lunes, mayo 4

La conspiración del cerdo

El verano pasado compré un libro muy divertido, La sociedad de la mentira (Zenith 2008), cuyo subtítulo reza: “La guía definitiva para conocer todas las teorías de la conspiración”. Por supuesto, eso es exagerado, no están todas las teóricas conspiraciones, porque la conspiromanía, catalizada por Internet, posee una capacidad infinita para ver maquinaciones secretas en todas partes. El libro es divertido, una lectura de WC perfecta, no porque arroje luz alguna sobre el entramado oculto de la sociedad, sino porque muestra la cantidad de insensateces que puede inventarse la gente, y la capacidad de la gente para creerse insensateces, cuanto más gordas mejor. Tengo un amigo, por ejemplo, conspirólogo de pro, para el que cualquier atentado terrorista es siempre fruto de un plan secreto del gobierno. Oyéndole, se diría que jamás ha habido terrorista alguno que actuase por iniciativa propia.

¿Por qué cree la gente en todas esas chorradas? En el fondo, es lógico. La gente considera que el poder miente, y lo considera porque es verdad: el poder –cualquier clase de poder- miente. De ahí a pensar que si miente en equis temas, por qué no va a mentir siempre, sólo hay un paso. Si a eso le añadimos unas buenas dosis de paranoia (la perturbación mental de nuestra época), obtenemos conspiromanía en estado puro. Además, no hay nada más sencillo que defender una conspiración, aunque sea careciendo de la menor prueba, porque precisamente la falta de pruebas demuestra que la conspiración existe y se mantiene con éxito en secreto. Un argumento similar serviría para defender la existencia de hombres invisibles. ¿Acaso los ves? No, luego existen.

Lo sorprendente es que las teorías de la conspiración no proliferan sólo en los sectores menos cultos de la población, sino en todas las capas sociales. Por ejemplo, la publicidad subliminal; dado que me dediqué durante muchos años a la publicidad, no era infrecuente que alguien, en algún momento, me sacase a colación el tema de la publicidad subliminal, ante lo que yo siempre respondía: “la publicidad subliminal no existe”. Y siempre me lo rebatían, aportando multitud de casos que demostraban la realidad de esa perversa técnica de persuasión oculta. De nada valía que les dijese que en toda mi vida como publicitario jamás había visto un anuncio subliminal, ni que, aunque la publicidad subliminal funcionase (que no lo hace), resultaría inútil, pues sería incapaz de generar algo tan básico como el recuerdo (y la imagen) de marca. Daba igual, la publicidad subliminal existe, precisamente porque, como ocurre con los hombres invisibles, no la vemos.

Y sin embargo, la publicidad subliminal es un mito. El término lo creó en 1957 James Vicary, un asesor publicitario cuya empresa estaba a punto de irse a la bancarrota. Para intentar reflotar el negocio, Vicary se inventó los resultados de un supuesto experimento. Según él, durante la proyección de una película había intercalado de vez en cuando un fotograma con la imagen de una Coca-cola (según otras versiones con el mensaje “tienes sed, bebe Coca-cola”, y según otras no se trataba de Coca-cola, sino de palomitas). El cine funciona a 24 fotogramas por segundo y un solo fotograma aislado no puede ser percibido conscientemente. Pero, siempre según Vicary, sí puede percibirlo nuestro subconsciente, y los resultados de su inexistente experimento demostraban que la venta de Coca-cola en el bar del cine se había incrementado en un 18% (un 58% en la versión de las palomitas). Es decir, que emitiendo mensajes por debajo de los límites de la percepción humana, esos mensajes se infiltrarán en nuestro subconsciente obligándonos a hacer algo que, de otro modo, no habríamos hecho. Algo así como si esos mensajes fueran virus informáticos y nosotros ordenadores con patas.

Una bonita (aunque quizá un tanto simplista) teoría, que por fortuna es totalmente falsa. En 1962, el mismo Vicary confesó en una entrevista para Advertising Age que se lo había inventado todo, que nunca hubo tal experimento, que la publicidad subliminal era un cuento. Pues bien, eso es algo que sabe cualquier publicitario, y sin embargo no solo me he encontrado a un montón de personas cultas (incluyendo a algún que otro psicólogo) dispuestas a defender a capa y espada la existencia de la publicidad subliminal, sino que además la Ley General de Publicidad la prohíbe, lo que es igual de absurdo que prohibir caminar por la calle siendo invisible.

