lunes, mayo 21

La ciencia ficción y yo (y VII)


Nunca he sido aficionado a la fantasía épica (fantasy) ni a los “relatos maravillosos”. Fui incapaz de pasar de la página 50 de El señor de los anillos, no pude con Conan ni con Terramar, desistí de leer Canción de hielo y fuego a mitad del primer volumen. Esa clase de relatos me aburren, me desconecto de ellos (el único fantasy que me ha gustado es Nueve príncipes de Ámbar, de Roger Zalazny, pero no así sus continuaciones). Ojo, no digo nada peyorativo acerca de ese género, ni mucho menos; es una cuestión personal, un problema de mi paladar literario. El caso es que, según creo, hay dos razones por las que no me interesa el fantasy. En primer lugar, porque propone mundos que nada tienen que ver con mi realidad. Son creaciones arbitrarias situadas en un pasado ficticio, o en un futuro con apariencia de pasado. Y eso no es un defecto, ni mucho menos, pero la ruptura de lazos con la realidad a mí me desconecta. La segunda razón es más importante: la cf necesita, por naturaleza ofrecer apariencia de verosimilitud, pero el fantasy no. De hecho, el fantasy puede permitirse el lujo de ser incoherente con sus propios postulados o sacarse ases de la manga, porque su propuesta estética y estructural es muy diferente a la de la cf. Y eso a mí también me desconecta.


Pero volvamos a la cf. En mi opinión, la buena cf no habla del futuro, sino del presente. Al escribir 1984, Orwell no intentaba predecir un estado futuro, sino criticar la Rusia soviética de su tiempo; y, de igual modo, en Mercaderes del espacio Pohl y Kornbluth no estaban haciendo un ejercicio de prospectiva, sino una sátira sobre el mundo de la publicidad de los años 50. Incluso obras situadas en un futuro lejanísimo, como Los señores de la Instrumentalidad, de Cordwainer Smith, eran en realidad metáforas sobre el presente. La mejor cf escrita hasta, digamos, la década de los 70, estaba profundamente vinculada a nuestra realidad y contaba con una estimulante vertiente humanista, encabezada por el gran Ray Bradbury. Por supuesto, había mucha cf popular, mucho space opera (aventuras espaciales tipo Star Wars), y también muchísima cf mala de cojones. Pero vamos a centrarnos en lo bueno, en la cf de mayor nivel.


Ahora echémosle un vistazo a cómo funcionaba la cf anglosajona hasta los 60. Todo giraba en torno a las revistas especializadas (Amazing, Astounding, Galaxy, etc.); las colecciones de libros (en rústica) vinieron después. La cf era muy minoritaria, un círculo reducido y estanco (el fandom) compuesto, en general, por jóvenes. Las revistas y las colecciones no vendían mucho, pero eran rentables y seguras, pues contaban con un público lector muy fiel. Así que las editoriales no le prestaban especial atención al género y ponían al frente de sus publicaciones a aficionados especialmente activos surgidos del fandom. La cf, por así decirlo, iba por libre. Los escritores, que también surgían del fandom, eran jóvenes voluntariosos sin la menor formación literaria, así que el nivel medio era bastante cutre.


Pero al cabo de un par de décadas, algunos de esos escritores aficionados, los más talentosos, maduraron y poco a poco fueron escribiendo mejor literatura. Y ahí viene lo bueno; como escribían en y para un entorno cerrado sin influencias ni presiones externas, podían escribir lo que les saliese de las narices. Y eso hicieron, generando una rica variedad de temáticas y abriendo nuevos senderos en la literatura. Pero eso cambió en los 60. Durante esa década, inesperadamente, dos novelas de cf se convirtieron en best sellers masivos: Forastero en tierra extraña, de Heinlein, y Dune, de Frank Herbert. De repente, las editoriales descubrieron que la oveja rara de su rebaño, la cf, podía ser un buen negocio. Y comenzaron a intervenir.


Al mismo tiempo, como dije en un post anterior, en los 60 nació la New Thing, un movimiento orientado a mejorar la calidad literaria de la cf y a explorar nuevos senderos temáticos. El fandom, los aficionados más devotos que sostenían económicamente las revistas y las colecciones especializadas, le dieron la espalda a ese movimiento y sobrevino una crisis en la cf. Al mismo tiempo, fue por entonces cuando el gusto de los lectores comenzó a derivar de la cf al fantasy, una tendencia que se consolidó en la siguiente década. Son muchos los motivos que explican esto, pero me centraré en uno de ellos: el futuro estándar diseñado por la cf estaba fundamentalmente orientado hacia el espacio exterior. Pero eso no ocurrió realmente; la humanidad llegó a la luna en 1969 y, acto seguido, se acabaron los viajes transorbitales. El público perdió interés en el programa espacial, un interés que sólo resurgió puntualmente con los accidentes del Challenger y el Columbia, lo que no es precisamente publicidad motivadora. Y del mismo modo en que perdía interés en el programa espacial, el público comenzó a desentenderse de una literatura que había puesto su principal foco en el espacio.


La cf se encontraba en un atolladero. La dignificación literaria iniciada en los 50 y consolidada con la New Thing, había sido ignorada por la cultura oficial y despreciada por el núcleo fuerte de los aficionados. De modo que por ahí no se podía ir. Volver a lo de antes, la cf de los años 40, no tenía sentido, pues ese camino parecía agotado. Entonces, ¿qué? En la década de los 80 se produjo una pequeña revolución en el género con la publicación de Neuromante (1984), de William Gibson, la novela que inauguró el ciberpunk. Este movimiento se centra en un futuro cercano regido por las grandes corporaciones y dominado por la informática y la realidad virtual, un mundo de alta tecnología y bajo nivel de vida, todo ello usualmente mezclado con toques de novela negra. El ciberpunk explotó en el seno de la cf con tanta fuerza que se expandió más allá de las fronteras del género y se instaló en la corriente general de la cultura popular, sobre todo gracias al éxito de películas como Matrix. Parecía que, finalmente, la cf había encontrado su camino.


Sin embargo... He dicho que el germen del ciberpunk fue Neuromante, pero ¿cuál fue el germen de Neuromante? Una película, Blade Runner (1982), de Ridley Scott. ¿La recordáis? Una historia de futuro cercano (está situada en 2019) sobre inteligencia artificial, protagonizada por un detective al estilo noir, en un mundo dominado por megacorporaciones, con una sociedad empobrecida, superpoblada y multicultural. Es decir, exactamente la misma temática y el mismo escenario que dos años después escogió Gibson para su novela, la misma temática y el mismo escenario que ha venido empleando el ciberpunk desde entonces.


