Hay una práctica
llamada “Ghosting”, que consiste en desaparecer de la vida de alguien de la
noche a la mañana, sin previo aviso y sin dar explicaciones.
Pues bien, me
temo que llevo ocho meses haciéndole ghosting a la Fraternidad de Babel y a
vosotros, aquellos que habéis seguido el blog desde hace tiempo. Si es que
queda alguno, claro. Bueno, no puedo remediar lo que he hecho, pero sí puedo
dar explicaciones tardías.
Veréis, hubo un
tiempo en que yo era un escritor feliz. Escribía una novela, lo que me viniese
en gana, se lo ofrecía a una editorial, la editorial adquiría los derechos y a
otra cosa. Lo hacía a mi ritmo, sin prisas y con pausas para, por ejemplo,
escribir en el blog. Esa época fue mi Arcadia personal. Y lo fue porque, al no
contraer compromisos, disponía libremente de mi tiempo. Cero presiones.
Pero la vida te
conduce por rumbos que no habías previsto. De pronto, un buen día, hace un par
de años, se puso en contacto conmigo Laia Zamarrón, la directora editorial de
las colecciones infantiles de Alfaguara, para proponerme iniciar una serie de
novelas para los lectores más jóvenes, niños de seis o siete años. Me quedé de
piedra y objeté que nunca había escrito para lectores tan pequeños, que la
mayor parte de mi obra era juvenil y sólo recientemente había escrito infantil.
Pero jamás para enanitos tan pequeños. Añadí que no creía que mi sensibilidad
fuera la adecuada para eso. Pero Laia acabó convenciéndome y yo me lo tomé como
un reto. Así nació Colegio de Poderes
Secretos.
Casi
simultáneamente, contactó conmigo Ymelda Navajo, la directora editorial de La
Esfera de los Libros. Quería que escribiese para su sello una novela histórica
de entre 300 y 400 páginas. Le dije que tenía que pensármelo, y me lo pensé.
Pero mal. Es decir, pensé en escribir una novela sobre las ratlines, las vías de huida de los criminales de guerra nazis
después de la Segunda Guerra Mundial, ambientada en Argentina y España en los
años 1952 y 1969. Es un tema que conoces, me dije; y además en el 69 tenías 16
añitos. No habrá muchos problemas con la documentación. Y le dije a Ymelda que
sí.
Pasado un tiempo,
cuando imaginé el argumento, me puse a escribir la novela y... ¿No habría
problemas con la documentación?... ¡Ja! Una cosa es conocer un tema de forma
general y otra muy distinta entrar en detalles. Y una cosa es haber vivido en
una época, y otra muy distinta recordar cada incidente que sucedió y cómo era
todo con exactitud. En resumen, la documentación fue (está siendo) un infierno
y me ha llevado mucho más tiempo del que pensaba. Y no por falta de fuentes,
sino por exceso de ellas.
Resumiendo: al
solaparse ambos proyectos, y colarse algunos extras por el camino, no he parado
de escribir. Bueno, sí he parado; pero cuando paraba lo último que me apetecía
era seguir escribiendo, aunque fuera a mi aire. Y eso ha ocurrido sin ninguna
advertencia. He dejado abandonado el blog, siete meses sin decir ni mu. Eso es
ghosting.
Pero voy a
ponerle remedio ahora. Entremedias se me ha cruzado otro compromiso, pero creo
que para septiembre del año que viene volveré a estar libre de ataduras. Hasta
entonces, La Fraternidad de Babel seguirá inactiva. Pero a partir de ese
momento, si los nuevos y los viejos dioses lo permiten, volveré a la actividad
bloguera. Al menos, una entrada mensual.
Palabrita del
niño Jesús.
Por supuesto,
este parón del blog contará con la excepción del cuento de Navidad, que seguirá
fiel a su cita mientras mis trémulas manos puedan pulsar el teclado.
En fin, ese es mi
propósito; pero todo queda en manos del azar.
Y ahora, como
estamos en verano, os voy a regalar mi receta para el mejor gazpacho del mundo.
Ingredientes:
- 3 kilos de
tomates maduros.
- 2 pepinos
pequeños (o uno grande)
- 1 pimiento
verde (o medio grande)
- 1 cebolleta
grande.
- 3 dientes de
ajo
- Media barra de
pan.
- Medio vaso de
aceite de oliva virgen.
- Vinagre al
gusto (yo pongo muy poco)
- 1 cucharadita
colmada de comino en polvo.
- Sal y pimienta
al gusto.
- 1litro de agua.
