miércoles, abril 5

Viñetas del pasado

Hace poco, paseando por Crisei, el blog de Rafael Marín, descubrí que él y yo tenemos algo en común: nuestra devoción por El Hombre Enmascarado. Y eso me recordó una deuda que tenía pendiente con mi memoria. Veréis, hace unos años murieron dos grandes autores de comic: Dan Barry en 1997 y Lee Falk en 1999. En su momento, pensé en escribir un artículo acerca de ellos, pero no llegué a hacerlo. La pereza, que es muy mala. Tampoco lo voy a hacer ahora, tranquilos, pero ¿por qué no charlamos un rato sobre los tebeos de nuestra infancia?

Los primeros tebeos a los que recuerdo haberme aficionado –yo debía de tener seis o siete años- son los del Capitán Marvel. Eran unos cuadernillos apaisados (muy mal) editados por Hispano Americana de Ediciones y narraban las aventuras de Billy Batson, un joven locutor de radio que, al pronunciar la palabra Shazam, se convertía en el Capitán Marvel, un superhéroe parecido a Superman, pero con aspecto de paleto del Medio Oeste. Su creador y dibujante, C. C. Beck, le dio a la serie un tono naïf y auto irónico, casi dadaísta, que elevó la calidad del viejo Capitán Marvel muy por encima de la de sus demás colegas superheroicos. Hace tiempo, por mi cumpleaños, me regalé un buen montón de los antiguos tebeos del Capitán Marvel (los mismos que compraba de pequeño y en perfecto estado). Los encontré en Metrópolis, una tienda de comics; el precio original de cada cuadernillo era una peseta, pero a mí me costaron una pequeña fortuna; qué le vamos a hacer: la nostalgia es cara. Los he ido leyendo poco a poco y la verdad es que son muy divertidos, una obra llena de ingenuidad, surrealismo y auto parodia. Además, cada vez que los miro vuelvo a tener siete años. ¿Qué más se le puede pedir al papel impreso?

Pero los del Capitán Marvel no eran los únicos tebeos que me gustaban; también leía La Pequeña Lulú, Superman, Brick Bradford, Titanes Planetarios, Linterna Verde, Flash, Aquaman, Batman... sí, de niño me gustaban mucho los tebeos de superhéroes. (Por cierto, ¿sabéis que don Manuel Fraga Iribarne prohibió a mediados de los 60 los comics de Superman por considerar que sus poderes le asemejaban demasiado a dios? Bueno, así era y es el glorioso fundador del PP). En cuanto a los tebeos patrios, me chiflaban Pulgarcito y Tiovivo, los dos buques insignia de Bruguera. Mis autores favoritos: Ibáñez y Vázquez, dos genios del humor gráfico.

No obstante, mi comic preferido era y es Tintín, de Hergé. Y no, no voy a hablar aquí de del joven reportero belga que jamás escribió un reportaje; es un asunto demasiado serio para tomarlo a la ligera. De lo que quiero hablar es de los tebeos que publicaba la Editorial Dólar en su colección Héroes Modernos, es decir, de los personajes pertenecientes al King Features Syndicate (una de las empresas dedicadas a la distribución de tiras ilustradas en los periódicos): Flash Gordon, El Hombre Enmascarado, Mandrake, Rip Kirby, Ben Bolt, El Príncipe Valiente, Julieta Jones... Se trataba de unos cuadernos apaisados, más grandes que los del Capitán Marvel y no mucho mejor editados; se publicaban durante los 60 y yo compraba y leía casi todos, incluyendo los de Julieta Jones, que eran historietas románticas sobre dos hermanas medio bobas –aunque muy monas, eso sí-.