Entended lo que digo: Gibson no se basó en la novela de Philip K. Dick que dio origen a Blade Runner (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?). Se basó en la película de Scott, en su estética y en su atmósfera (de rebote también tomó el tema básico de Dick: ¿qué es real?). O sea que el ciberpunk no es tanto un concepto como un escenario. Y a la larga, la repetición constante del mismo escenario acaba cansando. Veréis: en mi opinión, Neuromante es una obra maestra, pero todo lo que ha escrito Gibson después me parece más de lo mismo, igual que me parecen más de lo mismo las obras ciberpunk que se han publicado después. Con la excepción de la divertidísima Snow Crash (1992), de Neal Stephenson. Pero es que Snow Crash es en realidad una sátira sobre el ciberpunk. Por así decirlo, Neuromante es el alfa y Snow Crash el omega. En lo que a mi respecta, he acabado aburrido de la realidad virtual, las inteligencias artificiales, el ciberspacio y todos esos tópicos que ya se me antojan demasiado manidos. (Atención los suspicaces: estoy dando una opinión personal, no haciendo una crítica objetiva, así que contad hasta diez antes de prender una pira bajo mis pies). En cualquier caso, el ciberpunk perdió su carácter innovador y se instaló como una corriente más en el corpus de la cf. Hoy en día, me parece, anda un tanto alicaído. Ahora bien, aparte de ese movimiento, ¿qué más ha pasado en la cf?


Gran parte de los autores de la New Thing abandonaron el género y/o se refugiaron en la fantasía épica. Los nuevos escritores, surgidos como siempre del fandom, se encontraron con un género en declive, sin rumbo claro y acosado, de una parte, por su principal rival, el fantasy, y de otra por la cf más comercial, aquella que se basa en franquicias fruto del marketing editorial, como Star Wars, Star Trek, Halo o los pastiches de Dune. ¿Qué hicieron? Pues, en vez de procurar abrirse a la línea general de la literatura (como había intentado la New Thing), volvieron la mirada hacia dentro, comenzaron a construir sus relatos basándose, no en su realidad, sino en el corpus de la propia cf. Construyeron ficciones cimentándolas sobre ficciones. Es decir: se volvieron auto-referentes.


Cualquier lector de literatura general que no haya leído jamás cf puede disfrutar de obras como Crónicas marcianas, de Bradbury, Muero por dentro, de Silverberg, o Neuromante, de Gibson. Rara vez ocurre así con las actuales novelas del género. Pongamos el ejemplo de Hyperion, de Simmons, una antología de relatos interrelacionados que, en principio, puede ser disfrutada por cualquier lector ajeno al género. Sin embargo, un lector novato no captará que Hyperion es una especie de fresco en el que cada historia corresponde a los distintos subgéneros de la cf. Para degustar al 100 % esa obra hay que conocer muy bien el género. Otro ejemplo es La edad de oro, de John C. Wright, una trilogía que homenajea a la cf de futuro distante y a autores como Cordwainer Smith, Wolfe o Delany. A mí me gustó, pero estoy seguro de que cualquier lector sólo un poquito menos friki que yo abandonaría la lectura a la tercera página con un intenso dolor de cabeza. Si no tienes los referentes adecuados, no te enteras de nada.


Ese es uno de los grandes defectos de la cf actual: la auto-referencia. Los autores no parten de su realidad, sino de realidades inventadas por otros escritores. Pero no es el único defecto: el barroquismo es otro, y no menos importante. Al hablar de “barroquismo” no me refiero a la prosa, sino a los conceptos. De algún modo, parece que actualmente cada novela agota los puntos de partida en que se basa, de modo que otro autor no puede volver a ellos con diferentes personajes y argumentos, sino que debe añadir complejidad, vueltas de tuerca a lo que ya eran vueltas de tuerca. Al mismo tiempo, parece que hay que llenar los textos de “ideas sorprendentes”. El problema es que para mentes frágiles, como la mía, demasiadas “ideas sorprendentes” (y en realidad irrelevantes) juntas hacen que me desentienda rápidamente del texto.


Así pues, en la cf actual, al igual que me ocurre con el fantasy, no encuentro ningún lazo con mi realidad y, por tanto, me aburre y me desinteresa con rapidez. Son algo así como construcciones abstractas y farragosas (ahora, las novelas de cf suelen ser muy largas y, gracias al método de “inmersión”, escasamente comprensibles en muchas ocasiones) en las que me da una pereza enorme entrar, porque sé (estadísticamente) que el esfuerzo que me supondría su lectura difícilmente se verá compensado. Hoy en día, las novelas de futuro cercano suelen ser exclusivamente ciberpunk; por lo demás, lo que impera es la cf hard (basada en las ciencias duras), la cf de futuro distante y los space operas de siempre, sólo que mucho más enrevesados. Nada de eso me interesa demasiado.


Hace tiempo, hablando de la decadencia del género, un fan de la línea dura me espetó que hoy en día se escriben mejores novelas de cf que antes. Entiendo su punto de vista; es cierto que hoy el acabado formal de las novelas es más correcto que antes, pero de poco importa eso si el contenido resulta decepcionante. Además, muchos de esos nuevos autores han pasado por talleres de escritura (como el famoso Clarion), lo que hace que todos tengan estilos similarmente planos y sosos.


Por supuesto, estoy hablando en general y habrá muchas excepciones; no solo no lo dudo sino que estoy seguro de que en los comentarios saldrán a la luz. Tampoco pretendo hablar sentando cátedra; me limito a expresar una opinión basada en gustos personales. En cualquier caso, creo que ya nadie duda de que la cf es un género en declive o, al menos, en horas bajas. Me estoy refiriendo, debo aclararlo, al género-género; es decir, aquel que brota de las revistas y colecciones especializadas. Porque cada vez hay más autores de literatura general que hacen incursiones en la cf, como Cormac McCarthy con su prodigiosa La carretera. Supongo que, poco a poco, el género irá saliendo del ghetto e incorporándose a la corriente general, pero eso es otra historia.


El caso es que echo en falta una cf más vinculada a la realidad, al presente, por mucho que se desarrolle en un futuro. Echo en falta una cf más humanista, en la línea de Bradbury, Simak o Zelazny. Echo en falta una cf arriesgada y comprometida, como la que hicieron en su momento Pohl, Bester o Spinrad. Echo en falta una cf ambiciosa temática y literariamente, como la de Ballard o Disch. Echo en falta una cf cimentada en la literatura y la cultura general, no exclusivamente en su propio corpus. Y también echo en falta una cf traviesa y festiva que jugaba con ideas estrafalarias sin tomarse demasiado en serio a sí misma. Esa es la cf que me gustaba y que ahora rara vez encuentro.


