domingo, julio 16

Rituales de verano: las vacaciones

El gran ritual del verano son las vacaciones, una ceremonia sagrada que comienza con un camino iniciático y concluye con el mito del eterno retorno. Mucha gente, la mayoría, pasa sus vacaciones en un lugar concreto; a veces, ese lugar siempre es el mismo e, incluso, tienen allí su segunda casa. Su segunda casa, su grupo de amigos, sus restaurantes favoritos, su playa, su paisaje, siempre lo mismo... Yo no podría veranear de esa manera; me moriría de aburrimiento. Para mí, las vacaciones son sinónimo de viaje. No me refiero a viajar a un sitio para quedarme allí todo el tiempo; hablo de viajar a un lugar que será el punto de partida para ir a otro, y luego a otro, y a otro, y a otro...

Durante este último lustro, mi familia y yo hemos veraneado así cada año. Hicimos primero un largo viaje en coche por Francia, recorriendo toda la costa atlántica y, en particular, la Bretaña, para acabar en Mont Saint Michel, uno de los lugares más hermosos y mágicos del mundo. El siguiente año regresamos a Francia y recorrimos el valle del Loira y Normandía. Me impresionó visitar el escenario del Desembarco, pisar la playa de Omaha, contemplar al natural lo que tantas veces había visto en el cine. Con las siguientes vacaciones comenzamos el circuito americano. Primero fuimos a Costa Rica; allí, tras un periplo fluvial que nos llevó a las selvas de Tortuguero, alquilamos un coche y recorrimos el país de arriba abajo (es un país pequeño). Aún recuerdo lo mucho que me impresionó ver el volcán Arenal, siempre en activo (a veces, de hecho, jodidamente activo). Al año siguiente fuimos a México; primero a DF y luego a Chiapas y Yucatán, siguiendo la ruta Maya. Cuando vi esas ciudades perdidas en medio de la selva (Palenque, Uxmal, Yachilan...), tuve la sensación de haber entrado en una de mis novelas de Jaime Mercader. El año pasado, por último, fuimos a Estados Unidos: Nevada, Utha, Arizona y el norte de California. Eso sí que fue meterse dentro de una película de John Ford.

Bueno, ésas son mis vacaciones ideales; siempre en movimiento, siempre viendo cosas nuevas. Y tengo planes para el futuro, todavía queda mucho por descubrir: las Islas Británicas, la Occitania, los países nórdicos, Perú, el norte de México, la costa Este norteamericana, Sudáfrica, toda Asia, en fin, el mundo entero...

Pero también hay lugares a los que me gusta regresar, como por ejemplo Galicia. Es curioso: nací en Barcelona y he vivido siempre en Madrid, pero no me considero de un sitio ni de otro, ni de ningún lugar en particular. Sin embargo, cuando voy a Galicia, me siento en casa, como si volviera al hogar. Es cierto que, desde la primera vez que fui con mis padres, en el 66 o 67, he vuelto allí muchas veces; incluso hice la mili en Pontevedra y en La Coruña, pero eso no explica la sensación de paz, de comunión con la tierra, que siento cada vez que piso Galicia. Es un mundo mágico.

Este año hemos optado por unas vacaciones tranquilas; nos vamos a Vivero, en la costa de Lugo. Saldremos mañana, así que dentro de un par de horas comenzarán los pequeños rituales: sacar la ropa, preparar el equipaje, escoger los libros que, definitivamente, me voy a llevar... en el fondo, esos son los momentos más felices de las vacaciones, cuando todo es promesa, cuando aún no hemos agotado ni un segundo del tiempo disponible, pero ya estamos disfrutándolo, cuando el viaje, la peregrinación, está a punto de empezar.

Así que me despido de todos vosotros, pero no sin daros antes un consejo. Un curioso libro de viajes: La Guía de la España mágica, de Juan García Atienza. No sé si conocéis a García Atienza; fue uno de los primeros escritores españoles de ciencia ficción, allá por los sesenta, dirigió una película que no estaba nada mal (Los dinamiteros) y luego se dedicó de lleno al esoterismo, las corrientes telúricas, los templarios, las vírgenes negras y todo eso. Personalmente, no creo en nada de ello, pero siempre que viajo por España llevo su Guía, porque Atienza nos descubre en ella lugares muy poco conocidos y muy llenos de magia y misterio, como por ejemplo el cementerio de Santa María a Nova, en Noia (La Coruña), uno de los recintos más enigmáticos que he visitado. Así que hacedme caso y, si viajáis por España, y aunque el esoterismo os deje tan fríos como a mí, llevad con vosotros el libro de García Atienza.