Pero mis favoritos eran tres. El primero, Flash Gordon; pero no el de Alex Raymond, sino el de Dan Barry. Me explicaré: Raymond fue, sin duda, uno de los mejores dibujantes de todos los tiempos, la elegancia hecha trazo, y su Flash Gordon es un prodigio estético... pero un coñazo narrativo. Los guiones, que él mismo firmaba, son tópicos calcos del swords & planets estilo Burroughs, pero más aburridos aún. Tras la muerte de Raymond, y después de pasar por diversos dibujantes –como el amanerado Mac Raboy-, Flash Gordon acabó en manos de Dan Barry, que en adelante utilizaría colaboradores tan prestigiosos como Harry Harrison para los guiones o Frank Frazetta para el dibujo. Al principio, Barry continuó con la línea argumental “arcaica” de Raymond, prolongando las aventuras casi de capa y espada en el planeta Mongo, pero poco a poco fue humanizando al personaje y, sobre todo, modernizando los guiones y adecuándolos a las corrientes de la ciencia ficción del momento. Recuerdo, por ejemplo, que Barry adaptó para su personaje uno de los relatos de las Crónicas Marcianas de Bradbury. En fin, el Flash Gordon de Barry quizá sea el primer comic moderno de ciencia ficción; al menos, fue el primero que cayó en mis manos.

Mis dos siguientes series favoritas fueron creadas por el mismo guionista: Lee Falk. Una es The Phantom, que por algún ignoto motivo en España se llamó El Hombre Enmascarado. Vamos a ver, ¿cuál fue el primer héroe que se dedicó a combatir el crimen con los calzoncillos por encima de unas mallas? ¿Superman? No; la primera entrega de Superman apareció en junio de 1938 y The Phantom vino al mundo en 1936. Él es el decano de los héroes modelo Calvin Klein. ¿De qué va la historia? En 1526, sir Christopher Standish navega rumbo al Oriente cuando su barco es asaltado y hundido por unos piratas. Salvado por la tribu de pigmeos Bandar, el noble inglés jura sobre la calavera de uno de los piratas que tanto él como sus descendientes se dedicarán en cuerpo y alma a combatir la injusticia. Para ello, nuestro justiciero se agencia un ceñido traje violeta con capucha y antifaz, y adopta el nombre de The Phantom, el Espíritu que Camina. El caso es que lucha por la justicia durante unos años, luego le sustituye su hijo, y a éste el suyo y así sucesivamente. Pero como todos visten de idéntica (y estrambótica) manera, la gente piensa que se trata de un ser inmortal. Es decir, The Phantom no es un único héroe, sino algo así como una empresa familiar dedicada a la heroicidad.

Las aventuras de The Phantom son un auténtico desparrame de imaginación y chaladura. La acción, ubicada en una selva imposible, mezcla de Asia y África, nos va desvelando poco a poco la compleja mitología del Espíritu que Camina, que incluye tronos con forma de calavera, tesoros legendarios, ciudades perdidas, marcas secretas e, incluso, una amplia panoplia de “dichos de la selva”, algo así como los “refranes del fantasma”. Su primer dibujante fue Ray Moore, pero en 1947 le sustituyó el nefasto Wilson McCoy. Tras su muerte, en 1961, le sucedió Sy Barry, hermano de Dan Barry, iniciando así la mejor etapa de The Phantom, la que yo conocí. Si queréis saber algo más acerca del personaje, os sugiero que os deis una vuelta por el blog de Rafael Marín y le echéis un vistazo a su comentario (http://crisei.blogalia.com/). Estoy de acuerdo con todo lo que dice, salvo en un aspecto: a él le caía bien el torpe de Wilson McCoy y a mí siempre me pareció detestable.

La tercera serie de comics que adoraba de pequeño es Mandrake el Mago. Fue también una creación de Lee Falk; de hecho, la primera, en 1934. Su protagonista, Mandrake (Mandrágora), es un ilusionista teatral que basa su magia en el hipnotismo. Es decir, no realiza prodigios: hace que los demás crean que los realiza. Luce un fino y recortado bigote, lleva el pelo engominado y siempre viste frac, capa y chistera. Y cuando digo siempre, es siempre; da igual que esté actuando en un teatro, o en mitad de la jungla, o atravesando el polo norte: siempre viste igual. ¿Absurdo? Hasta decir basta; y no menos absurdo es su sirviente, Lotar, un negro enorme que siempre va vestido con camiseta ceñida, pantaloncitos cortos y un ridículo fez encasquetado en su calva cocorota. Menuda pareja; te los encuentras por la calle y te dan ganas de salir corriendo para denunciarles en el frenopático más cercano.

