jueves, agosto 24

Infieles



          Dicen que si tienes una Biblia, pero no la has leído, entonces eres católico. Si tienes una Biblia y sólo lees algunas partes escogidas, entonces eres protestante. Y si tienes un Biblia y la has leído entera, entonces eres ateo.

          Ignoro si pasa lo mismo con los musulmanes y el Corán. Recitan mucho sus versículos (suras), pero no sé si todos o sólo los que alguien ha elegido. Lo seguro es que, aunque lo lean completo, no suelen caer en el ateísmo. El islam es una religión medieval que apenas ha sufrido transformaciones, así que para un musulmán la no creencia en dios es tan inconcebible como lo era para un cristiano de la Edad Media.

El caso es que yo sí he leído la Biblia. Dos veces el Nuevo Testamento (una en la versión Nácar-Colunga y otra en la traducción del profesor Hugh J. Schonfield), y una vez el Antiguo (aunque recorriendo en diagonal las partes aburridas). También he leído el Corán, pero reconozco que mucho más en diagonal, porque es un texto aburridísimo. Digamos que he “picoteado” el Corán. Y pese a mi breve exposición a ese libro, no pude evitar sentirme alarmado.

Cada vez que sobreviene un atentado islamista se alzan voces diciendo que no todos los musulmanes son terroristas, sino sólo una minoría, y que el Corán es un libro de paz que esa minoría tergiversa para cometer sus sangrientos crímenes. Con lo primero estoy totalmente de acuerdo; la inmensa mayoría de los musulmanes no son violentos, y no se puede culpar a un grupo por los actos de una minoría. En cuanto a lo segundo... ya no estoy tan de acuerdo.

          Hojeando el Corán encontré un montón de suras bienintencionadas que predican la caridad, el amor, la piedad, el perdón... Pero también encontré algunas que me dejaron helado. Pondré sólo un ejemplo; en la Sura 9-5 At-Tawba se dice textualmente: “Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los infieles/cristianos dondequiera que los encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes!”. Cómo ésta, hay varias suras más que ORDENAN ejercer violencia contra los infieles.

          Ahora imagínate que eres un creyente ortodoxo. Crees a pies juntillas que existe un dios, Alá, y que ese dios le dictó al profeta un libro, el Corán. Por tanto, crees que todo, pero todo-todo, lo que dice ese libro es la palabra de dios. Y de repente te encuentras en el libro una orden (varias en realidad) que te conmina a matar infieles; en este caso concreto a matar cristianos.

          Puede que alguien objete que esas suras son metáforas o algo así. Pero no, en el Corán hay muy pocas metáforas y muy poco simbolismo. Es un texto literal. También habrá quien alegue que se trata de algo de otra época, vigente cuando el profeta vivía, pero no ahora. Pues tampoco, porque no estamos hablando de lo que dijo el profeta, sino de la palabra de dios, eterna e inmutable.

          Teniendo en cuenta la existencia de esa sura y de otras semejantes (254 versículos violentos más según el doctor Salam Naaman), no me explico cómo hay quien diga que los terroristas tergiversan el Corán al justificar sus crímenes. ¿Que lo tergiversan? De eso nada; son literales, siguen al pie de la letra las palabras de su dios. Aunque, claro, eligen las partes que más les interesan.

          Supongo que la mayoría de los musulmanes, los pacíficos, sólo recitan las suras bonitas e ignoran las chungas (eso es lo que hacen los cristianos con la Biblia). Pero las suras que conminan a la violencia están ahí, en negro sobre blanco, listas para que cualquiera las coja y las utilice para sus fines. Lo queramos ver o no, son literalmente una bomba.

          ¿Y qué pensamos los occidentales al respecto? Ya sabemos cuál es la respuesta de la derecha dura: Hay que encerrar a todos los árabes-musulmanes (no suelen tener muy clara la diferencia entre ambos términos) en campos de concentración y echarlos del país. Luego hay que bombardear sus ciudades, matar a los hombres, violar a sus mujer y comernos a sus hijos... Vale, estoy exagerando, no es necesario comerse a los niños; bastaría con destriparlos. Pero éste no es un problema que se solucione con balas y bombas; eso la historia reciente lo ha dejado más que claro.