El proceso de
cocinado es muy sencillo, porque no se cocina. Se parte todo en trocitos, se
mezcla y se tritura en la batidora. Pero, atención, si tu batidora es
normalilla deberás pelar antes los tomates. En Internet hay tutoriales que
explican cómo hacerlo con comodidad. Yo tengo un robot de cocina Thermomix, que
es superpotente, y pulveriza la piel, así que no tengo que pelarlos. Si el
gazpacho queda demasiado espeso, añádele agua.
ATENCIÓN: La
calidad de un gazpacho depende de la calidad de los tomates. Con tomates malos
es imposible hacer un buen gazpacho. Han de ser muy maduros y aromáticos.
Otra cosa: Esa
receta es para hacer mucho gazpacho. Si quieres hacer menos, por ejemplo la
mitad, reducid a la mitad la cantidad de cada ingrediente.
Y eso es todo,
merodeadores. Feliz verano y felices vacaciones.
Hasta septiembre
del 25.
Ciao.
8 comentarios:
Muy buenas, César. Ya ves, uno que queda por aquí.
Se agradece la prueba de vida XD. Por lo menos, si la ausencia es debida a que estás trabajando, que sea bienvenida. Mucha suerte en esos futuros proyectos. Espero que, al menos, puedas disfrutar de algo de vacaciones. Nos vamos leyendo. Mientras tanto, dale caña a esos nazis. Suena interesante.
Bueno, me alegra ver que el parón es por motivos de trabajo y no de salud, así que a esperar, no pasa nada, que yo soy de los que lleva más de 10 años en La Fraternidad de Babel y de vez en cuando sigo entrando a ver si hay novedades
César, si la cosa sigue bien (que esperemos que sí, aunque una ya tiene cierta edad), aquí te estaré esperando en septiembre de 2025. Y si encima vienes con novela nueva, mejor que mejor. Un abrazo y muchos ánimos.
Por supuesto que te esperaremos, y a tus obras. Al principio de la entrada pensé que ya no te querían coger las novelas. Menos mal. Eso si, vaya ganas que tienes de meterte en fregaos. Por nosotros genial...jejeje...ya nos contarás como llevas la de la ratline. Por cierto, investiga tambien las ratline hacia el mundo arabe. No solo a argentina el aparato de informacion de nasser eran todos nazi, asi como el del partido baath de Bashar al Assad. Como anecdota, conoci a un chico palestino cuando vivia en arabia cuyo abuelo pertenecio a la unidad khanyar de la ss. Por lo visto él preparó ratlines hacia alli y creia que Hitler habia escapado. Tambien twngo una anecdota personal de mi abuelo en Andalucia y de mi madre. Y una docu muy curiosa, te la voy a buscar. Un abrazo muy fuerte
Mazarbul
Qué bien, César, saber de ti, que estás estupendo, trabajando a tope. Es tu blog y haces lo que quieres, tus merodeadores lo entendemos. Ánimo con esa novela y espero con ansia el cuento de Navidad… Mis saludos más norteños desde Cantabria…Aurora Boreal
Qué alegría saber de ti y que estás a tope de trabajo. El blog es tuyo y tus merodeadores lo entendemos. Eso sí, esperamos con ansias, al menos yo, el cuento de Navidad y esa novela que va a estar genial. Saludos desde una Cantabria veraniega en pleno otoño de Aurora Boreal
Hola, soy nuevo por aquí, vengo haciendo un trabajo académico de la universidad sobre algunos blogs y me pase por el tuyo, espero que tengas suerte en los trabajos que tengas, y aunque haya leído poco sobre el blog, es una pena que tengas que posponerlo hasta el 2025.
Perdonad si he tardado en subir vuestros comentarios. Los modero para evitar el spam, que me estaba llenando el blog de mierda. Hace quince días, acabé la novela sobre las ratlines. Se llama "El secreto de Gabriela Salazar" . Qué interesante lo que cuentas, Mazarbul. En mi novela también hablo de las ratlines hacia el mundo árabe. Cuento el caso de Otto Skorzeny, que fue director de seguridad para Nasser para el programa de misiles creado en El Cairo por un grupo de ingenieros nazis que trabajaron en Peenemunde con Von Braun. Ese programa fue saboteado por el Mossad. Cuando se publique la novela escribiré un post.
Bueno, he acabado la novela gorda, pero no acaba el trabajo. Ahora me queda una novela infantil y otra juvenil que tengo comprometidas para el verano. Gracias por seguir aquí, queridos merodeadores.
Publicar un comentario