miércoles, agosto 7

AVISO

 Este blog permanecerá 

inactivo hasta 

septiembre de 2025

Disculpen las molestias.


Pero, por supuesto, el cuento

de Navidad no faltará a su cita anual.




Ghosting

 


            Hay una práctica llamada “Ghosting”, que consiste en desaparecer de la vida de alguien de la noche a la mañana, sin previo aviso y sin dar explicaciones.

            Pues bien, me temo que llevo ocho meses haciéndole ghosting a la Fraternidad de Babel y a vosotros, aquellos que habéis seguido el blog desde hace tiempo. Si es que queda alguno, claro. Bueno, no puedo remediar lo que he hecho, pero sí puedo dar explicaciones tardías.

            Veréis, hubo un tiempo en que yo era un escritor feliz. Escribía una novela, lo que me viniese en gana, se lo ofrecía a una editorial, la editorial adquiría los derechos y a otra cosa. Lo hacía a mi ritmo, sin prisas y con pausas para, por ejemplo, escribir en el blog. Esa época fue mi Arcadia personal. Y lo fue porque, al no contraer compromisos, disponía libremente de mi tiempo. Cero presiones.

            Pero la vida te conduce por rumbos que no habías previsto. De pronto, un buen día, hace un par de años, se puso en contacto conmigo Laia Zamarrón, la directora editorial de las colecciones infantiles de Alfaguara, para proponerme iniciar una serie de novelas para los lectores más jóvenes, niños de seis o siete años. Me quedé de piedra y objeté que nunca había escrito para lectores tan pequeños, que la mayor parte de mi obra era juvenil y sólo recientemente había escrito infantil. Pero jamás para enanitos tan pequeños. Añadí que no creía que mi sensibilidad fuera la adecuada para eso. Pero Laia acabó convenciéndome y yo me lo tomé como un reto. Así nació Colegio de Poderes Secretos.

            Casi simultáneamente, contactó conmigo Ymelda Navajo, la directora editorial de La Esfera de los Libros. Quería que escribiese para su sello una novela histórica de entre 300 y 400 páginas. Le dije que tenía que pensármelo, y me lo pensé. Pero mal. Es decir, pensé en escribir una novela sobre las ratlines, las vías de huida de los criminales de guerra nazis después de la Segunda Guerra Mundial, ambientada en Argentina y España en los años 1952 y 1969. Es un tema que conoces, me dije; y además en el 69 tenías 16 añitos. No habrá muchos problemas con la documentación. Y le dije a Ymelda que sí.

            Pasado un tiempo, cuando imaginé el argumento, me puse a escribir la novela y... ¿No habría problemas con la documentación?... ¡Ja! Una cosa es conocer un tema de forma general y otra muy distinta entrar en detalles. Y una cosa es haber vivido en una época, y otra muy distinta recordar cada incidente que sucedió y cómo era todo con exactitud. En resumen, la documentación fue (está siendo) un infierno y me ha llevado mucho más tiempo del que pensaba. Y no por falta de fuentes, sino por exceso de ellas.

            Resumiendo: al solaparse ambos proyectos, y colarse algunos extras por el camino, no he parado de escribir. Bueno, sí he parado; pero cuando paraba lo último que me apetecía era seguir escribiendo, aunque fuera a mi aire. Y eso ha ocurrido sin ninguna advertencia. He dejado abandonado el blog, siete meses sin decir ni mu. Eso es ghosting.

            Pero voy a ponerle remedio ahora. Entremedias se me ha cruzado otro compromiso, pero creo que para septiembre del año que viene volveré a estar libre de ataduras. Hasta entonces, La Fraternidad de Babel seguirá inactiva. Pero a partir de ese momento, si los nuevos y los viejos dioses lo permiten, volveré a la actividad bloguera. Al menos, una entrada mensual.

            Palabrita del niño Jesús.

            Por supuesto, este parón del blog contará con la excepción del cuento de Navidad, que seguirá fiel a su cita mientras mis trémulas manos puedan pulsar el teclado.

            En fin, ese es mi propósito; pero todo queda en manos del azar.

            Y ahora, como estamos en verano, os voy a regalar mi receta para el mejor gazpacho del mundo.

 

            Ingredientes:

            - 3 kilos de tomates maduros.

            - 2 pepinos pequeños (o uno grande)

            - 1 pimiento verde (o medio grande)

            - 1 cebolleta grande.

            - 3 dientes de ajo

            - Media barra de pan.

            - Medio vaso de aceite de oliva virgen.

            - Vinagre al gusto (yo pongo muy poco)

            - 1 cucharadita colmada de comino en polvo.

            - Sal y pimienta al gusto.

            - 1litro de agua.

 

            El proceso de cocinado es muy sencillo, porque no se cocina. Se parte todo en trocitos, se mezcla y se tritura en la batidora. Pero, atención, si tu batidora es normalilla deberás pelar antes los tomates. En Internet hay tutoriales que explican cómo hacerlo con comodidad. Yo tengo un robot de cocina Thermomix, que es superpotente, y pulveriza la piel, así que no tengo que pelarlos. Si el gazpacho queda demasiado espeso, añádele agua.

            ATENCIÓN: La calidad de un gazpacho depende de la calidad de los tomates. Con tomates malos es imposible hacer un buen gazpacho. Han de ser muy maduros y aromáticos.

            Otra cosa: Esa receta es para hacer mucho gazpacho. Si quieres hacer menos, por ejemplo la mitad, reducid a la mitad la cantidad de cada ingrediente.

            Y eso es todo, merodeadores. Feliz verano y felices vacaciones.

            Hasta septiembre del 25.

            Ciao.