jueves, septiembre 10
Hasta siempre, Sra. Peel
Hoy ha muerto el amor de mi vida. No me refiero a Pepa; ella es el segundo amor de mi vida. Estoy hablando de Diana Rigg, la mujer que fue Emma Peel. Mi amor eterno.
Ya hemos charlado en Babel de la vieja serie de TV Los Vengadores, y además ahora todo el mundo está hablando de ella. No obstante, voy a repetir aquí parte de lo que escribí en 2013.
La serie Los Vengadores nació en 1961 producida por la ABC. Su protagonista, el Dr. Keel, jura vengar el asesinato de su novia a manos de un grupo de narcotraficantes, y para ello cuenta con la ayuda de un misterioso agente secreto llamado John Steed (interpretado por Patrick Macnee). Durante la segunda temporada (1962), Keel desaparece y Steed se hace con el protagonismo de la serie, acompañado por tres ocasionales colaboradores. Uno de ellos, una arrojada mujer llamada Cathy Gale (Honor Blackman), se convertirá en la pareja fija de Steed durante la siguiente temporada (1963).
Qué yo sepa, estas tres primeras temporadas nunca se han emitido en España, así que no las he visto. En el 63, Honor Blackman abandonó la serie para convertirse en chica Bond (fue Pussy Galore en Goldfinger) y hubo que buscarle una sustituta: Emma Peel –la señora Peel-, interpretada por Diana Rigg, que coprotagonizó con Steed las dos siguientes temporadas. Y su presencia revolucionó la serie convirtiéndola en un producto de culto. Pero yo aún no lo sabía, porque la cuarta de temporada de Los Vengadores, emitida en Inglaterra entre 1964 y 1966, no llegó a España hasta 1968, cuando yo tenía quince años.
Es difícil explicar de qué va la serie. Básicamente, se trata de las aventuras de dos agentes secretos británicos en los años 60. John Steed tenía unos cuarenta años, siempre vestía trajes con chaleco, usaba bombín y jamás se separaba de su paraguas. El clásico gentleman inglés. Por contra, su compañera, Emma Peel, era una mujer joven, guapa, elegante, inteligente y experta en artes marciales. De hecho, ella repartía bastante más leña que él. En realidad, el concepto era más amplio. No olvidemos que la serie se produjo en los 60, en plena eclosión de la contracultura, la liberación de la mujer, el pop y la psicodelia. Así que Steed representaba a la Inglaterra de siempre, y la señora Peel a la nueva Inglaterra, la de los Beatles y Mary Quant.
Los Vengadores podría definirse con dos palabras: sofisticación e ironía. La serie, cuyos argumentos solían oscilar entre el espionaje, el pulp y la ciencia ficción, no se tomaba demasiado en serio a sí misma. Todo estaba contemplado a través del prisma de un humor que oscilaba entre lo más genuinamente british y lo abiertamente surrealista. Los diálogos eran ingeniosos, la situaciones delirantes y los argumentos muy imaginativos. Steed conducía un precioso Bentley de 1926 y la señora Peel modernos deportivos. Él vestía siempre impecables ternos clásicos y ella a la última moda (de los 60). Ambos eran extremadamente aficionados al champán francés. Todo muy sofisticado y muy pop.
El éxito de la serie se debió a la señora Peel/Diana Rigg. Una mujer independiente, inteligente, con mucho sentido del humor, valiente, moderna. Una mujer que no estaba ahí para ser rescatada por el machote de turno, sino para rescatar a su querido Steed cuando era necesario. Una mujer fuerte, elegante y divertida. Creo que me enamoré de ella nada más ver el primer episodio.
Diana Rigg era esbelta, elegante, guapa sin estridencias, pero no fue nada de eso lo que me enamoró. Fue su mirada. En sus ojos aleteaba una permanente ironía, como si en el fondo nada fuese del todo serio. Era una mirada inteligente, chispeante, la mirada de una mujer absolutamente segura de sí misma. Sólo he visto una mirada similar (aunque no idéntica): la de Lauren Bacall en Tener y no tener (una película de Hawks, como no podía ser de otra forma) cuando le dice a Bogart: “Si me necesitas silba. Porque sabes cómo silbar, ¿no Steve? Tan solo tienes que juntar los labios y ... soplar".
En fin, que Diana Rigg ha sido el gran amor de mi vida. Alto ahí, diréis; eso no es amor, porque no te enamoraste de Diana Rigg, sino de Emma Peel, un personaje de ficción, un ser que no existe. Y yo respondo: ¿Acaso no se enamora uno siempre de alguien que en realidad no existe? Pero, insistiréis, eso no es amor, sino un calentón adolescente. Pues os equivocáis; jamás utilicé la imagen de Diana Rigg para mis fantasías masturbatorias. Habría sido como mancillarla y yo la respetaba demasiado.
