chardin es uno de mis personajes favoritos. Copio aquí una frase suya que tendría que ver con esa idea del "Cosmos divinizado con la Encarnación".

Je voudrais être, Seigneur moi, pour ma très humble part, l'apôtre, et (si j'ose di-re) l'évangéliste "de votre Christ dans l'Univers". Je voudrais, par mes médiations, par ma parole, par la pratique de toute ma vie, découvrir et prêcher les relations de conti-nuité qui font, du Cosmos où nous nous agitons, un milieu divinisé par l'Incarnation.

Anónimo dijo...

Cesar, gracias por un texto tan fresquito.
¿No os parece sorprendente que haya gente que busque bronca de forma tan absurda? A mi me asusta un poco, ya sé que podemos ignorarlos, que podemos "borrar" su opinión de un blog, pero seguirán ahí, con la bilis irritada, deseando el mal a gentes que sólo buscan compartir ideas más o menos profundas, más o menos trascendentes, pero nunca con ánimo de hacer daño a nadie.
Hace poco recibí un correo con una convocatoria a una manifestación en Pamplona en protesta por la muerte en Grecia de un joven. La verdad es que a priori se podría pensar que el hecho era suficiente para manifestarse y protestar por la muerte de aquel joven a manos de un policía excesivamente celoso de su función, pero al leer el resto del mensaje me dí cuenta de que en realidad era una excusa para crear un ambiente agresivo y salvajemente destructivo de todo lo imaginable. En verdad era supuestamente incendiario pero algo anticuado, aburrido y sospecho que poco eficaz ya que luego no vi nada en los medios que hiciera referencia a la convocatoria (creo que en Barcelona ha sido más popular).
Lo fuerte de todo eso es que la manipulación está al alcance de cualquier insensato y que los nuevos medios de comunicación dan cobertura a sus disparates, llegando a públicos muy susceptibles que reaccionan ante sus mensajes de forma airada, que no tienen nada que perder y desean hacerse notar para sentir que los demás se ven afectados por sus acciones.
Puede que nos parezca que no son tantos, que el sentido común prevalece en nuestro entorno, pero no es así. Siento decirlo pero creo que restringir el acceso a ciertos ambientes es una solución para evitar que algunos se sientan heridos, ofendidos o envalentonados para "atacarnos" o llegar a cometer tremendas estupideces.
Cesar, la libertad tiene algunos problemas y uno de ellos es que no podemos evitar que alguien no entienda nuestra forma de pensar y nos odie por ello, es una putada, pero es la realidad.
Que tengas que hacer de censor me imagino que te debe causar algún conflicto, pero debe ser así.
Enhorabuena por tu cuento y felices días.

plstk dijo...

Me ha gustado, como todo lo que escribes. Eres un ejemplo para mí, aprendiz de escritor. Un saludo y sigue alegrándonos con tus historias.

Perséfone dijo...

Gah! Llego demasiado tarde a la bulla (¡bullabullabulla!), pero es que la Xbox me tiene secuestrada.

En primer lugar, felicidades por el relato. Me gusta mucho.

En segundo lugar, tengo que sujetarme para no contestar a D. Josean en su propio blog. De verdad, personas como él dan argumentos al anticristianismo. Sólo por entrar aquí y llamar asesino a César y no desearle buena Navidad por... ¿hacer burla de Jesús? Claro, claro. Burla... de Jesús. Ajá. Bien.

Nada más que decir.

Juan Antonio del Pino dijo...

don't feed the troll, que se dice en estos casos y a otra cosa mariposa.
No merece más atención.
Sigo pensando que es un divertido, respetuoso e imaginativo Cuento de Navidad.Y que en el momento que el Niño resulta ser verde esmeralda, lo cierto es que pensé inmediatamente en Hulk y me desconcerté por completo. Me tragué el cebo hasta el mismísimo anzuelo.
Gracias de nuevo por el relato

plstk dijo...

