Hace tiempo que ando un tanto
despistado con la actualidad del cómic. Supongo que es por la desmedida oferta
de superhéroes –que en general me aburren- y de manga –territorio en el que
jamás he podido penetrar, pese a la guía de mi hijo Pablo-, así como por la
ausencia de publicaciones especializadas fiables que me orienten. ¿Qué hay de
nuevo y de bueno, por ejemplo, en el cómic europeo (en realidad, debería decir
francés)? Pues ni puta idea. ¿Y en el cómic independiente norteamericano? Más
ni puta idea. ¿Y en el cómic español?
Ah, ¿pero existe el cómic español?
Estoy siendo sarcástico; existe, pero poquito. La verdad es que la situación
del cómic español, en cuanto a mercado, es preocupante. Aún recuerdo con
nostalgia el boom del noveno arte hispano de finales de los 70 y comienzos de
los 80... lo cual delata cuan viejo soy, pardiez. Pero no voy a hablar de
cómics, aunque debería, porque es un tema sobre el que hemos charlado poco en
Babel. Pero lo dejaremos para otro momento.
Antes he dicho que el panorama del
cómic español es triste, lo cual no significa que no haya magníficos creadores.
Mis preferidos son dos: el gran Paco Roca y el no menos grande Francesc
Capdevila, más conocido como Max. Supongo que todos sabéis quiénes son. A Paco
Roca no le conozco personalmente, pero hace unos años intercambié con él varios
e-mails, porque tuve la inmensa fortuna de que ilustrara una de mis novelas (La puerta de Agartha). No solo es un
artista extraordinario, sino también una magnífica persona.
En cuanto a Max, jamás he tenido el
menor contacto con él, pero he seguido su trabajo desde los lejanos tiempos de
la revista El Víbora. Y creo que
quizá sea uno de los dibujantes cuyo estilo más ha evolucionado. De hecho, si
contemplas sus primeros trabajos en el underground de los 70 y 80 (como Gustavo o Peter Pank) y los comparas con lo que hace últimamente (Bardín,
el superrealista o Vapor),
creerías que son obra de dibujantes distintos. Leí una entrevista suya en la
que reconocía que, tras despreciar a Hergé, su estilo había acabado derivando,
precisamente, hacia la línea clara. Nunca digas de este agua no beberás.
Sea como fuere, me encanta cómo dibuja este hombre.
Así que os dejo una
muestra de su trabajo ahí arriba. Es una viñeta aparecida ayer en Babelia,
y se la dedico a todos los Montag de España, que se dedican heroicamente a
salvar la cultura, quemándola.
5 comentarios:
A mí Max también me encanta, y creo que su forma de dibujar es estilizada y detallista. ¿No detectas en él una enorme influencia, más que Hergé, de otros maestros de la línea clara como Yves Chaland?
(Deseando ver tus posts sobre cómic.)
¡Abrazos!
¡Hola, César!
Ahí va un enlace que espero te sirva para ponerte al día en cuestiones comiqueras: http://www.jotdown.es/2015/03/quince-tebeos-de-diez/
Saludos desde Toledo.
Luis Manuel: Por supuesto, tienes razón: Chaland ha influido mucho más en Max que Hergé. De hecho, creo que Hergé no le ha influido en absoluto. Si he mencionado al dibujante belga es porque se trata del paradigma de la línea clara. De hecho, el propio Max lo mencionaba en una entrevista; no como influencia, sino como máximo representante de un estilo que él rechazaba y que, al final, asumió.
Anónimo de las 7:14: Fíjate si estoy despistado, que de todos los cómics que aparecen en ese listado sólo conocía dos. Gracias por el enlace; tomo nota para mi siguiente visita a Akira (tienda de cómics de Madrid).
Esto puede gustarte, aunque igual ya lo conoces.
http://www.normasabadell.com/las-aventuras-de-julius-chancer/15610-las-aventuras-de-julius-chancer-la-orquidea-arcoiris-integral-9788415773504.html
Luis Manuel: No, no lo conocía. Apuntado en la lista, gracias.
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