          ¿Y qué dice la izquierda? La izquierda tiende a entrar en contradicciones. Cuando hay atentados los condena, por supuesto, pero no sin dejar muy claro lo malos que hemos sido y somos los occidentales. Lo cual es cierto, qué duda cabe, pero a veces da la sensación de que los culpables del atentado somos nosotros, y los ejecutores las víctimas. Lo otro que dice la izquierda es que el terrorismo yihadista no tiene nada que ver con la cultura islámica. Lo cual significa que jamás se han molestado en echarle un vistazo al Corán.

          Y aquí entra en juego eso del “multiculturalismo”, que no sólo es la suma de tradiciones culturales en un mismo espacio geográfico, sino la presunción de que ninguna cultura es mejor que otra. Es decir, un relativismo cultural que propugna aceptar con tolerancia las costumbres de otras culturas. ¿Sean cuales sean esas costumbres? Porque no hay ningún problema (o no debería haberlo, al menos) si una etnia quiere celebrar ciertas ceremonias, o vestir de tal o cual manera; pero ¿vamos a consentir la ablación del clítoris sólo porque es una “costumbre cultural”? Claro que no; lo que demuestra que el multiculturalismo tiene límites. La cuestión es dónde están esos límites.

          No existe una moral natural, de modo que tampoco existe un punto de vista objetivo que permita juzgar la bondad o maldad de las diferentes culturas. Para establecer un criterio moral, tienes primero que elegir el eje de esa moral. Puedes, por ejemplo, centrar el eje moral en el ser humano (como individuo o como colectivo, lo que llevaría a distintas éticas). O bien puedes centrarlo en la divinidad, lo que en última instancia conduce a la teocracia.

          ¿Es posible conciliar una cultura humanista con una cultura teocrática? Difícilmente. En el caso de la sociedad occidental y la sociedad islámica, hay al menos tres cuestiones incompatibles: La separación, o no, de los poderes políticos, judiciales y religiosos; los derechos humanos y la igualdad, o no, entre mujeres y hombres. No nos engañemos; se trata de posturas irreconciliables. De hecho, occidente siempre ha pretendido occidentalizar a las sociedades islámicas (por lo general mediante regímenes autoritarios o a sangre y fuego), y los musulmanes siempre han tenido la misión, según el Corán, de islamizar occidente.

          En caso de atentado, la derecha tiende a culpabilizar por completo a la religión islámica, y de rebote a todos los creyentes. Lo cual no solo es falso, sino además injusto. Por su parte, la izquierda tiende a desligar la religión de los actos violentos. Y eso también es falso. Por supuesto que hay otros factores en juego; intereses políticos y económicos (a fin de cuentas, la religión siempre ha sido una herramienta de control social). Y no olvidemos que, si muchos países musulmanes no nadaran en petróleo y el estado de Israel no existiera, no tendríamos ningún problema. Pero tampoco podemos obviar de la ecuación las peculiares características de la religión musulmana.

          ¿La solución? No lo sé. De lo que estoy seguro es de que las ideas no pueden combatirse con balas, sino con otras ideas. Y también soy consciente de que quienes sobre todo sufren los horrores del islamismo radical son los propios musulmanes, así que occidente debería volcarse en ayudar a los musulmanes que padecen el terror religioso y quieren rebelarse contra él.

          Huelga decir que este post se debe a los recientes atentados en Cataluña. Nací en Barcelona y, aunque siempre he vivido en Madrid, amo a esa ciudad. Siempre me gustaron Las Ramblas, e imaginarlas convertidas en el escenario de una carnicería me estremece. Uno de los problemas de tener muy desarrollada la imaginación es que puedes imaginarte de forma muy vívida cualquier cosa, lo bueno y lo malo. Y yo, cuando supe lo que estaba pasando, no pude evitar imaginarme el horror que sintieron las víctimas al ver a un vehículo asesino abalanzándose contra ellos.

          Pero luego imaginé otra cosa. Me vi a mí mismo conduciendo la camioneta, haciendo zigzag para llevarme a más gente por delante, viendo (y oyendo) los cuerpos estrellarse contra el morro del vehículo y notando el traqueteo al pasar por encima de ellos, masacrando a hombres, mujeres y niños... ¿Qué pasaba por la cabeza de Younes (el conductor) mientras ejecutaba esa orgía de sangre y muerte?

          Porque no olvidemos que ese grupo de jóvenes jamás habían matado a nadie, no eran violentos. Y, de repente, se convierten en asesinos en serie. ¿Cómo es posible?

