lunes, octubre 24
Atienza
Disculpad que haga un pequeño paréntesis en la recién iniciada serie de post acerca de la ciencia ficción, pero a fin de cuentas se trata de algo que tiene que ver, en parte, con la cf. El pasado 16 de junio, a los 80 años de edad, murió Juan García Atienza. Yo me enteré el viernes pasado.
Juan G. Atienza era un personaje curioso de aún más curiosa trayectoria. Nació en Valencia el 18 de julio de 1930 y estudió Filología Románica en la Complutense de Madrid, pero su gran vocación era el cine. Trabajó durante un tiempo como ayudante de dirección, hasta que en 1964 dirigió su primera película, Los dinamiteros, una comedia sobre unos jubilados que planean el asalto a un banco. Creo que ni se llegó a estrenar, así que Atienza pasó a formar parte del grupo de los directores malditos, con una sola obra. Yo la vi en la tele hace un millón de años (en algún momento de los 70), y no estaba nada mal. El caso es que, tras su fracaso en el cine, comenzó a escribir ciencia ficción y publicó dos antología de relatos en la colección Nebulae: La máquina de matar (1966) y Los viajeros de la gafas azules (1967), convirtiéndose en uno de los precursores del género en nuestro país. Entre tanto, trabajaba en TVE, rodando documentales sobre la España medieval y una serie de ficción llamada Los paladines.
Fue mientras recopilaba datos para los documentales como descubrió lo que habría de ser su segunda, y definitiva, gran vocación: la historia oculta (intrahistoria lo llamaba él), las sociedades secretas y las conspiraciones, las órdenes de caballería, el hermetismo, la alquimia, la heterodoxia. Sobre estos temas publicó más de cincuenta libros y estaba considerado una autoridad mundial. Yo intenté leer algunas de sus obras, pero no tardé mucho en abandonarlas. Creo que, a partir de indicios muy vagos, Atienza llegaba a conclusiones excesivas; por ejemplo, su interpretación de los topónimos resultaba, por decirlo con suavidad, demasiado imaginativa. En cualquier caso, hay que reconocer que era un autor mucho más serio y documentado que otros “investigadores de lo oculto".
No obstante, hay un libro de Atienza que manejaba, y manejo, con mucha frecuencia: La Guía de la España mágica (1981), una recopilación de, como su título indica, los lugares más “mágicos” de nuestro país. Yo no creo en la magia, pero sí creo que hay lugares metafóricamente “mágicos”, y ese libro es una excelente guía para encontrarlos. Por eso lo he llevado, y llevo, en todos mis viajes por España, y gracias a él he conocido lugares tan mágicos como el extraño cementerio de Santa María a Nova, en Noia, la Pedra do Cribo, en Pontevedra, o la necrópolis de Nuestra Señora de la Luz, en Cáceres.
Pues bien, en el prólogo de la Guía, Atienza ponía su dirección de Madrid y le pedía a los lectores que si conocían algún “lugar mágico” que no estuviese incluido en el libro, se lo hicieran saber. En verano de 1991 (el verano del fallido golpe de estado en Rusia), yo había estado con mi familia pasando las vacaciones en Galicia y, durante mis recorridos por esa maravillosa región, había descubierto tres o cuatro lugares “mágicos”, así que le escribí a Atienza una carta comunicándole mis hallazgos. Atienza me respondió con una larga carta en la que me daba las gracias y comentaba algunos de los temas de mi misiva. Yo contesté y así se inició una breve relación epistolar que se interrumpió cuando, en una de sus cartas, Atienza sacó el tema de la “energía telúrica” y los “lugares de poder”. Él creía en eso, pero yo no, y así se lo hice saber en mi respuesta, añadiendo que lo que sí creía es que hay lugares que, por sus características topográficas, arquitectónicas o históricas, pueden afectar psicológicamente, provocando algo así como estados alterados de conciencia.
Pero Atienza creía firmemente en la existencia real de lo “telúrico” (y también de lo paranormal) y en su última carta parecía un poco molesto por mi escepticismo. Supongo que le defraudé; nos interesaban temas similares, pero de forma muy diferente. El caso es que le escribí otra carta y el ya no me respondió. Y ahí se acabó mi relación con Atienza; nunca le conocí en persona y jamás volvimos a intercambiar epístolas. Aunque supongo que no se enfadó mucho conmigo, porque en 2002 publicó la Nueva guía de la España mágica (en realidad una reedición de la anterior con algunos añadidos) y en el listado de agradecimientos figura mi nombre y me dedica una amable frase. Fue agradable saber que me recordaba con cariño.
