domingo, mayo 4

Calvo Sotelo

Cuando Leopoldo Calvo Sotelo formaba parte de la difunta UCD, y durante el corto tiempo en que fue presidente de gobierno, la imagen que yo tenía de él era la de un hombre fúnebre y aburrido, un personaje sin carisma ni interés. Más tarde, cuando dejó la política nacional, escuché un par de entrevistas suyas y descubrí que yo estaba completamente equivocado. Calvo Sotelo era un hombre inteligente, culto, razonable y –lo que para mí resultó una sorpresa- estaba dotado de un finísimo sentido del humor. Es decir, lo contrario de su imagen pública. ¿Por qué muchos políticos optan por parecer que se han tragado el palo de una escoba? (la otra opción es camuflarse de Lola Flores).

El caso es que de repente Calvo Sotelo –que por cierto se parecía mucho al actor Powers Boothe- comenzó a caerme bien. Sobre todo, lo reconozco, a raíz de una entrevista televisiva en la que comentó que, tras su etapa política, había vuelto a leer por placer y que, para ello, había releído toda la colección de El Coyote, que tanto le había entusiasmado en su juventud. Recuerdo que comentó lo buen escritor que era José Mallorquí, y Cela, que también estaba presente, hizo un comentario despectivo al respecto. Calvo Sotelo insistió diciendo: “Ojo, que Mallorquí tenía muy buena pluma” y Cela respondió: “Bueno, bueno, no era Quevedo”. Qué oportunidad para responderle: “Don Camilo, usted tampoco es ni remotamente Quevedo, pero, miré qué cosas, le han regalado el Nobel”.

Sin duda, el hecho de que hablara tan bien de mi padre aumentó mi simpatía hacia Calvo Sotelo. Sin embargo, hay algo objetivo: cuando una persona de prestigio intelectual reconoce públicamente su admiración por un producto de la cultura popular, eso significa que está tan seguro de su propio bagaje cultural que no tiene que fingir ni presumir de nada. Y eso le enaltece.

Por lo demás, Calvo Sotelo ejerció la política en una época muy difícil para nuestro país, y basta recordar lo que ocurrió el día en que supuestamente iba a ser elegido presidente de gobierno. Era un hombre conservador y yo no comparto su ideología, pero la labor que contribuyó a realizar –básicamente desguazar el anterior régimen- estuvo bien hecha. Dicen que fue un hombre honesto y yo me lo creo. Descanse en paz.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Políticos de talla, auténticos "hombres de estado" como Calvo Sotelo o Suarez, o incluso Puyol, nos hacen falta urgentemente en este pais. La política española actual es el reino de la mediocridad.

Anónimo dijo...

A mí me llegó un comentario suyo que decía algo así como que ser presidente de gobierno significa no poder decidir sobre casi nada (en contra de lo que todos pensamos: "Ser presi = poder cuasi absoluto").

De hecho daba cifras: Que mientras él era presidente decidió sobre un 2% o 3% de los asuntos...

Bueno. me hizo (hace) pensar.

Qué cosas...

Anónimo dijo...

Me caía muy bien como ser humano y, claro, como lector de la obra de mi/nuestro padre.
Lo he sentido mucho. Que la paz que buscó para los españoles la encuentre en su eternidad. Una pena.

Anónimo dijo...

Este fin de semana estaba en casa de un amigo, en las montañas asturianas. Me puse a buscar algo para leer y encontré una novela de Sabatini (no recuerdo ahora mismo el título) en una antigua edición de Molino.

Me da por mirar el traductor y descubro que es, precisamente, José Mallorquí.

Una chorrada, ya lo sé, pero al verlo, lo primero que pensé fue "tengo que acordarme de comentarle esto a César". Y este post me viene al pelo para ello.

Anónimo dijo...

Al leer el blog se me quedó una idea bailando por la cabeza: ¿sería Cela tan prepotente como para opinar sobre un autor que no había leído? ¿Y, si lo había hecho, porqué leer algo que no le parecía a la altura de su calidad literaria?.
Hasta que, de pronto, se me hizo la luz: sí había leído a J. Mallorquí. Lo hizo, no me cabe duda, en su condición de aplicado "censor" durante la época franquista.
¡Qué a gusto se queda uno cuando resuelve un misterio!

Juan Antonio del Pino dijo...

También a mi me ha parecido que Calvo Sotelo ha ido ganando prestigio y respeto a medida que ha pasado el tiempo. Quizás no supimos valorar su (breve) mandato, que se confundió con la debacle de la UCD. Quizás también fue encasillado en una imagen que después parece que no le correspondía.
En todo caso, resulta preocupante que un Presidente, un político, de los que en aquel entonces se consideraba de segunda fila al ser comparado con sus colegas actuales gana por goleada en todos los frentes que se considere:
discrección, corrección, claridad de ideas, honestidad y saber estar a la altura en cualquier cargo.
Posiblemente es que entonces no existía la tele basura de ahora, que ha debido contagiar hasta a sus señorías.

Anónimo dijo...

Recomiendo la lectura de: http://www.javierortiz.net/jor/apuntes/la-otra-cara-de-calvo-sotelo

Jorge

Anónimo dijo...

Me gustaria saber Cesar, a quien pretendes adoctrinar con este blog, porque escoges esas ideas, y esos temas, y con que intencion trasmites tus ideas.

Anónimo dijo...

Me gustaría saber, Luis, por qué habría de darte César explicaciones acerca de por qué opina sobre esto o lo otro, y si a tus propias opiniones también las consideras pretensión de adoctrinamiento.