Disculpad la longitud del post, pero quería acabar de una vez con este tema. Tras una breve pausa autopromocional, en la/s siguiente/s entrada/s expondré algo que quizá, por fin, os resulte de alguna utilidad: mi particular canon del género. Por lo demás, después de muchos años he vuelto a escribir cf. La isla de Bowen por un lado, que es cf a la antigua usanza, pero cf a fin de cuentas; La estrategia del parásito, una novela juvenil de la que os hablaré en la próxima entrada, y Naturaleza Humana, una novela corta de cf (aún inédita) que es mi primer relato ambientado en el futuro.


Debo de ser como esos asesinos que, por algún extraño motivo, siempre regresan al escenario del crimen.



36 comentarios:

Elena Rius dijo...

Interesantísimo este recorrido por la historia de la cf, incluso para los que sólo somos lectores ocasionales. Yo leí mucha cf hace años, sobre todo los clásicos (Bradbury, Asimov, Pohl, Dick, etc.), pero como a ti la deriva hacia la fantasy ha dejado de interesarme.
Espero con ansia tus recomendaciones.

Arcadi dijo...

Una puntualización . He intentado resistirme " , no seas pedantorro ( pedante + pedorro )" , pero uno es el que es .
Orwell pensaba más en su presente :en el sórdido , duro y gris Londres bombardeado por la Lüfttwaffen que en la Rusia stalinista .
Su trabajo en la BBC le permitió conocer de primera mano la censura y sus funcionamiento .
No hay que olvidar que en plena guerra , en 1940 y 1945 , los ciudadanos británicos acudieron dos veces a las urnas . El Parlamento seguía debatiendo cuestiones de vital importancia y la actitud vigilante de periodistas , editores , escritores y ciudadanos en general, ponía en entredicho muchas políticas del gobierno ( p.e. La legitimidad moral esgrimida para bombardear ciudadades alemanas ) . Temían convertirse en algo semejante al monstruo que estaban combatiendo .
Ese , creo yo , era lo que quería denunciar Orwell , el autoritarismo y la manipulación .Todos.
Orwell sabía cómo se las gastaban los estalinistas tras su paso por nuestra Guerra Civil . El tratamiento que hizo la mayoría de la prensa izquierdista británica de los hechos de Mayo del 37 le indignó ( y alimentó 1984 y Animal Farm )
Orwell y Ballard , profetas .

Anónimo dijo...

Me parece muy interesante lo que escribes, César, aunque me gustaría hacer alguna matización. Cuando dices: “De hecho, el fantasy puede permitirse el lujo de ser incoherente con sus propios postulados o sacarse ases de la manga, porque su propuesta estética y estructural es muy diferente a la de la cf”, no estoy de acuerdo. En realidad, esa es la definición del fantasy malo, del que, es cierto, hay ejemplos a porrillo en los estantes de las librerías. Sin embargo el fantasy de calidad es todo lo contrario y me limito a poner dos ejemplos: “El señor de los anillos” y “Canción de fuego y hielo”. Basta con leer el estudio que T.A. Shippey escribió sobre la obra de Tolkien “El camino a la Tierra Media” para ver lo fundamentadas que eran las premisas en las que Tolkien basó su mundo y que es una de las razones que explican el porqué nos gusta tanto a los que nos gusta, claro. Lo mismo puede decirse de la obra de Martin: podrá ser todo lo folletinesca que uno quiera pero lo que no creo que pueda decirse de ella es que sea incoherente con los postulados que establece desde el principio, todo lo contrario. Otra cosa es que no seas especialmente dado al fantasy por esa desconexión con la realidad que comentas, pero eso entra dentro de los gustos personales (y muy respetables de cada uno).

Rickard

Cristian García Álvarez dijo...

César, es admirable que nos transmitas tu ideología y vida a través de este blog. Te felicito por el ímpetu que esto requiere, es como si fuera tu propio diario, el cuál compartes con nosotros y nos ofreces sumergirnos e indagar en él.

Me gustan mucho tus obras y quisiera felicitarte por todos los logros a lo largo de tu carrera. Te doy un último consejo, descansa un poco y tómate esta página como un pasatiempo, que escribir no sea una obligación ;)

Luis M. Rebollar dijo...

Pues a mí se me ha hecho cortísimo, pero claro, como ya comenté en la entrada anterior, el tema me fascina.

Hace tiempo que rumio mi propia teoría sobre la decadencia de la CF, que voy a tratar de contar en pocas pinceladas; tu exposición contiene varios puntos de vista que no había considerado, con los que estoy totalmente de acuerdo, y que me llevarán a madurar mi visión mucho más.

Vaya por delante que a mí si que me interesa mucho el Fantasy, y suscribo lo que apunta Rickard más arriba; enseguida se entenderá el porqué de mi gusto.

La CF es ante todo un género literario, y como tal, es hijo de una época, se desarrolla con la misma, y muere con ella. Que como todo género, luego se puede retomar, y utilizarlo, pero no lo es lo mismo, no será algo nuevo y con potencial. El quijote va precisamente de eso. ;)

La CF surge de la fascinación que producía el actual paradigma, llamémosle Paradigma Científico, que tiene su origen en el naturalismo mecanicista o materialista del S. XIX, la confianza ciega de que la Ciencia es la única forma de llegar a La Verdad, y la solución de todos los males. Y eso impregna toda la CF del período formativo, y aún más si cabe la Golde Age (la que dicen ellos).

La ciencia es un método que por su propia naturaleza es operacional, y sabe que no puede, y por supuesto no lo pretende, producir verdades absolutas. Desgraciadamente las personas somos falibles, y nuestro Paradigma está construido a partir de "Las Verdades de la Ciencia", con lo que no solo está en constante contradicción y reinterpretación, sino que a estas alturas participa de la "crisis sistémica", y está moribundo. Y a la CF le ocurre su proceso análogo. U homólogo; no me acuerdo.

Como consecuencia, a medida que se agota se ha vuelto más seria, o mejor, se toma demasiado en serio a sí misma, necesita "acercarse" a la realidad. La buena CF de antaño proponía imposibles a drede -como la psicohistoria-, desde los que explorar un tema. La actual tiene que ser Hard sí o sí, a menos que sea una franquicia friki. Pero CF Hard es una contradicción de términos, porque como decíamos, el ser humano es irremediablemente falible, y cuando se trata de "proyectar tecnología" nos aceleramos y pifiamos, ya que "creemos" en "Las Verdades de la Ciencia".

Total, que la CF se ha vuelto una aburrida, que era mucho más divertida en su niñez y juventud, cuando se permitia soñar, y que todos sus constructos se acaban pasando de fecha de caducidad, y entrando en el terreno de lo fantástico. Vasmos, que la CF es una parte de la Fantasía.

Es discutible, pero éste es mi argumento: se ha dicho muchas veces que las mitologías son la CF de los pueblos antíguos, exploraciones cosmológicas de sus paradigmas. Pues bien, eso mismo es la CF, respecto a nuestro Paradigma Científico. Cuando este se cambie por otro, la CF será otra mitología más, parte de la Fantasía, algo de lo que se puedan extraer lecciones más universales e imperecederas.