Volviendo a las conspiraciones en general, aclararé mi punto de vista. Creo que existen conspiraciones secretas de tamaño reducido; muchas, un huevo. Creo, igualmente, que existen conspiraciones secretas de tamaño medio, pero también creo que esas conspiraciones acaban conociéndose siempre y, por tanto, dejando de ser secretas. Ahora bien, lo que no creo en absoluto es en las conspiraciones a nivel global, no creo que nadie, ninguna persona ni ningún grupo, dirija en secreto los destinos de la humanidad. Y no lo creo por dos motivos. En primer lugar, porque resulta evidente que la humanidad, la civilización, es un caballo desbocado sin jinete alguno que lo guíe. En segundo lugar, porque los seres humanos somos falibles por naturaleza. La seguridad de un secreto es inversamente proporcional al número de personas que lo conocen; entonces, ¿podría existir una gran conspiración oculta a nivel mundial, en la que estén implicadas cientos de personas, sin que nadie la cague o se vaya de la lengua? Ni de coña, no me lo creo.

O, al menos, eso pensaba hasta ahora. Veréis, me parece muy extraño eso de la fiebre del cerdo (o como la llamen ahora); al principio, se nos pusieron a todos de corbata, parecía que se avecinaba una nueva peste negra, pero luego, conforme pasaban los días, nos hemos ido enterando de que los índices de mortalidad de esta gripe son inferiores a los de una gripe normal. Sin embargo, los periódicos, la radio, los telediarios, en todas partes se aireaba la palabra “pandemia” como si fuese el nombre del quinto jinete del Apocalipsis. Pero, coño, pandemias de gripe las hay todos los años, y cada año esa enfermedad se lleva por delante (según la OMS) a entre millón y millón y medio de personas en todo el mundo, sin que, a causa de ello, a nadie le dé por salir a la calle con traje de buzo para prevenir la infección.

Y antes de la gripe del cerdo fue la gripe del pollo, que nos hizo estremecer de miedo ante la mera visión de una gallina, y antes aún la enfermedad de las vacas locas... Por cierto, podríamos escoger otros animales para bautizar a las epidemias que supuestamente nos van a masacrar. La viruela del tigre estaría bien, o la neumonía del águila imperial, o incluso el sarampión del ornitorrinco, que tiene su punto exótico, pero vacas locas, pollos, cerdos... Joder, pillas eso y no solo enfermas, sino que además quedas como un patán; porque, vamos a ver, te dicen que alguien se ha muerto de la gripe del cerdo y, de algún modo, piensas que se lo merecía. A saber lo que habría hecho con el cerdo.

Volviendo por segunda vez al tema conspiratorio, durante toda la Guerra Fría nos acojonaron con la amenaza de una catástrofe nuclear, luego nos acojonaron y acojonan con el terrorismo, acto seguido, nos acojonan con sucesivas pandemias de enfermedades con nombre granjero, actualmente está muy de moda el acojonamiento por una crisis que ríete tú de la del 29... ¿Acaso va a tener razón Michael Moore cuando sostiene que a los gobiernos les interesas tener a sus ciudadanos constantemente atemorizados por asuntos que en realidad no son los que de verdad deberían atemorizarle? ¿Existe una conspiración mundial del miedo? Da miedo sólo de pensarlo, ¿verdad? A veces, tengo la sensación de vivir en una novela de Philip K. Dick.

17 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Desde luego, lo que sí que es cierto es que el miedo viene muy bien para controlar las inclinaciones de las personas y la "opinión pública".

Teniendo un intrumento así tan al alcance de la mano, no parece tan descabellado pensar que se haga uso de él.

Anónima de las 9:59 dijo...

Si a la estupidez humana (yo la primera, que conste) le unes que los medios se inclinan a comentar lo que "está de moda", pues lo raro es que no vayamos YA todos con traje de buzo por la calle.

Yo de hecho ya me he comprado uno.

(¿Seguro que no es una conspiración creada por los fabricantes de trajes de buzo? ¿o los de mascarillas para la boca?).

Por cierto que ahora la gripe ya no es porcina, es la "gripe A" o "la nueva gripe". Si lo analizas, la cosa tiene gracia: el nombre y sus consecuencias (es como la imagen de marca y ¡había que cambiarla antes de que se montase "un pollo" aún más grande). ;)

Besos (con mascarilla de por medio, claro)

Jorge Gómez Soto dijo...

Es un recurso barato pero que funciona. Se trata hacer que todos nos sintamos amenazados, de buscar o inventar un enemigo común... Todo eso une y aparca otros problemas.
Incluso a nivel de pareja, hay discusiones que acaban cuando sale algún nombre al que ambos odian, o se cruza un coche poniéndolos en peligro... Las iras se canalizan en otra dirección.

rubenoki dijo...