          Para convencer a una buena persona de que mate, hay primero que convencerlo de que sus víctimas no son seres humanos. Eso los nazis lo sabían muy bien. Así que para los terroristas, para esa clase de terroristas, no somos humanos. Somos peor que ratas. Somos infieles.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo más aciago del asunto es que lo ocurrido en Barcelona no quedará como un hecho aislado. Este tipo de dementes (por no llamarlos de otra manera) buscan reivindicar una apología del caos y de la destrucción llevándose a su paso tantas vidas inocentes como puedan. Creen que son portadores de LA VERDAD y, claro, no pueden estar equivocados en sus justificaciones sanguinarias porque así lo dice su libro sagrado.

Y esto, lamentablemente, seguirá así durante mucho tiempo. El Estado Islámico, no satisfecho con estas barbaries, cada vez recluta a más niños y jóvenes para consolidar sus atentados. Saben que la mente de los más pequeños es frágil y manipulable, les llenan la cabeza de ideas y así consiguen su propósito. La cadena continuará girando: mientras unos desaparecen habiendo cumplido su terrible cometido, otros nuevos entrarán para ocupar su lugar.

Como bien dices César, "las ideas no pueden combatirse con balas, sino con otras ideas". Sé que es muy difícil hacer cambiar de opinión a las personas, sobre todo cuando tienen unas ideas tan arcaicas y tan poca conciencia como la que demuestran tener estos criminales; pero quizá sea la educación una de las claves para paliar este tipo de altercados. Si desde temprana edad se les enseña a los niños a distinguir el bien del mal, a tener criterio propio y a no seguir a rajatabla las indicaciones más adversas de un libro que data de miles de años quizá, y solo quizá, poco a poco este grupo de terroristas llegue a ser tan solo un mal recuerdo.

Anónimo dijo...

Desde un punto de vista religioso, el Corán es un libro político. Mahoma, aparte de predicador, era un consumado político. El problema tb es que está descontextualizado. No es una narrativa tipo “novela”, sino que es prosa rimada. Sus versículos y suras son emitidos por Mahoma en momentos concretos de su vida a tenor de las circunstancias. Los fueron recogiendo y años después hicieron una “vulgata”. El problema es que es un batiburrillo de ideas y temas ordenados por los criterios de gente posterior. Hay ediciones que comentan cuando los emitió, y así se entienden mejor. Pero claro, es un libro medieval y ciertas consignas están ahí.

Tb son muy interesantes, y menos conocidos, la sunna, o dichos del profeta (los hadices). En ellos se expone de forma mejor mucha de la visión de Mahoma, incluso con episodios hilarantes, cuando le recrimina a uno de sus seguidores que deje de rezar tanto y haga lo propio con su mujer (la cual había venido quejándosele). Ocurre tn lo propio, hay diferentes recopilaciones de hadices, pa gusto de todos.

¿Hasta qué punto es difícil compaginarlo con nuestra realidad actual? Bueno, creo que lo que le ha hecho falta al islam es un reformismo interno (pero no volviendo a los supuestos “orígenes”, como suelen hacer) e histórico, que delimite los aspectos. Un problema es que al ser muy político el Corán, emite un modelo de sociedad y de instituciones. Sin embargo, no creo que sea incompatible en el sentido de que la mayor prueba de dicha compatibilidad es que hay millones de musulmanes no terroristas. De ahí debería surgir teóricos o reformadores. Pero claro, no se va a eliminar a aquellos que piensan de forma medieval (estados enteros que defienden esa concepción porque les interesa).

Y es intrigante cómo se puede convencer a un chaval de 22 años, sin problemas, con una familia normal, estudioso, viviendo en un entorno pacífico, en una sociedad democrática, a cometer un atentando y matar a decenas de personas sin pestañear. Cómo lavan el cerebro es realmente un enigma. Supongo que debían ser para empezar personas muy religiosas, hasta el punto de anteponer la religión a todo lo demás, y a partir de ahí convencer, convencer, argumentar, hasta que la fruta cae. Y con ellos unos pocos.

Mazarbul

Anónimo dijo...

Por cierto Joaquín, los mejores aristotelianos eran musulmanes, como Averroes. El problema es que a esas corrientes los fueron desplazando. En Al Andalus y oriente hubo muchas ideologías por ejemplo, influenciados por los griegos y el racionalismo (los mu'tazilies andluces, por ejemplo, como Ibn Hazm, épica su defensa de que era correcto beber vino).