Porque los viajes interestelares son tan fantasía como el inframundo de Hades, explicaciones coherentes del universo en su momento, ya invalidadas, y convertidas en escenarios metafóricos.

Pues esta es mi (absurda) teoría, y espero no haber sido muy pesado.

Ah, ya se me olvidaba: también suscribo lo que apunta Arcadi sobre 1.984. Es una crítica a la manipulación estatal en general, y solo utiliza el comunismo por la obviedad y la disociación con la Inglaterra de su momento.

César dijo...

Arcadi: esa polémica que planteas, si Orwell escribió "1984" pensando en el este o en el oeste, lleva muchos años sin dirimirse. Vamos a ver, es evidente que "1984" es una crítica a la manipulación de los totalitarismos, así, en general. Pero el totalitarismo que describe es muy peculiar.

En 1948, cuando publicó la novela, parece lógico pensar que la clase de totalitarismo que Orwell tenía en mente debería haber sido el nazismo o el fascismo. Sin embargo, resulta evidente que "1984" no es una distopía nazi. Y esto es así, supongo, porque en aquel momento el nazismo ya no era una amenaza.

Orwell era socialista, pero los sucesos que presenció en Barcelona en el 37, con la purga estalinista que los comunistas realizaron sobre anarcos y troskistas, le convirtieron en un decidido anti-comunista.

¿Qué sociedad describe "1984"? Un régimen totalitario extremadamente burocrático. Como el soviético. Con sistemas de represión basados en la vigilancia constante de los ciudadano y en la delación. Como ocurría en los países soviéticos. Un sistema que cambia la historia a su antojo y modifica el sentido de las palabras. Como el soviético. Un régimen que trata a los disidentes como si fueran locos. Igual que en la Rusia Soviética con sus famosas clínicas psiquiatricas de readaptación.

En fin, no niego que, por separado, cada uno de los puntos que he señalado pueden aplicarse a otros totalitarismos, pero todos juntos, en mi opinión, señalan al estalinismo como origen de "1984", aunque, por supuesto, el objetivo de su crítica es mucho más amplio.

Rickard: Intentaré explicarme. El elemento arbitrario que existe en el seno del fantasy es la magia. La magia no tiene reglas, la magia puede hacer, o no hacer, cualquier cosa que el autor desee. Así pues, cuando la magia es relevante en el desarrollo del relato, lo que introducimos es un elemento que actua de forma arbitraria en la estructura narrativa.

Eso ocurre claramente en "El señor de los anillos", donde el alcance y poder de la magia es a veces enorme, y otras veces limitado. Pero, ojo, eso no es un defecto en el contexto del fantasy (como sí lo sería en el de la cf), porque la propuesta estética de la obra de Tolkien va por otro camino. No persigue la verosimilitud de la trama, aunque sí, y mucho, la consistencia del escenario, y su naturaleza última de metáfora moral. Lo que vale para el fantasy no tiene por que valer para la cf; son géneros distintos, no sólo por sus temáticas, sino por su misma estructura.

El caso de "Canción de hielo y fuego" es distinto. Al menos en sus primeros libros, la magia interviene esporádicamente y de forma colateral, así que la trama es mucho más consistente. No olvides que Martin tiene alma de escritor de cf.

En cualquier caso, insisto, ese punto de arbitrariedad que hay en el fantasy (la magia) no tiene nada de malo en principio. Te pondré un ejemplo que no es fantasía épica (como no me gusta, no la leo), pero sí fantasía a secas: "Bosque Mythago", de Robert Holdstock. ¿La conoces? Adoro esa novela, me encanta. Sin embargo, cuenta con el final más arbitrario que recuerdo, porque es un "as en la manga" mágico. Me pareció un bajonazo, pero en el fondo me dio igual, porque el resto de la novela sigue siendo igual de fascinante, con truco final o sin él. Supongo que lo mismo le ocurre a los aficionados al fantasy. Y si yo no lo aprecio, insisto, no es por un defecto del género, sino por deficiencias de mis gustos literarios.

César dijo...

Luis M. Rebollar: Muy interesante tu exposición, pero a mi modo de ver se centra demasiado en el concepto "ciencia", cuando en realidad la cf es literatura. Pero entiendo lo que dices y reconozco que tienes un punto de razón. Intentaré, no obstante, contra-argumentar un poco.

Todo género es fruto de su época, cierto, pero no todos los géneros mueren cuando muere la época en que nacieron. Ahí tienes la novela negra o el terror (ambos hijos del romanticismo, como la cf), que han sabido evolucionar, adaptándose a las sensibilidades de las distintas épocas. Incluso géneros en absoluto declive, como el western, evolucionaron a lo largo del tiempo hasta, probablemente, agotar todas sus posibilidades expresivas y entrar en decadencia.

Por otro lado, el desafecto del público hacia la cf sólo se produce en el terreno literario, pero no en el cinematográfico ni en el televisivo. Entre las 20 películas más taquilleras de la historia, hay cuatro de cf (con "Avatar" a la cabeza) y otras dos pertenecen a géneros afines. Y fíjate en el actual exitazo de "Los juegos del hambre". Todos esos films son posteriores a 1990. Eso por no hablar de las numerosas imvasiones alienígenas que hemos sufrido últimamente. En cuanto a la tele, el mayor éxito de los últimos tiempos ha sido "Perdidos", que comenzó moviéndose en parámetros de cf, aunque luego derivó al misticismo barato. ¿Y cuántas series de cf hay y ha habido en los últimos tiempos? Ni se sabe.

Así que no creo que se trate exactamente de un cambio de paradigma (o, mejor, de estado de opinión), porque la cf sigue muy vital en otros ámbitos. No obstante, estoy de acuerdo contigo en que la gente empieza a ver en la ciencia y la tecnología no tanto un paradigma de progreso, como un incremento del follón. Todo se está volviendo demasiado complejo; estamos rodeados de tecnología, la utilizamos habitualmente, pero en cierto modo nos supera. Quizá eso se manifieste en un rechazo a la cf literaria, pues ésta tiende a ser más compleja que la audiovisual (y, además, leer requiere más esfuerzo mental que ver).

En cualquier caso, creo que el principal problema de la cf actual es fundamentalmente literario. La cf fue adaptándose a las distintas épocas -y por ende mutando- durante cinco o seis décadas, quizá siete. Pero nunca fue plenamente aceptada por la "cultura oficial" (como sí ha ocurrido en cierta medida con el género negro), así que a partir de un punto de inflexión se volvió hacia dentro, hacia el ghetto, y tomó un rumbo (para mí) equivocado. A eso, por supuesto, hay que añadir un cambio en los gustos del público lector, que poco a poco prefirió refugiarse en la seguridad de unos mundos totalmente ficticios antes que en la perspectiva de un futuro difuso e inquietante.

