lunes, enero 16

Thriller

Este fin de semana he visto una excelente película. Se llama Layer Cake y es un thriller inglés dirigido por Matthew Vaughn y protagonizado –muy bien, por cierto- por Daniel Craig, el próximo James Bond. La película se denomina en España Crimen organizado, un título tan descriptivo como tonto; mucho mejor el original inglés, “pastel de capas”, cuyo sentido sólo puede entenderse viendo la película. Se trata de una historia en la que todos, en mayor o menor medida, son antihéroes, una historia de criminales sin policías, una historia de robos, traiciones y violencia narrada con inusitado brío, mucho sentido del humor y constantes giros inesperados. En el fondo, más allá de las peripecias, es un drama clásico sobre la inexorabilidad del destino y la imposibilidad de ser otra cosa distinta a lo que se es.
Aparte de recomendártela encarecidamente, esto me da pie para hacer una triste comparación. ¿Qué ha ocurrido con la magnífica tradición del thriller norteamericano? Estados Unidos es –seguido por Francia- el país que más y mejores películas policíacas ha producido. La jungla de asfalto, El sueño eterno, la saga de El padrino, A quemarropa... la lista sería interminable. Pero ahora, aparte de aisladas excepciones como LA Confidential, Reservoir Dogs o Fargo, las películas policíacas norteamericanas se han convertido en películas de acción. Todo es BOOOM!, CRASH!, TZUUUUM!, BANG-BANG!, todo son persecuciones, explosiones y coches destrozándose, todo son héroes adictos a los anabolizantes y rubias recauchutadas, pero ni una pizca de talento narrativo, ni un gramo de inteligencia.
Layer Cake es una película relativamente barata; no hay desquiciadas carreras de coches, ni grandes explosiones, ni megaestrellas de ego hipertrofiado –aunque Craig puede acabar siéndolo-, pero la narración te mantiene con el culo haciendo ventosa en la butaca y la violencia, siempre contenida, te sacude como un mazazo cuando estalla inesperadamente frente a tus ojos. Todo lo contrario, por cierto, que sucede con las producciones norteamericanas, tan absolutamente desmadradas en su violencia que, a la larga, ni siquiera parecen violentas, sino simplemente circenses.
En fin, Layer Cake demuestra que para realizar una buena película no hace falta mucho dinero, sino mucho talento. Ah, por cierto, el film está basado en una novela del mismo título de J. J. Connolly, autor también del guión.
Y, como aperitivo, aquí tienes un fragmento de ese guión: "Naces y ya estás jodido. Sales al mundo y ya estás jodido. Subes un poco más alto y estás un poco menos jodido. Hasta que un día te sitúas arriba, en una atmósfera enrarecida y te olvidas de lo que es estar jodido. Bienvenido a la tarta a capas..."

2 comentarios:

Felideus dijo...

Gracias por la recomendación César.
El thriller es uno de mis géneros favoritos y este me había pasado desapercibido.

Anónimo dijo...

Le echaremos una ojeada.