Jorge

César dijo...

Rudy: periódicamente descubro novelas de los años 30 y 40 traducidas por mi padre. La verdad es que no tengo ni idea de cuántas tradujo. Gracias por la informacion.

Big Brother: Ah, cómo disfruto cuando se le da caña a Cela...

Luis: por supuesto, amigo mío; no tengo ningún problema en comunicarte mis más secretas intenciones.

1 ¿A quién pretendo adoctrinar? Pues a todo el mundo, claro; cualquier mente es mi objetivo.

2 ¿Cómo elijo los temas? Verás, el caso es que los temas, en sí mismos, son irrelevantes. Lo importante son ciertas frases que incluyo en los textos y que actuan como virus mentales que, poco a poco, van minando la voluntad del lector y me permiten poseer su mente.

3 ¿Cuál es mi intención? Apoderarme del mundo, claro.

En fin, Luis, muchas gracias por tu interés, y si tienes alguna otra duda, no vaciles en preguntarme.

Anónimo dijo...

Cuando Calvo Sotelo fue presidente yo era un crío y no recuerdo nada de esa época. Luego me ha parecido siempre bastante gris, como el pariente pobre del resto de los presidentes de la democracia.
Interesante episodio el de él y Cela.
Luis, me has abierto los ojos demasiado tarde, ya estoy abducido por César.

Anónimo dijo...

Cuando has dicho lo de "apoderarte del mundo", creo que faltaba por ahí un

¡Nya-ja-ja-ja-ja-já!

para que el efecto estuviera completo.

Siempre puedo facilitarte la dirección de una buena escuela de declamación para supervillanos, si hace falta. Un buen soliloquio en vísperas de la conquista del mundo es algo imprescindible.

César dijo...

Rudy: joder, tienes razón: me ha faltado el "¡Nya-ja-ja-ja-ja-já!". Soy un pésimo mad doctor, lo reconozco. Pero estoy aprendiendo. Anda, pásame la dirección de ese master para supervillanos...

Anónimo dijo...

Te la envío en un privado. Que luego esto se llena de advenedizos y no hay quien conquiste el mundo como Dios manda.

Anónimo dijo...

creo que no has sabido responderme como yo queria, realmente es porque no me explicado bien, lo que a mi me gustaria saber es porque esta pagina, y quiero la verdad

César dijo...

Luis: ya te lo he dicho: lo que importa no es el tema, sino los virus mentales que contiene el texto. ¡Esa es la verdad que me exiges! ¡Nya-ja-ja-ja-ja-já!

Anónimo dijo...

Cesar, por esta vez estoy de acuerdo contigo: Cela no se merecía el Nobel... o por lo menos no lo merecía tanto como otros. Por ejemplo, aquí en España Delibes lo merecía mucho más. Nunca entendí porqué se lo dieron a Cela y no a Delibes (le da mil vueltas).

Anónimo dijo...

Yo vi aquella entrevista y me indignó ese desplante de Cela. Curiosamente, en mi memoria, el escritor mencionado no era Quevedo. Lo que dijo Cela, según yo lo recuerdo, fue lo siguiente: "Pshe, bueno, no es Cervantes, pero no está mal". A mí, más que la comparación con el autor del Quijote (por otra parte, ¿a santo de qué?), me indignó ese "no está mal", que rebajaba a don José Mallorquí, pretendiendo, además, una falsa condescendencia. Decir de algo que "no está mal", implica la aseveración de que tampoco está bien. Si no, lo habría afirmado de forma explícita: "Mallorquí no es Cervantes, pero es un buen escritor." Y lo peor de todo es que eso lo decía otro escritor; si esa frase hubiera salido de la boca de, qué sé yo, un cantante, otro político o alguien ajeno al mundo de las letras, podría pasar. A fin de cuentas, todo es cuestión de gustos. Pero Cela pretendió establecer una diferencia entre Mallorquí, autor de novela popular, y él mismo, escritor de Literatura con mayúsculas. Don Camilo perdió una oportunidad de oro para estarse callado.
Por otra parte, Calvo Sotelo, que hasta entonces me había parecido un individuo antipático, comenzó a caerme bien.

Anónimo dijo...

Hombre, decir que Delibes merece ( merecía, que a estas alturas es lo más adecuado ya) el Nobel es una temeridad. Merecerlo, muy pocos, y ninguno vivo. Creo que la gran injusticia histórica fue no habérselo dado a Baroja. O a Blasco Ibáñez, que tantas papeletas tuvo para conseguirlo...
Pocos Nobels literarios tuvimos, y todos muy tristes(el que más, Juan Ramón jiménez, que además de triste, era lúgubre). Sólo un dato: hemos sido el único país receptor de un Nobel de Literatura que se ha manifestado en contra de un premiado (Echagaray, también conocido por Echaga¿quién?). Habría razones políticas (creo que en la cabeza de la manifestación andaba un valle-Inclán atónito e iracundo), pero el hecho persiste. Y no le quita lustre por eso.
¡Qué país, sí!. Pero a veces tiene sus cosas...
Enhorabuena por el blog. Aunque intuyo mínimanete lo que pretende señor Mallorquí, le felicito: mucha claridad e ideas claras.
Atentamente,
un admirador con visos de ser lector asiduo

César dijo...

Capitán Haddock: muy interesante su comentario. Y, por supuesto, alguien con un nick como el suyo, capitán, siempre es bienvenido aquí :)