En realidad, este asunto requiere un análisis mucho más largo y minucioso, pues intervienen muchos factores. Pero tampoco quiero enrollarme.

Jarl-9000 dijo...

Hola a todos. Es la primera vez que escribo aquí aunque llevo un tiempo siguiendo el blog (por cierto, muy interesante). No sé si seré capaz de aportar algo relevante al debate o si no conseguiré otra cosa que divagar, pero bueno, allá voy. Tampoco me toméis en serio. :)

Para mí, ciencia ficción y fantasía son casi indistinguibles como géneros, en tanto que se fundamentan en la imaginación y buscan mostrarte algo que rompe con las reglas de nuestro mundo.

Comparto en buena medida la visión de Luis M. Rebollar, al menos en cuanto a las circunstancias sociales que dieron lugar al nacimiento de la ciencia ficción como género y su relación con la mitología (una clara muestra de ello podría ser "Frankenstein o el moderno Prometeo"). Por aquella época, se pensaba que a la ciencia le quedaba poco por explicar, que lo podía todo. Curiosamente, poco después sobrevino la irrupción de la mecánica cuántica y la crisis de dicho paradigma. Me llama la atención que en el terreno de la ciencia ficción, todo lo "cuántico" ha devenido en sinónimo de "deus ex machina" de alcance comparable al de la magia en el terreno de lo fantástico.

Por otra parte, me parece muy interesante la reflexión de César acerca de porqué el lector se ha decantado por la fantasía, porque "prefirió refugiarse en la seguridad de unos mundos totalmente ficticios antes que en la perspectiva de un futuro difuso e inquietante". Se podría decir que ante los problemas de la humanidad existen dos reacciones contrapuestas: huir de ellos (que sería la elección del lector de fantasía) y enfrentarse a ellos para buscar una solución (la postura del lector de la ciencia ficción en su estado más puro). Tal vez sea sintomático de los tiempos que vivimos. Sin embargo, creo que igualmente no debería generalizarse porque una gran parte del material de ciencia ficción no tiene esas pretensiones, al igual que utilizar las convenciones de la fantasía no es óbice para tratar temas de dicha índole.

Desde mi punto de vista, tan válido es un enfoque como el otro para contar todo tipo de historias. Incluso podrían llegar a mezclarse ambos enfoques para dar una visión más holística del tema que se estuviera tratando (claro que eso debe ser sumamente complejo). Supongo que alguna vez se habrá intentado algo así, pero no conozco (o al menos no recuerdo) ningún ejemplo digno.

César dijo...

Jarl-9000: Tu nick es de lo más apropiado respecto a la foto que ilustra el post, amigo mío. Supongo que lo habrás elegido por eso; si no, menuda casualidad.

Siempre se ha discutido mucho sobre la interrelación entre fantasía y cf. Personalmente, tiendo a considerar a la fantasía como un macro-género, y a la cf uno de sus subgéneros. Al conjunto de la literatura de lo no real lo denomino "el fantástico". Fredric Brown sostenía que la diferencia entre fantasía y cf es meramente lingüística. Si utilizas jerga mágica, es fantasía; y si utilizas jerga científica, es cf. Y muchas veces es así, pero también creo que entre un género y otro hay diferencias estructurales. Y una de las más importantes es la verosimilitud. La cf pretende ser verosimil, o al menos ofrecer una apariencia de verosimilitud. El fantasy no.

Y eso me lleva al otro tema que planteas: escribir un fantasy con técnica de cf. ¿Es posible? Creo que sí, pero para ello sería básico establecer de entrada las reglas de la magia, su alcance y sus límites, y no quebrar esas reglas jamás. No sé si alguien lo ha hecho, pero no me extrañaría que sí.

Lo indudable es que sí se puede hacer un fantasy con apariencia de cf (o, lo que es lo mismo, cf con técnica de fantasy). Ahí tienes Star Wars.

Jarl-9000 dijo...

Pues ha sido casualidad. Es el nick que utilizo normalmente en internet, y mucho me costó encontrar uno relativamente original que hiciera referencia a algo que me gusta. :)

Es cierto que a la fantasía se le perdona la falta de verosimilitud, (sobre todo en lo referente a la magia) porque no existen unas leyes como las de la física que sea obligatorio respetar, unas leyes que puedan expresarse en forma de ecuaciones.

Personalmente no me parece una excusa, agradezco un mínimo de verosimilitud, que esté bien pensado. Otra cosa es que el autor lo enfoque mejor o peor, que sea capaz de transmitirlo bien, o incluso que le importe, amparándose en que se trata de fantasía, como ocurrirá muchas veces.

Alfonso Junquera dijo...

Veo que nadie habla de los escritores actuales que alguno hay en la actualidad:

Charles C. Wilson premio Hugo de 2006 por SPIN, libro que empieza en un presente parecido al nuestro y que avanza hacia el "futuro" de una manera bastante curiosa.

China Mieville. Estoy deseando leer The City & the City el cual no se si esta traducida al español y tampoco se si denominarlo autor de CF, de Fantasy o de todo un poco. Solo decir que sus libros rebosan ideas, imaginación, asombro y maravillas en cada pagina.

Vernor Vinge. El maximo exponente de la teoria de la Singularidad Tecnologica y que en su libro Al Final del Arcoiris nos muestra un futuro que bien podria estar a la vuelta de la esquina.

Ted Chiang. Tampoco lo llamaria Ciencia Ficcion pero en sus relatos hay muchas ideas que viene de alli.

Y despues los de la Sapce Opera pero de otra manera Iain M. Banks, Alastair Reynolds, Peter F.Hamilton.

César dijo...

Alfonso Junquera: He procurado no mencionar a demasiados autores porque ya lo haré cuando me ponga con mi canon particular. Por otro lado, está claro que dentro del oscuro panorama de la cf actual hay muy dignas excepciones.

Respecto a las que citas, te diré que "Spin" es una de las novelas de cf reciente que más me han gustado. Y que China Mieville es en gran medida fascinante. Y que Ted Chiang es un maestro del relato corto. De Vernor Vinge me encanta "Naufragio en el tiempo real", pero no tanto (o nada) el resto de sus novelas.

Respecto a Banks, buenos y fiables amigos míos insisten en su calidad, pero debo reconocer que no le encuentro la gracia. Reynolds me parece, sencillamente, un ejemplo de gran parte de lo malo que le ocurre a la cf actual. Y Hamilton... bueno, quizá algún día reuna el ánimo necesario para meterme con uno de esos enormes tochos que escribe.

Nacho dijo...

Como curiosidad, Gibson contó en su reciente paso por Bilbao que tuvo que salirse del cine cuando estaba viendo Blade Runner porque era demasiado parecido a lo que estaba escribiendo en aquel momento ("Neuromante").