Pues sí, también me ha llamado siempre la atención el mundo de las conspiraciones, y es que hay para todos los gustos.

Tengo un amigo que recela de todo lo que sea ciencia oficial, por ejemplo no se cree la teoría de la evolución de las especies o de la expansión del universo, porque solo son "teorías" o "hipótesis". Sin embargo se cree a pie juntillas todo lo que oye o lee en programas tipo "cuarto milenio" o en libros de jj benítez, como que las pirámides las construyeron los marcianitos, ...

También hay gente que cree en conspiraciones políticas dependiendo de qué medios las defiendan. Tengo un conocido que se burlaba continuamente (al igual que yo) de la absurda teoría que defendían el mundo y la cope sobre la autoría del 11-M, y sin embargo creía firmemente, porque dice que se lo oyó a unos contertulios de la Ser, que el atentado de las torres gemelas lo orquestó el gobierno de EEUU para tener una excusa con que atacar al régimen talibán.

Otra teoría conspiratoria muy en boga es la que afirma que el hombre no llegó a la Luna (las conspiraciones anti-americanos abundan mucho). A uno de los que me la mencionó le pregunté que cual de las 6 misiones era un montaje, y se quedó con la boca abierta porque solo conocía la misión del apolo 11.

Saludos conspiratorios. Creo que las conspiraciones no existen, es todo un montaje :)

Alicia Liddell dijo...

El marido de una compañera de trabajo es investigador médico, un tipo con prestigio internacional, muy considerado en los círculos científicos.
Al día siguiente de desmontar el mito de la gripe porcina con datos contrastados y sus cuasi infinitos conocimientos sobre enfermedades y pandemias, se presentó en casa con un kitx4 anti gripe mexicana: mascarillas, guantes, gafas ... para los cuatro miembros de su familia.
Su mujer, mi colega, le miraba y movía la cabeza. Y es que aunque racionalmente sepas que es ridículo lo que haces, no puedes dejar de hacerlo.

Jose Antonio del Valle dijo...

Es muy sencillo, César, en 1918 la epidemia de gripe mató a entre 50 y 100 millones de peronas. La mayor epidemia de la historia. Murieron más soldados americanos de la gripe que en el frente. Por aquel entonces se pensaba que aquella "supergripe" había sido de origen porcino, hoy se sabe que fue de origen aviar. No sé si es por una especie de inconsciente colectivo o porque hay mucho periodista aburrido buscando en las hemerotecas, cada vez que se insinua una epidemia de gripe aviar o porcina pasa lo mismo. No hay que remontarse a muchos años para acordarse de la famosa "gripe del pollo". En 1976, un aviso de gripe porcina similar (aún no se sabía que la de 1918 fue aviar)llevó al presidente Gerald Ford a vacunar a toda la población de los EEUU. La gripe gorrina al final no apareció y fue un gasto enorme de tiempo y dinero.
Lo de ahora es más de lo mismo. Lo malo de la globalización y la sociedad que tenemos es que las noticias que acojonan venden más. Parece que nos gusta vivir en contante sobresalto o algo así.

Miroslav Panciutti dijo...

Estoy de acuerdo en que a todos nos gusta creer en las conspiraciones (¡qué malo es el poder!) que, en el fondo, no deja de ser una manifestación más del victimismo. También coincido en que son poco creíbles esas conspiraciones universales, máxime cuando los resultados son tan poco convincentes. Peor lo que me ha interesado muchísimo de tu post es lo que cuentas de la publicidad subliminal y el "experimento" de la cocacola. Hasta hoy, estaba convencido de que era verdad, nunca había oído que fue una invención. Una prueba más de que hay que poner en duda todo lo que se da por hecho e investigar un poquito. Gracias por desmontarme un mito falso.

Boeder Escalier. dijo...

Yo no creo que sea una conspiración. Solo es un método eficaz para vender, convencer, incentibar...

No hace falta organización para que las compañías y demas se den cuenta de eso y lo utilicen.

Vivimos en la cultura del miedo amigo.

Anónimo dijo...

No se si las conspiraciones a lo Da Vinci Code existen, pero ¿qué eran si no las reuniones de los nazis en las tabernas antes de tomar el poder y conducir a Alemania hacia la gloria? Y las de los bolcheviques antes de tomar el poder y derrocar al zar? Y las de Castro antes de tumbar a Batista? y las de los banqueros cuando se reunen a hablar de la crisis ( a estos les ponemos además la capa y la capucha y un becerro degollado y te echas a temblar)?. Si os dais cuenta son tramas y tramas que en cierto momento tienen el destino no de la humanidad, pero sí de una enorme porción de ella. ¿Y las farmaceuticas?, posiblemente tengan que ver en todo el tema de la gripe porcina, pues son los más beneficiados. Etc, etc...
No, no irán con capucha y no se reunirán en un panteón con candelabros, pero conspirar se guro que conspiran.
Mazarbul

Big Brother dijo...