Pero al final a la gente de poder le interesaba la que dirigía a la masa y al resto los persiguieron. Los estados modernos, que no han sido sino parapeto de los occidentales, con su represión e intereses han ahondado en la división. En fin, el lío montepío. Y la cosa no va a mejor.
Mazarbul

Juan H. dijo...

Hola César, me alegro que hayas pasado unas buenas vacaciones francesas después del "postparto" de tu último libro, ahora a seguir descansando, que ya habrá tiempo de trabajo que todavía queda verano. Me alegró mucho saludarte en el Celsius, fuiste muy amable con un friki como yo, el más viejo de la cola de fans. Me perdí el post anterior y aprovecho para comentar en este la anterior entrada, llego tarde, la próxima vez seré más puntual. Prometido. Estoy de acuerdo en todo lo que has expuesto en este post y me has aportado muchos puntos de vista. Creo que lo que me da más preocupación al respecto es la solución al problema. No creo que esto vea la luz en unos cuantos siglos siendo optimista. Una vez leí un libro sobre la primera cruzada, aquí los cristianos también eran unas langostas hasta llegar a Bizancio y al conquistar Jerusalem y los musulmanes no se quedaban cortos, y viendo lo que pasa ahora y pienso que este enfrentamiento lleva siglos y me da que pensar en plan pesimista, la verdad. ¿Qué clase de odio se inculca a un joven de veintidos años para que se comporte como una especie de terminator?¿cómo el oído y la religión lava el cerebro mejor que el narcótico más potente? Sin duda, el método nazi o algo parecido. Los extremismos son similares, debe ser algo inherente al ser humano.El gobierno en general no tiene miedo, por lo que dicen en los informativos pero, yo si, que le vamos a hacer.
Juan H.

Jarl-9000 dijo...

Feliz vuelta de las vacaciones, César. Se te echaba de menos.

Con respecto al tema que nos ocupa, aplaudo tu entrada. Salvo por el hecho de que no estoy tan bien informado como tú acerca de los contenidos de la Biblia y el Corán (del primero lo que más me ha llamado la atención siempre ha sido el Génesis y el Apocalipsis y del segundo apenas sé nada), he sentido como si hubieras dado forma a mis propios pensamientos mucho mejor de lo que yo mismo habría sido nunca capaz. Gracias.

Mazcota dijo...

Vaya por delante que en mi casa nunca ha habido un Corán o una Biblia. Así que jamás los he leído. A primera vista tienen una pinta de aburridos que echan para atrás. Todo lo que sé de ellos son versículos que han aparecido en relatos o en alguna misa que he escuchado al azar. Además, opino que para encontrarles sentido has de ser alguien muy muy inteligente o muy muy idiota, y no me tengo por ninguno de los dos. Pero lo que sí tengo claro es que cualquier escrito, por muy preciso que sea, puede interpretarse como a uno le venga en gana; hasta el punto de adecuarlo a cualquier manera de proceder. Y si son textos tan ambiguos, todavía más.

Me ha gustado esa reflexión de que “las ideas se combaten con ideas”. Opino igual. Y se me hiela la sangre cuando escucho a alguien condenar la violencia para, acto seguido, decir que deberíamos expulsar a todos los musulmanes de España o bombardear sus ciudades, como si las únicas atrocidades censurables fueran las que uno recibe.

Sin embargo, y después de analizar a mi manera todo este asunto, hay cosas que no me cuadran.

Por ejemplo, si lo que pretenden es eliminar infieles, ¿por qué cometen atentados en lugares donde hay mayoría musulmana? ¿También son infieles? En todo caso serían otra clase de infieles; quizá herejes, diría yo. Pero es extraño que casi todos los atentados se cometan en tierra musulmana; aunque no estemos muy al tanto, ya que esta clase de sucesos ocupan menos de veinte segundos en nuestros informativos. “¿Que ha explotado una bomba en un mercado de Teherán y ha matado a veinte personas? No pasa nada. Que se maten entre ellos”, que diría alguno.

Y luego no tengo muy claro qué es lo que esperan ganar con un atentado de estas características. No me refiero a los cuatro idiotas que casi se matan solos por no tener ni puta idea de manipular explosivos y deciden atropellar a una multitud (cosa que podría hacer hasta un borracho), ataviados con un chaleco-bomba falso para garantizar que los maten, sino a la organización que les ordena atentar. ¿Piensan que nos van a islamizar a base de muertes? Eso no se lo creen ni ellos. Entonces, ¿a qué viene atentar en occidente?