Por cierto, escenario y temática cyberpunks ya estaban presentes en Johnny Mnemonic, relato publicado en 1981, meses antes del estreno de Blade Runner.

Luis Manuel Ruiz dijo...

Pues yo también aguardo con interés tu canon, así como información sobre tu nueva novela. Por cierto, no sabía que hubieran vuelto a reeditar "El coleccionista de sellos": la busco.

Abrazos.

Cristian García Álvarez dijo...

César, espero que te animes y pruebes a escribir libros de otros géneros como el de terror. Estoy seguro que con tu forma de expresarte, instruida y culta sabrás cautivar al lector en todo momento.

César dijo...

Nacho: Si mal no recuerdo, "Johnny Mnemonic" prefigura en parte la temática ciberpunk, pero no el escenario, que no se establece completamente hasta "Neuromante", cuya publicación es dos años posterior al estreno de "Blade Runner". ¿De verdad no la vio Gibson durante todo ese tiempo? ¿Tantas similitudes son casualidad? Me cuesta creerlo, pero aun aceptando que sea así, eso sería al principio, porque luego Gibson y todos los autores ciberpunk sí que vieron el film y su influencia es evidente.

Por otro lado, no creo que las declaraciones de Gibson sean muy fiables. Recuerdo una entrevista suya en la que, a la hora de citar los autores que influyeron en "Neuromante", omitía la que quizá sea su mayor influencia: Alfred Bester.

Luis Manuel Ruiz: Si no la encuentras, dímelo y te la mando.

Cristian: Muchas gracias por tu confianza en mis habilidades literarias. ¿Terror? Claro, por qué no. No tengo problemas con ningún género, salvo con el fantasy, que si me aburre leerlo imagínate escribirlo.

Rubén Soto de Roa dijo...

El coleccionista de sellos lo tienen en Cyberdark:
http://tienda.cyberdark.net/el-coleccionista-de-sellos-n67402.html

(en la ficha hay un comentario y baremo mío (rubenoki)).

César, al final no aguanté hasta el verano para leer "La isla de Bowen", ya me la he devorado y disfrutado un montón. Aventuras, mucho humor, amor y como guinda del pastel ciencia ficción,... yo al menos no le podía pedir más.

César dijo...

Rubens: Me alegro muchísimo de que te haya gustado "La isla de Bowen". La verdad es que, por ahora, esa novela no ha hecho más que darme satisfacciones, y la mayor de ellas es que guste a los lectores. Gracias por decírmelo.

Numael dijo...

Hay algo que no mencionas, Cesar y creo que también puede tener que ver con la posible decadencia del Género, y por lo menos en mi caso doy fe que así ha sido: los lectores cambiamos.
Yo descubrí la ciencia ficción literaria a mis 15 o 16 años y a los veintitantos me había leído practicamente todos los grandes clásicos. Aquellas sensaciones de mi adolescencia y juventud no las he vuelto a tener: aquel sentimiento de maravilla, aquellos momentos en que tenías que cerrar el libro y recrearte en la imágen fabulosa o en el concepto alucinante que te acababa de explotar en el cerebro.
Durante muchos años fuí un yonki de la ciencia ficción. Siempre anhelando ese momento ¡OOOH!
Con el tiempo "me curé", de hecho he renunciado a releer mis viejas novelas, prefiero conservar el recuerdo del placer que me produjeron en su momento y no llevarme un chasco.
Sin embargo no he abandonado el género, vuelvo a él de vez en cuando, y de vez en cuando me llevo sorpresas. Las novelas de Hamilton, por ejemplo, me gustan mucho, mi yo más joven, que todavía anda por ahí dentro escondido, se asoma entonces durante un ratito y disfruto casi como antes.
En fin Cesar, que nos hacemos mayores y una de las consecuencias es que nuestro niño interior está cada vez más escondido. Pero por ahí sigue, y mientras esté yo seguiré disfrutando de vez en cuando con la ciencia ficción. No pierdo la esperanza.

Cristian García Álvarez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cristian García Álvarez dijo...

Siento no haberme presentado, pero como habrás intuido, soy uno más de tus fieles y devotos admiradores que te seguirán por el blog. He leído varios libros tuyos ('La catedral', 'El último trabajo del señor Luna', 'La cruz del Dorado'...). Créeme cuando te digo que posees una gran capacidad para generar atmósferas impregnadas de intriga y suspense que le dan a tus obras un matiz de misterio.

Anónimo dijo...

Yo también estoy ansioso de leer tu canon particular, César, pero antes de que lo postees, me gustaría comentar algunas cosas.

Sí, he leído “Bosque Mitago” aunque hace muchos años y el recuerdo que tengo de él ahora es un poco difuso. Recuerdo que me gustó mucho y que en aquel momento lo tuve por uno de mis favoritos de fantasía. Recuerdo que lo que más me gustó de él fue su originalidad y el tono y la ambientación que recreaba. Respecto al final a mi no me dejó esa sensación que comentas, aunque ya digo que fue hace tanto tiempo que ya no lo recuerdo muy bien. Es uno de los libros que tengo pendientes por releer desde hace tiempo sobre todo porque, años después me compré su continuación, “Lavondyss”, que no llegué a leerme porque, precisamente, se me habían olvidado muchas cosas de su antecesor, pasando a engrosar ambos libros mi particular listado de lecturas pendientes.

Por otro lado, creo que lo que más te molesta del fantasy no es la ausencia de reglas de la magia, puesto que en muchos de los libros del fantasy, normalmente en los buenos, la magia sí tiene reglas y es precisamente el quebrantamiento de esas reglas y sus consecuencias lo que proporciona el argumento para algunos de los libros más conocidos del género, como “Un mago de Terramar”, por ejemplo. A mí me da la impresión que de que lo que más te molesta no es eso, sino la existencia de la magia en sí. A mi modo de ver, la magia en muchos de esos libros bien a ser lo mismo que en muchos libros de ciencia ficción viene a ser cosas como los viajes más rápidos que la luz, el famoso “hiperespacio”, los agujeros de gusanos, las máquinas de teletransporte… etc., elementos en cierta medida tan arbitrarios como la magia y que vendrían a sustituir en la ciencia ficción el papel que desempeña la magia en el fantasy como “deus ex machina”, como elemento motor en la cf de ciertas acciones (los viajes interestelares, por ejemplo) sin las cuales el argumento del libro no hubiera podido seguir adelante. Por eso tampoco me extraña que prefieras la cf que versa sobre el futuro cercano que no te gusten mucho los space-opera (el género de cf donde más suelen aparecer este tipo de elementos (y, no, yo tampoco acabo de encontrarle el qué a Banks aunque a mí lo que no acaba de gustarme sobre todo es el estilo en que escribe).