Y ahora, amigos míos, os digo adiós durante un par de semanas. Un lascivo beso para ellas y un viril abrazo para ellos. Sed malos.

Felices vacaciones.

13 comentarios:

B. Llamero dijo...

Que te lo pases fenómeno, ya que eres un ídem.
Y que te pongas morado al siempre estupendo marisco gallego.
Te esperaremos.

César dijo...

Gracias, LLamero; acabaré con todo el marisco de la zona, no lo dudes. Pásatelo bien tú también. Un abrazo.

Hasta la vista a todos.

Anónimo dijo...

Yo ya estoy disfrutando de lo mejor de las vacaciones: la anticipación... O sea que aún me quedan más de dos semanas para largarme. ¡Qué gusto! ¡Qué placer tan largo!

(Por si no se nota: es una ironía).

Mi periplo pasará por Barcelona -Madrid - pueblo perdido junto a Barco de Ávila - Madrid - Huelva (aquí entra Portugal y aledaños) - Barco de Ávila - Vidreres - Barcelona...

Pero las vacaciones "de verano" de verdad de la buena, este año llegarán en diciembre (Dios/ Alá mediante): un viaje a Egipto con visitas a excavaciones privadas. Ayyy... (Gran suspiro).

De la "Guía de la España Mágica" de Atienza: Creo recordar que había una segunda parte. (Peor que la primera, claro).

Álex Vidal dijo...

Pues nada, César (y anónima): felices vacaciones.

Si tenéis que conducir, no podréis disfrutar de lo que, para mí, es uno de los mejores placeres de viajar: vagar con la mirada por el paisaje que fluye y siempre cambia. (Bueno, incluso cuando conduzco, también lanzo furtivas miradas a los costados para comprobar que sigo en movimiento.)

Este año mis vacaciones van a ser muy cortas: un fin de semana en Calella de Palafrugell, amenizado por un concierto de The Chieftains & Carlos Núñez en el jardín botánico de Cap Roig :)

Edu dijo...

Felices vacaciones a todos!! yo me iré a Fuerteventura, al cocerme al sol y a ver paisajes desolados, que tambien tienen su atractivo.

sfer dijo...

Felices vacaciones a todos. Por aquí seguiremos cuando volváis (sobre todo yo, que este año no voy a ir más allá de los límites de mi comunidad... con suerte, ello revertirá en mi anhelado retorno a NYC dentro de un año o dos.)

miwok dijo...

Felices vacaciones a todos aunque yo me las pase trabajando...
En realidad ya tuve una escapadita en Junio a un Parador extremeño, y en Septiembre, probablemente, caerá un fin de semana en Londres.Pero mi viaje especial también llegará a final de año, no sé bien dónde pero sé bien con quien, vale la pena esperar por ello.

Anónimo dijo...

Un fuerte abrazo y felices vacaciones amigo César, y a todos los contertulios. Que disfrutéis de las vacaciones. Yo me las pillo la semana que viene.

Alicia Liddell dijo...

No sé cómo demonios he llegado aquí, pero me alegro un montón.

¿No será usted, Sr. Mallorquí, un antiguo compañero mío de la facultad de CC.II. de la Complutense allá mediados los setenta?

Sí es así, me encanta haberle encontrado por este medio que tantos descubrimientos proporciona y tantas satisfacciones da.

Felices vacaciones.

Anónimo dijo...

Hoy miércoles 19, en el blog de La Tormenta en el Vaso, http://www.latormentaenunvaso.blogspot.com
La reseña del día la hace César Mallorquí, sobre el libro "Fantasmas", de Chuck Palahniuk.
Como él no dice ni mú, lo digo yo...

Anónimo dijo...

Gracias, x.

Si nos dan un poquito de cuerda hasta podemos mantener nosotros el blog hasta que vuelva César... Ja, ja...

¡¡Buenas vacaciones a todos!!

Anónimo dijo...

Excelente compendio de nuestro mítico verano: gazpacho, noche y vacaciones. Echo de menos el ventilador y los mosquitos.
Buen viaje y saludos a las meigas.

Anónimo dijo...

Bicos desde Pontevedra que llora lágrimas negras...
Volveré...

Musggo