El grafismo de Mandrake corría a cargo de Phil Davis, un dibujante muy limitado, en efecto, pero cuyo trazo, estático y vagamente irreal, resultaba curiosamente apropiado para la serie. Las tramas, por lo general extremadamente absurdas, eran meros pretextos para el lucimiento de los poderes hipnóticos del protagonista; así pues, los “momentos fuertes” consistían en los delirios oníricos que Mandrake inducía en los malos mediante pases hipnóticos. De hecho, ese onirismo dotaba a la serie de un aire tan decididamente surrealista que el mismísimo Federico Fellini se empeño en llevar el personaje a la pantalla, con Marcello Mastroianni en el papel de Mandrake, aunque, por desgracia, no llegó a conseguirlo (no obstante, existen fotos de Mastroianni vestido como el mago).

Bueno, pues ésa fue mi “Trilogía Dólar”: Flash Gordon, El Hombre Enmascarado y Mandrake el Mago. Pero durante mi infancia hubo otros muchos comics y personajes. A decir verdad, no solo aprendí a leer con los tebeos, sino que gracias a ellos llegué a la literatura... y a otra clase de tebeos. ¿Cuáles fueron vuestros comics de la infancia? ¿Compartís alguna de mis debilidades? ¿Alguna vez soñasteis con los héroes de papel? Contad, contad...

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Tenemos más que el amor al Hombre Enmascarado en común, César, seguro.

Y uno aprende a querer a Wilson McCoy de puro malo que era el hombre, y de lo bien que sacaba partido a lo cortito que era.

Te olvidas del gran Johnny Hazard y de Principe Valiente, por cierto.

Anónimo dijo...

¡¡Yo creo que hablando de cómics me emocionó aún más que hablando de las series de la infancia!! (el post será largo: AVISO).

De niña, muy niña, crecí con los TBOs heredados de mi madre y mi tío (de los 40's y 50's). Así que soy fruto del TBO más antiguo (y sus inventos), del Florita, Mis Chicas, Mis Chicos... Y ahí estaban mis favoritos: Rip Kirby (de ahí debe venir mi obsesión por los chicos con gafas) y Flash Gordon (los dibujos, esos preciosos, eran en B/N y yo los coloreaba con mis rotuladores...). ¡Llegué a leer incluso a Roberto Alcázar y Pedrín!

Sobre los 10 años llegué a los super héroes: Spiderman, SuperBoy (más que de Superman, supongo que era cosa de la distribución), alguno de Batman; pero mi favorito era ¡Linterna Verde! (No acabo de comprenderlo, pero era así. ¿Qué tenía Linterna para ser mi favorito?... ¡¡Ni idea!! Si ya ni me acuerdo de dónde estaba la gracia de este superhéroe, ¿en su anillo?... Dentro de poco harán la peli y lo mismo recuerdo algo más...).

También leía a Jabato, al que prefería por encima del Capitán Trueno.

(Breve pausa para agradecer a mi abuela que me comprase lo que le pedía y no las lecturas típicas de niñas).

Y luego estaban los de Bruguera: mis favoritos eran los "Mortadelos gordos": Mortadelos especiales o Super Mortadelos. Cuando había aventura de "Ric Hochet" (un periodista francés que tampoco escribía mucho), ¡ooooh! ¡qué gozada!

También leía los Lily de Bruguera(que a veces incluían las Historias del tío no-sé-qué, que eran en plan misterios de la Twilight Zone, pero más cutres) y que me encantaban.

Por último estaban las Hazañas Bélicas y sobre todo los Mundo Futuro (pulp total). -Y por ello debo ser la única que al ver la peli con Jude Law, de Sky Captain, casi llora de la emoción al ver cómo habían recreado la ambientación de los tebeos del Mundo Futuro ¡tan genialmente!-).

En fin, si lo completamos el retrato de tebeos de la infancia con los Creepy -¡encontré dónde los escondía mi padre por casualidad! ¡y vaya qué miedo me daban!-, pues acabamos de completar el cuadro de lecturas ilustradas de una niña... que, en fin, ahora que lo pongo todo por escrito, pues hace un collage un tanto raro.

Me he cortado y no os he contado más batallitas de tebeos que recuerdo, pero me ha entrado un ataque de nostalgia tebeil, que no sé si ponerme ahora mismo la máscara de V de Vendetta que me han dado hoy con el Metro.