Bueno, tras toda esta reflexión, una pregunta: ¿has leído (me imagino que sí) la serie del “Sol nuevo” de Gene Wolfe? ¿Qué opinas de ella? Ahí tenemos lo que me parece que es un buen ejemplo de cf escrita con estilo de fantasy (o al revés, que nunca lo he tenido muy claro). De hecho hubo algo en tu relato “La casa del doctor Pétalo” que no sé por qué me hizo recordar a Gene Wolfe y esos libros.

Rickard

Anónimo dijo...

(continuación de lo anterior)

Y hablando de “La casa del doctor Pétalo”. El sábado pasado terminé de leerme “El círculo de Jericó” y si bien, como ya comenté, los primeros tres relatos me dejaron un poco indiferente, luego, a mi modo de ver, el nivel va subiendo bastante y al final la impresión que me ha dejado el libro es muy buena. Eso sí, dentro de todos los relatos hay tres que para mí destacan con mucho por encima del resto y son: “La pared de hielo” (el que más me ha gustado), “El hombre dormido” y “La casa del doctor Pétalo” (otra auténtica joya). Curiosamente, creo que también son los relatos más cienciaficcioneros del libro, si se me permite la expresión. Por otro lado, a mí tampoco me ha acabado de convencer del todo el relato que sirve para crear el fix-up, la historia de “el círculo de Jericó” pues no me lo acababa de creer. Quiero decir, que en ningún momento me llegaba a creer que los relatos del libro fueran relatos que estaban siendo narrados por los personajes, puesto que tenían una forma demasiado “literaria” (de literatura escrita, me refiero) y, para que fuera más verosímil, a mi entender, los relatos hubieran debido tener un estilo más oral o que imitase más el estilo oral. Pero bueno, ese es un mal menor que para nada impide el disfrute del libro y, como ya digo, a mí me ha gustado mucho.

Lo cual me lleva al último punto que quería tratar en esta ya demasiado larga respuesta. Otro merodeador de Babel sugiere a César que pruebe a escribir terror. Pues bueno, a mi modo de ver ya lo ha hecho de algún modo pues el relato “La pared de hielo” si bien es un relato de ciencia ficción también lo es de terror y funciona perfectamente como relato terrorífico (a mi me acojonó bastante) mientras que otras obras de César (el final de “La catedral”, por ejemplo) también contienen elementos terroríficos, así que no hay duda de que está plenamente capacitado para escribir una novela que sea plenamente de terror si así decide hacerlo.

Rickard

César dijo...

Numael: Por supuesto, tienes toda la razón. Los lectores cambiamos y lo que nos asombraba durante la adolescencia ahora nos deja tristemente fríos. Mi historia es la tuya; yo también empecé con la cf literaria muy joven y a los veintipocos años ya había leído casi todos los clásicos del género. Yo también era un yonqui del ¡OOOH! y, como tú, hace mucho, muchísimo, que no lo experimento.


Pero cuando escribí estos post ya contaba con ello. Aparte de la cf del ¡OOOH!, hay otra cf del pensamiento y de la estética, de la literatura en definitiva. Esa es la cf que echo en falta, porque el ¡OOOH! ya lo doy por perdido.

En cualquier caso, yo, como tú, no tiro del todo la toalla y de vez en cuando sigo leyendo cf (o intentándolo, al menos). Por ejemplo, acabo de empezar a leer "La ciudad y la ciudad", de China Mieville, y parece que promete. El único problema (suponiendo que sea un problema) es que no da la sensación de que sea cf...

Cristian: Eres muy amable, muchas gracias. Siempre intento escribir lo mejor posible y crear atmósferas densas impregnadas de misterio. Lo que pasa es que, claro, nunca estoy seguro de si lo consigo o no, de modo que comentarios como el tuyo son de lo más reconfortante. Espero seguir viéndote por Babel, amigo mío.

Rickard: La verdad es que no sé con certeza por qué no me gusta el fantasy, pues ahora que intento racionalizarlo, todo se vuelve más confuso. Eso que dices de la magia... Verás, la magia, en el contexto de otros géneros (como el terror o la fantasía, por ejemplo), no me molesta lo más mínimo. Me encantan los relatos tipo la revista "Unknown" y están llenos de magia. Pero de magia limitada; quízá un solo encantamiento, nada más. Creo que es el uso abusivo de la magia lo que me molesta, lo que se me antoja arbitrario.

No obstante, tienes razón en que a veces la cf usa la "superciencia" como si fuera magia (véase Star Wars, que de cf sólo tiene el escenario). No obstante, la cf intenta algo que el fantasy no pretende: ser verosimil. Puede hablar de un imposible, como el viaje en el tiempo, pero intentará disfrazarlo para que suene razonable. Ése es un matiz importante. Con todo, supongo que lo que más me molesta del fantasy es la desconexión total con la realidad. O, sencillamente, es una manía mía, qué le voy a hacer...

Mi postura ante Gene Wolfe es ambigua. Reconozco que es un buen escritor, pero me resulta... no sé, mortecino, apagado. Además, muchas de sus novelas, como "Los libros del sol nuevo" me parecen puro fantasy medio disfrazado de cf. Pero hace mucho que no le leo; creo que debería darle otra oportunidad.

Respecto a lo que dices sobre el relato-nexo de "El círculo de Jericó", puede que tengas razón. No obstante, "Hyperion" recurre al mismo artificio y los relatos que contiene están narrados de forma literaria, no oral. Creo que es un recurso válido. Lo cual no quita para que mi relato-nexo esté equivocado; aunque si lo está no creo que sea por la razón que expones.

Es curioso eso que dices acerca del terror. Mucha gente me ha comentado que el final de "La catedral" contiene elementos terroríficos, pero no era mi intención. Sencillamente, el argumento conducía a esa clase de atmósfera. Y me sorprende que consideres "La parede de hielo" un relato de terror... aunque, bien mirado, sí puede ser angustioso. Pero esa angustia proviene, por lógica, de la propia idea germinal del relato, no es que yo intentase voluntariamente hacer terror. Quién sabe, quizá algún día lo intente, a ver qué pasa.

Anónimo dijo...

Pues yo creo que, aparte de que su premisa sea pura cf, "La pared de hielo" es bastante terrorífico.

Ese terror proviene de diversas fuentes. Una de ellas es el escenario, como en la novela gótica, que se basaba especialmente en el escenario y la ambientación. En este caso el terror vendría provocado por ese sujeto aislado, encerrado, mientras el mundo a su alrededor se sumerje en la locura, el caos y la destrucción (es curioso, ahora me acaba de venir a la cabeza "Soy leyenda" otra novela de cf con cualidades terroríficas). Otra fuente de terror es la que proviene de las sucesos descritos (actos de locura global, canibalismo, sacrificios humanos, ese personaje que agoniza crucificado en el suelo de su propia casa... etc.). Por último (ATENCIÓN SPOILER),una última fuente de terror sería más bien de raíz intelectual y procedería de la posibilidad (que el relato logra dotar de gran verosimilitud)de la posibilidad de manipular la mente por medios científicos y el hecho de que la histeria religiosa pudiera transformarse en un virus contagioso y de propagación letal ante el cual nada pudiéramos hacer.