Lo único que quería es estar con ella, poder mirarla, quizá cogerla de la mano, zambullirme en sus burbujeantes ojos de chica lista y dura. Eso es amor; amor puro, total y entregado. Por lo demás, yo era consciente de varias cosas: 1 Diana Rigg era mucho mayor que yo; por aquel entonces ella tenía 29 años y yo 15. 2 Eso ya bastaba para ser un muro insalvable entre nosotros. 3 Pero es que, además, ella vivía en Londres y yo en Madrid, y ella sólo hablaba inglés y yo sólo español. Eso es lo que se llama un amor imposible. Y no sabéis hasta qué punto sufría al ser consciente de que jamás iba a estar ni siquiera medianamente cerca de Diana Rigg. Me dolía. Me dolía de verdad.
Estoy seguro de que si mi querida Diana hubiera vivido en Madrid, yo me habría ganado, con justicia, una orden de alejamiento por acoso.
Supongo que esto os parecerá una anécdota sin importancia, una chifladura de adolescente. Pero os equivocaréis, porque fue muy importante en mi vida, Veréis, Hace unos años, una periodista me preguntó una cosa en la que yo no había caído: ¿Por qué los personajes femeninos de mis novelas están cortados casi todos por el mismo patrón? Lo pensé y me di cuenta de que era verdad; la mayor parte de mis personajes femeninos son mujeres o chicas con mucho carácter, independientes, echadas p’alante, inteligentes y con sentido del humor. ¿Por qué? La respuesta que le di a la periodista fue sencilla: porque así son las mujeres que me gustan. De hecho, me casé con una mujer de esa clase.
Ahora bien, ¿por qué me gustan ese tipo de mujeres? Pues por Emma Peel, claro. Diana Rigg definió para siempre mis gustos femeninos. ¿Os parece poco?
Hay, por cierto, un malentendido acerca de Emma Peel: La gente se empeña en recordarla vestida de cuero. Y, en efecto, durante su primera temporada usaba esa vestimenta. Porque la había heredado de la anterior co-protagonista, Cathy Gale (Honor Blackman). Pero a Diana no le gustaba, y durante la segunda temporada sustituyó el cuero por minifaldas pop y, sobre todo, por unos ajustadísimos buzos de tela elástica. Ese tipo de prenda fue tan popular que pasó a llamarse “emmapeeler”.
En fin, Diana Rigg ya no está y mi corazón se ha roto. Alzo mi copa de champán por ti, querida Diana; descansa en paz. Tú has muerto, pero Emma Peel vivirá para siempre.
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6 comentarios:
Mis condolencias, César, el dolor de la ficción es muy real, muchas veces.
Pues yo no sé por qué me acuerdo de esa serie, pero sé que me encantaba y estuve pesadísima cuando salió la infame versión con R. Fiennes y U. Thurman. La repondrían en La2 o algo así?
Quizá fue por los juegos de palabras en inglés, que me pirran. Sabes, supongo, que cuentan que el nombre de Emma Peel se debía a la anotación de sus características deseadas, pues una era "M. Appeal" (man appeal, sex appeal, vaya), pero se pronuncia, tal cual, Emapiil. 😘
Magnifica entrada César,para mí, que la descubrí más tarde como la única chica Bond de la saga que se casa con 007, era cautivadora, o como bien mencionas a Lauren Bacall o incluso a Gloria Graham.Este fin de semana, revisitaré Los Vengadores, y diré adiós a Tracy Bond.
Juan H.
Saludos:
Gran serie que marcó una época en la TV, en cierta forma abuelos de Mulder y Scully. British hasta decir basta, tenía un encanto sesentero, pop y pulp al mismo tiempo, con muchísima ironía y mala baba a la inglesa. Cómo recuerdo haberla visto en las mañanas de los sábados en glorioso blanco y negro.
Y, aunque me caía bien John Steed, y "Madre", e incluso los villanos de turno, la que me golpeó el corazón fue Emma Peel, la Sra Peel, en su cuero, sus minifaldas, etc...
Por cierto, una referencia friki comiquerotelevisiva: Uno de los capítulos protagonizados por Diana Rigg "A touch of Brimstone" es una innegable inspiración u homenaje para una de las sagas más famosa de los X-men de Claremont y Byrne: "The Dark Phoenix Saga" como se ve aquí en el enlace https://www.facebook.com/groups/1308643452569659/user/1328263698.
Juan Constantin
Sabela: En efecto, a comienzos de los 90 repusieron la serie, aunque no recuerdo en qué canal. Puede que en la 2, o en Telemadrid. Y sí, claro, Emma Peel es un juego de palabras con sex appeal.
Juan H: Sin duda, fue la chica Bond más dura y peculiar. Por desgracia le tocó el Bond más chungo (aunque la película no es de las peores).
Juan Constantin: Has definido perfectamente la serie. Por cierto, el enlace que adjuntas no lleva a ninguna parte.
Ánimo, la vida está hecha de amores imposibles, en tu caso está claro que fue positivo el conocerla, te dió un ejemplo de mujer que cristalizó en tu alma.
Saludos:
Vaya fallo lo del enlace sin salida. Aquí van las imágenes, copiad y pegad en una pestaña
https://scontent-mad1-1.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/118940400_10159938991315730_9121387934058070653_n.jpg?_nc_cat=106&_nc_sid=825194&_nc_ohc=F6IlRIE2iYoAX_zBhhM&_nc_ht=scontent-mad1-1.xx&oh=aaef8e4cefaabc0475519cd8336c8c2c&oe=5F896A67
Juan Constantin
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