Sniff.

miwok dijo...

Mi cultura tebeil deja mucho que desear, además la mayoría de los comics que nombrais sólo los conozco por referencias a ellos en libros o películas, no son de mi época...pero he leído Tintín y Asterix, pero no me convencen, prefiero leer libros, no me gustan mucho los dibujitos.

Juanma Sincriterio dijo...

Spirit, Superlopez, Daredevil, Principe Valiente, X-men,Mortadelo y Filemon, Asterix, Flash Gordon, Tintin... Soy comiquero. Anteayer estaba en una tienda de cómics, y había un señor bastante mayor hablando con el dependiente. Se quejaba de la edición que está haciendo Planeta de Principe Valiente mientras admiraba un tomo de RIP Kirby. Decía "Llevo 70 años leyendo tebeos. Por mucho que lo llamen subcultura no voy a dejarlo ahora..." Y sonreía. Yo pensé "de mayor quiero ser así"

Alfredo Álamo dijo...

Yo empecé con Patrulla X y otros tebeos de la Marvel, de cuando los publicaban en blanco y negro (se los robaba a mi hermano mayor), junto con cosas como Zarpa de acero y Mandrake (que le quitaba a mi padre). Luego, pues prácticamente todo (todito todo) hasta que, por cuestiones monetarias, fui dejando los cómics para ocasiones y obras especiales.

César dijo...

Rafa: claro que tenemos más cosas en común; cierto género literario, por ejemplo, y demasiados tacos, teniendo en cuenta la profundidad en el tiempo de nuestros recuerdos comiqueros. Ah, al Príncipe Valiente si que lo citaba; lo que pasa es que no comenzó a gustarme hasta bastante más tarde. De niño, me parecía bonito, pero anticuado y lento. Luego descubrí lo gran artista que era el señor Foster. En cuanto a Johnny Hazard..., la verdad es que nunca me gustó. Como el agente X-B, ¿recuerdas?
Cristian: Vázquez, en efecto, se merece un post entero. Conocí a amigos suyos que me contaron alguna anécdotas impagables. Como la vez que quedó con unos amigos a tomar café y les robó los abrigos para venderlos. Menudo personaje...
¿Superman es dios? Bueno, tratándose de un tipo dotado de extraordinarios poderes que ha sido enviado a la Tierra por su padre, que está en los cielos, para salvar a la humanidad, puede ser que tengas razón. Ay, amigo, yo también heredé un montón de Pumbys de mis hermanos mayores... (lágrimas de nostalgia)
Anónima de las 9:59: ya sé que está feo decirlo, porque a fin de cuentas fui yo quien te bautízó, pero la verdad es que tu nick resulta de lo más poético. ¡Yo también heredé TBOs y Floritas! Florita..., carajo, me había olvidado por completo (lagrimones como puños).
Y Linterna Verde también era uno de mis superhéroes favoritos. ¿Sabes por qué? En primer lugar, porque era ciencia ficción. Además... bueno, de pequeño me alucinaba la idea de poder ser como Superman; pero, como no había nacido en Kripton, era consciente de que no podía ser. Sin embargo, eso de ir por el campo y encontrarte a un extraterrestre moribundo que te regala un anillo superpoderoso... pues mira, para una mente de diez u once años resulta tolerantemente posible. Por otro lado, Superman y los demás superhéroes se limitaban revolotear por ahí, a soltar superguantazos y/o echar rayos por los ojos. Pero Linterna Verde (se llamaba Al Jordan, ¿no?) hacía cosas más imaginativas con su anillo. Era más creativo dentro de su insensatez.

Anónimo dijo...

Hal Jordan, sí. Creo que es el personaje superheroico más sexy de todos. Y todo su atractivo está en la máscara (hasta el punto de que, cuando le han cambiado la máscara, han fracasado).

X-9 agente secreto, reciclado en Agente Secreto Corrigan. A mí las historias que me gustan son las de Bob Lubbers, quizá porque dibujaba unas señoras de infarto (hablo de Dólar, claro).

Y no olvidemos aquella familia Ulises, con esa viejecilla llamada Filomena que tanto se parecía a mi abuela, que se llamaba igual...