Todo ello es lo que me lleva a decir que "la pared de hielo" no es sólo un magnífico relato de cf sino también un magnífico cuento de terror (a pesar de que no fuera tu intención principal).

Rickard

Cristian García Álvarez dijo...

Agradezco tu confianza. Por supuesto que seguiré escribiendo y compartiendo mis opiniones, que no te quepa la menor duda. De verdad, estoy asombrado por el ritmo tan plausible en el que realizas las novelas, pues has escrito ya dos en lo que llevamos de año, aprovecha esa inspiración y llegarás muy lejos.

Supongo que habrás tenido que viajar continuamente para poder estructurar ideas en tus libros y para hacer descripciones del paisaje, otra de tus muchas cualidades. Es más, tengo entendido que para escribir 'La Catedral' viajaste a la actual Kerloc'h y en mi opinión, me alegro de que lo hicieras, pues describías el viaje que emprendieron los protagonistas y el relieve paisajista de tal manera que me parecía estar allí.

¡Ah! perdón por el comentario eliminado, pero siempre se me olvidaba presentarme y no me parecía adecuado escribir sin identificarme.

José Luis dijo...

Querido amigo, perdone quele moleste. Hace algunos años escuché a un hombre contar una historia sobre su padre, el recordado José, y una supuesta historia sobre la receta de la salsa de ostras del Maxim´s parisino, Aseguraba que en una de las novelas del Coyote aparece dicha receta y sus ingredientes. ¿Qué sabe usted del tema? Si no tiene inconveniente, recibiré con agrado su aportación. Puede escribirme a la dirección que aparee en mi perfil de google blogspot o dejar un mensaje, que le agradecería, en mi propio blog, del que le dejo un enlace. Muchas gracias de antemano y un saludo.

http://miflamencoymipoesia.blogspot.com.es/

César dijo...

Rickard: Pues sí, tienes razón. La verdad es que nunca lo había pensado...

Cristian: Bueno, las dos novelas aparecen casi juntas por pura casualidad. Piensa que yo las escribí el año pasado; de hecho, una la comencé el año anterior, el 2010.

En efecto, cuando estaba escribiendo "La catedral" realicé el mismo viaje a Bretaña que lleva a cabo el protagonista de la novela. Por desgracia, eso no puedo hacerlo en todos los casos (¡ojalá pudiera!), porque me costaría mucha pasta y me llevaría mucho tiempo. No obstante, me encanta viajar y lo hago con mucha frecuencia, así que aprovecho mis viajes para inspirarme y documentarme. Pero la cosa no es: "Ambientaré mi novela en Colombia, así que voy a viajar a Colombia para tomar apuntes", sino todo lo contrario: "Ya que he estado en Colombia y la conozco, ambientaré mi novela allí".

De todas formas, hay muchos escritores que, sin haber salido nunca de su país, escriben maravillosas novelas ambientadas en lugares lejanos y exóticos. Julio Verne, sin ir más lejos, no había salido de Bretaña durante gran parte de su carrera. No pierdas de vista el poder de la imaginación.

Cristian García Álvarez dijo...

Gracias por explicarme mi duda con tanto detalle y por tu último consejo: no perderé de vista el poder de la imaginación.

Por otra parte, lamento no mencionar en mis comentarios tu idea principal sobre la ciencia ficción, sin embargo, apoyo tu teoría y argumentos: debería ser actual, que de conciencia al personal sobre la sociedad en la que vivimos y, por supuesto, que refleje la realidad, no una idea falsa.

Sin duda tienes razón al decir que este tipo de género con sus características más relevantes se está perdiendo o 'actualizando' por otro con un sentido totalmente contrario de lo que se quiere demostrar e impregnar.

José Luis dijo...

Muchas gracias por haberse molestado, le extrañará que una persona como yo, del flamenco y la Sevilla profunda, se interese por el tema, pero me pareció interesante el tema, quizá para desarrollarlo en una entrada. En internet no aparece nada de la anecdota, tendré que "novelarla", ya que quien me lo contó me dijo hasta el ingrediente principal de esa receta. ¿algún intimo de su padre? No lo sé, porque como tengo un bar y por aqui pasa gente con tantas historias... Un saludo.

Anónimo dijo...

Coño, por un momento pensé que esta entrada de blog me la habían robado de la cabeza.

Con una única excepción, y es que yo aún salvo alguna cf hard, como la trilogía de Marte de Stanley Robinson. Por lo demás, ya no sé que leer...

También comparto la visión de la literatura de espada y fantasía. Me siento incapaz de interesarme sabiendo que en cualquier momento se van a sacar una solución mágica de la manga.

Anónimo dijo...

Buenas, César.

Oye, cómo ves el asunto del ebook de cara a perjudicaros a los trabajadores del medio a corto-medio plazo? He estado leyendo a Negrete y me interesa conocer tb tu opinión.

Un saludo, fiera.

Carlos dijo...

El otro día terminé la "Isla de Bowen". He disfrutado leyendola, especialmente la primera parte (con la presentación de personajes, preparación de la expedicióin, etc.) y el final (que prefiero no spoilear!). Entremedio, algo - no sé qué - no me ha terminado de convencer (Puede que las necesarias aunque cansinas rellertas hombre-mujer).


Quiero felicitarte por tu buen hacer con un ejemplo. Estaba ya terminando la novela y no dejaba de pensar y repetirme: "Por que no habrá utilizado la notación algebraica" y "Vaya rollo la notación descriptiva". Y en un momento de lucidez se me encendió la bombilla: 1920!! Y yo solito me partí de risa. Detalle de calidad.

Anónimo dijo...

http://literfan.cyberdark.net/2011/Leonis.htm

"Se trata de una historia bien hilada y de trama adulta aunque su estilo sea, a mi juicio, más propio de la novela juvenil. "

La madre que los parió.

César dijo...

Carlos: Si algo he aprendido a lo largo de mi carrera como escritor es que resulta imposible gustar a todos en todo.

Anónimo de las 9:47: El autor de esa reseña me la envió antes de publicarla. El comentario que reproduces me sorprendió y así se lo dije, pero él no me aclaró nada. La verdad es que no sé qué significa eso, salvo que se trate de un prejuicio del crítico.

César dijo...

Anónimo de las 3:40: En principio, el e-book no tiene por qué afectar para nada a los escritores. La piratería es otra cuestión, igual que los alucinados de la "cultura gratuíta". Eso y esos sí que pueden llegar a ser un problema.