Por lo poquísimo que pude conocerle, creo que Atienza era un hombre culto, inteligente, amable y lleno de curiosidad. También estaba un poquito pirado (sólo un poquito), pero no me cabe duda de que era absolutamente honesto. Creía en todo lo que escribía. Lamento que haya muerto.
Y también lamento haber tardado cuatro meses en enterarme. Por lo visto, la noticia de su fallecimiento no apareció en ningún medio de comunicación, salvo en los especializados en esoterismo. Al parecer, no era un asunto de interés. Qué rabia me da muchas veces este país ... De acuerdo, Atienza no era un historiador “serio”, de esos que en la Academia tildan al régimen franquista de, simplemente, “autoritario”. Era un heterodoxo, un miembro de esa clase de personas que van a contracorriente y que tanto le gustaban a él (escribió una Guía de los heterodoxos españoles). Y probablemente se equivocó muchísimo, es cierto. Pero también era el máximo representante español de esa línea ensayística que inauguró El retorno de los brujos, de Pauwels y Bergier, y la revista Planète, y creo que, aunque sólo sea por eso, los medios deberían haberle dedicado un breve adiós.
Adiós pues, Juan G. Atienza, amigo al que nunca conocí, pero cuya Guía me condujo a lugares evocadores y románticos. Gracias por los buenos momentos que me has hecho pasar. Espero que tú tuvieras razón, y no yo, y que ahora tu espíritu esté vagando de lugar de poder en lugar de poder, siguiendo las redes telúricas que los conectan. Aunque lo dudo mucho, qué le vamos a hacer. A veces, ser tan escéptico como yo resulta de lo más aburrido.
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15 comentarios:
Como creo que los conocedores o detractores de la obra de Atienza son muy pocos, me atrevo a proponer, a modo de homenaje a alguien querido por César, lo siguiente:
Enumerar alguno o algunos de los sitios o situaciones que hayamos conocido y en los que hemos sentido ese especial cosquilleo de "lo mágico"
Ahí van dos:
Las ruinas de Micenas
El amanecer en el Gran Cañón del Colorado.
¿Un lugar mágico que me hizo sentir un cosquilleo especial?
Sí, lo recuerdo... era un primer piso sin ascensor. Yo pulsé el timbre y sentí todo eso que decís, telúrico, inquietante... era la casa de mis suegros. Ellos no estaban, pero mi novia sí.
Hace años de eso, pero todavía me acuerdo de aquella sensación.
(Muy interesante lo de los cementerios en Galicia, de hecho estoy realizando un documental sobre ese tema y es fascinante. Pero también me parecieron fascinantes los cementerios en Ecuador, cualquier seco cementerio castellano o las viejas catacumbas de Roma).
Mi casa de Schamann(Las Palmas GC) donde nací.
Mis padres tenían un reloj de pared siempre estropeado. Era de mi madre pero mi padre le daba cuerda una y otra vez, inutilmente. Mi padre murió en el verano de 1981. El reloj se quedó de adorno-siempre lo había sido.
De repente, una tarde dio las campanadas. Días después volvieron a sonar.
El caminito del rey (El Chorro, Málaga) visto fugazmente desde el tren al amanecer, saliendo de un túnel.
Las montañas en general.
Ciertas nubes.
Yo a Atienza solo lo conocía por su vertiente friqui cienciaficionera (Los viajeros de la gafas azules) y me queda la duda de si resistiría una relectura, pero en su momento parecía de lo más apañao que se había escrito por aquí.
¿Lugares mágicos? Hace dos domingos estuve en Montserrat. Es poco original, lo sé, pero es un valor seguro.
También recuerdo con suma turbación una iglesia en el Chiado de Lisboa, cuyo nombre no sé y de la que no me sabían dar razón ni siquiera mis excompañeras de piso lisboetas. Había una imagen de una santa o una virgen que parecía un compendio de todo lo kitsch y gore de este mundo. No sé si vale como mágico, pero transmitía esa sensación de gore.
Eladio Lastrove: Los cementerios de Galicia son fascinantes, sí, pero el de Santa María a Nova, en Noia, es turbadoramente raro. Ahí están las "Laudas de Noia". Son lápidas medievales que no tienen nombre ni símbolos cristianos, sino unos signos extrañísimos de carácter, según dicen, gremial. Si estás rodando un documental sobre el tema, no dejes de visitar ese cementerio.
En cuanto a mis lugares mágicos: Estoy de acuerdo con mi hermano en que las ruinas de Micenas poseen un extraño influjo.
Además, el cementerio de Santa María a Nova.