... y el gran Batet con cierto charro mexicano llamado El Coyote.

Anónimo dijo...

¡¡Jesús, María y José!!... Linterna Verde se llamaba "Jordan". ¡Menuda obsesión tenía yo por ese nombre! Cuando inventaba nombres de protagonistas siempre les ponía "Jordan" de apellido. Yo ya veía que era una obsesión, pero, no tenía ni idea de dónde venía. (NOTA MENTAL: se impone una revisión de Linterna Verde, que a saber que otras obsesiones ocultas me ha dejado).

Ay ¡Y me había olvidado de Superlópez!..

(Yo de mayor también quiero ser como el señor de la tienda de cómics).

César dijo...

Juanmi: en efecto, Jinete del Espacio tenía guión de mi padre, aunque lo firmó como José Carlos M., es decir, el nombre de mi hermano mayor. Ahora mismo tengo un ejemplar ante mí (el único que obra en mi poder). ¿Sabes algo? Cuando era pequeño, vi en mi casa los dibujos a tinta originales de Darnís; no sé por qué, los tenía mi padre. Lo terrible, es que ignoro qué fue de ellos... En cuanto a los tebeos de El Coyote, mi padre conservó muy pocos, así que no los pude leer de pequeño. Y tu amigo... para matarle. Ah, Gwen Stacy siempre me pareció una cursi. ¡Un bravo por el Duende Verde!
Miwok: agénciate "From Hell", de Alan Moore, o las historietas de Lauzier, y luego me cuentas qué te parecen los dibujitos (es un consejo de Fray César)
Rafa: Batet era (es, porque, que yo sepa, aún vive) un genio. Y tienes razón, no lo había pensado: Linterna Verde es sexy. Por la máscara, cierto, que le da cierto aire de sátiro; pero también por el traje, más elegante de lo usual en el mundo superhéroico.
Anónima de las 9:59: mmmm... ¿has notado si las cosas negras y verdes te estimulan particularmente? ¿Adoras los kiwis?
Juanmi: no conozco ese capítulo, pero ya me extraña que salga algo bueno de la pluma de Larry Niven... ;-)

Anónimo dijo...

Los Tebeos que con más cariño recuerdo de mi infancia:

- Sin duda, de los que guardo un recuerdo más especial, sobre todo, porque ya no existe nada actual que se les parezca, son aquellos de “Joyas Literarias Juveniles Ilustradas”. Estupendos, la calidad del dibujo era variable dependiendo del dibujante pero daba gusto ver lo bien sintetizadas que estaban las historias, lo mucho que aprendí con aquellos tebeos y muchas veces sirvieron de acicate para acercarme a leer las obras originales en que se basaban. Gran parte de la culpa de mi naturaleza de lector voraz y compulsivo se debe a esos estupendos tebeos, que poco a poco he logrado ir recuperando en alguna reedición en tomos.

- Mortadelo y Filemón. El clásico por antonomasia de mi infancia, junto con el resto de personajes de Ibáñez y los de los otros autores de los tebeos: escobar, Vázquez, etc.

- El Capitán Trueno. Mi tebeo favorito de infancia junto con los de sus gemelos El Jabato y El Corsario de Hierro, pero de los tres Trueno siempre fue mi preferido y Sigrid mi primer amor de infancia.

- El hombre enmascarado. Nunca me gustaron mucho los cómics de superhéroes pero este me encantaba y fascinaba a pesar de las burlas de algunos amigos míos acerca de su ridículo traje morado (por eso siempre preferí la versión en b/n con el traje gris) o su calzón a rayas. Uno de mis conocidos se refería a él como “¿ése pringao en pijama que está en la selva rodeado de pigmeos?”¡Bah!, decía yo, No se hizo la miel para la boca del asno, ¿qué sabrá él de la naturaleza de la aventura, de la épica, del material con que se forjan las leyendas y los sueños?

- De mi padre heredé el gusto por algunos de sus héroes aunque ya fueran de otra generación, como El guerrero del antifaz pero, sobre todo, El espadachín enmascarado, Pierre de Drumond, que a mí siempre me gustó mucho más que el primero y cuyos tebeos en formato apaisado compraba yo en una papelería que había al lado de la tienda de mi abuelo todos los fines de semana.