¿Y no será el post de César parte de una conspiración global para hacernos creer que no hay conspiraciones globales?

Emilio dijo...

Yo solía pensar como tú, creía que los engaños masivos no los pueden perpetrar grupos masivos de personas. Entonces vino el 11S, la guerra de Irak, el 11M... Y de un tiempo a esta parte que me he convertido en un conspiranoico.

No sé. Las cosas que nos cuentan los organismos oficiales de un tiempo a esta parte ya no me parecen normales. Tengo la constante sensación de que todo es un complot contra el ciudadano de a pie. Y esa desconfianza general en los medios me parece que es
puro y duro descreimiento: a base de oir cosas increíbles he terminado por no creerme nada ya.

Y me temo que no soy el único.

Manuel dijo...

No sé si lo que definiría esto sería lo de conspiración. Mi opinión va más bien que forma parte del negocio de los medios de comunicación, que son los que ponen y sacan “lo que es noticia” de su parrilla.

Esta gripe es noticia porque han decidido que sea así. Machacando a diario con el tema acaban sensibilizando a sus lectores y espectadores de que es importante y acaban haciendo que la gente salga a la calle con mascarilla o que no salga. Y sólo te queda dos opciones, ponerte la mascarilla y seguirles el juego y confirmarles que eres lo que ellos quieren que seas y pienses en cada momento, o no hacerlo y pasar por ser un inconsciente como esos que no se ponen preservativo.

Soy bastante descreído con los alarmismos que día sí y día también parecen copar los medios. Ahora parece que nada es noticia si no se monta todo un espectáculo alrededor. No creo que con esta gripe estén muriendo más personas que las que mueren con otras o que las que morían en Méjico por otras afeccciones respiratorias. Sólo ha sucedido que los medios han decidido fijarse en ella y propagar su noticia por medio mundo. Sólo se difunden casos de afectados en el primer mundo mientras que en el tercer mundo parece no existir. ¿Será que ahí la prensa no es el primer poder o que, sencillamente, no están para estas tonterías y se mueren a montones por causas más serias (pero menos estéticas para los telediarios) como para asustarse por una gripe?

Yo hace 2 semanas les decía a mis amigos y familia que a esta noticia le daba 2 semanas de vida y que desaparecería de los medios pasado ese tiempo, sustituida por otra cosa que considere la prensa que debe interesarnos y preocuparnos. Este domingo se acaban las 2 semanas. ¿Apostamos algo? O mejor… ¿predecimos el nuevo notición que ocupará la prensa y los informativos las próximas semanas?

Elaine Holmes dijo...

(Me rulo de la risa...)

Sí, mis últimas conversaciones tomando café han consistido en comparar la sociedad actual con "Un mundo feliz" de Huxley. Y lo de la conspiración del miedo tiene sentido, pero no creo que venga del gobierno ni de un consejo supersecretísimo de doce personas cuales doce apóstoles, decidiendo sobre el destino de la humanidad. Creo que más bien todos estamos agusto así, y todos dejamos que pase lo que pasa. Así, en general, como en Fuenteovejuna, todos a una.

A nadie le interesa cambiar, viviendo en la sociedad más cómoda que hemos alcanzado (el siguiente paso sería llegar a convertirnos en la sociedad que aparece en la gran película de "Wall-E" :-O).

¡Saludos!

Unknown dijo...

Como es obvio el gobierno mundial, no quiere que sepamos nada de la verdad, nos quieren tener como cabras, solo quieren que trabajemos para ellos en la ignorancia.
Desde luego que no les gusta cuando alguien sabe la verdad del dominio mundial, por eso trabajan con psicologos para "tranquilizar" a las personas y alentarlos a tener una vida "normal".
El poder teme el conocimiento, pero el conocimiento es poder...

león Gil dijo...

Excelente artículo. Me hizo acordar de El sutil arte de detectar camelos, un capítulo de ese maravilloso libro de Carl Sagan, titulado el mundo y sus demonios. Su lectura y estudio debería estar incluída en todos los pénsums y curriculos de todas las instituciones de enseñansa media, y en todas las facultades de todas las universidades del mundo.

César dijo...

León Gil: Tienes toda la razón, siempre lo he pensado: Debería haber una asignatura en secundaria dedicada a fomentar el pensamiento crítico y a cómo detectar los bulos.