Andaba yo el otro día peregrinando por la sección de librería del Hipercor...

Ritorno: Andaba yo el otro día peregrinando por la sección de librería del Hipercor, cuando vi dos reediciones que me llamaron la atención. La primera es La sanción de loo (Entrelibros 2006), de Trevanian, cuya aparición original se remonta a 1973. Se trata de una novela de espionaje... ¿Recordáis ese género, queridos hijos? El final de la Guerra Fría se lo llevó por delante y hoy casi no se escriben historias de espías, pero entre los años 50 y 80 del siglo pasado se convirtió un género extremadamente popular. Y uno de sus mejores autores fue Trevanian, seudónimo tras el que se ocultaba un misterioso escritor anglosajón cuya auténtica identidad nunca ha sido oficialmente revelada. No obstante, parece ser que tras ese nom de plume se encuentra Rodney Whitaker, un escritor nacido en 1931 en Nueva York, según unos, o en 1925 en Tokyo, según otros. Todos se muestran de acuerdo, en cualquier caso, en que murió en diciembre del año pasado.
La sanción de loo es, junto con La sanción de Eiger (que fue llevada al cine por Clint Eastwood en 1975), una de las dos novelas protagonizadas por Jonahtan Hemlock, un asesino a sueldo de los servicios secretos (la palabra “sanción” del título significa en realidad “asesinato”). De entrada os diré, queridos feligreses, que se trata de una novela muy, pero que muy divertida. Y muy siniestra. Porque una de las características de Trevanian, aparte de su estilo crudo y descarnado, es añadir a la novela de espionaje un ambiente oscuro, opresivo, casi gótico; en cierto modo próximo al género de terror. Prueba de esto es el horrible asesinato que aparece descrito al comienzo mismo de la novela, una de las muertes más desagradables que he leído jamás.
Otras obras muy recomendables de Trevanian, aparte de las dos “sanciones”, son Shibumi y la excelente novela policíaca El Main. Todas ellas, al parecer, serán publicadas por Entrelibros. NOTA: en Internet descubro que La sanción de Eiger también está reeditada por la citada editorial. Yo no la he visto en las librerías, pero como vivo en una zona de exclusión cultural... En cualquier caso, ambos títulos son muy recomendables para el verano, aunque personalmente me gustó más La sanción de loo. Es más siniestra y me recuerda a los entrañables castigos del infierno.
La segunda reedición, oh amados parroquianos, es Armas, gérmenes y acero (Debate 2006), de Jared Diamond, un ensayo que ganó merecidamente el Premio Pulitzer. En su obra, el profesor Diamond explica con precisión, abundancia de datos y claridad por qué la civilización ha florecido en determinados lugares de la Tierra y en otros no. Os doy mi sacerdotal palabra, hijos adorados, de que, pese a su abultado tamaño, se trata de un texto apasionante y sumamente revelador. Sólo os digo una cosa: debéis leerlo. No os lo recomiendo, os lo impongo. Leedlo. Porque podéis estar seguros de que vuestra concepción del mundo, de la sociedad, de las razas, de la evolución humana y del progreso cultural cambiará radicalmente. No podéis dejar de leerlo, en serio...
Y ya está, tiernos corderos de la Arcadia; estos son mis consejos de hoy. Buenas y edificantes lecturas para la temporada estival. Ahora, abandonad el templo, no sin antes depositar unas monedas en el cepillo de San Dimas.
Podéis ir en paz.
Pensamiento del día: los libros demuestran que la metempsicosis es una realidad, pues, al igual que las almas transmigran de un cuerpo a otro, los textos transmigran de edición en reedición, perpetuándose en un rosario de portadas distintas. Los libros buenos acaban eternizándose en múltiples ediciones de bolsillo –o de lujo, si han alcanzado la santidad-, mientras que los libros malos acaban en el infierno de los saldos. ¿Y dónde está el purgatorio? El purgatorio, amados cofrades, lo encontraréis en mi biblioteca particular.