- Flash Gordon, aunque los primeros que leí no eran los originales de Alex Raymond sino unos en color en los que luchaba contra unos malvados alienígenas llamados los Skorpi, pero luego rescaté los otros.

- Un día mi padre volvió de un viaje con un comic en b/n para mí. Se trataba de un número de los editados por B.O. de El Príncipe Valiente y desde entonces mi visión del mundo de los cómics jamás volvió a ser igual. Desde entonces se convirtió sin duda en mi comic favorito y no tengo duda de que es el mejor que jamás se haya realizado. A partir de ahí me hice con todos los que pude.

- Astérix y Obélix. ¿Qué decir de esos personajes que no se haya dicho ya? Con decir que los tengo todos, ya está todo dicho.

- Como aficionado a la ciencia ficción siempre que caía en mis manos un ejemplar de 1984, Zona 84, y similares los devoraba. Pero mi favorito era uno que se llamaba Mark y que me encantaba por las aventuras de un personaje llamado “Gilgamesh el inmortal” y porque en la última página siempre venía una foto de una chica medio desnuda o sugerente (“las chicas de Mark”), hecho que mis padres ignoraban y que yo les ocultaba astutamente.

Esos son los que más asocio con mi infancia (nunca logré que me gustara Tintín a excepción de su aventura en la luna). Luego, en mi juventud vinieron otros: Superlópez, Spiderman, Batman (el de Neal Adams), Camelot 3000, Watchmen, Corto Maltés, Akira, los de Alan Moore y Frank Miller, etc. pero esos son ya otra historia.

Anónimo dijo...

Mi primera paga fue un Pumby. Mi padre iba al quiosco a comprar el periódico y un fascículo coleccionable de la Gran Enciclopedia Asturiana; y a mí me compraba un tebeo, el Pumby semanal, que no me duraba ni un suspiro. Por cierto, ¿qué hice de ellos?

Después, años después, me pasé al Jabato y al Capitán Trueno. Estaba enamorada de El Jabato, no veáis cómo envidiaba a Claudia. Y de acuerdo con la moral de la época, me asombraba de que viajaran juntos sin estar casados.
De El Jabato y del Capitan Trueno aprendí lecciones morales (totalmente de acuerdo con la página de Javier Marías, de hoy domingo en el Suplemento de El País) y conceptos como el honor y la palabra dada.

Y sí, también a mí me gustaban las Joyas Literarias Juveniles. Y Mortadelo y Filemón, y Mafalda (¿la podemos incluir?).

Anónimo dijo...

¡Las Joyas Literarias Juveniles! Ayyy...

Eso sí que era iniciación a la lectura y a los grandes clásicos (o no tan grandes).

¿Cuántas veces me debí leer "El Pirata" de Walter Scott en la edición de las Joyas?.. ¿mil?

Anónimo dijo...

Comparto contigo tus tebeos favoritos. Sobre todo el hombre enmascarado. Fue una delicia para mi durante mi infancia y sigue siendolo todavía, aunque me parece que de diferente manera. Las historias de mcoy en la época que las leí por primera vez no me parecían ridículas aunque ahora al releerlas tal vez las encuentre un poco como infantiles (no se si es esa la palabra adecuada), pero me sigue interesando releer sus historias.En cuanto a ray more es muy interesante pero tal ver para mi demasiado...Tan poco todas sus historias son acertadas por igual.
Para mi, me encanta "Tomasín", Que gozada!Pero mi favorita es "El misterio de Borogar". Es realmente un alarde de ingenio y de originalidad, para mi gusto claro está. Bueno ya me enrollado bastante. Agur!

Anónimo dijo...

Sé muy poco de cómics. Pero me gustaría identificar (y mucho más volver a ver, si fuera posible) unas historietas que recuerdo pulicadas en el TBO a finales de los 60.

Se trataba de episodios breves -y creo que sin palabras- de un cazador blanco (muy aplicado, pero algo torpe) y un porteador negro (simpático y a veces pillo) de safari por la sabana. Los animales siempre les tomaban el pelo.

Lo recuerdo con admiración por la estética elegante y estilizada del dibujo, tanto las figuras -delgadísimas- como el fondo.

Alguien me puede iluminar? Gracias.