Sé que quizá no te haya gustado lo que has leído, pero es una forma de estar que he adquirido con los años y me estoy forzando mucho (cosa que no lo parece, lo sé), por quitármela de encima. Pasa que cuando has llevado una forma de ser durante unos quince años, cambiarla es como intentar enderezar un hierro torcido con las manos desnudas. lo más probable es que no lo consigas o te hagas daño en el intento. Pero es lo que hay.
Te agradezco mucho que me hayas escrito, como ya creo que te dije, soy un gran admirador tuyo. El simple hecho de que te molestes en leer algo mío es un privilegio para mí.
Te envío mil abrazos y te doy als gracias de corazón por tu apoyo.
Por cierto, tu blog y el de Enrique Páez, junto con el de Egeo, claro, son de lo mejorcito, y entre tantos blogs, eso es difícil. Tienes que leerte unos 30 para encontrar uno que realmente te llame la atención. Yo estoy intentando mejorar el mío, pero es que no puedo evitar usarlo a modo de diario iracundo jeeeeee 8mejor aquí que chillar, digo yo9
Pues eso, muchas gracias y seguiré leyéndote. Además, tengo muchos post tuyos aún sin leer jeeeeee todo un año o así jeeeee

Anónimo dijo...

Me ha sorprendido el relato, muy original y con su punto de CF. Pero más me ha sorprendido reacciones como las de Josean. ¿qué tiene ese chaval en la cabeza?. ¿Es que alguien ve en el relato algo ofensivo?.
Felicidades y gracias César POR TU REGALO.
MAZARBUL

Jorge dijo...

El tema de la estrellita da para mucho:

http://blogs.publico.es/ciencias/575/la-estrella-de-belen/

Anónimo dijo...

Bueno, está el famoso relato de Arthur C. Clarke, "La estrella".
Aunque ese es un poco más irreverente que el de César.

http://www.escolar.net/MT/archives/2005/04/la_estrella.html

Anónimo dijo...

Hola a todos, a mi me ha gustado el cuento y eso que de espíritu navideño voy fatal...ji, ji, la verdad es que cuando descubrí que el niño y los Reyes eran reptiles y al mover sus colas se producía un terremoto pensé en los mitos americanos que hablan de la tierra descansando sobre un enorme cocodrilo que, cuando se mueve, provoca terremotos...
¡Feliz año nuevo a todos!

Anónimo dijo...

Repito:
http://www.escolar.net/MT/archives/2005/04/la_estrella.html

Anónimo dijo...

josean, eres un tonto del culo. Hasta tu nombre es de tonto del culo

César dijo...

Queridos amigos: pocas cosas hay más agradables que lograr que algo que uno ha hecho cause satisfacción a los demás; y no lo digo por lo de alimentar al ego, sino por el placer de compartir. A quienes os haya gustado el relato, gracias. Y a quienes no os haya gustado, perdón (el año que viene intentaré hacerlo mejor). En cualquier caso, sois muy amables al tomaros la molestia de leer lo que escribo. Gracias a todos.

Jorge dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jorge dijo...

Creo que debo una explicación (y con la que lié con lo de Zapatero, ya van dos). El otro día recomendé este relato de César al más de centenar de personas a las que informo con regularidad acerca de las nuevas entradas de mi blog. Entre ellos se encontraba Josean, antiguo compañero del instituto que descubrió mi blog por casualidad después de más de veinte años sin tener contacto alguno conmigo. El resto ya lo conocéis: no le gustó el cuento (¿o no lo entendió? ¿o no entendió que se trataba de un cuento?) y entró en el blog de César insultando a diestro y siniestro.

He intercambiado un par de correos electrónicos con él para explicarle mi desagrado, pero no hay manera. Así que os dejo con un párrafo de mi penúltimo mensaje, en el que resumo las razones y los motivos de mi postura:

"No has entendido nada de lo que [César] escribe. Pero además dijiste que no 'merece' una feliz navidad, y eso si que es un comentario cruel y fuera de lugar. Por suerte César es una persona emocional e intelectualmente más equilibrada que un fanático monoteísta como tú, con lo que no tendrá mayor problema en ser feliz en estas fechas. Habrás conseguido, como buen cristiano, avinagrarle unos minutos de su existencia, pero nada más, porque tú mismo te has retratado como un maleducado y un inculto que no merece mayor atención. Si yo te respondo es porque nos hemos conocido en otro tiempo y porque me parece increíble que sigas manteniendo, en tus comentarios en el blog de César así como en este email, una actitud cobarde y vergonzantemente victimista, cuando has sido tú quien ha vomitado encima de la mesa. De verdad, me avergüenzo de haberte invitado al blog de César, pero también creo que has recibido la respuesta que te mereces."

Jorge dijo...

Hola, César. Gracias por tus palabras en mi blog. La vida continúa.

Ban Yen dijo...

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