Lo primero que se me ocurre es que nuestras ciudades son un grandioso escaparate. Un perfecto plató donde poder rodar un anuncio terrorífico. ¿Dirigido a quién? Pues he de suponer que a la población que gobiernan. Porque no podemos olvidar a aquellas ciudades de Siria o Irak que han conquistado y ahora están bajo su poder. De hecho, creo que se trata de eso: de ir ganando poder de intimidación mientras intentan expandirse por oriente medio. “Hemos atentado en Barcelona (o Madrid, o París, o donde sea…). ¿Veis de lo que somos capaces? Ahora claudicad y no opongáis resistencia cuando tomemos vuestra ciudad”.

Que los terroristas maten en nombre del Islam es la constatación de que, a lo largo de la historia, las matanzas más crueles casi siempre han sido justificadas con el argumento de “obedecer el dictamen de un Dios”. ¿Cuantas guerras santas se han librado desde que el hombre inventara las religiones? Seguramente más de las que podemos recordar. La religión ha demostrado ser, sin duda, la mejor forma de adoctrinar a una persona. Así pues, el Islam es sólo una herramienta, como lo sería cualquier otra religión, para lograr que cuatro chavales (curiosamente criados todos en occidente) se conviertan en asesinos.

¿Y qué hace que esos cuatro chavales se transformen en asesinos? Pues no lo tengo muy claro. Es evidente que han utilizado la religión para captarlos, pero también han de ser chavales con poca personalidad, con el carácter en formación o, simplemente, con muy pocas luces. Vamos, que están en la edad idónea de hacer gilipolleces. Aunque también es posible que, de forma hiper-romántica, quisieran dar sentido a su vida con una muerte sonada. En cierto modo, podría parecerse a los suicidios que llevaron a cabo, por toda Europa, los jóvenes románticos a principios del siglo XIX.

No sé, igual sólo digo tonterías.

César dijo...

Anónimo de las 4:46 & Joaquín: Yo también creo que todo pasa por la educación. A fin de cuentas, conforme en un país aumenta la educación, disminuye el peso de la religión. El problema es cómo educar a quienes no quieren ser educados.

Mazarbul & Joaquín: El periodo de esplendor de la ciencia árabe se dio entre los siglos IX y XIV, aunque en realidad era una prolongación de la ciencia clásica griega. Salvo en lo que respecta a las matemáticas, donde hicieron aportaciones muy significativas. Pero después, la ciencia árabe decayó hasta desaparecer. ¿Por qué? No lo sé, pero supongo que la presión oscurantista del islam y la desaparición de Al Andalus tuvieron mucho que ver.

Juan H: Yo tampoco soy demasiado optimista sobre la pronta resolución de este problema. Lleva literalmente siglos existiendo. En cuanto a ese lavado de cerebro al que haces referencia, resulta estremecedor lo manipulables que somos los seres humanos.

Jarl-9000: La Biblia (partes de ella al menos) puede ser más o menos divertida. A fin de cuentas son historias fascinantemente primitivas. Pero el Corán es un coñazo lo mires por donde lo mires. No te lo recomiendo.

Mazcota: Tú mismo respondes atinadamente a tu pregunta: esos atentados son publicidad, guerra psicológica. Sólo una pequeña corrección: Que yo sepa, jamás ha habido una guerra religiosa en sociedades politeístas. Lo de la guerra santa es una "peculiaridad" exclusiva del monoteísmo.

Anónimo dijo...

Una curiosidad sobre el tema y la ciencia ficción. Durante tiempo aprovechando mis viajes a paises arabes fui recabando información del genero de cf en la literatura arabe moderna, un tema que todos los libros de literatura al uso (muy habitual) obvian. El caso es que encontré en todos los países, incluso con asociaciones (en egipto), tb había escritoras (kuwait), etc...para el que tenga cierto interés lo expuse en un paper en un congreso de literatura de la complutense. Era un embrión de una tesis que por tiempo no llegué a hacer. Bueno, lo curioso es que me puse a indagar cuando fue la 1ª obra de CF árabe moderna. Y agarraos: fue al final del XIX por un tal tantawi, que además era un erudito del corán. Y esto enlaza con lo q dice césar: el origen fue que al llegar los franceses a Egipto se organizó una conmoción, no solo por el adelanto armamentistico sino por la técnica y la ciencia, que como dice césar decayó en siglos posteriores. Tal fue el tema que muchos intelectuales se preguntaron porqué había pasado y el tal tantawi era uno de ellos. Escribió varios ensayos al respecto, y una última obra que ya no es ensayo y entra dentro de la literatura de ficción: un personaje del espacio lo lleva por diversos mundos y dialoga con él. En la obra al parecer se defiende la tecnología y critica el oscurantismo medieval. Tb escribió un comentario del corán desde este p de vista. Bueno, pues el comentario está prohibido en ARABIA Saudí.