Y, como me chiflan los megalitos, la llanura de Salisbury (donde está Stonehenge) y el Golfo de Morbihan (donde está Carnac).
Y el monte Saint Michel.
Y el hiper-romántico "Cementerio de los ingleses", en el monte Urgull (San Sebastián)
Y la ciudad maya de Uxmal, en Méjico.
Y la iglesia de Saintes Maries de la Mer, cerca de Arles.
Y la capilla funeraria de Santa María de Eunate, en Navarra.
Y muchos más. La verdad es conozco un montón de lugares "mágicos". Será porque los busco.
Ah, bueno, en Irlanda vi unos cuantos lugares mágicos. Algún descampado en el Burren, camino de los Cliffs of Moher, pero sobre todo, y de manera muy especial, la fortaleza de Dún Aengus, en Innismore, la más grande las islas de Aran.
http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%BAn_Aengus
Inolvidable, sobre todo si tienes vértigo y se te van ocurriendo argumentos y más argumentos para novelas históricas, cuentos de fantasía épica o fantasías célticas.
En la provincia de Burgos, donde vivo, casi cada esquina ofrece un vislumbre, una interpretación mágica ... Pero si tuviera que elegir un lugar me quedaría con los alrededores de Humada,el pueblecito de mi novia, ( de donde se dice provenía la familia de Santa Teresa de Jesús ...), junto a la archifamosa e histórica Peña Amaya ( que casi parece un decorador natural de un Jurasic Park a la castellana ...): En esa zona, a pocos kilometros de Villadiego, se levanta en soledad una peña sin nombre con forma de cilindro de unos 500 mtrs. cuadrados de superficie y otros tantos de altura. Su perímetro, por un extraño capricho de la erosión, aparece como tallado por gigantescos rostros hieráticos que se suceden entre sí y cuyas miradas petreas figuran perdidas en misteriosos horizontes: Es un lugar mágico,natural y telúrico a la vez ...Un saludo de victorderqui.
Hay otros cementerios en Galicia que inspiran otras sensaciones, como el postmoderno cementerio de Fisterra: premios de arquitectura, diseñador famoso, vistas impresionantes.
Pero ni los muertos quieren ir a parar allí.
Para descojonarse de risa.
Yo tampoco sabía que hubiera muerto y también lo siento, pues he leído muchos libros suyos (poniendo el filtro necesario) y siempre he disfrutado de las curiosidades que en ellos aparecen.
sitios mágicos se me ocurren muchos, quizá demasiados como para elegir dos o tres rápidamente. A pesar de la abundancia siempre tengo alguno en mente que aún no he visitado.
Me acabo de enterar aquí, en tu artículo, de la muerte de García Atienza, y lo lamento. A mí me ocurre lo que a ti, que de esos temas por los que transitaba me quedo con lo que de literario tiene el enigma. Lo último que leí de él fue "Los cruzados del hielo", una historia sobre los caballeros teutónicos, llena de buenas narraciones y de interpretaciones que sobrepasaban el rigor de las documentaciones de la que partían. Rescato, sin embargo, aquí el prólogo de la obra, sencillo, íntimo y sugerente, una pequeña pieza de gran calado, y me sumo a tu homenaje. Esta noche de Todos Santos beberé un burbon por él (si no tengo a mano una queimada) y recordaré su pasión de monje medieval.
En alguno de Literatura sí que se comentó e incluso se trató, como en el caso de BEM on Line. Espero que os complete la información. Saludos
http://www.bemonline.com/portal/index.php/noticias-mainmenu-2/1805-fallece-juan-g-atienza
http://www.bemonline.com/portal/index.php/artlos-fondo-36/1810-juan-garcia-atienza-una-vida-en-cuatro-fases
Pues me acabo de enterar de la muerte de Juan G. Atienza. Sus relatos de SF no eran malos: eran producto de su época "sesentera". Sus libros sobre ocultismo eran curiosos, pero, claro, todo eso es falso. "Magufos", que dicen ahora. Vaya, pues siento su fallecimiento.
Es muy buena esta guia que hizo. Yo me la compré cuando viajé para allá. Es imprescindible cuando uno está de turista tener un referente al cual poder consultar a cada momento. Por más que uno pueda preguntar, una guia de lugares me parece lo más objetivo y completo. Lo bueno es que esté en todos los idiomas. Las de internet, les podés poner el idioma que quieras con solo un click, eso vale mucho!
Atienza sabia mas de lo que parecía
pero a algunos hasta que no les ponen Troya en sus narices sotienen que tal ciudad no existe y es mitologica
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