Lo q decíamos, vamos...
Mazarbul (y perdonad la filípica, gracias por dejarme coger el micrófono César)

Molina de Tirso dijo...

De lo más sensato que he leído sobre el tema. Me aterran todos esos proyectos maniqueos que, de no ponerles freno, acabarían en una tercera guerra.

Por otra parte, eso de que "los únicos culpables son los terroristas", que estoy oyendo una y otra vez desde aquel día fatídico, me parece una falacia. Occidente ha ejercido (y ejerce) la violencia donde le conviene y esto -sin negar las raíces religiosas, vía Corán- es una forma de responder. Además, depende de a quien se refieran con el apelativo "terrorista": muchos de los que siembran el terror directamente son más víctimas que otra cosa -tal como algunos insinuais-, chavales a los que se ha lavado el cerebro, meros ejecutores de órdenes, sobre todo los que se autoinmolan. Ningún culpable de una guerra pisa el campo de batalla, eso ha sido así desde siempre.

Tampoco me cabe en la cabeza eso tan repetido de que "quieren acabar con nuestra forma de vida, porque les molesta que seamos tan libres". Lo primero, tan libres no somos, pero sobre todo pienso que esa es una concepción maniquea muy peligrosa porque idealiza nuestra civilización y siembra el germen de la violencia. Pienso que hay más revancha y más misión religiosa, tal como apunta César, que otra cosa. Lo de nuestras libertades no creo que se lo planteen, ni siquiera que nos vean tan libres como nosotros creemos.

Jose Ramon dijo...

Baste como ejemplo este post. Cuando los temas se ponen en común con educación, cada cual aporta una parte de la solución. Cesqar, aportas que las ideas se combaten con ideas. Otros aportais que es necesaria más educación, y estais en lo cierto, porque si educación, las ideas no tienen donde arraigar y son sustituidas por las consignas y la fe, lo cual es muy peligroso. El ser humano aprende por imitación, imitamos a los que llevan los mejores teléfonos móviles, a los que mejores coches llevan, a los que visten de forma más elegante. Nosotros y tambien los musulmanes, y los chinos, y los habitantes de Tonga, porque está en la naturaleza humana de simio miembro de un clan. No imitamos lo bueno, ni lo malo, sino lo que nos ponen delante como bueno o malo. Cuando carecemos de criterio, nos hacen imitar lo que más beneficio económico da. Si incrementamos el nivel cultural y educativo de nuestra sociedad, los que está por detrás terminarán imitandonos, como nosotros ponemos como ejemplo a los daneses y su relajado estilo de vida "hygge". En la medida en que los musulmanes nos vean "hygge" tendrán motivos para evolucionar. De momento solo nos imitan en nuestro gusto por los Rolex, por el lujo, por los vehiculos potentes, porque es la imagen que transmitimos desde occidente a través de la publicidad, internet, el cine, etc. Si fueramos capaces de transmitir otra imagen seguro que tratarían de imitarnos, porque tenemos de nuestro lado una mayor fuerza cultural, pero para ello es preciso que mejoremos nuestro nivel educativo. Puede parecer una burrada, pero invertir en educación, es invertir en defensa, de forma mucho más rentable que invertir en armamento. Esto es un proceso lento, que quizá muchos no lleguemos a ver, pero hay que empezar en algún momento. Este es otro problema que nos impide solucionar muchas cosas. La prisa por ver los resultados. Prisa en todo, en conseguir la igualdad de hombre y mujeres, en que la tolerancia sea lo habitual. Y muchas veces esa prisa nos lleva a forzar las cosas y a caer en el ridiculo y en el esperpento, pero esto creo que no es objeto de este comentario. Educación, esa es la gran solución para muchos problemas cuya raiz está en la falta de juicio crítico de las personas.

César dijo...

José Ramón: No podría estar más de acuerdo contigo. Amén.